Capítulo 0.
Prólogo.
La luz del sol se filtraba por la única ventana de la habitación, ya eran altas horas de la tarde por lo que la luz era un poco escaza, pronto anochecería y, sin embargo, Ryota no quería salir de ahí, no quería volver a casa, almenos por ahora. El camino hacia su casa era un poco largo, pero esa no era la razón por la cual no quería volver.
Sus padres desde hace un par de semanas han tenido demasiados problemas dentro de su relación, ninguno de los dos soporta la presencia del otro, por lo que tomaron una decisión, el divorcio. Pronto se divorciarían y él castaño tendría que elegir con quien irse, aunque eso no sería posible. Su madre ya no lo quería ver, le creo un odio bastante elevado, todo porque lo culpaba por la inestabilidad de su relación y Ryota realmente sentía que fue así, por otro lado, su padre no lo quería junto a él, solo sería un estorbo; el trataría de empezar una nueva vida, formando una nueva familia, tenerlo a su lado solo originaria incomodidad por parte de ambos y el solo lo vería como un estorbo.
Ambos padres llegaron a la decisión de que sería mejor para "todos" que Ryota viviera solo y entre ambos le darían el dinero necesario para poder cubrir todos sus gastos escolares, sus necesidades y por supuesto, el alquiler. Cada primer día de cada mes recibiría el dinero que sus padres consideraron suficiente.
Todo esto es lo que le aguarda para su futuro, todo ocurriría dentro de dos semanas, cuando por fin, se firmará oficialmente el divorcio. Mientras esperaban a que todo esto sucediera el castaño tendría que lidiar con todas las discusiones que sus padres tendrían.
Estas últimas semanas se la ha pasado saliendo, inventaba cualquier pretexto con tal de salir de su casa y no permanecer ahí, aunque realmente a sus padres no les importaba en lo absoluto a donde iba. No tenía un destino fijo, solo dejaba que el camino lo guiara, a veces iba a bibliotecas, al cine, o cualquier cosa que encontrara en el camino.
Esta vez era un museo, ya lo había recorrido de arriba a abajo varias veces, había leído y releído todas las exhibiciones, faltaba poco para que se las aprendiera. Para una persona normal eso sería demasiado aburrido sin embargo para él no lo era, cualquier cosa era mejor que permanecer en su casa.
-Joven, pronto cerraremos, será mejor que se retire.- Le dijo un empleado del museo.
-Entiendo.- Pronto anochecería, sin embargo, el aun no quería volver en especial por que en las noches es cuando se encuentran sus padres.
No podía hacer nada, lo único que le quedaba era volver a casa, realmente no quería hacerlo pero no había de otra. Comenzó a caminar a un paso demasiado lento. Mientras se dirigía a la salida, nuevamente observaba con detenimiento cada exhibición como si fuera la primera vez que la veía. De esta manera poco a poco se fue acercando a la salida, hasta que por fin se encontraba frente a ella. Salió del museo y continúo el camino hacia su casa con el mismo paso con el que salió del museo.
Ya había anochecido cuando por fin llego a casa, el camino se había alargado demasiado debido al paso lento con el que caminaba. Las luces aún estaban encendidas, lo cual no era bueno, almenos no en su casa.
Se dirigió hacia la puerta, la abrió de manera sigilosa, no quería que sus padres se enteraran de que ya había llegado, una vez adentro cerró la puerta de tal manera que no se escuchará el sonido del seguro.
-Estoy en casa.- Susurro al mismo tiempo que se quitaba los zapatos para poder entrar.
-¡Solo dos semanas más tendré que aguantarte¡.- Se escuchaba lo que parecía ser una discusión, provenía de la cocina.
-¡Yo te he dicho muchas veces que te vayas y no aceptas, así que no me venga con eso!- Cada vez el tono de ambos se elevaba, casi se podía escuchar hasta el otro lado de la calle.
No tenía muchas ganas de quedarse a escuchar, subió las escaleras con bastante sigilo. Una vez arriba entro a su habitación y cerro con seguro.
Se dejó caer en la cama como si ya no tuviera energías para nada. Cogió el iPod que tenía en la mesura de noche que se encontraba a su lado, le coloco los audífonos, selecciono la primera canción con la que se encontró y se colocó los audífonos; con eso bastaría para no tener que escuchar la discusión y así poder conciliar el sueño.