Capítulo 1:
Sobre la vida de Do Kyung Soo
Kyung Soo era un monumento a la cara de perro. No podía tener peor cara porque a su rostro –de por si expresivo- ya no le cabían más expresiones. <<Odio mi vida>> Era lo único que podía pensar en ese momento. <<No, odio más a la perra de Xi Lu Han>> sentenció mentalmente.
Frente al chico pequeño y ojón, estaba uno de los cantantes más populares del momento. De origen chino y con rostro de muñeca de porcelana, no había nada que pudiera parar a Lu Han. Si no hubiese sido porque el CEO, el manager y demás personas estaban allí, habría deformado su bonita cara con dos, o tal vez tres puñetazos.
— … Y ¡Ommo! ¿Qué diablos te pasó en el cabello? —
Esa fue la gota que derrame el vaso. Iba a golpearlo, esa perra se lo merecía por bocazas. Min Seok, su asistente temblaba como la rata que era en su asiento. El cantante se negaba a dejar su papel.
— Bueno, eso no me incumbe. Pero ¿Qué diablos me dijiste que estudiabas? —
— Literatura — masculló arrastrando las palabras.
— Ah, sí. Libritos — le restó importancia con un gesto de la mano — Y bueno, Shakespeare, ¿Terminaste mis canciones? —
— L-las envió anoche — murmuró Min Seok.
— ¿Bo? ¿Y por qué diablos no me dijiste eso antes? Aish, rata inútil —
El manager seguía manteniendo su impresionante cara de póker. Media hora después, daban por terminada la reunión. Lu Han, haría su comeback con un álbum titulado “All or nothing” con un concepto más punk y pandillero que las usuales baladas del chino. Kyung Soo se golpeaba la cabeza contra la mesa del bar de jugos. Su frente chocaba no con tanta fuerza mientras de sus labios salían maldiciones.
De pronto, cuando su frente tuvo que chocar contra la mesa, no sintió la madera si no algo muchísimo más suave… y cálido. Le tomó dos fracciones de segundo comprender que Jong In, con su estela de amabilidad e inocencia, había detenido su auto-flagelación.
Pero cada vez que se trataba del moreno, todo él se descomponía y temblaba, se deshacía en millones de nudos de nerviosismo y no podía hilar dos palabras coherentes. Estúpidamente, dejo que el bailarín le acomodara los lentes y el cuello de su desgastada camisa de cuadros.
— Tu, idiota, las personas normales dicen “Buenos días” —
El menor le sonrió con ternura, acariciando con sus pulgares la zona rojiza de la frente del más bajo. Depositó un beso suave antes de revolver los rojizos cabellos.
— Annyong, hyung-nim —
— Tu, bastardo loco —
— Le queda bien el rojo —
— ¿He? —
— El rojo le sienta bien, le hace ver más… sensual —
Kyung Soo abrió su boca para soltarle un par de cosas al moreno, pero por sobre el hombro del bailarín, que se había dejado caer en la silla a su lado, vio aparecer a Lee Tae Min. El chico con la larga melena castaña y lacia se sentó alegremente frente a ellos.
— ¡Hey! ¿Cómo han estado? —
<<Estaba bien hasta que llegaste, suripanta>>
La sonrisa de Tae Min iluminó el lugar.
<<Maldito, ¿Cuántos blanqueamientos te haces al mes para sonreír así?>>
Cuando el sonido de una persona sorbiendo un vaso vacío sobresaltó a todos, se dieron cuenta de la presencia de Se Hun. El chico con cara de póker le hizo una seña a la camarera para que le traiga otro bubble tea.
— ¡Aigoo! ¡No nos asustes de esa manera! — exclamó Tae Min luego de dar un respingo.
El menor le miró sin expresión alguna en su rostro y se encogió de hombros <<Tan carismático como siempre>> Kyung Soo y Se Hun eran amigos por un sencillo motivo. “Yo no te molesto a ti, tu no me molestas a mi” Con el mal humor que siempre traía encima el pelirrojo, Oh era uno de los pocos seres humanos que lo soportaba.
— Tu, mocoso, podrías hacerle un favor a tu hyung y hacer que despidan a Xi Lu Han —
— ¿Por qué harían eso? — preguntó Baek Hyun tomando asiento.
Era evidente que el mundialmente conocido cantante novato, había terminado de ensayar para su próxima gira mundial. El chico pidió con demasiada necesidad un gran vaso de jugo fresco.
— Porque es un idiota insoportable — respondió con sencillez.
— Yo no despido gente sexy — habló al fin, Se Hun.
— ¿Ahora hablas? Seguro se acostó con tigo —
— Ni me conoce —
— Ah, entonces simplemente disfrutas verme sufrir ¿No? —
Oh le miró con cara de pocos amigos.
— Yo tengo que andarte cuidando los pantalones y tú no eres capaz de hacerme un favorcito, o si quiera apoyarme mentalmente si no puedes despedirlo porque el bastardo sí que genera acciones —
— ¿Yo le obligué a que seas su autor? No. Entonces, cállese —
— Aish, chicos. No se peleen. No quiero que mis últimos recuerdos con ustedes sean peleando —
— ¿Últimos…recuerdos? — preguntó Byun.
— Por supuesto, ¿No les dije el otro día? Me voy a Incheon —
La confesión le heló la sangre, su agarre del vaso se hizo débil y termino haciéndose añicos en el suelo. Eso alarmó a todos. Inmediatamente, como un resorte, Jong In saltó a asegurarse por su hyung. Pero este se retiró como un gato arisco.
— Soo-Hyung está muy cansado últimamente — comentó el moreno, haciendo caso omiso a los manotazos que le daba el más grande, asegurándose de que sus manos estuvieran a salvo.
— Ya te dije que dejes de llamar así, mocoso —
Se soltó del agarre, abochornado y sonrojado. Su cabello estaba igual de rojo que su rostro. Por su lado, Baek Hyun lloriqueaba sobre el hombro de Tae Min. Después de todo, perdería a su amigo de shopping y make up. Se Hun se encogió de hombros y pidió otro bubble tea.
Jong In estaba en medio de todo eso, intentando no reírse de la cara de su hyung, mientras buscaba –junto con Lee- consolar a Byun y contenía sus ganas de golpear a Se Hun.
— Pero, ¿No es que comienza tu gira el fin de semana? — preguntó Tae Min a Baek Hyun.
— Sí, pero no es lo mismo — se sobó la nariz.
— Pero tú te vas aún más lejos, a Japón —
— ¡No es lo mismo! Yo me voy por trabajo, tú te vas porque simplemente nos quieres dejar solos —
La mirada que compartieron Tae Min y Kai le heló la sangre a Kyung Soo. Se miraron de esa manera en la que el resto del mundo puede enterarse que comparten algo más que especial. El de cabello largo, se acomodó un poco, incomodo, negando un poco con su cabeza. Baek Hyun pareció entender que había dicho algo erróneo, así que se disculpó rápidamente.
El bailarín moreno deslizó un brazo por el hombro del otro bailarín y apretó se agarre, sonriéndole con calidez. Tae Min intentó componer una sonrisa lo mejor que pudo. Aunque la escena parecía triste, no podía parar de pensar en lo bien que se veían ellos dos juntos. Jóvenes, ricos, hermosos. Todo lo contrario a él.
Suspiró pesadamente, no quería seguir viendo esa romántica escena. Pagó su cuenta y se despidió cortésmente. No era tan tarde, así que su compañero de piso estaría dormido aún. Zhang Yi Xing, era chino y trabaja en Corea como profesor de Piano en la Universidad S, era un chico prodigio y tenía ciertas des variaciones que lo hacían lucir tal y como era, una buena persona.
Dejó sus cosas y se echó en el sofá, sin molestarse en cenar o cambiarse.