Now I'm a warrior
Now I've got thicker skin
I'm a warrior
I'm stronger than I've never been
And my armor, is made of steel, you can’t get it
I'm a warrior
And you can never hurt me again.
Los abrazos, los besos, el calor cada vez se hacía más sofocante. Escuchó pasos fuera de la cabaña, pasos que cada vez se hacían más cercanos. Regresó. Luego de casi una semana de no haber pisado el lugar por fin estaba ahí. El mayor abrió con la llave y a su entrada volvió a cerrar.
─Perdón por no haber venido antes amor, pero habíamos estado ocupados con el comeback, tú sabes.
Por supuesto que sabía, ambos solían estar en el mismo grupo hasta su relación, cuando Hoya le pidió que se retirara del grupo porque no quería que nadie más le mirase. Por supuesto Yeol no aceptó, Infinite era algo más que su trabajo, era su familia.
Dejó la comida sobre la estufa apagada y mientras se acercaba a la cama, guardó las llaves en el bolsillo trasero de su pantalón, acarició las manos atadas del menor y se fijó en las marcas moradas que la cuerda había dejado sobre su blanca piel.
Hoya se posicionó sobre el delgado cuerpo ajeno que habitaba la cama y comenzó a besar el cuello blanco del menor, repasando con la lengua cada uno de sus lunares.
─ ¿Me extrañaste? Yo sé que sí. ─Retiró la mordaza que cubría esos labios ahora resecos que tanto le encantaban y unió sus labios a los contrarios en un beso que el menor no correspondió. El hambre lo estaba matando y lo menos que deseaba en ese momento era que su mayor lo tocase.
─ ¿Tienes hambre, Yeollie? ─Se separó un poco para hablar. ─Si eres bueno y te portas bien, podrás comer cuando terminemos. ─Musitó el más bajo mientras acariciaba el cabello ajeno.
Dicho esto, regresó a besar el cuerpo delgado de quien era su novio. Rasgó un poco la ropa que le rodeaba el cuerpo y con eso pudo arrancar una de las mangas, luego la otra y ahora se encontraba con el torso desnudo. Succionó de su blanca piel hasta dejar una notoria marca rojiza.
─Hyung… Mi ropa… ─Musitó Yeol en un tono apenas audible.
─ ¿Eh? ─Miró la descolorida tela sobre el suelo. ─Te traje otro cambio, ese ya no sirve.
El menor se removió en su lugar para quitarse lo entumido del cuerpo, mientras el rapero no dejaba de admirar su delgado cuerpo. El pelinegro bajo a la altura de la cadera de su compañero, sin dejar mirarle a los tristes ojos, sus facciones cambiaban cada día, pero eso era algo que Hoya no notaba.
Si había algo que le gustaba mucho al más bajo, era ver a su SungYeol desnudo; mientras bajaba la bragueta del pantalón ajeno, sus dedos estaban acariciando la extensión del miembro bajo la ropa, deslizó la prenda de vestir por las delgadas piernas del menor, mirando y observando cada parte de la anatomía que conocía a la perfección, hasta haberlo despojado por completo de toda prenda.
─Esta noche será diferente, Yeollie.
Dicho esto, subió a besar los agrietados labios ajenos con ferocidad, buscando desquitar las noches en que no pudo estar a su lado, las noches que pasó sin hacerlo suyo bajo la tenue luz de su pequeña cabaña. Acariciaba los costados del cuerpo bajo el suyo, disfrutando de cada roce con la anatomía ajena.
La mente de Sung Yeol se encontraba inmersa en los recuerdos, todas las noches habían sido iguales desde que llegó a ese lugar, bueno, casi iguales. Antes era más libre, no tenía que estar atado todo el día a esa estúpida cama. Pero cómo fue que llegó a eso. Fácil, intentó escaparse más de una vez.
Por más que intentaba, no podía recordar cómo llegó ahí. Él estaba en la sala de ensayos platicando con su novio, ambos estaban bebiendo de una botella se soju para celebrar su segundo aniversario; se levantó sólo para ir al baño y al regresar siguió bebiendo y bromeando con el menor… Lo último ya no era muy claro, se quedó dormido en el suelo y al despertar ya se encontraba en la cabaña.
El mayor continuó besando al chico alto, sus besos bajaron fugazmente por su mentón hasta situarse sobre su pálido cuello y ahí succionó hasta dejarle pequeñas pero notorias marcas rojizas sobre el color lechoso de su piel, una mano subió hasta las cuerdas que rodeaban las muñecas de Sung Yeol, quien tan solo siseó por el dolor. ─Las cuerdas te han dejado marcas… ¿Te lastiman mucho? ─Se le oprimió el corazón al verlo de esa forma: las manos atadas sobre la cabeza y la tristeza que reflejaban sus ojos. Su mirada no era la misma de antes. Pero no podía dejarlo libre, ya había intentado escaparse un par de veces antes.
Las retiró por completo, dejando al menor libre, o por lo menos ya nada lo ataba a la cama, pero un Hoya lo aprisionaba contra la misma.
Ah… ─Sung Yeol suspiraba por cada beso sobre su cuello, abrazó el fornido cuerpo de su mayor, sus piernas se encargaron de rodear la cintura de su novio, aferrándose por completo a su cuerpo; el rapero introdujo un dedo en la cavidad bucal ajena, luego dos y a los pocos segundos eran tres; una vez que estos estuvieron lubricados con la saliva de su amado, llevó la mano hasta su pequeño y estrecho agujero rosado introduciendo los dos primeros dedos, haciendo movimientos circulares para dilatarlo. Hubiera metido el tercer dedo, pero le encantaba la estrechez de esa entrada sobre su falo, sacó sus dedos, Sung Yeol suspiró por el vacío en su interior y se aferró con más fuerza a su cuerpo después.
El musculoso chico lo penetró con fuerza, no esperó a que el contrario se acostumbrara a su tamaño cuando comenzó a dar estocadas duras y certeras, procuraba salir por completo y volvía a empujar con fuerza en su interior, las paredes anales de su novio presionaban su duro y erecto miembro. ─Espera… ─Murmuró el menor, pero él otro no hizo caso de su dolor y continuó con las fuertes penetraciones. Los gemidos pronto llenaron la habitación, el dolor de Sung Yeol se convirtió en placer y sus cuerpos fueron rodeados por una capa de sudor. Ante los ojos de Hoya, su contrario se veía excitante y tierno de esa forma, sus mejillas eran de un color rojo por igual que sus labios; luego de unos minutos Hoya sintió un débil cosquilleo en el vientre bajo, aumentó el ritmo en sus caderas mientras, haciendo que Sung Yeol saltara sobre la cama; se aferró al menor con fuerza. Una presión se hizo presente en la punta de su duro miembro, un par de estocadas más y terminó eyaculando en el interior de su amado. ─Ah, Sung Yeol…
El menor terminó después que su novio, dejando una mancha de su lechosa esencia sobre ambos torsos. El mayor plantó un beso sobre sus pares al que el chico alto correspondió y salió con cuidado de él.
─¿Yeollie tiene hambre? –Se colocó el bóxer y se levantó de la cama. Dio a su novio la mochila con ropa que trajo para él y mientras el susodicho se vestía con una camiseta ligera y un short, él preparaba la mesa para que los dos comieran. El más alto se sentó a la mesa frente al rapero, su estómago vacío gritaba por comida y su boca por un enorme vaso con agua; todo eso estaba frente a él. Comieron juntos, Sung Yeol no decía nada, solo devoraba la comida y bebía grandes cantidades de agua.
La noche pasó el muchacho de la piel pálida y su novio cayeron cansados a la cama, el menor no recordaba cuándo fue la última vez que se durmió entre los brazos de su novio, pero estaba feliz de no estar solo esa noche, aunque sería más feliz si Hoya lo dejase salir de la cabaña, la soledad lo atormentaba cada día y el mayor no tenía el tiempo de ir todos los días con él.
A la mañana siguiente Sung Yeol despertó, sus manos estaban atadas al cabecero y una mordaza cubría sus labios, el rapero se había ido y ahora estaba solo de nuevo.