Tierra fría enterrandose bajo sus uñas, hojas secas en sus manos, hormigas recorriendo su tórax, y un aroma a tierra mojada, abono y sangre inundaban sus fosas nasales.
"Mala noche". Fue lo que pensó Chanyeol al despertar en el pequeño invernadero que estaba ubicado en el patio de lo que era la casa de sus padres, pero desde su muerte, ahora era de su propiedad. Al recordar la noche anterior, se estremeció. El mismo se daba asco.
Chanyeol observó el cuerpo sin vida que había a su lado, hizo una mueca de asco y se levantó para empezar la rutina de siempre.
Después de cavar, agarró la alfombra enrollada y la empezó a arrastrar por la fría tierra, para luego lanzarla en un hoyo echo a mano, ubicado en un bosque a unos kilómetros de la casa de Chanyeol.
–Mierda, estás pesado.– Masculló entre dientes, mientras lanzaba aquella masa en el hoyo echo por él.
Chanyeol nunca fue un niño común. Desde que era apenas un crío sufría de una condición mental un poco delicada.
–Su hijo sufre de multipersonalidades –Fue lo que le dijo el doctor a la madre del pequeño, explicando el porqué Chanyeol se estaba comportando tan extraño en los últimos días. –Por ahora no se ve que sea muy grave. No creo que cause muchos problemas; sólo hay que medicarlo un poco. Según nuestras pruebas, esta otra personalidad es un poco hiperactiva.
Chanyeol no entendía nada. ¿Había otro él dentro de su mente?, le parecía absurdo.
Desde entonces ha tenido que tomar esas asquerosas pastillas.
Su condición nunca le causó muchos problemas en su infancia, hasta que un día empezó a discutir con un compañero de su colegio porque este último insultó a su madre.
Ese día se le olvidó tomarse las pastillas.
Perdió el control, y todo se volvió negro. Ya no era el pequeño Chanyeol, ahora era otro ser; uno oscuro y lleno de ira.
Lo único que supo es que casi le arranca un dedo completo de un mordisco a su compañero.
Después de ese incidente, lo medicaron con pastillas más fuertes, y a demás, lo cambiaron de colegio, en el cual no se incorporó muy bien. Siempre intentaba alejarse de las personas, por miedo a herirlas o hacerles algo peor. Sólo se dedicaba a hacer sus tareas y a estudiar.
Luego de unos meses, un chico nuevo llega a su colegio. Su nombre era Baekhyun, un chico raro, según Chanyeol. En los recreos, Baekhyun se la pasaba observando al más alto, incluso en ocasiones lo seguía por los pasillos; pero Chanyeol le huía por miedo de hacerle daño.
Un día, en el pasillo del colegio, Baekhyun decide acercarse a Chanyeol para entablar una conversación, pero el más alto simplemente lo ignora y sigue su camino. Baekhyun, sin darse por vencido, decide correr para alcanzarlo.
–¡Hey, Chanyeol! Espera, sólo quiero hablar contigo.
El alto paró en seco y se volteó desconcertado a ver al chico que lo perseguía.
–¿Quién te ha dicho mi nombre?
–Te he estado observando y he escuchado cuando algún profesor te llama.– Dijo encogiendose de hombros.
–¿Por qué?– Chanyeol se le acercó mientras fruncía el ceño. Este chico si que era extraño.
–Me pareces interesante.– Baekhyun le dedicó una enorme sonrisa, con la intención de que el más alto se sintiera más cómodo con él.–Soy Baekhyun, por cierto.
Chanyeol ya tenía suficiente con este chico. Se dio media vuelta y siguió su camino, pero algo lo detuvo. Baekhyun lo había agarrado por la muñeca y le dirigió una expresión triste.
–No me dejes sólo, por favor. No tengo a nadie y sólo quería ser tu amigo.
Chanyeol entendía muy bien como se sentía Baekhyun y decidió darle una oportunidad a ese chico raro, que por alguna extraña razón, lo hacía sentir bien.
Desde ese día son inseparables.
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Después de tomar una ducha, bajó a desayunar. Su casa no era la gran cosa, pero era lo suficiente. Tenía 3 habitaciones y 2 baños, una sala y una cocina.
Al terminar su cereal, se dirigió a su habitación para ponerse su típico uniforme de enfermero. Luego, se dirigió a la salida, y como de costumbre, paró a ver el retrato que tenía en una pequeña mesita que tenía cerca de la salida.
–No sabes cuanto te extraño, me haces demasiada falta....– Agarró el retrato y lo admiró por unos segundos, para luego volverlo a dejar en el lugar donde pertenecía. Salió de su casa, agarró su bicicleta y se dirigió a su trabajo. Él era enfermero en el psiquiátrico del pueblo.
Chanyeol consiguió ese trabajo hace unos años, gracias a un hombre que conoció después de que sus padres murieran en un accidente automovilístico. Ese hombre ha sido como un hermano para él, a demás de ser su jefe en el psiquiátrico.
Luego de aproximadamente 10 minutos de viaje, llegó sano y salvo a su trabajo.
–¡Hey, Chanyeol! ¿Cómo pasaste el fin de semana?– Un chico de hermosa piel de porcelana, cabello negro, sonrisa de un ángel y un hoyuelo que reconocías en cualquier lado, se le acercó al más alto.
–No muy bien, Yixing. Estuve haciendo trabajos extra por mi calle. La espalda me está matando.– Dijo haciendo una mueca de dolor al bajarse de la bicicleta.
–Ah, ¿ayudando a la señora Kim otra vez? Esa mujer se la pasa cambiando el diseño de su jardín cada semana.– Habló el chico del hoyuelo, empezando a caminar y haciendo una seña para que Chanyeol lo siguiera.
–Lo sé, y la tengo que ayudar. Por lo menos paga bien.– Se encogió de hombros.
–¡Hola, chicos! Por acá.– Les dijo un chico moreno, con el pelo teñido de blanco, sonrisa perlada y ojos negros como la noche. Junto a él se encontraban otros 3 chicos, uno más guapo que el otro.
–Tenemos trabajo que hacer, hay un grupo de pasantes que vienen hoy y tenemos que entrenarlos.– Habló un chico de baja estatura, de pelo castaño y cachetes regordetes.
–¿Quién se va a encargar del grupo?. Chanyeol, ¿puedes tú? Que yo sepa hoy no tienes casi nada que hacer.– El chico moreno se le quedó viendo con ojos suplicantes.
–No lo sé, Jongin. Hoy me gustaría llegar temprano a casa.– Le hizo un puchero al chico moreno.
–Vamos a dividirnos el grupo, para que no sea tan pesado el trabajo y terminemos más rápido.–Por primera vez, un chico de cara inocente habló.
–A mi me parece bien, Lu-ge.– Dijo un chico delgado y alto, abrazando al mencionado.
–Sehun, deja a Luhan en paz.– El chico de cachetes regordetes alejó al menor de Luhan, su novio.
–Lo siento, Minseok-hyung.– Se disculpó el menor.
–Bueno, vamos a la oficina de Junmyeon, para que nos diga que grupo nos toca.
Junmyeon... El hombre que ayudó a Chanyeol a coneguir ese trabajo y lo sostuvo emocionalmente como un pilar todos estos años.
El grupo de enfermeros y psiquiatras se dirigieron a la oficina del mencionado para comenzar su trabajo cuanto antes.
–Muy bien, cada uno se encargará de 5 pasantes.– Dijo Junmyeon, mientras sacaba una carpeta.– Acá tienen los nombres de los chicos de sus respectivos grupos.– Dijo mientras les entregó a cada uno una hoja con el nombre de sus 5 pasantes.
El grupo se dirigió a la sala donde se encontraban los pasantes.
Chanyeol al entrar a la habitación se dio cuenta de que cada pasante tenía una tarjeta de identificación pegada al pecho.
¨Bien, así podré aprenderme sus nombres más fácilmente”. Pensó mientras se adentraba más a la habitación junto con sus compañeros de trabajo.
–Muy bien, ¡atención! Nosotros somos el grupo de enfermeros y psiquiatras que los van a orientar en sus pasantías. Yo soy el Dr. Kim Jongin, y estos son mis compañeros de trabajo.- Señaló a sus demás compañeros y dio un paso al frente.- Los pasantes Cho Kyuhyun, Park Jimin, Lee Donghae, Kim Taehyun y Park Sandara. Hoy seré su orientador, cualquier duda que tengan en el transcurso del día, pueden decírmela.– Jongin y su grupo de pasantes salieron de la habitación.
En ese momento Chanyeol lo vio. Juraba que su mente le estaba jugando una muy mala broma. Ese cabello castaño oscuro, casi negro; esos ojos de cachorro, esa mirada juguetona, esos labios carmesí que tanto recordaba, y esa sonrisa que sentía que solucionaba todas sus dolencias. Su mirada bajó hasta su pecho y vio la tarjeta de identificación.... No podía ser posible. ¿Byun Baekhyun?... A ese chico lo había asesinado hace 2 años.