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Te amo maldito tiburón por Nagii Rokudo

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Notas del fanfic:

Los personajes son enteramente de Khr y no me perteneces, pertenecen a la grandiosas Akira-sensei

Miko: ya quisieras que fueran tuyos ¬¬

Yo: no me molestes *se a un rincon a llorar* sniff....

Miko: como la inutil de la autora esta con el cerebro fundido jejeje espero que disfruten el fic y que sean muy malas con las criticas ñ ñ

Yo: oye!!!! oi todo

Miko: hmp...

Yo: disfrutenlo y recuerden dejar rewies he ignoren a Miko jaja. Es mi primer one-shot

 

Jamás sintió tanto miedo, ni siquiera cuando el mismo fue encarcelado en la prisión de hielo en la que tanto el noveno como el décimo lo habían encerrado, jamás se sintió tan impotente y con tanta ira que ni siquiera el mismo podría controlarse. Jamás, en toda su vida, sintió el miedo y pánico de perder lo único que le había dado la cordura necesaria para pensar en algo más que la venganza.

Estaban ahí los más poderosos, intentando a costa de su vida derrotar a Bermuda, líder de vindice y exarcobaleno, no podían, ninguno podía hacerle frente al inmenso poder de Bermuda y como consecuencia todos resultaron gravemente heridos, pero fue ahí cuando por primera vez, el líder sin sentimientos, sin misericordia, sin corazón, sintió como su pecho se oprimía y se llenaba de un dolor indescriptible, y no era para menos pues su razón de ser estaba por desaparecer de la faz de la tierra.

Ahí estaba el, el fiero tiburón de los varia, el diestro espadachín maestro del camino del guerrero, Superbia Squalo, su mirada era profunda y sin vida y por su boca un hilo de sangre se escurría y en su pecho, la mano enemiga de Bermuda atravesándolo y con cada segundo q pasaba, arrancándole la fuerza vital de su cuerpo. Él callo perdido en brazos de Morfeo, quien apuntaba a que jamás volvería a despertar.

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Había pasado ya 2 semanas desde que la batalla de los representantes había terminado y todo había vuelto a la paz, excepto para un furioso moreno que no podía expresar sus sentimiento de otra manera, y pues como no estarlo si ya habían pasado 14 días y el tiburón no mostraba signos de despertar de su “absurdo”, según Xanxus, sueño inútil.

Todos los sirvientes, subordinados e incluso los miembros de élite de los varia esperaban ansiosos el regreso de su segundo al mando, compañero y líder estratégico, Squalo, puesto que era el único capaz de calmar a la fiera de su líder. Pero el, a pesar de los cuidados de los mejores médicos, cortesía de Dino, no mostraba signos de mejoría.

Los días pasaban sin cambios en la mansión varia, pero fue una sola llamada la que altero toda la rutina de los miserables subordinados al cuidado de Xanxus, una sola llamada fue suficiente para que el líder sádico de los varia se levantara con prisa de su cómodo sillón y saliera de su mansión.

“El señor Squalo despertó”, fueron las palabras de la enfermera que llamo a la mansión a avisar sobre el estado del paciente y no paso mucho tiempo cuando las risitas de un príncipe falso llenaban la sala de espera del hospital siendo aminoradas por las quejas son emoción de un pequeño niño rana, un emocionado peliverde moviéndose como gusano por la recuperación de su compañero de armas y un exagerado pelinegro que se la pasaba repitiendo “boss” con el fin de ayudar a su jefe sin darse cuenta o ignorando que era más una molestia que ayuda. Ahí estaban todos esperando pasar a ver a su compañera siendo observados por un moreno furibundo que poco le faltaba para sacar sus pistolas y mandar al carajo a sus fastidiosos subordinados.

De la habitación salió el doctor que indico que podían pasar, pero que guardaran la compostura puesto que el paciente necesitaba descanso y tranquilidad; pero fue ignorado monumentalmente por los miembros elite de varia y cuando trato de reclamar, toda su fuerza se vino al suelo tras recibir una mirada amenazante de un moreno ya demasiado furioso.

Todos estaban ahí, molestando a su compañero que si no fuera por su herida que no terminada de sanar, se hubiera levantado y mandado a todos de un solo golpe fuera de su habitación. Los insultos y amenazas no faltaron, el ambiente era animado, claro que al estilo varia, pero las risas no faltaron hasta que de la nada un bufido hizo que todos se callaran y se paralizaran al instante. Xanxus tenía algunas venitas hinchadas en su frente prueba de que estaba realmente furioso e indicador de que si no huían rápido de ahí acabarían con una bala del poderoso líder del escuadrón de asesinos independientes varia incrustada en alguna parte de su cuerpo, y como todos se amaban demasiado a sí mismo, con una rápido ademan de despedida salieron pavorosos de ahí; claro excepto uno, uno que no podía escapar pues estaba atado a las maquinas que en un principio lo mantenía con vida.

-Hasta cuando piensas seguir huyendo de tus obligaciones escoria – replico Xanxus a un molesto Squalo que se preguntaba a si mismo porque lo soportaba al inepto de su jefe.

-Hasta que me dé la gana maldito jefe – fue una de las más secas respuestas del peliblanco antes de recibir la mirada de cólera de su jefe.

Xanxus en un rápido movimiento se encontraba sujetando de los cabellos de Squalo quien a pesar de estar herido no se mostró vulnerable ni un solo momento y peligrosamente acercó su rosto hacia el de Squalo, le sonrió con malicia y le dijo –escoria es mejor que te apures en regresar o yo mismo vendré a sacarte de aquí- fueron las cortantes palabras de Xanxus al soltarlo y salir de la habitación.

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Habían pasado ya algunos días desde que Squalo volvió a la mansión y los días se habían vuelto más divertidos y bulliciosos, excepto para un peliblanco que tenía que cumplir con todos los caprichos de su, según él, maldito y aniñado jefe de pacotilla. Ese día la mansión se encontraba en silencio, todos los guardianes de varia habían salido a cumplir misiones impuestas por su jefe llevándose así a gran cantidad de subordinados para ayudar con el trabajo, según ellos, que a excepción de un pelinegro y un peliverde, solo tenían la intención de vagar y no hacer nada mientras sus subordinados se encargaban del trabajo.

Xanxus estaba recostado en su sillón, cuando pateando la puerta entro un furibundo peliblanco con los nervios de punta pues no pensaba cumplir con los estúpidos y absurdos caprichos de su jefe.

-Eres valiente al negarte a darme lo que quiero escoria – replicaba un divertido Xanxus que lo que más le gustaba era molestar a su tiburón favorito.

-Ja crees que voy a hacerlo inútil jefe – replicaba un molesto pero arrogante peliblanco.

-Lo harás porque te lo ordeno, entendiste estúpido tiburón – reclamaba ya molesto el moreno impaciente e iracundo puesto que su mano derecha se negaba a pasarle una esponja con loción por sus cicatrices.

Después de la disputa, que obviamente gano Xanxus, Squalo termino obedeciendo las ridículas peticiones de su inepto jefe. Se sentía frustrado por perder una absurda discusión y aún más frustrado por tener que restregar una esponja húmeda por su cuerpo, pero toda esa frustración desapareció al ver el cuerpo desnudo de su jefe.

Xanxus se encontraba solo con una mísera toalla que apenas cubría su parte baja acostado en la camilla para masajes que días atrás había mando traer para su habitación. Squalo no salía de su asombro al ver las bien formadas piernas de su jefe, y delinearlas subiendo hasta su robusto pecho, que claramente mostraba unos pectorales tratados y bien cuidados. Este solo salió de su asombro al escuchar la risa sínica de su jefe diciéndole –te gusta lo que ves, basura - 

Squalo más rojo que un tomate, bufo al escuchar las palabras de su jefe, pero tuvo que tragar seco y con sus manos temblorosas empaño la esponja con el líquido que había en la mesa de adjunto a la camilla y de manera lenta paso la esponja por las cicatrices de Xanxus, delineándolas y haciéndolo con delicadeza como que si al pasar sobre ellas, estas se fueran a abrir lastimando así de nuevo a Xanxus.

A Squalo le dolían, incluso más que al mismo Xanxus, las cicatrices que este tenía, pues se sentía culpable de que las tuviera he inútil por no haber podido evitar que el décimo lo congelara de nuevo. Pero había un sentimiento que no entendía, algo nuevo que ocupa más lujar en su pecho que los otros sentimientos que sentía cuando estaba con su jefe, un sentimiento que le llenaba de calidez y de ganas de estar siempre con él. Al principio creyó que era admiración pero con el tiempo ese sentimiento fue creciendo hasta ser lo que más ocupara su mente y corazón. No entendía porque siempre que le mirara, su corazón latía más fuerte, o por qué cada vez que le dirigía la palabra se embobaba con su voz, claro que jamás lo demostraría, pero verlo ahí recostado sin la mayoría de sus prendas lo hacía sentir extraño, un deseo que jamás había sentido y que hacía que todas las otras emociones se mesclaran nublando su cordura.

Xanxus que estaba disfrutando de las “caricias” de su subordinado, al darse cuenta de que este se encontraba perdido en sus pensamientos mirando sus cicatrices, le miró fijamente y le pregunto con su forma tan altanera y arrogante de hablar –en que tanto piensas escoria?- pero se sorprendió al no recibir respuesta aun a pesar de haberlo insultado; y su asombro creció más al darse cuenta de que una traicionera y delatora lagrima se escaba de los ojos de Squalo y se deslizaba por su blanca y pálida piel. Xanxus no podía más y de un aventón se levantó aprisionando al tiburón en sus brazos atrayendo hacia el dándole un beso, un puro y suave beso, cosa que hizo salir de su mundo de ensueño al  tiburón, haciendo que retrocediera por la impresión.

-Qué haces maldito jefe? – pregunto Squalo entre sorprendido y ruborizado por el acto de su jefe.

-Qué te parece que hago escoria – respondió con una sonrisa de lado, delatando su personalidad fría y déspota. Y sin previo aviso se paró de la camilla y camino hacia donde esta Squalo sentado, por no decir tirado en el suelo, se inclinó hasta su altura y le dijo –basura no es tu culpa, no te preocupes más por eso- esto lo dijo en un todo dulce y suave, sorprendiendo así a un incauto Squalo que se quedó boquiabierto de la impresión. Al ver la reacción de su guardián de la lluvia, Xanxus aprovecho la distracción de este y lo volvió a besar, pero esta vez el beso era más salvaje y más demandante, muy diferente al anterior.

Squalo intentó zafarse del beso, pero con cada segundo que pasaba, sus fuerzas y su cordura se iban por un caño a quien sabe dónde, y tras un corto tiempo este dejo de forcejear, cosa que aprovecho Xanxus para profundizar el beso mordiendo el labio inferior de Squalo y así meter su lengua y explorar la cavidad de su guardián que tanta locura le provocaba.

 Squalo intentaba seguirle el ritmo a Xanxus, luchando por ver quién era el que obtendría el control del beso, pero como en todo lo demás, Xanxus volvió a ganar la pelea pero a regañadientes tuvieron que separarse pues el molesto oxigeno se hacía necesidad. Un fino hilo de saliva los unía, Xanxus tenía un leve rubor en sus mejillas mientras que escualo estaba rojo totalmente pero sus ojos seguían llorosos. Al ver esto Xanxus se pasmo y buscando en lo más profundo de su ser intento no sonar como el mismo al menos por esa única y mágica vez.

-Ya no llores más basura – fueron las palabras más dulces que salieron de Xanxus, que a pesar de que estaba con el insulto, su voz demostraba preocupación y cariño.

-Yo… yo… *sniff *sniff lo siento… lo siento mucho, yo… no sé lo que me pasa – Squalo sonaba derrotado y desvió su mirada hacia un lado para evitar que el viera el dolor en sus ojos, cosa que noto Xanxus y con un leve ademan, muy impropio del déspota jefe de los varia, acaricio la mejilla de Squalo y tomando su rostro con ambas manos para que lo mirar directo a los ojos le dijo –basura ya no llores, es suficiente con que estés a mi lado, no necesito más – al terminar de decir eso, Xanxus noto la mirada de duda de Squalo que se debatía internamente por lo que le acababa de decir su jefe. Esto no pasó desapercibido por Xanxus, que ya se estaba exasperando por la actitud del estúpido tiburón.

-Qué eres estúpido o qué escoria? – gruño Xanxus, a lo que el malhumorado Squalo salió de sus pensamientos y le dirigió una mirada de odio, lo que divirtió al jefe varia, pero antes de que pudiera protestar, Xanxus le dedico una confesión que le lleno completamente de felicidad, que solo unas cuantas palabras hicieron que su corazón latiera desbocadamente y que su mente se nublara totalmente y lo dejara en blanco.

 –Te amo maldito tiburón – secas pero aun así se nota el cariño que expresaban. Squalo estaba perdido totalmente en un mar de sentimientos pero al ver la mirada fija y decidida de su jefe entendió que no era lo que él creía que solo era admiración, que era algo mas profundo lo que sentía por su jefe, entendió que él también amaba perdidamente a su jefe y que es por esa misma razón que el jamás quiso separarse del él y que juro seguirlos, no para ser sacar ventaja, sino para poder protegerlo.

-Y bien maldita escoria? –pregunto Xanxus ya exasperado de que el tiburón no le dé respuesta, cosa que si noto Squalo y entendió que él también tenía medio, miedo a ser rechazado. Entonces Squalo amplio una sonrisa, una verdadera, una que mostraba que realmente se sentía feliz y respondió –Yo también te amo estúpido jefe – atino a decir abrazando a Xanxus por el cuello para llevar sus labios hacia los de su jefe, empezando así otro apasionado y caluroso beso que poco a poco iba subiendo de temperatura e intensidad.

Al cabo de un momento el molesto oxigeno se hizo presente haciendo que se separaran siendo unidos por un fino hilo de baba. Xanxus miro y detallo cada parte del rostro del tiburón que se encontraba en frente de él, con la cara sonrojada y la respiración entrecortada. Squalo se veía, a ojos del poderoso león de los varias, totalmente indefenso y apetecible, este al darse cuenta de que su jefe lo miraba con tanta atención solo atino a sonrojarse más y a dibujar una pequeña y ladina sonrisa un sus labios mandando así al diablo la poca cordura que de por sí ya poseía Xanxus.

Xanxus sonrió altaneramente y de un rápido movimiento cargo a Squalo como si de un costal de papas se tratase y lo llevo hasta su cama donde lo arrojo y de manera inmediata se colocó encima de él comenzando de nuevo un apasionado beso, y que ahora sería el inicio de algo que ambos deseaban intensamente.

Xnaxus comenzó a besar desenfrenadamente a Squalo y comenzó a bajar por su cuello mordiéndolo, dejándole marcas para que supiera que solo es de él, que de ahora en adelante Squalo le pertenecía solo a él y que jamás podría apartarse de él. La ropa estaba de más, y Xanxus lo sabía perfectamente por lo que de un tirón zafó los botones de la larga gabardina que siempre usaba Squalo dejando así al descubierto su pálida piel y en ella aquellos botones rosados con los que tanto ansiaba juguetear. Con una mano, Xanxus empezó a estrujar y torturan uno de los botones de Squalo mientras que con su boca masajeaba, mordía y torturaba el otro. Squalo se sostenía de las sábanas blancas de la amplia y cómoda cama de su jefe disfrutando así de la deliciosa tortura que este le estaba brindando. Los gemidos de Squalo eran débiles pero claramente audibles para Xanxus quien al escucharlos ensanchaba una sonrisa satisfactoria y seguía con su placentera tortura. Poco a poco sus labios fueron bajando hasta llegar a la parte baja del abdomen del Squalo, donde de un tirón zafó el único botón que sostenía el pantalón de Squalo y lo lanzo lejos, coloco su mano en el miembro ya erecto de su tiburón y comenzó un vaivén muy tortuoso para Squalo sobre el bóxer de este, mientras que con su otra mano seguía jugueteando con el pezón de este.

-Ahhh… - Squalo se ruborizo todavía más al dejar salir de su boca un sonido tan erógeno que ni el mismo podría creérselo. Él había tenido sexo antes, no era virginal, pero era la primera vez que gemía de esa forma, era la primera vez que él se sentía desmayar por el placer.

-Se nota que lo estás disfrutando basura – dijo Xanxus ampliando una sonrisa divertida al ver el estado en el que se encontraba Squalo sin dejar de masajearlo y roturarlo. –Déjame oírte mas escoria, no te contengas – fueron las palabras que hicieron reaccionar a Squalo y que sacando fuerzas de donde no se imaginaba regreso a ver directo a los ojos de su jefe, rogando por mas –entonces no te detengas inepto jefe –.

Al ver los ojos lloroso, suplicantes y llenos de deseo de Squalo, Xanxus perdió el poco autocontrol que tenía y de un manotazo arranco el bóxer de Squalo dejando ver ya su bien despierta hombría que con una mano comenzó a masajear en un vaivén que a cada segundo aumentaba de velocidad produciendo así que el guardián de la lluvia gimiera con más y más intensidad.

-Yo… ahhh… Xan…xus… ya n… ahhh… no ahhh.. –Squalo no podía controlar sus palabras, la excitante y placentera tortura lo llenaba de éxtasis a cada segundo. Xanxus no dejaba de masturbar el miembro de su, ahora amante, mientras que también jugueteaba con sus botones.

-Ahh… me…. Vo… voy…. Ahhhh.. cor… rrer… -Xanxus al notar que su pareja estaba al borde del clímax aumento la velocidad de sus manos y rápidamente se acercó a este para besarlo apasionadamente.

-Ahhhhhhhh – fue el grito de Squalo que indico que se había corrido totalmente, manchando el abdomen tanto suyo como el de su jefe y la mano de su jefe también. Su respiración era agitada y muy irregular pero sus ojos denotaban placer y lujuria inmensos, cosa que noto muy claramente Xanxus.

-Ohh eso fue rápido basura – exclamo Xanxus ensanchando una sonrisa ladina.

-Ca… lla… te… - respondió Squalo tratando de tranquilizar su respiración, cosa que no funciono pero que si lleno de lujuria al insaciable león que tenía sobre él.

-Ahora viene la mejor parte – Xanxus sonrió de lado para voltear a su pareja y colocarlo en cuatro sobre la cama. Con algo de delicadeza (nótese el sarcasmo) Xanxus alzó la cadera de Squalo y abrió sus piernas, obteniendo así una vista muy placentera de la rosada y ya húmeda entrada de este, que se sorprendió ante tan repentino acto.

-Qué... qué crees que haces mal… - pero no pudo terminar de reprochar, puesto que sin previo aviso Xanxus coló dentro de Squalo dos de sus dedos que estaban ya humedecidos con la semilla de este. El dolor se hizo presente y sin quererlo, unas traicioneras lágrimas se deslizaron por las mejillas de Squalo. Xanxus comenzó un movimiento de tijeras y cuando noto más relajado a Squalo comenzó a introducir y sacar sus dedos simulando embestidas, poco a poco el dolor iba desapareciendo, siendo reemplazando con placer, haciendo que el gran espadachín gimiera ante tal acto propinado por su jefe… Sin previo aviso, Xanxus metió un tercer dedo, cosa que incomodo de sobremanera a Squalo pero que a pesar del dolor, el placer estaba ganando lugar. El miembro de Squalo estaba despierto otra vez y exigía por la atención del jefe de varia quien no se hizo el desentendido y nuevamente comenzó a masajearlo en un vaivén que poco a poco aumentaba de velocidad. Squalo se encontraba nuevamente al borde del clímax, cuando sintió que Xanxus detenía toda acción que estaba realizando, frustrando así a Squalo.

-P… por… qué… te… det… tienes… - preguntó Squalo con una mirada llena de lujuria que exigía por mas…

-Oh… yo hago lo que quiera basura – exclamo Xanxus pero antes de que Squalo pudiera protestar, este se quitó la toalla que cubría su parte baja, dejando ver su ya despierto miembro que también exigía atención. Squalo estaba impresionado ante la magnitud del miembro de su jefe, era en todo sentido de la palabra, grande y perfecto. No podía dejar de mirar el miembro de Xanxus, cosa que a este le dio gracias y extendió una sonrisa que Squalo no noto al estar tan ensimismado observándolo. Y de un rápido movimiento, Xanxus jaló a Squalo y de una sola estocada entro por completo en su guardián de la lluvia, causándole un dolor intenso.

-Aaaaaaahhhh – fue el grito de Squalo que resonó por toda la habitación al sentir el enorme miembro de Xanxus dentro de él, mientras se aferraba fuertemente a las sabanas de la cama. El dolor era inmenso, sentía como si lo fuera a partir en dos por la mitad y de nuevo las traicioneras lágrimas comenzaron a deslizarse por su rostro.

Un pequeño hilo de sangre se resbalaba por las piernas de Squalo quien no podía controlar en lo más mínimo el dolor que sentía.

-Sácalo…. Por favor… sácalo – rogaba entre sollozos el guardián de la lluvia. Sentía que sus piernas temblaban y que de un momento a otro se desmallaría, y cuando estuvo a punto de caer tumbado sobre la cama sintió las fuertes manos de su jefe que sujetaban su cadera evitando así que este se desmoronara.

-Cálmate y relájate escoria – fueron las palabras de Xanxus, pero no sonaban duras, al contario sonaban con preocupación pero no por eso con menos deseo.

Squalo tragó seco y asintió, era la primera vez que escuchaba ese tono de voz en su jefe, lo que lo lleno de confianza. No paso mucho tiempo y Xanxus comenzó a penetrar de manera lenta y segura a Squalo quién no paraba de gemir y jadear.

-Aahhhhhhh – gimió Squalo mientras que se encorvaba al sentir un placer indescriptible subir por su espalda baja hasta llegar a cada una de sus terminaciones nerviosas en todo el cuerpo. Xanxus sonrió de lado, lo había encontrado, el punto perfecto dentro de Squalo, su punto dulce, y de manera certera comenzó a dar de lleno en ese punto.

-Má… más… rápido… ahhhh… -Pedía Squalo mientras que por su boca se escurría un pequeño hilo de baba y que intentaba ahogar inútilmente sus sonoros gemidos de placer.

A cada segundo los gemidos y el calor llenaban la habitación, Xanxus aumento la velocidad de las estocadas provocando que Squalo se corriera, y que sin oportunidad a recuperarse empezara a ponerse duro de nueva cuenta.

-Mmmm…. Me…. Me aaahhh… ven… go – gemía Squalo.

Al oírlo, Xanxus aumento aún más la velocidad de sus embestidas, si era posible, y con un fuerte gemido por parte de Squalo y un gemido ronco por parte de Xanxus, ambos terminaron corriéndose; uno sobre su abdomen  mientras se aferraba fuertemente a las sabanas y otro dentro de su amante incrustando su gran falo lo más dentro posible de este.

Ambos al terminar cayeron rendidos en la cama, Xanxus quedando sobre Squalo. Tenían la respiración entrecortada y ambos estaban muy agitados. De un rápido movimiento Xanxus salió de dentro de Squalo y lo volteo quedando frente a frente y comenzando a besarlo apasionadamente.

-Más te vale jamás olvidar que eres mío escoria – gruño Xanxus terminando el beso y acostándose alado suyo.

-Jefe bastardo – fue la contestación de Squalo antes de tumbarse en el regazo de Xanxus y utilizar su pecho como almohada, cayendo rendido en brazos de Morfeo.

Xanxus observo por un instante al peliblanco que se encontraba recostado alado suyo. Su respiración era acompasada y rostro reflejaba tranquilidad mientras dormía profundamente. Y entonces las pronunció, las palabras que jamás diría en voz alta – te amo maldito tiburón – entonces esbozo una pequeña pero tierna sonrisa mientras abrazaba a Squalo y cayo rendido en brazos de Morfeo.

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En la  mañana siguiente un somnoliento y adolorido Squalo se despertaba lentamente debido a lo ruidoso que estaba el cuarto en el que se encontraba, su mente estaba todavía recordando lo que había hecho hace apenas unos momentos, cuando una molesta pero familiar risilla lo saco de sus pensamientos.

-Shishishishishishishi – parece que se divirtieron anoche, replicaba un rubio con una sínica sonrisa en sus labios.

-Bel-sempai… no debe molestar así al amante del jefe o lo matara antes de que yo pueda hacerlo -  contestaba una voz sin sentimiento alguno a las críticas del falso príncipe ganándose una mirada de odio por parte de este.

- Boss – replicaba una voz bastante gruesa mientras observaba la cama donde se encontraba su compañero y jefe estratégico. Mientras que un peliverde retorcía su cuerpo como gusano y unas extrañas estrellitas brillan en sus ojos.

Squalo al observar como todos lo estaban mirando sintió como los colores abandonaban su cuerpo quedando totalmente pálido.

-Voooooooiiiiiiii  qué hacen ustedes aquí – replicó Squalo pero antes de que respondieran a su pregunta, que más bien era amenaza, entro por la puerta un molesto moreno que sin pensarlo dos veces saco su arma y apuntando a todos sus subordinados les dijo – más vale que se larguen de aquí en este mismo momento o los matare a todos malditas escorias – y sin más protesta todos salieron lo más rápido que pudieron de ahí.

Una vez todos habían salido de ahí, Xanxus regreso a ver a Squalo que se encontraba observándolo detalladamente, pues este solo se encontraba con el pantalón puesto.

-Hey basura, por fin despiertas – replico Xanxus a un molesto y adolorido Squalo.

-Qué quieres maldito jefe – pregunto de mala gana el guardián de la lluvia.

-Hasta cuando piensas estar ahí sentado, apúrate y prepárame el desayuno escoria – fue la respuesta más sínica del jefe varia, quien al ver la reacción que creaba en su guardián y ahora amante le divertida de sobre manera.

-Voooooooiiiiii que te crees que soy…  tuu….. Bastardo – replico Squalo tratando de ponerse de pie pero en el segundo que se paró ya se encontraba en el suelo por el dolor en su parte trasera, ocasionando que Xanxus estallara en risas y que Squalo maldijera a todos a diestra y siniestra sobre todo a su inepto y caprichoso jefe.

Así los días de varia regresaron a la normalidad, si a eso se le puede decir normal, pero con una pequeña cosa que hacia la diferencia, y es que al fin, después de tantos años, por fin ellos, el caprichoso león del cielo de los varia había declarado ya por suyo y solo de su propiedad al enfurruñado tiburón, y que el altivo tiburón de la lluvia de los varia había comprendido y aceptado sus verdaderos sentimientos hacia quien el jamás iba a abandonar y que seguiría hasta el mismo infierno.

Notas finales:

Jajajaj espero que hayan disfrutado del fic... este no se hubiera podido llevar a cabo sin el apoyo incondiconal (mas bien molestia ¬¬) de mi querida amiga Kura-chan :3

Si les gusto no olviden dejar sus rewies, acepto criticas, opiniones, amenazas y tomates jejeje XD

Espero leernos pronto

Matta nee ~


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