Capítulo 1: “Arsénico”
Sasuke POV
Me siento agotado, tenía tantas ganas de dormir y no despertar jamás. Mi cuerpo y mi mente se encontraban cerca de un colapso total, desde un par de semanas que mi mundo comenzó a desbaratarse cual huellas en el mar y la perfecta vida que llevaba se tornaba un maldito infierno, igual puede que exagere, pero para mi punto de vista todo alrededor mío se volvía negro… todo empezó cuando mi novia comenzó a acosarme por celos, sonaba tonto pero sus incesantes llamadas y ataques de ira cuando estábamos solos me estresaban, ya ni podíamos cenar en paz sin que ella volviera todo un melodrama. Por más intentos que hacía, y regalos, no lograba convencerla de que todo estaba en su estúpida cabeza que la amaba. Además tenía demasiados proyectos en la universidad como para ocuparme de “otra” relación a escondidas.
Sus constantes llamadas a mi celular o a la cafetería donde trabajaba provocaban que me regañaran a cada rato, a veces andaba distraído y ese mes ya había tirado 3 vasos. “Una más Sasuke, una más y estas fuera” me decía, aunque sabía que no le convenía sacarme, yo era la clave por la cual la acudían más clientas al local. Por otra parte no quería dejar mi trabajo, me gustaba el dinero extra que ganaba por mi cuenta aunque mi hermano insistía en que no necesitaba trabajar, el dinero extra siempre me venía bien.
Al pasar de los días mi relación se tornaba más tensa, había veces que no quería volver y me quedaba en el trabajo estudiando o en la universidad. Y creó que el punto de quiebre más obvio fue una noche cuando una chica con la que trabajo, Hinata, se desmayó. Me ofrecí a llevarla hasta la parada del bus donde la recogería su novio, no es que siempre ande preocupado por los demás pero la chica apenas se podía poner de pie y la parada me quedaba de paso. La sostuve por la cintura para que se apoyara en y así llevarla. Pero mi cual fue mi sorpresa al ver a mi “querida” Sakura, esperándome y como un animal casi se abalanzo sobre la pobre chica gritándole e intentando golpearla. Tuve que moverme rápido para evitar que la lastimara, eso le molestó más y terminó gritándome también. Al final ambos terminamos discutiendo en la calle, era humillante sólo le pedía que no era lo que creía, que se fuera a casa. La gente solo pasaba a nuestro alrededor señalándolos y murmurando, me hartaba dar eso espectáculos en la calle. La cosa se calmó cuando el novio de mi compañera llegó pidiendo agradeciéndome y se llevó a Hinata, le ofrecí disculpas mientras de Sakura se perdía entre la multitud.
Luego de aquel incidente no había pasado nada, el ambiente se había vuelto frío y sofocante, según yo. Pensé un par de veces en una forma de recuperar aquella bella relación, no tenía ganas de botar tantos años estando juntos desde la escuela media. Un día el jefe me había dado permiso de salir temprano, estábamos en temporada de exámenes y tenía que terminar unos planos para mi clase de mañana así que me apresure a volver, no sin antes pasar a comprar un ramo de flores para Sakura, aunque lo más seguro que ella siguiera en la universidad o con alguna de sus amigas estudiando.
Entre en silencio y note algo extraño, los zapatos extra y las luces apagadas. Trague un poco, al escuchar sonidos en la habitación, “Esto no está bien” me dije con un mal sabor de boca cuando estaba frente a la puerta. No me lo pensé dos veces y abrí la habitación dejando caer mis cosas al piso. Ahí estaba mi novia, la que supuestamente me amaba con todo su ser cuyos celos los justificaba con el temor de perder a un hombre tan perfecto, ahí estaba la muy desgraciada montada sobre un tipo ni conocía gimiendo como animal. El ruido los separo de inmediato. Tampoco recuerdo bien lo que paso después, tome mis cosas y salí furioso, si permanecía un minuto más ahí dentro era probable que hiciera algo de lo que me arrepentiría, Sakura me persiguió pidiendo perdón y culpándome a la vez. Tomándome por el brazo justo antes de que yo saliera.
-Sasuke, no me dejarte opción… me sentía sola y tú no tenías tiempo para mi… me orillaste a esto, por tu indiferencia- su voz me sonaba como un taladro en el cerebro.
Gire y la mire con una mezcla de frustración y tristeza, ella siguió su monologo, victimizándose y sonando como una pobre dama sin amor.
-…. iba decírtelo antes… pero no sabía cómo decírtelo… Terminemos…-
Debía estar bromeando, el culpable era “yo”, me sentí como un completo idiota, tenía tantas ganas de decirle, pero me contuve.
-Vete a la mierda sucia ramera- le dije como si mis palabras fueran veneno y salí de ahí, ya tenía suficiente.
Me pareció oír un fuerte grito al cerrar la puerta, pero poco me importaba, yo ya tenía el corazón hecho pedazos. Juré no volver a enamorarme. No confiar, no creer. Sólo debería importarme lo que yo quiera, o ¿no?
Me quedé un par de días en el departamento de mi hermano mientras seguía con mi rutina. En tan poco días había cambiado tanto. Mi hermano decía que tenía un aura más obscura y tenebrosa, pero poco me importaba su opinión de ese metido.
Ignoraba las llamadas de esa mujer, igual ella ya me terminó y no me tragaba el cuento de que sólo quería causarme un poco de celos. ¿De qué me veía la cara? Sentía como algo en mi seguía muriendo lentamente, y yo perdía sensibilidad.
Por si mis problemas con esa mujer no fueran suficientes, ahora debía soportar a un pequeño “stalker” de la mesa no.3, durante la ultima semana lo he observado estar largos ratos en la mesa mirándome un par de veces, era tan obvio y molesto, otros compañeros también me decían que él solo venía en mis turnos, menudo mocoso homosexual…. Aunque debo admitir que es bastante mono, no todos los días miras a un chico con piel canela, rubio y de ojos azules… azules tan intensos como el mismo cielo, en mi vida había visto un par de ojos como los de ese chico….
Pero daba igual, si fuera lindo o feo. Me molestaba “acoso”, sus torpes movimientos de colegiala enamoraba cada que paso por su mesa. Yo ya no creía en el amor, y creó que ya era tiempo de bajar al niño de su nube, esa tarde me acerque para tomar su orden, intentando no distraerme con sus ojos, eran de un color más claro teniéndolos de cerca, además de esas marcas de bigotes en su rostro.
-Buenas tardes joven, puedo tomar su orden – dije lo más neutral que pude, ya que era la primera vez que lo atendía.
-¿Eh?- dijo mirándome y después mirando la carta nervioso, sus mejillas sonrojadas y su torpe forma de hablar me parecieron demasiado inocentes para alguien de su edad, ¿cuantos años podría tener? 14 mínimo, intente no sonreír en lo que balbuceaba su pedido, era gracioso.
-Entonces confirmo. Un latte chai con una tarta de frutillas- el afirmo con la cabeza y me retire enseguida.
Seguí atendiendo mis mesas mirando de vez en cuando al chico que parecía nervioso cada vez que voltea, tan obvio era ese pequeño zorrito. Cuando volví a su mesa le entregue su pedido y sin más me retire, era extraña la forma en que quería seguir provocando ese rubor en sus mejillas. Observe como se levanta dejando el dinero en la mesa, al acercarme mire que también había una pequeña nota que decía “Fue un placer conocerte, al fin”
Arrugue la nota en mi mano sonriendo con un poco de nostalgia. Parte de mí se sentía mal ley por ser el amor platónico del pobre rubio. El mundo era cruel y alguien debía abrirle los ojos. Y para su desgracia… ese “alguien” era yo.