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Pursuit Of Happiness. por PCD19

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Notas del fanfic:

Hace bastante que no escribo un fic, o intento. El primero que traté de hacer fue de Merthur, llegué al capítulo tres y no lo continúe, pero quizá esto sucedió porque lo hice cuando la serie había terminado y el trágico final me siguió a todas partes.

Soy nuevo en esta plataforma, además de bastante nuevo en esto de los fics, me gusta salirme de lo convencional, es decir, de las tramas pautadas por los directores, guionistas y demás, y darle una vuelta nueva e interesante a todo.

Este es un fic AU de Sterek y otro, lo que salga en el camino que espero recorrer. Los personajes no me pertecen, pertenecen a MTV y Jeff Davis, quién hace con ellos cosas que no debe (Fuck off¿?)

Esta es una idea que vengo tiempo dándole vueltas en mi cabeza, la quería para una historia personal, es decir, nada de tomar personajes de series sino míos, pero me pareció mejor hacerlo un fic Sterek.

Procuraré publicar seguido, pero soy un distraído y flojo y no prometo nada.


PD: Soy chico. ¿Es raro eso?

Notas del capitulo:

Sobre el capítulo: Es largo, pero dígamos que es la introducción a lo que es la vida de este Stiles de 23 años de edad. No habría mucha acción aún y aclaro que el fic tendrá bastante contenido hilarante, no quiero hacer un drama, quiero hacer una comedia (Bah, drama-comedia.) y también erótico, pero a futuro y trataré de no ser un pervertido.

Como el título del fanfic, los capítulos se basaran en una canción diferente. Espero les gusten y dejen sus comentarios y valoraciones (O creo que se llamana reviews.)

Ahora, pueden leer este AU del mundo de Teen Wolf, siguiendo la vida del hiperactivo joven Stilinski y Derek Hale, aunque más del primero.

 

PD: Dígamos que base a Stiles bastante en mí y de hecho somos muy parecidos, quizá por eso le tengo tanto cariño al personaje, pues es el primero que me resulta tan... yo. (?)

PD2: Habrá bastante terminología médica porque estudio Enfermería y bueno, a veces se sale sin querer.


Canción del título: Blame it on me by George Ezra.

   Para Stiles Stilinski no había nadie mejor en el mundo que Malia Tate, su novia. Se había conocido en el instituto de Beacon Hills hacía varios años y a pesar de que ambos no sintieron más que una amistad particular cuando se conocieron, terminaron juntos al culminar la secundaria. Malia había sido la mejor novia que Stiles tuvo, en realidad fue la primera mujer en la vida del hiperactivo Stilinski. Porque para él Lydia Martin no había sido nada más que una fijación adolescente, un amor no correspondido, una piedra en el zapato que le mantuvo cerrado a nadie más durante mucho tiempo. Por eso para Stiles fue difícil comprender porque Malia le dejaba, es decir… Todo iba genial, y él tenía intenciones de pedirle matrimonio el próximo año.

─Stiles, lo siento muchísimo. ─había dicho ella.

─ ¿Huh? ¿Por qué? ─Stiles dejó sobre el mesón de la cocina la bolsa de papel con el logo de McDonald’s.

─No podemos seguir. ─La castaña muchacha se alejó de él y se sentó en el sofá del pequeño departamento que tenían alquilados ambos, los largos dedos pintados de fucsia acariciaron unos segundos la superficie de su maleta. Stiles no había reparado en eso al llegar.

   Stiles se la quedó mirando, enarcando las cejas y relamiéndose los labios que, de pronto, quedaron secos.

                ─ ¿Qué…? ─tragó saliva y él que hablaba tanto, que parecía un radio loco, no supo qué decir. ─ No… Malia… Hey… ¿Qué dices? Todo está bien… ¿Por qué lo dices? ─Estaba nervioso y sin darse de cuenta, sus manos de largos dedos comenzaron a temblar.

   Malia se quedó mirando al muchacho frente suyo. Tenían cerca de seis años de relación, y Stiles era un gran hombre. Trabajaba en el hospital de Beacon Hills como enfermero y era bastante bueno en lo que hacía, incluso mejor que Melissa McCall, la madre del mejor amigo del joven Stilinski. Era un muchacho responsable y que siempre buscaba cómo sorprender a su chica y tenerla complacida en todos los aspectos posibles. Sin embargo, Malia no podía seguir con él. Las cosas habían cambiado en el último año y ella sentía que el amor se acababa, que no podía lidiar con Stiles.

   Y es que lidiar con ese adulto joven que más parecía aún un adolescente era complicado. La hiperactividad e hiprosexia del chico habían sido características únicas que enamoraron de a poco a Malia. Pero desde los últimos meses se desesperaba de escuchar hablando tanto a Stiles, no conseguía sentirse feliz a su lado, lo veía demasiado infantil para su gusto. Y es que ambos eran polos opuestos: Ella era ruda y un tanto bruta para ser mujer, él era quejica y demasiado insistente para ser hombre. Mientras ella quería estar sola algunas veces, él la atosigaba muchas otras. Mientras el uno quería ver algo de terror, el otro prefería por milésima vez la Guerra de las Galaxias. Era difícil estar con Stiles, y ella comenzaba  a notar más cosas de él que no le agradaban: Sus miedos, su autoestima inestable, su capacidad de meterse donde no le llamaban… No podía con eso, comenzaba a sentir que su propio novio le caía mal, además de estarlo diagnosticando constantemente.

   Malia era psicóloga, se había graduado hacía apenas un año ya que había hecho un estudio más apenas culminó su carrera. Era una chica aplicada, que buscaba siempre lo mejor, aunque llegaba a ser algo tonta al principio, pero con un par de explicaciones más, era de las mejores. Había tomado psicología por dos motivos: Conocer el por qué sus padres decidieron darla en adopción, a pesar de saber que quizá era porque su madre biológica era muy joven para criarla y su segundo motivo: la psicología distaba mucho de las demás carreras que todas se veían involucradas a los números y ella detestaba los malditos números, sobre todo cuando iban con letras. Por su carrera era que desde hacía un tiempo analizaba de más a su chico, notando cosas raras en él y que parecían apuntar a un diagnóstico más preocupante que el que Stiles tenía desde niño. Para Malia Tate, Stiles Stilinski no sufría solamente de TDAH. Incluso llegó a pensar que podía ser un caso particular de Asperger, incluso autismo. Pero fueron cosas que nunca le dijo a él, no era sano en una relación diagnosticar a la otra persona, mucho menos tratar de hacer de terapeuta.

   Fuera como fuera, Malia no quería seguir, y le dolía más por saber que dañaría al inocente Stiles que por sí misma. Él era encantador y todo, y la quería, pero eso no era suficiente en una relación. No se podía vivir de amor.

                ─Lo siento, Stiles. Pero no podemos seguir. ─Ella se levantó y quería salir pronto de allí, era demasiado cabeza dura y no le gustaba sentirse presionada, prefería pirarse tan pronto el joven Stilinski comprendiera su deseo.

                ─Ya sé que no soy fácil de llevar… ─soltó él, como si escuchara sus pensamientos. ─ Sé que soy un poco inmaduro, y a veces llego a ser desatento… pero…. Joder, Malia, yo te quiero y y… Estoy dispuesto a luchar por ti. He estado siempre contigo, jamás te fui infiel, nunca te engañé o mentí. Yo… Yo soy tu amigo, tu amante, todo lo que quieras, y me duele alejarme de ti. No quiero… Todo va bien, por lo menos para mí. Sé que no soy perfecto, y tú tampoco lo eres… ─Malia bufó. ─ no debí decir eso… El caso es… No quiero… ─hizo un mohín con el labio inferior.

                ─Basta, Stiles. ─Ella se echó hacía atrás el cabello. ─ No podemos seguir. Se acabó… ¿Me entiendes? Y perdón por ser dura y decirlo sin anestesia, pero… no podía seguir con esto. ─Negó y suspiró. ─ E incluso he notado que tú tampoco.

   Stiles fue a decir algo, pero ambos sabían que era cierto eso último. Él ni siquiera había notado que ella había estado rara, que había dejado de darle un beso al despertar sin importar que él tuviera los dientes sin lavar o no poner la miel a sus tortitas los desayunos de los domingos, así como tampoco volvió a preguntar sobre la graciosa vida de Erica Reyes, quién era enfermera también en el hospital y tenía una vida llena de dramas amorosos que contaba porque en las guardias de noche ya se aburrían de hablar de los pacientes y Stiles luego relataba a Malia. Eran cosas pequeñas que a Stiles, de ser el de siempre, no le habrían pasado por alto.

                ─Puedo mejorar. ─Dijo él. ─ Lo juro… de verdad…

                ─Stiles, no es cuestión de mejorar. ─Y sabiendo que él seguiría con ese tira y encoge, tomó su bolsa de mano y agarró su maleta.

   Stiles sentía que iba a darle un ataque de pánico como hacía mucho no sufría. Sus manos temblaban inquietas y él no conseguía dejarlas tranquilas, todo él era un manojo de nervios y a Malia parecía eso no importarle. Y era obvio que no le importaba, por eso no quería seguir con la puñetera relación.

                ─Malia… ─dijo él, casi en un susurro.

                ─ ¿Qué pasa, Stiles? ─Ella ya caminaba hacía la salida.

                ─Hay alguien más ¿cierto? ─murmuró, temiendo la respuesta de ella.

                ─Lo siento, Stiles.

   Entonces, sin ninguno de los dos decir nada más, ella bajó la mirada y se dio vuelta, saliendo sin dilaciones del departamento. Y Stiles se sintió solo, casi rememoró los días después de la muerte de Claudia, su madre, y un dolor le recorrió desde el pecho. Esa noche lloró como un pequeño, como hacía mucho no lloraba.

 

   Dos meses habían pasado desde esa traumante noche y Stiles seguía su vida procurando estar normal, procurando no estar deprimido. Se había vuelto algo gruñón y fácil de exasperar, además de que su hiperactividad parecía hacerse más intensa, cosa que no le sucedía desde su adolescencia. Había decidido que iría pronto al médico para que o aumentara su dosis de Adderall o le cambiara por un fármaco por alguno más fuerte.

   Pero en realidad, Stiles no había estado de tal forma por Malia, en realidad había superado todo con bastante facilidad. Lo que le había cambiado, vuelto tan cerrado y duro consigo mismo era el hecho de que se sentía solo e incompleto. Y siempre se sintió así. Debía ser sincero, él quiso y quería a Malia, pero ese sentimiento jamás se hizo mayor, nunca evolucionó y quizá su falta de interés venía de eso, que después de los años era que descubría que se sentía más su amigo con derechos, que otra cosa. Y se sentía culpable, porque Stiles era demasiado bueno para culpar a Malia de la ruptura. Aunque quizá ella tuviera a alguien mejor y eso se lo respetaba, merecía a alguien más ¿no?

   Faltaban quince minutos antes de salir de su turno en el hospital. Stiles se dirigió a la habitación de descanso por sus cosas, y al pasar por el puesto de enfermería vio a su mejor amigo, Scott McCall. El muchacho con notables rasgos latinos hablaba con Melissa, su madre, a la vez que le entregaba lo que Stiles supuso era su cena. Melissa seguía haciendo dobles turnos ¿seguirían pasando una mala recha económicamente? El joven Stilinski lo dudaba, pues ahora Scott tenía un trabajo como veterinario.

   Scott había estado con Stiles los días después de que Malia se fuera del departamento en el centro de la ciudad. Él no se podía quejar, aquel muchacho realmente le tenía cariño y es que, más que amigos, eran hermanos, así siempre se habían sentido, criándose juntos, yendo siempre de un lado a otro y metiéndose en líos siempre codo a codo. Incluso muchos llegaron a pensar que el Sheriff y Melissa tenían algo y por eso sus hijos se la pasaban juntos como uña y mugre. La mugre siendo Scott, como siempre Stiles le decía en broma.

                ─Hey Stiles. ─Scott se volvió hacía el castaño y se acercó.

                ─Scott, viejo. ─Sonrió y chocaron las manos en su clásico saludo. ─ ¿Cómo estás? ¿Trayéndole la cena a Melissa? Scottie, debiste traerme algo a mí.

                ─Lo sé, lo sé. ─su amigo rió. ─ Pero estaba hambriento y lo que quedó de mis súper emparedados fueron migajas.

                ─ ¿Emparedados con pollo, carne y salsa de queso? ─al más delgado la boca se le hizo agua.

                ─Sí… ─Scott se encogió de hombros.

                ─Maldito, McCall, yo quería uno.

                ─Luego será. ─el moreno enarcó una ceja. ─ ¿Quieres hacer algo? Creo que ya sales ¿no? Y no me vayas a rechazar como las últimas quinientas veces, Stiles, necesitas salir, necesitas los rayos UV…

                ─Scott… ─Stiles se rascó la nuca. ─ es de noche.

                ─Bueno… necesitas… salir. ─Sonrió con suficiencia. ─ Venga ya, di que sí.

   Stiles no había pasado de Scott en los últimos días, sólo que había decidido que no quería salir. ¿Para qué? Nadie parecía reparar en él, por más musculado que ahora estuviera y que su voz fuera más gruesa. Preferían siempre a Scott, o si salía todo el grupo de amigos preferían a Jackson e Isaac. Pero nunca al hijo del Sheriff que aún no se jubilaba.

   Pero a pesar de que su amigo había dicho una brutalidad, Scott tenía razón. Debía salir, quizá de día sí necesitaba los rayos del sol, pues se veía más pálido de lo normal, incluso parecía más cansado, y es que de nuevo tenía insomnio también.

                ─Bien. ─Stiles aceptó sin negarse. Además era viernes, podía divertirse una noche. ─Espera que me cambie y salimos.

 

   Minutos más tarde iban en el jeep del castaño. Stiles aún tenía aquel mugre de vehículo que más de una vez le había dejado tirado en mitad de la carretera, pero su salario como enfermero tampoco era tan grandioso, más cuando pagaba un apartamento en una buena zona de Beacon Hills, además de estar ahorrando para vivir cómodamente con Malia. Pero ya no estaban, así que quizá invirtiera en algún otro coche.

                ─Jackson e Isaac están en el bar. ─avisó Scott, guardando su móvil, mientras Stiles giraba hacía la zona nocturna de la ciudad que los viernes estaba abarrotada.

                ─Creí que iríamos solo los dos. ─Stiles se encogió de hombros.

                ─Jackson tiene algo para decirnos. ─El moreno se encogió de hombros. ─Además, la última vez que salimos solos, creyeron que eras mi novio… Creo que me sentí bastante idiota.

                ─Ya quisieras tener un novio como yo. ─Stiles rió, aunque en el fondo se preguntó si su amigo se avergonzaba de que les vieran como pareja. Y no es que a él le interesara Scott de una manera nada amistosa.

   Pronto Stiles dejaba el jeep en el estacionamiento fuera del bar Shooter’s al cual solían ir ellos y es que era un bar-restaurante con buena música y comida, aunque si querían fiesta de verdad, preferían ir a algún otro local más grande y atestado de gente, en su mayoría personas de su propia edad.

   Cuando entraron al lugar Jackson e Isaac les hicieron una seña desde una mesa cerca de la barra, ambos tenían sus cervezas en frente y hablaban amistosamente.

                ─Stilinski, tiempo sin verte. ─Jackson alzó su cerveza a modo de saludo, con una media sonrisa en los labios.

   Stiles sonrió un poco y pensó en que su ex compañero de instituto estaba algo bebido. Pues él no acostumbraba a saludarlo tan “afectivamente.” Nunca se habían llevado muy bien, pero ahora se habían aprendido a soportar, sin ser irónicos o gilipollas el uno con el otro.

                ─Hey Stiles. ─saludó Isaac. ─ Mi sentido pésame, viejo.

   Scott que se sentaba le dio una patada debajo de la mesa al profesor de cabellos rizos y dorados, quién lanzó un bufido y apretó los dientes.

                ─Bueno, pero hay más chicas. ─Lanzó Jackson. ─ Y con mejores tetas que Malia.

                ─Las de Malia estaban bien para mí… ─Dijo inocentemente Stiles, descubriendo que había puesto una sonrisa un tanto graciosa en su rostro, a la vez que se sentaba. ─ ¿Cómo están ustedes?

   Isaac les dio un discurso sobre los pros y contras de ser el nuevo entrenador-profesor de economía.  Para empezar que nadie le llamaba Entrenador, sino Profesor Isaac, pues el ápodo de Entrenador era y sería el de Bobby Finstock, quién ahora era el director del instituto, cosa que sorprendió a Stiles, quién se sentía fuera de sintonía.

  Mientras hablaban, la camarera iba y venía con cervezas a la mesa de los “cuatro chicos más atractivos del bar.” Cosa que la exuberante rubia dijo mirando a Stiles.

                ─Viejo, Jo quiere contigo. ─Dijeron Scott y Jackson al unísono.

                ─ ¿Quiere conmigo? ─O Stiles volvía a ser demasiado inocente o se estaba volviendo demasiado estúpido. ─ ¿Quiere de ir a tomar una copa o de quiere verme desnudo y etc?

   Jackson puso los ojos en blanco, mientras Isaac, ya bastante contento de tanto beber, escupió, de la risa, la cerveza que tomaba.

                ─Quiere contigo del verbo: La veo capaz de meterse en el baño cuando tú entres y chupártela hasta dejarte secos los cojones. ─Bufó Jackson.

                ─Eso ni siquiera es un ver… Oh Dios. ─Las mejillas de Stiles se tiñeron de rojo y cuando Jo se acercó a la mesa y se inclinó, mostrando su escote, el pobre idiota casi se desmaya de la pura impresión.

   Stiles volvió los ojos hacía su moreno amigo que se miraba las manos y, aprovechando que Jo estaba distraída, miraba los pechos de ella.

                ─Viejo ¿qué haces?

                ─Creo que ni mis manazas podrían con esas tetas… ─murmuró Scott.         

                ─ ¿Es que Allison no te da… sexo? ─Masculló Stiles sobre el sonido de la música.

                ─Nunca es suficiente. ─Murmuró su amigo, dando un trago a su cerveza y guiñándole un ojo.

   Cuando todos estaban ebrios, pero aun recordando quiénes eran y dónde estaban, Jackson volvió del baño, con los labios ligeramente apretados. Cuando se sentó frente a los chicos, pasó una mano por sus cabellos, suspirando.      

                ─ ¿Qué pasa? ─Isaac frunció el entrecejo.

                ─Os dije que tenía algo qué deciros. ─El “galán” del instituto, se echó hacía atrás en el asiento, colocando los brazos sobre su pecho, cruzados y con los labios fruncidos.

                ─ ¿Y bien? ─Stiles odiaba tener que le hicieran esperar cuando iban a decirle algo ¿por qué no sólo lo soltaban? Quizá por eso leía el final de los libros antes de empezarlos. Y a pesar de no estar muy, o en realidad nada, apegado a Whittemore realmente tenía ganas de escuchar lo que tenía para decir. Tal vez había embarazado a Lydia.

                ─Bueno… ─ se secó la garganta. ─Me han dado un trabajo en Londres y me marcho.

                ─ Viejo, no has culminado la carrera… ─Scott, a pesar de mirar doble a su amigo, parecía algo dudoso.

                ─Lo sé. Y el trabajo es como pasante, pero prometieron darme plaza una vez me gradúe. ─El chico de los ojos grises se encogió de hombros y tomó su cerveza para darle un largo trago.

                ─Bueno… ─Isaac su cabeza en el hombro del futuro abogado y rió. ─ Espero no termines repartiendo tu semilla por todo el Reino Unido… contigo hay suficiente.

   Stiles y Scott se echaron a reír, realmente aquello les descojonó de la risa. Pero a Jackson ese comentario no le hizo ni una pizca de gracia y quizá era porque sabía que Isaac era sincero cuando estaba ebrio y le tenía cierto resentimiento desde que Jackson quedó como capitán en el Lacrosse y él no. Traumas adolescentes como muchos otros que el joven Lahey tenía.

   A pesar de no ser muy amigos, a Stiles le pareció grandiosa esa noticia. Quizá Jackson corría con más suerte que el resto de ellos, y no se lo merecía del todo porque para él su vida había sido fácil a pesar de ser adoptado también. Sin embargo, Stiles no podía juzgarlo, ni él ni Scott ni Isaac se había preocupado por buscar un mejor futuro. Al joven Stilinski le habría gustado usar la bata de médico en lugar del uniforme de enfermero, y no es que se quejara, enfermería era una carrera grandiosa, más humana y dedicada a las personas que la misma Medicina, porque el médico podría indicar tratamientos, operar, ver el estado de salud de las personas… Pero cuando estos eran internados, cuando estos sufrían o sus familiares no comprendían, eran los enfermos quienes debían buscar hacer sentir mejor a las personas, ayudarles y no dejar que se hundieran en ningún sentido. Era mentira que el enfermero era un instrumento del médico, en realidad era su mano derecha. A pesar de todo esto, Stiles siempre quiso ser médico, de los buenos, no de esos que lo hacían por la pasta o el estatus social que la medicina les daba, todo lo contrario, él quería realmente ayudar.

   Suspiró. Fuera como fuera, se alegraba por Jackson.

                ─Es grandioso. ─dijo con un deje de timidez. ─ Espero te vaya bien.

                ─Gracias, Stilinski. ─Jackson rió un poco. ─ Ahora tendrás todo el camino libre con Lydia… Igual lo dejamos antes de iniciar este verano.

   Ninguno de los tres presentes sabía eso y fue una noticia bastante sorprendente. Jackson y Lydia Martin estaban juntos desde el preescolar, sus vidas parecían haber sido hechas para concordar en todo sentido y ¡Lo habían dejado el verano! Y ya en una semana iniciaba el otoño. Las pocas veces que terminaron volvían, y que terminaran les había descolocado a los otros tres chicos. Aunque no tanto a Scott, que había notado a Lydia más amiga de Aiden Smith, uno de los gemelos que trabajaba en la estación de bomberos de Beacon Hills y habían cursado el último año de instituto con ellos, llegados desde Boston.

  Stiles hizo como si no escuchara a Jackson, qué más daba si Lydia era libre o no, la pelirroja ya no era de su interés, en realidad nadie lo era, así que daba igual.

                ─ ¿Cuándo te vas? ─preguntó Scott.

                ─Pues… había alquilado una habitación en el piso de Hale por el verano, ya que mis padres vendieron la casa. ─Bufó. ─ Un asco el piso, pero fue por el verano, quizá mi último verano aquí en Beacon Hills. ─Su expresión mostraba un deje de inconformidad en él y es que todos sabían que Jackson odiaba el pequeño pueblo. ─ En cuanto terminé de sacar mis cosas y hacer unos trámites de la universidad, estaré listo para marcharme. Por cierto, Derek me dijo que si conocía a alguien que quisiera compartir piso, le diera su número… Al parecer le gustó tener extraños en su departamento.

                ─Creo que los Hale pasan una mala racha. ─dijo Isaac. ─ No estoy seguro… Eso o que Derek perdió su trabajo y odia pedirle dinero a su tío Peter… Bueno, todos odian a Peter desde lo del incendio se volvió un gilipollas insoportable.

  Stiles recordó a Derek Hale, el alto pelinegro que jugaba al basquetbol en el instituto cuando él apenas estaba en quinto grado o sexto de primaria. O quizá en primer año de secundaria. Como fuera, al hiperactivo Stilinski siempre le agradó Derek, era la clase de chico que se proponía al crecer: Popular, gracioso y atractivo, porque Stiles era todo, pero no ciego y sabía que Derek era atractivo, incluso más que Jackson o Isaac. Sin embargo, la personalidad del hijo mayor de Talia Hale cambió cuando hacía casi o más de una década, la mansión Hale fue incendiada. Y luego descubrieron que por culpa de Kate Argent, la ex novia de Derek, loca y obsesionada con él decidió matar a toda su familia en venganza. Desde aquellos días el muchacho pelinegro dejó de ser el mismo y se dejó corroer por la oscuridad, por la tristeza, dolido y lleno de odio. Derek había estado metido en muchos líos en Beacon Hills, hasta que su hermana mayor, Laura, decidió sacarle junto a Cora del pueblo y llevarlos a New York, aunque se decía que se fueron más lejos, porque Cora había caído en las drogas y la tenían en rehabilitación en España, o quizá en Inglaterra. Aunque Stiles había estudiado un año o dos de escuela con ella y sabía que Cora Hale no era la clase de chica que se metería en drogas. Además era demasiado joven en ese entonces.

   Como fuera, Derek había cambiado y Stiles tenía bastante tiempo sin verle. Ni siquiera sabía del todo dónde vivía. Pero recordarlo le hizo sentir una extraña sensación en el pecho.

                ─Hey, Stiles. ─Scott sacudió al delgado muchacho por el hombro. ─ Tú querías dejar el departamento donde estabas con Malia…

   Stiles reaccionó y recordó la última charla con su amigo hacía por lo menos un mes, donde dejaba claro que estaba buscando un lugar nuevo para vivir, porque no soportaba el hecho de seguir en ese maldito piso, recordando cuando tuvo a alguien que le quiso, y que quizá le quiso más que él a ella. De hecho Stiles ya tenía recogidas sus cosas, o la gran mayoría de ellas. No era una opción irse a casa con su padre, quién ahora vivía con Noshiko Yukimura, la mujer que venía de China ─ ¿o era Japón? ─ y había llegado el último año de instituto de Stiles con su hija Kira, después de la trágica muerte del padre de su hija. John Stilinski había contraído nupcias con la mujer hacía un par de años y Stiles estaba alegre por su padre, porque realmente se merecía ser feliz y Noshiko era una gran mujer. Además Kira era su hermanastra y era una chica muy maja, con ese porte de ruda, pero inteligente y muy dulce muchacha y que compartía el gusto musical de Stiles, además como su pasión por cosas como los comics de X-Men.

   Lo de alquilar una habitación en el piso de Derek no le sonaba nada mal, de hecho parecía una idea genial, pues ahora tampoco se sentiría tan solo.

                ─ ¿Tienes el número de Hale? ─Stiles miró a Jackson, y sonreía, una sonrisa algo idiota, quizá producto del alcohol, o quizá producto del hecho de saber que no estaría tan solo a partir de ahora.

 

   Jackson se marchó a Londres la semana siguiente, todos fueron a despedirse de él al aeropuerto, incluso Lydia que le entregó la llave de su casa que, y aunque ese lugar ya no pertenecía a los Whittemore, ella siempre se quedó con la llave, y Jackson con una de la casa de ella, era como si la llave del otro representara su relación entre ellos. O eso pensaba Stiles.

   A quién se le hizo extraño no ver fue a Derek, pero no le dio mayor importancia, en realidad debía llamarlo y cuando iba en su jeep de regreso al departamento, con los auriculares puestos decidió llamar al mayor de los Hale.

                ─ ¿Quién es? ─Stiles se sorprendió, era la voz de una mujer.

                ─Eh… ─ ¿Y si Jackson le había dado el número equivocado? Bufó. Maldito idiota, sin embargo antes de colgar agregó: ─ ¿No es ese el número de Derek Hale?

                ─Sí… Habla Jennifer, su novia.

                ─Oh. ─Stiles parpadeó varias veces, aunque en el fondo no se sorprendía del todo, pronto al otro lado de la línea se secaron la garganta. ─ Eh… Llamo por lo de habitación libre, digo, si no ha llamado nadie antes.

                ─ ¡No! Nadie la ha tomado. ─La mujer pareció un poco más animada. ─ Derek justo ahora se está duchando… Pero… ¿Con quién hablo?

   Que torpe tu novia, Derek, pregunta de último lo más importante. ¡Podría ser Hannibal Lecter!

                ─Stiles Stilinski..

                ─Bueno, señor Stilinski. ─Ella pareció mofarse del nombre del muchacho. ─ Es una habitación grande, en realidad el piso es muy amplio. Está cerca de la zona industrial de Beacon Hills. Tiene baño propio y puedes usar con libertad cocina y salón.

                ─Muy bien. ─Stiles sonrió y detuvo el coche frente al pequeño edificio en el que vivía. ─ Y… ¿cuánto debo pagar?

                ─Y ¿si primero pasas a ver el lugar y luego hablas eso con Derek?

   Já. Quizá la tal Jennifer pensaba que Derek intimidaría a Stiles y le cobraría un precio execisvo y este sin chistar lo pagaría solo por temor a su vida. Pero en realidad él no el temía al “chico malo” que podía ser ahora Hale, así que le daba igual eso. Y el precio era lo de menos, además no pensaba que le cobraría tanto, primero el departamento estaba algo alejado de las zonas residenciales, segundo era sólo una habitación, no el piso entero, y tercero era Stiles, Derek lo conocía, quizá no mucho, pero sí de vista.

                ─Me parece genial. ─bajó de su Jeep y se encaminó hacia el edificio. ─ Este es mi número, así que si puedes enviarme la dirección exacta por sms o whatsapp, lo agradecería.

                ─Claro que sí, Stiles. ─dijo al mujer. ─ ¿Te parece esta tarde a las 4 venir?

                ─No tengo problema. ─ Era su día libre, daba igual.

   Luego de colgar, Stiles se quedó mirando su móvil un rato. Se sentía más maduro, de cierto modo ahora hacía cosas de adultos, como alquilar un piso, arreglar el lavaplatos cuando se atascaba o quejarse con los vecinos cuando hacían demasiado ruido durante la noche, cuando él salía de guardia y deseaba dormir. Se había convertido en un adulto, y no le gustaba del todo, no se había plateado jamás su vida tan poco interesante, tan solitaria. Tal vez era sólo una mala racha que debía superar, o debía él buscar los medios para salir de la mala racha, no hacer como con su carrera: conformándose con lo primero que podía, sino buscar más, podía hacerlo, no era imposible.

   Suspiró y se metió al edificio. Por lo menos ya no estaría en ese lugar cuyos vecinos parecían sacados de la serie española Aquí No Hay Quién Viva. ¡Incluso había viejitas chismosas! Y él era algo similar a Roberto con Malia como Lucía, sólo que había llegado el final de su relación y ahora ya ella se había ido y él haría igual. Por lo menos dejarían de cotillear sobre su relación y de pedir dinero para el puñetero elevador que no funcionaba nunca.

                ─Vamos Stiles, todo será grandioso. ─ se dijo en un susurro, subiendo las escaleras hacía su departamento.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hiprosexia: Incapacidad de prestar atención.

Adderall: Fármaco utilizado en el TDAH. (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.)

Asperger: (Síndrome de Asperger.) conjunto de problemas mentales y conductuales que forma parte de los trastornos del espectro autista. Se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. La persona afectada muestra dificultades en la interacción social y en la comunicación de gravedad variable, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas.

{Recuerden dejar comentarios e insistan para que no deje tirado el fic¿?

Pd: Si algo se lee mal, no funciona o algo así, no sé, soy bastante bestia en todo esto de subir fics.

Hasta la próxima.}


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