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¡Benditas hormonas! por NayellyBroflovski

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Notas del fanfic:

Es el primer fanfic que subo a esta página. Por lo tanto espero sea de su agrado. Avertencia; Contiene lemon, y creo que puede considerarse Shota, no lo sé. Solo espero les guste. 

Notas del capitulo:

Este capítulo esta demasiado corto, pero prometo que el que sigue estará mucho más largo, este es cómo la introducción al que sigue. Es un Piko/Len, siempre quise hacer un two-shot de ellos y aqui está. Espero sea de su agrado. Perdonen si hay alguna falta de ortografía. 

¿Cómo reaccionarían ustedes si se dan cuenta que aman a su mejor amigo? Y más, si esta persona es del mismo género que ustedes. Mal, sí, porque yo reaccione de esa manera. Me costó mucho trabajo admitir que estaba enamorado de mi mejor amigo; Piko Utatane. Ese niño de mi edad (catorce años) que con solo verlo hace que mi corazón lata frenéticamente y comience a actuar como un idiota.

Al darme cuenta de mis sentimientos, decidí guardar silencio. No podía decirle, porque si lo hacía, corría el riesgo de que Piko me rechazara y ya jamás quisiera ser mi mejor amigo. Y no, yo no quería eso, no soportaría perderlo. Sin embargo, al contárselo a mi hermana gemela, a ella le cuento todo, ya que somos muy unidos y no hay secretos entre ambos, bueno, eso y porque me obligo a decírselo, aun me duele la espalda de tanto golpe. En fin, regresando a lo importante, al decírselo ella me dijo que contaba con todo su apoyo, cosa que agradecí infinitamente. Sin embargo, no contaba con que me obligaría a confesarme. ¡Me amenazo con esconder todas mis bananas si no lo hacía! Y nadie se mete con mis preciadas bananas, así que no me quedo de otra más que confesarme.

Tenía que ser cuidadoso, es decir, decirle a Piko mis sentimientos con delicadeza, para no espantarlo. Fui a su habitación y le pedí que me dejara entrar, y así lo hizo. Al entrar, me sonroje violentamente mientras pensaba en cómo decirlo. Él se encontraba sentado en la orilla de la cama mientras leía un libro; ¡Se veía tan tierno! Y es que todo en él, es tierno. Su cabello blanco, sus ojos de diferente color, su piel tan blanca y suave. Todo, absolutamente todo era hermoso. Me quede idiotizado como por cinco minutos y si no hubiera sido porque él me llamo me hubiera quedado así por todo el día.

“Tengo que decirte algo”

“Dime”

Tomé aire, lo diría con delicadeza y tacto.

“Me gustas ¿quieres ser mi novio?”

¿Eso es delicadeza, no? Creo que no. Vi como su rostro se ponía completamente rojo y comenzaba a balbucear un montón de cosas. Era mi fin, si, sabía que me iba a rechazar que no iba a aceptar mis sentimientos ¿Qué esperaba? Que se me lanzara a los brazos y me besara, si, si esperaba eso, pero sabía que no iba a pasar. Rápidamente me di la vuelta, sintiendo como los latidos de mi corazón estaban acelerados, estaba por salir de la habitación pero algo me lo impidió. Voltee y me sonroje más al ver que Piko se había puesto de pie, se acercó a mí y me tomo de la camisa, con la vista clavada en el suelo y todavía sonrojado. ¡Se veía tan violable! Juro, que en ese momento me lo hubiera violado, pero como tengo mucho autocontrol me contuve.

“S-Sí. Si quiero ser tu novio”

Cuando escuche esas palabras lo abrace con fuerza. Estaba feliz, Piko correspondía mis sentimientos. Sentí como él también me abrazaba. Ese fue el mejor día de mi vida.

Desde entonces ambos tenemos una relación, podía decir que secreta pero no, creo que Rin no tardo en contarle a los demás, ya que siempre que nos ven juntos o se sonrojan o empiezan a cuchichear cosas entre sí. No me molesta, mientras tenga a Piko a mi lado, nada me importa. Nuestra relación va bien, ¡de maravilla! Solo hay un detalle.

Ustedes saben tengo catorce años, al igual que él. Y como era de esperarse yo soy un adolescente con las hormonas alborotadas. Si, la urgencia de hacer eso inundaba mi cuerpo unas cuantas veces (por no decir siempre) y cada vez que me encuentro a solas con Piko, ya sea abrazándonos o besándonos una extraña sensación me invade, y no necesito ser muy inteligente para saber qué es eso. No. Sin embargo, no quiero asustar a Piko, no quiero que me vea como un pervertido, que está esperando la ocasión para… eso.

¿¡Pero como quieren que me controle cuando él es tan… así!?

Mierda, y es que el solo verlo con las mejillas sonrojadas cuando lo abrazo, o lo beso, hace que poco a poco mi autocontrol se vaya al diablo. Me cuesta trabajo contenerme. Como ahora, nos encontrábamos en mi habitación viendo la televisión. Estábamos solos, ya que las mujeres que viven en esta casa (incluyendo a mi hermana) se fueron de compras, y Kaito, Gakupo y Mikuo no sé a dónde se fueron, queríamos ir con ellos pero nos dijeron que aun éramos muy chicos para ir a un “antro”, sí, creo que irían a ese lugar. Como sea, estábamos los dos, sentados en la cama con la espalda recargada en la cabecera y las rodillas abrazadas. La película que estábamos viendo era una de terror, para mi mala suerte.

Si había algo que odiaba eran ese tipo de películas ¿Por qué? Me daban miedo, sí, no me da pena admitirlo. Piko se encontraba concentrado, a él no le daban miedo. Es una de las cosas que me encanta de Piko, él es una persona tímida y dulce pero muy valiente.

La película iba bien, a excepción claro de las partes donde salía como mataban a las personas y esas cosas. De ahí en fuera, todo bien. Oh claro, pero la suerte me odiaba. La película llego a la parte que al parecer, no puede faltar en una puta película: La de sexo.

Y créanme que la escena no era nada discreta. Ya veo porque Meiko-san nos había prohibido verla. Pero como yo era taaaan inteligente, decidí sacar dicho DVD de su habitación para así verla. Creo que hice mal. Mi rostro estaba ardiendo, y una extraña sensación me invadió con solo ver esa escena. Comencé a sentir un extraño cosquilleo en el estómago y para qué negarlo, en esa zona. ¡Joder! Putas hormonas como las odio. Rápidamente tome el control y apague el televisor, rogando porque mi novio no notara la “pequeña” erección que se me había formado. Voltee a verlo.

Todo el mundo tiene un límite ¿sabían? Y sí, mi limite se rompió al ver a Piko sonrojado y mordiéndose el labio de manera tan… provocativa. Claro, no lo hizo a propósito pero yo ya estaba demasiado “excitado” como para no reaccionar ante eso. Cuando me di cuenta, ya me encontraba arriba de él, mientras sujetaba sus muñecas arriba de su cabeza. Piko me veía sorprendido y su rostro se puso más rojo.

Vaya, creo que esta vez, si lograre satisfacer ese deseo que tengo desde hace algunos días. Adiós autocontrol. 

Notas finales:

El capítulo que sigue, tendrá lemon. ¡Si! Bueno, si han leído hasta aqui, no me queda más que agradecerles. ¡Gracias por leer! 

¡Saludos! 


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