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No sé si te amo por Saelmore

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Notas del capitulo:

Aquí inicia todo.

Capítulo 1.

Sentir algunas miradas sobre mi persona ya me da completamente igual desde hace tiempo. Sé porque me ven, y eso no me hace sentir nada. Con un caminar tranquilo me adentro a las instalaciones educativas, mi falda se ondea ante las brisas de la mañana, alzándose levemente sin mostrar mucha piel.

_Daris_ una chillona voz me llama, sólo bufo antes de voltear a ver a aquella persona con una sonrisa falsa _que bueno que llegaste, amiga_ me dice mientras le doy un “beso”, el cual sólo consiste en pegar levemente su mejilla a la mía y hacer un sonido molesto.

_¿qué ocurre, Fanny?_ pregunto con falso interés, sé que si ella me habla desde esta hora es para darme un “buen chisme”.

_¿adivina a quien vi con una chica desconocida?_ pregunta con dramatismo.

No me interesa en lo absoluto, pero aun así pregunto.

_¿a quién?_ ruedo los ojos sin que Fanny se dé cuenta, aunque ella rara vez se da cuenta de algo, era un tanto distraída, especialmente desde que entramos a la preparatoria.

_a Federico_ enfatiza con una expresión de sorpresa y curvea su boca en una gran O.

_¿en serio?_ pregunto con falso interés,  Federico ya me da lo mismo desde hace tiempo.

_te lo juro, amiga, estaba coqueteando con una chica que desconozco, parecía de primer semestre, ¿Qué harás?_ pregunta interesada.

_¿debería hacer algo?_ pregunto mientras tomo un mecho de cabello y lo coloco detrás de mí oreja.

_pues… es tu ex_ la miro con cierto desconcierto _¿no harás nada?_ pregunta sorprendida.

_¿por qué lo haría? Tú lo has dicho es mi ex, no mi novio, ya no tengo nada que reclamarle ni decirle_ reanudo mi caminar a pesar de que Fanny parece aún no terminar la conversación. Yo sí.

_bueno… tiene menos de un mes que han terminado, yo en tu lugar odiaría a esa zorra_ me dice con cierta molestia. Entiendo el porqué.

Fanny piensa que puede disimularlo, pero es obvio que le gusta Federico desde hace tiempo, solo que jamás me lo diría. Por eso, cuando Federico me dijo que si quería ser su novia me sentí algo triste por Fanny, ya que ella también estaba… “enamorada” de él.

_pero yo no soy tu_ le digo con una sonrisa algo burlona, agradezco no ser ella.

_pero…_

_Fanny, Federico ya no me interesa en lo absoluto, si quieres puedes pelear con esa “zorra”, como dices, por él. Yo ya no me meteré más en su vida_ Fanny me observa sorprendida, acaba de notar que sé de su enamoramiento.

_vale_ y con esa simple palabra se aleja.

Suspiro sonoramente. A veces Fanny llega a hartarme en sobre manera, aun no entiendo como ya llevo tanto tiempo soportándola.

Cuando giro por la esquina veo al rey de Roma. Está ahí, con una mano apoyada en la pared, aprisionando a una chica que parece disfrutar de su compañía. A una chica normal le molestaría ver a su exnovio así a apenas un mes de haber terminado. Una chica normal vería eso con celos y armaría una estúpida escena. Una chica normal le pediría una explicación y tacharía a aquella adolecente de zorra. Pero yo no era una chica normal, y Federico ya me da igual.

Sigo caminando sin prestar atención a Federico, pero al parecer él si me nota.

_Hola, Daris_ la saluda olvidado por completo a la chiquilla de primero _no te había notado_ trata de disimular.

_Hola, Federico_ contesto por educación, pero ya no le llama la atención hablar con él.

_¿cómo has estado? ¿Me has extrañado?_ me pregunta con egocentrismo en la voz, ante ello frunzo levemente el ceño.

_honestamente, no_ le respondo y eso parece sorprenderlo _y estoy bastante bien, gracias por preguntar_ y sigo caminando.

Federico aun parece interesado en mí, pero yo ya no estoy interesado más en él. Se podría decir que ya he obtenido lo que quería, aunque suene extraño, así es. Ya he tenido una relación con él, he probado sus besos, he estado entre sus brazos, he oído cientos de lindas frases, aunque algunas sin sentido. Y ya he tenido suficiente de él.

Siendo honesta conmigo misma, todos esos momentos nunca me provocaron nada, ni cuando los viví ni ahora recordándolos. Me siento extraña, la mayoría de mis “amigas” no paran de hablar de lo “maravilloso y mágico” que es todo con sus respectivos novios, todo es magia, amor, devoción, incluso el sexo, en el cual de sólo pensarlo me asqueo.

Porque si, me asquea imaginarme el estar en una cama, desnuda, con un hombre sobre mi o yo sobre él, eso no importa realmente, a punto de unirnos en algo que sé que me dolerá y que muy probablemente, terminaría en hijos. Sencillamente no le llama la atención.

Cuando llego al aula, abro la puerta y tras de mi la cierro. La temperatura es diferente adentro y afuera. En el exterior está a aproximadamente a 24°, mientras que adentro a unos 19°. Pero eso no importa cuando una voz me habla.

_la princesa ha llegado_ conozco aquella burlona voz, es Keila. Volví a bufar.

Camino nuevamente, sentándose en mi lugar. Por desgracia, este es justamente al lado de ella. Keila es una adolecente de mi edad, de cabello castaño claro y ojos café claro, la piel tostada ante el constante contacto con el sol y estatura promedio. Es una chica más del salón, pero es la única que me molesta sin razón aparente.  Y creo que jamás entenderé el porqué.

Cuando el timbre que anuncia el inicio de las clases suena, todos tomamos nuestros respectivos asientos. El maestro entra y las clases inician.

Estoy  total y completamente aburrida, física no es precisamente mi clase favorita y menos ahora que vemos de nueva cuenta velocidades. Froto mi sien con los dedos y levanto la mano.

_maestro, ¿me permite ir al baño?_ pregunto y, al obtener una respuesta positiva, no pierdo ni un segundo más y salgo rápidamente del aula.

Camino por el pasillo sin ninguna prisa, bajo por la escaleras para llegar a la planta baja y cruzo el edificio para llegar al baño. Realmente no tengo la necesidad, simplemente ya no aguanto ni un solo segundo más dentro de esa clase tan aburrida. Decido ir a la cafetería de la escuela a comprar un dulce, eso me hará sentir mejor. No es como si me perdiera algo realmente importante en esa clase, en el momento que salí estaban resolviendo ejercicios del libro y, conociendo a mis compañeros, tardarían unos diez minutos más.

Compro un chocolate y emprendo el camino de regreso al aula. En medio del camino, me encuentro nuevamente a Federico, aunque esta vez no estaba coqueteando con aquella chica de primero ¡la está besando! No era por celos por lo que los observo tan… sorprendida, es por la forma en que se comen, creo que ahora puedo decir que la chiquilla era una zorra, debe tener unos 14 años y besa a Federico que parece que se lo comerá en cualquier momento. Claramente se ven las lenguas en aquel beso, las manos demasiado cerca de lugares donde no deben estar y sus uniformes escolares están bastante desalineados. No se están besando, están tratando de follar en medio de un pasillo. Cuando ambos notan que los observo voltean a verme.

Federico tiene una sonrisa en su rostro, creo que está esperando el típico ataque de celos de cualquier exnovia normal, pero este jamás llegará.

_¿saben? Yo no haría eso si fuera ustedes, el prefecto podría encontrarlos y suspenderlos, especialmente a ti Fed, recuerda que estás un año retrasado_ les dijo. Pero para ser franca, yo nunca haría algo como eso, solo de verlos me han dado unas ganas casi incontrolables de vomitar el chocolate que acabo de comer… junto con el desayuno de esta mañana.

Ahora tengo más claro porque había terminado con él. Nunca lo había besado así y jamás pensé en hacerlo. Bien dicen que cuando uno está enamorada es todo perfecto y al terminar te das cuenta de la realidad, pero yo siempre estuve consiente de la realidad. Nunca había visto perfecto a Federico, pero me había llamado la atención. Siempre lo he visto bien y siempre he notado su horrible cabello negro con un tinte que más que rubio se asemeja a un verde, esos barritos exprimidos que tenía en la cara, esa mirada tan tonta y perdida, esa nariz tan grande y esos labios tan delgados y para tratar lucir “cool” trae en su oreja izquierda un arete, un anillo de metal en si dedo anular derecho y un collar que no tenía razón de ser, tal vez ni siquiera debería existir. No entiendo como le puede gustar ese sujeto a Fanny… no entiendo cómo pudo gustarme ese sujeto. Hormonas, supongo.

Sigo mi camino haciéndome la misma pregunta. Para ser  honesta, no soy fea, incluso me lo dicen continuamente. Tengo el cabello castaño claro casi liso, los ojos verdes aunque a veces se ven de otro color, la piel al igual que muchos, quemada. No sé definirme exactamente bien, pero eso es lo que las personas me suelen hacer notar de mi persona normalmente. Pretendientes no me faltan, pero nunca me ha interesado ninguno de ellos, en absoluto. Bueno, a excepción de uno.

Al llegar al aula entro sin más y se siento de nueva cuenta en mi lugar.

_Daris_ me llama el maestro.

_¿dígame?_ le contesto con respeto, me han enseñado eso desde pequeña.

_como tardaste demasiado ya te he dado una pareja_ enarco mi ceja, sin entender a qué se refiere.

_¿pareja?_ repito aun sin entender.

_cuando estabas en el baño hable con el grupo acerca de una exposición en parejas, todos ya habían elegido compañero antes de que siquiera dijese que te esperaran, así que te junté con la única persona que quedaba_ me explica el maestro.

_¿con quién?_ pregunto de nuevo.

_conmigo, princesa_ responde Keila.

No sé cómo sentirme con esto, en verdad me ha tomado por sorpresa. Si de por sí, apenas y logro soportar estar cerca de ella en las clases, no sé cómo lograremos trabajar en equipo sin matarnos, o más bien, sin matarla.

_está de broma_ suelto de pronto, sin pensar.

_yo no bromeo cuando se trata de mi clase_ me responde con algo de molestia el maestro.

Noto la molestia en la mirada del maestro ante el comentario que hice, susurro un “lo siento” y vuelvo a sentarme en mi lugar.

_bien, ya que están todos_  vuelve a hablar el maestro, llamando la atención de mis compañeros.

Se levanta de su silla y se posiciona frente al pizarrón, borra lo que había en el pizarrón antes y anota algunos temas.

_bien, cada pareja hará un tema y lo expondrán frente a la clase_ explica _como son menos temas que parejas, se repetirán_ sin darme cuenta, he dejado de escucharlo desde hace un buen rato, por la mente sólo cruza cómo hacer este proyecto con alguien tan molesto cómo Kelia.

_¡oh vaya, al fin conozco la casa de la princesa!_ exclama Keila mientras examinaba mi sala detenidamente. Las paredes son blancas, en un extremo de la habitación hay unas repisas con libros de diferentes tipos y al otro extremo está la televisión, rodeada de tres sofás de diferentes tamaños y una mesita de madera en el centro.

Habíamos acordado ir a casa de alguna de las dos después de clases para iniciar el proyecto. Aun no sé cómo terminamos en mi casa.

_bueno, ¿quieres algo de beber?_ pregunto por cortesía.

_¿me podrías dar un vaso con agua?_ asiento y camino hacia la cocina. Ella me sigue de cerca y cuando le doy su vaso, bebe el agua con desesperación. Parece que tenía mucha sed.

_bien, iniciemos_ le digo.

Volvemos a la sala, ya que esta está conectada con el comedor. Nos sentamos frente a la mesa y sacamos nuestros libros. Comenzamos a hablar sobre el proyecto, aunque me siento algo nerviosa. Por alguna razón ella parece no querer apartar la vista de mí, su penetrante mirada café hace que me sienta cada vez más incómoda.

_¡Estoy en casa!_ escucho la voz de mi hermano, Matt. Gracias a Dios ha roto la tensión del momento _¿Daris, estás en casa?_ me llama.

_si_ respondo y él se acerca a la sala. Se queda estático en la sala por unos segundos, viendo a Keila detenidamente. No entiendo que le ocurre. Luego de un rato va a su habitación. Le resto importancia al asunto, y continuo leyendo en mi libro el tema que nos asignó el maestro, Keila hace lo mismo.  Después de unos minutos, Matt vuelve a la sala y enciende su Xbox y se sienta en el sofá frente al televisor. No le prestaría atención, si sólo el televisor no tuviese el volumen tan alto.

_Matt, ¿puedes bajarle al volumen?_ le pregunto.

_si_ me responde sin vacilar. Vuelvo al libro, pero él no hace nada por cambiar la situación.

_¡Matt!_ le grito _¿Puedes bajar el volumen? Estamos haciendo tarea_

_puedo, pero nunca dije que lo haría_ me dice burlándose.

Bufo en voz baja y me dirijo al sofá. Me siento a su lado y comienzo a discutir con él.

_preséntame a tu amiga_ me dice. Me quedo atónita ante su petición.

No es porque él sea cuatro años mayor que yo y ya tenga novia… o eso dice, sino porque es Keila ¡Es Keila!

_no haré eso_ le respondo. Un escalofrió recorre mi cuerpo al pensar que a mi hermano le ha parecido linda esa chica.

_entonces yo tampoco le bajaré al volumen_ me amenaza.

_como quieras_ me levanto del sofá y vuelvo a la mesa. Me acerco a un lado de Keila _vamos a mi habitación_ le digo al oído, para que me oiga sobre todo el ruido de mi hermano.

Ella asiente y me sigue por el pasillo hasta habitación. Nunca antes había llevado a alguien a mi habitación, ni siquiera a Fanny, pero esta era una ocasión que lo ameritaba, era por el bien de mi materia.

Nos sentamos en el suelo, mientras ambas leíamos y subrayábamos en los libros. A pesar de que sólo era un proyecto en el que  teníamos que leer y exponer, el capítulo era bastante largo. Keila comió en mi casa, ya que así podríamos adelantar un poco más. A mi madre parece agradarle, eso también es extraño para mí, y Matt no le quitaba la vista de encima por más de dos minutos. Un día incomodo, sin duda.

Ya están entrando las seis y media de la tarde, estoy demasiado aburrida de la materia, y Keila no hace nada por disimular su aburrimiento.

_ya es hora de irme_ me dice, levantándose del suelo y estirándose.

_de acuerdo_ yo también me incorporo _te acompañare a la puer…_ antes de que pueda terminar de hablar, Keila me besa en la boca.

Su mano está detrás de mí nuca y me atrae a ella lo más posible, para que no pueda separarme y profundizar el beso. Ella mueve los labios a un ritmo pausado y yo la sigo. Cierro los ojos y le tomo de la cintura, en este momento he olvidado por qué digo odiarla, para ser franca ¿la odio? Creo que no. Dejo de pensar en eso cuando ella introduce su lengua en mi boca y yo intento corresponderle. Comienza a pasar el tiempo y mi respiración comienza a entrecortarse, pero eso no me importa, estoy disfrutando esto. Pero contra mi voluntad, así como inició, terminó. Respiro de forma agitada y Keila también.

_sé dónde está la puerta_ me dice de forma seductora. Me lame fugazmente los labios y se dirige a la puerta _te veré mañana, princesa_ me dice sonriendo, antes de cerrar. La oigo despedirse de mi madre y de Matt y luego ya no la escucho más.

Me desplomo en el suelo. Ahora mi cerebro comienza a reaccionar ¡¿Qué acabo de hacer?! Por alguna extraña razón ese beso no me molestó, al contrario, siento como si me gustara, además de que un extraño sentimiento se apoderó de mi pecho en ese momento, nunca había sentido esto cuando besaba a Federico… ahora que lo pienso, en comparación con este beso, los de Federico me daban asco.

 

Notas finales:

Espero que les guste esta historia. Gracias por tomarse un tiempo para leerla y espero que quieran seguir leyendola.


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