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Tentación por yukisan

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Aquella mañana hacía calor. No un calor asfixiante pero si más del normal.

Decidí salir a dar una vuelta, más por el simple echo de disfrutar aquellos esporádicos rayos de sol que por  voluntad. Era bastante perezoso, o eso quería creer. Pensé mientras salía de mi bloque camino del parque. Desde que Mike acabó conmigo, yo acabé con él… nada ha vuelto a ser lo mismo.

Poco más adelante, tras un par de bloques mas, había un inmenso parque, con bancos y fuentes.

Me senté bajo un árbol, imaginando como estaría hoy en día si  lo mío con Mike no hubiese acabado.

Tal vez andaría vestido de traje; un buen traje, de marca; de camino a algún evento importante. Durante el cual él me torturaría, me volvería loco con sus manos, me susurraría cosas al oído y tras acumular todo el deseo en mi interior me liberaría con sus palabras dulces y dolorosas. Seguramente la noche terminaría en su cama o en algún hotel y a la mañana siguiente me sobornaría con un café y un bollo para que me pusiese en pie y siguiésemos con lo que; seguramente, habríamos dejado a medias por el cansancio.

Aquello había sido mi rutina con él, pero tal vez, en un futuro él se hubiese enfrentado a sus padres, no me hubiese presentado como su socio, si no como su novio, su pareja… incluso podríamos haber tenido niños. Haber adoptado un montón de niños y vivir felices en una casa.

 

Pero Mike no era así; ya no. Y yo le odiaba. No podía fantasear con el “”Y si….” que podríamos haber tenido. Ya para mi nada de eso existía. Ahora era un nuevo Will. Una nueva persona, dispuesta a superarse a si misma.

 Recosté mi cabeza en el húmedo césped de media tarde y solté un largo suspiro.

Mi trabajo llevaba mucho tiempo y dedicación. Al fin había cumplido mi sueño, por lo que me había esforzado toda mi niñez y adolescencia. Había conseguido llegar a Japón, admitido por una editorial de manga; lo que yo no sabía es que me iban a destinar a una sucursal en Seul, Corea.

Cuando me lo comunicaron me sorprendió, pero me relajé al saber que me pagarían la casa y el transporte; y que no tendría por qué aprender aquel nuevo idioma. Ya me había llevado muchos años dominar el japonés… no me creía capaz de afrontar aquel nuevo inconveniente.

 

Finalmente. Entre todo aquel barullo de pensamientos, fui perdiendo la consciencia y cayendo suavemente al sueño. Donde Mike me persiguió, me suplicó y me besó. Y justo en el punto culminante del beso alguien tiró hacia atrás de él. Un chico moreno, con el pelo corto y ojos oscuros. Sus labios eran carnosos y… murmuraban mi nombre.

 

Desperté cuando el chico misterioso me tendió una mano; abrí los ojos desorientado. No sabía cuanto tiempo había transcurrido, pero el sol ya se había puesto. Corría una fría brisa y el cielo se había nublado.

Me levanté sacudiendo mis pantalones y volví hacia casa. Por el camino noté algo raro, como una presencia, como si alguien me observase desde las sombras.

Varias veces me giré, pero no vi nada.

 

Al llegar a casa comencé a adelantar trabajo, pues tras la siesta del parque no me apetecía volver a dormir. Trabajé en el storyboard del nuevo tomo, que saldría ese mes y sobre las cinco me arrastré hasta mi cama asombrosamente cansado.

 

Cuando me levanté, tras remolonear en la cama , ya era viernes. VIERNES. ¿Qué sucedía este viernes? Me pregunté histérico. Sabía que había un acontecimiento especial, pero no lograba recordar cual. Me metí en la ducha y me vestí corriendo, si parar de preguntarme que sorpresa me deparaba el día.

Cuando llegué con mi maletín a mi sitio de trabajo seguía sin recordar la noticia que me habían dado días atrás.

Dejé caer mi maletín sobre la mesa y comencé a sacar los bocetos que teníamos que terminar aquel día.

Durante la primera media hora fueron llegando el resto de dibujantes, cansados pero a tiempo.

 

El puesto y la oportunidad que me habían concedido eran únicos. El contrato decía que mi trabajo era auto editar mi propio manga, me concedían unos dibujantes aprendices – querían escatimar en gastos, ya se estaban arriesgando demasiado en mi- y, este sería como mi master.

Mi especialización en ventas y… mi recompensa por llevar más de diez años estdiando dibujo manga.

 

Cuando salí a comer decidí no irme demasiado lejos, era mejor algo cerca y fácil , no demasiado caro.

Mientras comía noté la mirada de un chico puesta sobre mi, pero antes de que me fijase con detenimiento en su cara se escondió tras un periódico.

Así, con ese juego de miradas, sin descubrir quien era y por qué me observaba; pasó mi media hora de la comida. Pero yo no me di cuenta de eso, cada vez más enfadado con aquel chico.

 

Tras pagar; él seguía sentado en su sitio, mirando un periódico frente a una taza de café vacía…

Dios, que frustrante. Pensé mientras me acercaba lentamente, arrastrando los pies.

Me senté en el sitio libre frente al chico y con una mano bajé lentamente el periódico.

-¿Podemos habl…- dejé la frase a medias. Mirando al joven que enrojecido miraba la mesa frente a mi.

 

Su pelo, sus ojos, su tez pálida… y aquellos labios: que por segunda vez susurraron su nombre.

 

-Will.

 

 

 

 


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