ENAMORÁNDOME DE UN IDIOTA
Aquel día en primavera fue mi decimo día en el que pensaba en aquello. Necesitaba tomar una decisión, la cual podía cambiar mi vida para siempre. Claro, si se le podía llamar vida a tener un prometido que me engañaba con una mujer a la que, al parecer, amaba. Me dolía mucho, pero no podía decidirme en terminar con la relación secreta de mi prometido o terminar la mía con él. Era duro aceptar que había perdido, que lo había perdido.
Decidí irme del castillo para ir a pensar en aquel lugar que se había convertido en el único en donde pensaba, lloraba o incluso dormía los días en los que la tristeza me rebasaba y mis lágrimas estaban a punto de desbordar. Aquella pradera que se convirtió en mi única confidente en esos momentos tan tristes para mí.
Cuando llegue allí, hice mi rutina normal. Tome una bella flor azul que crecía en ese lugar y me acostaba en el pasto para observar el cielo, el cual tenía hermosas nubes y bellas estrellas que me acompañaban en mi dolor sin sufrirlo.
_A veces me gustaría ser como una estrella- decía levantando mi mano hacía el cielo- Una cosa inalcanzable para nadie, una belleza intocable y algo que jamás se enamorará- decía y me daba cuenta de como lloraba.
Esos siempre fueron mis pensamientos. No quería existir. Era doloroso vivir sabiendo que quien amas jamás será para ti. Que, a pesar que duermen juntos, sus sentimientos están tan lejos como cerca sus cuerpos. Quería morir, pero no tenía el valor para matarme ya que no quería causarles dolor a las personas que amaba.
_Quiero morir- dije ese mismo día con los ojos vacios- “Algún día tenía que decidirme”- pensé mirando la luna desde la ventana de mi habitación ya no en la de mi prometido.
Había decidido matarme el quinceavo día en que pensará en romper el compromiso ya que necesitaba los otros días para estar con la gente que amaba y romper el compromiso sin que nadie supiera. Pero, al parecer, eso no era posible porque, según lo que investigue en un libro de Günter, para hacer que un compromiso se cancelará sin que una de las partes los sepa debía hablar con Ulrike o el Gran Sabio. Por eso, a la tarde del treceavo día decidí machar hacia el templo para hablar con el Gran Sabio ya que sabía que, aunque fuera amigo de Yuuri, confiaría más en él para pedirle esto.
_ ¿Qué?- dijo el Gran Sabio sorprendido ante mi pedido- ¿Qué te ayude a romper el compromiso con Shibuya? ¿Estás seguro de eso?- pregunto mirándome con lastima.
_ ¡No necesito tu lástima!- había dicho enojado y comencé a caminar hasta donde sabía que estaba la oficina que tenía el templo para cualquier tipo de reunión.
_ ¡Espera!- dijiste un poco preocupado mientras comenzabas a seguirme- ¡Von Bielefeld!- gritaste detrás de mí.
_”Maldita sea”- había pensado mientras corría hacia ese lugar- “Mis lágrimas están a punto de desbordar”- seguí corriendo hasta que llegue a la oficina y entre en ella cerrando fuertemente la puerta detrás de mí.
Comencé a llorar, no había podido evitarlo. Mis lágrimas salían libremente mientras comenzaba a abrazarme a mí mismo a espaldas de la puerta ya que no quería que nadie viera mis lágrimas caer reflejando mi sufrimiento, mi único estigma. Seguí llorando hasta que escuche la puerta abrirse por lo que trate de sacar mis malditas lágrimas, pero, cuando estaba a punto de voltearme para sonreírle, él me abrazo.
_Puedes llorar si quieres…-dijo él abrazándome muy fuerte- Sonreír de esa forma, te lastimará más- dijiste y mis lágrimas, sin que yo lo deseará, volvieron a salir.
_Suéltame- dije algo enojado mientras salían lágrimas- No necesito alguien que me consuele- le rete tratando de zafarme- ¡No necesito la compasión de nadie!- le grite, pero él aun siguió aferrado a mi…
Termine resignándome a medida que pasaron los minutos. Mis lágrimas aún caían sin control, sin decoro, sin vergüenza ni nada. Aquello me pareció raro ya que no me sentí avergonzado ni me odie a mi mismo por llorar en sus brazos. Solo podía sentir calidez en el contacto que me proporcionaba. Seguimos así unos minutos más, hasta que me dejo libre y sentí frio. No iba a decirlo, pero eso sentí.
_Wolfram…-dijo aclarándose la garganta, pero lo volvió a hacer cuando se dio cuenta de que me enoje porque me llamo por mi nombre- Lord von Bielefeld, le pido perdón por mi atrevido comportamiento…
_No es nada. Ahora, sigamos con lo nuestros- dije enojado y seque mis lágrimas.
_Muy bien- dijo y me dedico una sonrisa un poco falsa, pero en parte real.
Así es como termine mi compromiso ese mismo día. El Gran Sabio firmo la ruptura en nombre de Yuuri ya que este era la máxima autoridad del templo y el representante del Maou en estos casos. Fue tan fácil que hasta tristeza me causo, pero el Gran Sabio, al irme, me pregunto algo…
_ ¿Qué estas planeando?- me dijo mirándome serio-
_Sé que Yuuri me está engañando, lo sé…-dije y bajé la mirada- Él ama a esa mujer y me dolería que llamen a ese amor una “infidelidad”- dije y le dedique una sonrisa, la cual, al parecer, lo sorprendió.- Adiós- me despedi y me marche sin dejarle decir alguna palabra…
Pasaron los días en los que me dedique en estar con mi familia, con Greta, con mi madre, hermanos e incluso con Yuuri, al cual le di con una sonrisa la noticia de que había roto el compromiso por mi cuenta y que podía estar con su novia tranquilamente, pero luego de unos meses de espera ya que si no la culparían como la persona que rompió nuestro compromiso. El que yo sepa de su engaño, lo sorprendió, pero sonrío al enterarse que había roto el compromiso y solo me dio las gracias por eso y se fue, seguramente, con aquella mujer.
Ese fue un resumen de mis días, pero hoy ya no era un día normal. Si no era el día en que acabaría con todo, era el quinceavo día tan esperado por mí. Como era mi rutina, fui a la pradera y me acosté en el pasto, luego de tomar una flor azul. Pero, al llegar el anochecer, saque una daga plateada de mi bolsillo. Tan hermosa que era digna de quitar mi vida.
_Deseo ser una estrella y ver tu felicidad de lejos- susurre mi deseo debajo del firmamento y cerré los ojos para clavar la daga en mi corazón, pero eso no pasó ya que algo hizo que la daga cayera de mis manos y sentí algo cálido envolviéndome. Alguien me estaba abrazando por detrás…
_ ¿Sabes? La sonrisa más hermosa sales cuando estas a punto de morir- dijo la voz que me estaba abrazando y me di cuenta que la persona que me abrazaba era Murata- La sonrisa que me dedicaste en el templo me dijo que algo malo te pasaría, pero nunca pensé que tú eras el que te lastimarías…- dijiste ayudándome a pararme.
_ ¡Tú no entiendes!- dije, me di vuelta y lo empuje- ¡Sin darme cuenta me volví una persona vacía, sin alma! ¡No es divertido sentirse de esa manera! ¡Mi corazón se rompió por culpa de Yuuri! ¡¿Y?! ¡¿Sabes que fue lo más gracioso?!- dije llorando con ironía
_ ¿Qué?- me preguntaste algo triste
_ ¡Que nadie se dio cuenta! ¡Nadie! ¡Le importo tan poco a la gente a mi alrededor que nadie se dio cuenta de que mis sonrisa y risas eran falsas! ¡Ni siquiera mi madre!- dije llorando y caí al piso de rodillas- Yo no soy necesario para nadie- dije y comencé a sentir algo cálido envolviéndome.
_Yo si me di cuenta, Wolfram- dijo el sabio abrazándome- Te Amo- dijiste y me besaste
Mis ojos se abrieron no pude evitarlo, mis lágrimas se fueron al sentir aquellos labios sobre los míos. Sentí como mi corazón comenzaba a latir más rápido, como su olor me embriagaba y como sus labios me envolvían. Aquellos sentimientos mezclados me hicieron corresponder al beso por inercia.
_Déjame enamorarte, déjame ser la persona que ocupe tus pensamientos- dijiste, luego de romperlo mientras me mirabas a los ojos- Por favor- dijo y yo comencé a negar con la cabeza sintiendo como mis lágrimas salían de nuevo.
_Y-yo no quiero que alguien me haga daño otra vez!!- dije llorando mientras negaba- ¡Yo no puedo vivir de promesas de nuevo!- dije y volviste a besarme
_Esto no es una promesa, sino una realidad- declaraste sonriéndome- Yo no pienso dejarte, no soy Yuuri…-dijiste parándote y ofreciéndome tu mano- ¿Deseas probar esta realidad o abandonarla?
Te miro sorprendido. Se supone que este día yo debería haber dejado de existir, pero ahora aparece frente a mí una nueva razón para vivir, pero no sé si aceptarla u olvidarla. Te miré y miré la daga, eran mis opciones. Tú, una nueva oportunidad para el amor o la oportunidad de terminar con mi vida. No sabía, pero sabía que sus besos eran sinceros que me transmitían calidez y algo que, tal vez, pueda llamar amor. Sin embargo, la daga me dejaría terminar con mi vida y mis sufrimientos, pero era fría y podría ser considerado un cobarde.
_Está bien- digo y tomo tu mano- Has que me enamoré y que sea feliz contigo- digo y siento un cachetazo en mi mejilla izquierda.
_No te arrepentirás- dijo y los dos estuvimos oficialmente comprometidos
En los meses siguientes, me encontré suspirando por él y esperando su visita con ansias. Sin duda me había enamorado. En tu última visita, decidimos que nos casaríamos en un mes. Mi madre por poco no rompió las ventanas del castillo con sus gritos, Yuuri me felicito junto a su novia que se convirtió en una amiga muy preciada para mi y Conrad, Gwendal, Günter, Shinou y Ulrike nos dieron se bendición.
Paso el mes y nos casamos. Según me dijeron todos, yo me veía muy bien en mi traje blanco, pero, para mí, Murata fue el que mejor lucio con su bello traje negro. Sin duda, me había enamorado de ese idiota. Y luego de que diéramos el sí, no pude evitar decirle las mismas palabras que le diré esta noche.
_Te amo- le dije y nos besamos para sellar nuestra unión que, desde hoy, sería eterna.
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