Cuando te pones a jugar con la naturaleza jugando con el viento con las hojas de los arboles te das cuenta de que hay algo más, una naturaleza, hasta la vida misma es efímera. Te das cuenta que no sirve hacer algo pequeño, si no algo grande. Siempre esa sensación debe ir acompañada y debes soñar siempre que tus ideales van a cumplirse.
Sin prisa caminas por un parque lleno de hojas, suspiras incansablemente y un sonido te saca de tus pensamientos mientras aluces, miras y te topas con la figura cuyos ojos gritan ¡Arte! Abres tus ojos y tu boca entreabierta te advierte que esa persona te mira con mucha curiosidad, los ojos negros de esa persona se adentran en tu alma y expían las culpas que posees.
Caminas avanzando pocamente y escasamente con seguridad, te afecta todo de esa persona y sin conocerla admites que te atrae, sumergido en esos ojos oscuros misteriosos y fríos te sumerges en su totalidad y cuando intentas salir no puedes. Sigues avanzando hasta toparte completamente con su aliento golpeándote la nariz, suavizando la mirada y relajando los músculos de la frente te das cuenta de que esa persona sonríe delicadamente y miras la comisura de esos labios que viste, con paranoia sonríes y automáticamente los ojos que te absorbieron anteriormente te devuelven a tu normalidad.
Pestañeas varias veces con incredulidad, el sol te pega en los ojos el viento desordena la melena rubia que brilla con los rayos del astro rey, ordenando los cabellos locos te sorprendes de que esa persona se desvanece y volteas despertándote de un sueño creado por la hoja que veías caer tediosamente en el suelo de aquella polis completamente desarrollada. Revives el recuerdo de lo que te pasó y tu mente juega con muchas cosas que pasó. Añoras ver de nuevo a esa persona y con la mano derecha te tocas la frente y suspiras aliviado.
Te levantas y sin ningún punto fijo alzas la cara y te sorprendes de ver a esos mismos ojos. Corres entre la gente de esa gran ciudad, la gente te insulta pero no le prestas atención, corres y hasta que por fin alcanzas a esa persona y le jalas el brazo con desesperación, tu corazón se acelera rápidamente la persona gira y te dice fríamente insultos que te rompen el corazón, ¡Es él! Sin reconocerte te aparta de su lado y te dejas llevar por la muchedumbre deprimiéndote y alegrándote.
Ya no es la persona que conocí – pronuncias resignándote y mostrando una sonrisa – Deidara Namikaze, Itachi Uchiha es ¿inalcanzable? – Regresas a tu casa con paso fuerte y decidido – No, inalcanzable eres tú para él – te dices a ti mismo y con el orgullo que te caracteriza te vas con la frente muy en alto a tu casa.
Caminas bajando el metro y te vas a la estación pagando el ticket. Esperas tu turno y te montas en la cabina, la gente te mira, no le prestas atención, eres un artista. Piensas en lo que te pasó y tu corazón da un vuelco, te excitó ver a esa persona, inmenso placer sientes y tu estómago recibe esas sensaciones en forma de nervios. No dejas de pensar en esa persona y el tic de morderte la lengua regresa.
Chasqueas y miras la ventana, bajas rápido al ser tu parada y caminando fuertemente abres la puerta de tu casa y no hay nadie. Te resignas y buscas en tus cosas la imagen de esa persona, sus cartas y maldiciendo te armas de valor y gritas a todo pulmón que tu puedes. Te levantas, sales de la casa y corriendo por las calles vuelves al mismo lugar de donde regresaste, de donde tuviste esa ilusión. Buscas y no lo encuentras, volviendo a chasquear te sientas en el mismo banco mirando el suelo y reposando del cansancio que tienes.
Te despiertas de la siesta que tuviste hace un rato y meneas de una lado al otro la cabeza dándote cuenta de que la persona a la quien buscas está ahí, te retiene con su mirada y sonriéndote avanzas sutilmente sin creerte lo que pasó, el recuerdo del metro y tu estómago en forma de nervios te hace temblar y pensar rápidamente, no te explicas el hecho que acaba de pasar y con furor no permites que te bloquee.
El viento desordena tu cabello y sin cometer el mismo error de antes lo sostienes sin parpadear, pero algo llama tu atención volteando a ver una mariposa que se te topa en la nariz, cuando te concentras la persona a la quien ves te da la espalda, corres sin pensarlo y un recuerdo tenue te golpea el subconsciente, estás persiguiendo a alguien que ya perseguías y mucho antes de lo sucedido ya estás golpeando a la gente para que te de espacio y así poder alcanzarlo.
Con un brazo que estiras y un codazo en tu estómago jalas a esa persona tumbando a otras más, sin prisa se voltea y sin remedio toca tu brazo y mirándote fuertemente te dice que no lo sigas, sin cometido dejas libre a esa persona y una vez más con un suspiro te dejas llevar por la muchedumbre, hundiéndote en tus pensamientos regresas al lugar de inicio.
Rápidamente abres los ojos y te sorprendes, tu corazón late rápido y mirando a las esquinas el sol te vislumbra haciéndote recordar que la persona a quien mirabas te mira, las reminiscencias te golpean y al acercarse esa persona te acuerdas de la sensación del estómago cuando estabas en el metro, de la excitación, del rechazo cuando corrías a perseguirlo, de tu impulsividad a buscarlo, te despiertas bruscamente dándote cuenta de que todo fue una Ilusión, que nadie te miraba y que a nadie seguías observando que la hoja que veías caer reposa ahora en tu pierna izquierda.
Regresas a tu casa y suspiras pensando en él.
Itachi Uchiha