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Castigo por 1827Forever

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Notas del capitulo:

Esto tiene LEMON, y del bueno. 

Katekyo Hitman Reborn no me pertenece, sol hago uso de los personajes de la forma que más me guste.

Pov´s Autora:

-"…sto no puede estár pasando"- fué lo que pensó el presidente del Comité Disciplinario de Nami-chuu,
Hibari Kyoya, el hombre más temido de Namimori, aquel Carnivoro que muerde hasta la muerte a todo
aquel que se atreva a perturbar la paz de su escuela... No es normal que un pensamiento como éste pase por
la mente del prefecto, sin duda tuvo que haber sucedido algo que lo impactara. Y así fué, el Azabache no
podía creér lo que veía, pero "eso" en realidad estaba pasando justo frente a sus ojos... Sawada Tsunayoshi
(el Herbívoro más debil y patetico de todo Namimori) estába masturbandose en el salón de clases cuando
nadie, exepto por un Azabache escondido, lo veía.

Flashback (hace 30 minutos)

Pov´s Hibari:

Como de costumbre comenzaba con mis rondas de patrullaje por toda la escuela, ya no quedaba nadie y se
podía disfrutar del silencio. A punto de retirarme escuché unos ruidos provenientes de uno de los salones,
deslizé despacio y en silencio la puerta para hechar un pequeño vistazo y fué ahí cuando lo ví. El Herbívoro
Sawada Tsunayoshi estaba completamente desnudo, sentado en su pupitre con las piernas completamente
abiertas, gimiendo y masturvandose de una manera desesperada.

Fín Flashback

Mi primer pensamiento fué morderlo hasta la muerte por realizar actos tan impuros en mi escuela, pero por
más que le ordenaba a mi cuerpo moverse éste permanecía estático sin avanzar ni retroceder. Supongo que
aquella escena fué demasiado shockeante, pero extrañamente no podía dejar de observar cada detalle.

-¡AH!... ¡ah!... mnn... ¡ahh!- hasta ese momento no lo había pensado, pero ese maldito Herbívoro tenía un
cuerpomuy hermoso. Era pequeño y se veía muy delicado, su piél era ligeramente bronceada y se veía muy
suave, tenía un par de hermosos, pequeños y apetitosos labios rosas, un par de pequeñas piezas rosas que
parecían realmente sensibles, pidiendo ser tocadas, pelliscadas, lamidas, chupadas y mordidas. Ese pequeño
cuerpo y un rostro tan inocente con dos hermosas joyas brillantes de color caramelo, sin mencionar el
cabello Castaño y alborotado que a su vez se veía tan suave y agradable al tacto... Debía ser una mentira
¿Como es posible que ese Herbívoro de aspecto siempre tan simple y aburrido pudiera verse de ésta manera
tan hermosa, lujuriosa y desvergonzada a la vez?

Tenía un lío en su cabeza, el cuál fué interrumpido por uno de los gemidos que emitía el Herbívoro que no se
percató de que lo observaba- ¡Ah, Hibari-san! ¡No pares... por favor!- gemía el Castaño con un pequeño hilo
de saliva que salía de su boca, sus mejillas sonrojadas y pequeñas lágimas que inundaban esos ojos de color
miél, que desesperadamente rogaban por más y los hacía ver totalmente resplandecientes, aún más que
éntes- ¡Ah!... Más, ¡Amame mucho más!

-"…sto no puede estár pasando"- pensó temblando- "¿Entonces le gusto a aquel Herbívoro tanto como
para llegar a esos extremos?"- pensó mirando fijamente, y con un pequeño sonrojo casi impeceptible, como
se tocaba su pequeño miembro. El prefecto no sabía como responder, debía admitir que no le desagradaba
tal demostración, sinó todo lo contrario, se sentía realmente exitado y tenía pensamientos realmente
lujuriosos sobre lo bueno que sería penetrarlo con fuerza en el helado suelo, poder probar el sabor de esos
labios y que esas hermosas manos y piernas rodearan su cuello y cintura rogando por más.

-Hibari... san, te amo- dijo el Castaño bajando de su escritorio, apoyandose en él y lamiendo uno de
sus dedos para luego comenzár a dilatar su entrada con una mano y seguír masturbandose con la otra.

-"Hm~ Conque esas tenemos"- pensó el Azabache sonriendo de lado maliciosamente- "Será mejor que
castigue a ese Herbívoro desvergonzado"- lentamente y en silencio abrió la puerta y se acercó al Castaño
por detrás para observárlo mejor. Mientras avanzaba se dió cuenta de lo hermosa que lucía la piél del
Castaño contrastada con el rojizo atardecer, tenía un tono rojo-perlado que solo él podría lucir. Todos
éstos pensamientos rondaban en la mente del Azabache, que en ese momento sentía como su respiración se
aceleraba y profundizaba junto con una creciente presión que se daba bajo sus pantalónes. Dejó de pensar
al ver como el Castaño se auto-penetraba con dos de sus dedos mientras acariciaba uno de sus pezónes.

-Ya... no puedo más... Kyoya... ah, ah me vengo, ¡Kyooyaaaahhh!- finalmente se vino en su mano,
sacando los dedos de su interior y recuperando el aliento entre sollozos- Lo siento, Hibari-san, lo siento-
dijo llorando cuando sintió como álguien lo tomaba del brazo. El menor quedó paralizado al ver que se
trataba del Prefecto cuyo nombre utilizó para darse placer minutos atras- Hibari-sa...- fué interrumpido
por el Azabache que lo empujó sobre su escritorio y levantó sus dos piérnas colocandolas en sus hombros.

-Si que tienes agallas para hacer ésto en mi escuela, Sawada Tsunayoshi- dijo mirandolo fijamente.

-Hibari-san... e-ésto... n-no es lo que creés.

-Entonces espero que tengas una buena razón para ésta clase de comportamiento, de lo contrario
Kamikorosu- dijo sonriendo de lado.

El Castaño al no tener excusa alguna comienza a llorar y pedirle disculpas- Disculpeme, Hibari-san...
Realmente debes odiarme ahora, pero no pude detenerme, a mi... Realmente me gustas Hibari-san.

El Azabache no se sorprendió por la confesión del Castaño, es más, estába encantado, y no pudo evitar
pensar que ese pequeño pervertido era la cosita más linda que había visto en toda su vida. Aunque no lo
demostrara estába demasiado felíz, por lo que no esperó más y acercó 3 de sus dedos al Castaño que lo
miraba confundido. El Azabache sonrió de lado y le dijo- Lámelos.

-¿Eh?- preguntó sorprendido aún con lágrimas en los ojos.

-He dicho que los lamas, Herbívoro- respondió serio.

-... Si- respondió sonrojado y comenzó a lamer los dedos del Azabache uno por uno, humedeciendolos bién
y probando su sabor, para luego meterlos en su boca y chuparlos con fuerza ya que no quería olvidar esa
sensación. Pero aún así pensó que era extraño que el Prefecto le orderara eso en lugar de morderlo hasta la
muerte.

El Azabache disfrutaba de la vista y la sensación de esa cálida, húmeda y suave boca succionándo sus 3
dedos. Cuando fué suficiente retiró sus dedos de la boca del Castaño y los lamió probando su saliva.
- Dulce y caliente- dijo el Prefecto provocandole un sonrojo al Castaño, que estába sorprendido y a la vez
felíz- Bién, es hora de empezar.

-¿Eh?- exclamó confundido.

El Azabache, sin ningún aviso y para sorpresa del Castaño, metió sus tres dedos júntos en la entrada aún
sensible del Castaño comenzándo a penetrarla y ensancharla. Lo que a su vez provocó un grito de sorpresa
en el Castaño.

-¡Aaahh!... ¡Duele!... ¡Duele Hibari-san!- gritó con todas sus fuerzas mientras apretaba fuertemente sus
ojos y los dedos de su Prefecto.

-Relájate, podrás estar bastante húmedo pero solo alcanzaste a usar dos dedos, sinó lo haces realmente te
dolerá.

El menor abrió sus ojos como platos por la sorpresa- "¿Cómo Hibari-san sabe eso?"- pensó, así que miró a
su Prefecto y le preguntó directamente con su temblorosa voz- ¿Cuánto viste, Hibari-san?

-No llegué a ver como te desvestías, pero vi todo hasta el finál- contestó con un tono burlón.

Desesperado y avergonzado comenzó a retorcerse y gritar para liberarse- ¡Suéltame!, ¡Déjame ir, por favor
Hibari-san!- pero el Azabache no lo escuchó, con la mano que le quedaba libre sujetó las muñecas
del Castaño para que dejase de luchar y en un movimiento unió sus labios con los del menor en un beso
salvaje y sofocante mientras continuó dilatando su entrada.

El Castaño poco a poco dejó de luchar y cedió ante aquel beso, dejandolo completamente relajado y sin
energías. Se volvió completamente dócil, cosa que aprovechó el Prefecto al darse cuenta.

…ste soltó al Castaño y comenzó a estimular y lamer sus pezónes, miéntras que paseaba sus manos por el
estómago y caderas del Castaño, lo que provocó varios gemidos y jadeos de placer del Castaño.

-Hey, abre tus piernas y sontenlas firmemente- ordenó al Castaño y éste obedeció sin queja alguna. El
Azabache estába muy complacido al ver a su pequeño y lindo Castaño abierto enteramente de piernas y
disfrutando de sus caricias. Así que no se demoró más y comenzó a lamer su pequeño miembro con toda la
intención de volver loco al menor, lo cuál logró.

-¡Ah!... ¡Ah!... ¡Ah!... ¡Hibari-san!... Ngh... Mnn... ¡Ahah!- gemía sin parar con sus mejillas rojas y lágrimas
saliendo de sus ojos, que parecían resplandecer más que nunca.

Al ver al Castaño en su más alto punto de belleza y exitación pudo sentir el fuerte deseo incontrolable de
querer protegerlo y mimarlo hasta deretirlo. Así que sin más cambió lugares con el Castaño y le dijo- Ahora
es tu turno, puedes hacer lo que quieras- el Castaño se sorprendió, pero no desaprovechó la oportunidad y
lentamente abrió los pantalones del Prefecto, dejando al descubierto la enorme erección de éste. Tragó
saliva como alguien que ve un delicioso platillo y rápidamente comenzó a darle una felación.

El Castaño empezó lamiendo la punta y luego el resto para lubricarlo, al terminar lo metió en su boca y lo
llevó hasta el fondo varias veces con un lento y, a veces, desesperado vaivén que le permitía saborear cada
parte de ese delicioso miembro. Nunca lo dijo en voz alta (por obvias razones) pero ésa era una de sus
mayores fantasías, que ahora se volvía realidad.

-Parece que lo estás disfrutando, Tsunayoshi- exclamó mientras miraba el asombroso servicio por parte del
menor. Era impresionante, ya algúnas veces lo había visto en los pasillos solo o rodeado por los otros
Herbívoros, pero nunca pensó que alguien con una apariencia tan común pudiera convertirse en un
Carnivoro con tendencias ninfomaníacas desvergonzadas.

-Si, Hibari-san- dijo complacido al escuchar su nombre.

-Kyoya, llámame por mi nombre como cuando te viniste, quiero oírlo.

-Kyoya- dijo terminando su trabajo.

-¿Que quieres que haga ahora, Tsunayoshi?

-¿Eh?

-Haré lo que deseés, solo pidemelo con esos labios- tomó de la nuca al Castaño para acercarlo a él y le dío
un dulce beso.

El Castaño se sorprendió pero inmediatamente correspondió el beso. Enredando sus brazos en el cuello del
Azabache y éste posando sus manos en la nuca y cadera del menor convirtieron ese dulce beso en uno
aún más dulce y demandante lleno de sentimientos. Ámbas lenguas bailaban mientras sentían el calór de
ámbas cavidades. Se separaron y el Castaño respondió la pregunta del Azabache.

-Yo... Quiero que me ámes más, mucho más- respondió sollozando.

-Entiendo- dijo volviendo a las posiciones originales- Ahora mismo te amaré con todo mi ser, será mejor
que te prepares, Tsunayoshi.

-Si, Kyoya.

Lentamente comenzaron las caricias de nuevo, pero ésta vez eran más gentiles y placenteras. Los besos aún
les quitaban el aliento a ámbos, pero resultaron mucho más satisfactorios. Había llegado el momento para
volverse un solo ser, el cuál no se hizo esperar, y lentamente el Azabache introdujo su miembro en la
entrada del lindo Castaño, y éste lanzó un grito ahogado de placer. No sentía nungún dolor, solo una leve
molestia enterrada entre tanto placer. Una vez completamente dentro el mayor comenzó a dar lentas
estocadas.

-¡Ah!... mnn, haah... Kyoya, se siente bién... ¡Más por favor!

-Lo haré aunque no me lo pidas- dijo para luego aumentár la velocidad de las estocadas al mismo tiémpo
que el Castaño enredaba sus piérnas el la cintura del Prefecto para que éste llegara más profundo.

Unos minutos después el Castaño, que no dejaba de recibir las profundas estocadas del Azabache, se sentía
totalmente relajado, como si estubiera entre nubes. Hasta que dió un grito de placer que sobresaltó al
Azabache, hasta que entendió lo que sucedía- Le di a tu punto de placer ¿Verdad?- sonrió de lado mirando
como el menor aún temblaba y jadeaba sin control... El Castaño estába ya a punto de venirse hasta que
sintió una presión en su pequeño miembro. El menor bajó la vista y se encontró con que el Azabache había
hecho un nudo con la corbata del uniforme del menor- Aún no puedes venirte, no hasta que yo lo diga- dijo
con su expresión seria de siémpre- Todavía no te he castigado por divertirte tu solo- El Azabache empezó a
embestir con más fuerza pero centrándose en darle unicamente a ese punto, que al no ser capáz de terminar
ahogaría completamente al Castaño en la locura más pura. Por la mente del Azabache rondaba un único
pensamiento que no lo dejaba tranquilo- " Aún no puedo dejarlo terminar, si lo hace será el fín y aún no lo
he visto llegar a su límite".

-¡Ah!... ah... ahh, ya no... ¡Ah!... más... por... ¡Ah!... favor... Kyoya- sentía que se desmayaba, su respiración
le fallaba y por si fuera poco el Azabache decidió unir sus labios-" Ya no puedo más "- pensó, ya no le
quedaban fuerzas y justo antes de desvanecerse el Azabache lo tomó de los brazos y lo cargó.

-Has soportado bién el castigo, ahora te daré tu recompensa. Ámbos terminaremos ahora así que
disfrutemos hasta el finál Tsunayoshi.

Debería decir que no pués su cuerpo ya se encontraba en el límite, pero amaba tanto a su sexy Azabache que
le era totalmente imposible negarse- Si Kyoya, haz lo que quieras conmigo- dijo con sus mejillas sonrojadas
y esos hermosos ojos color miél fijos en aquel sexy Prefecto que se quedó con su virginidad.

De esa forma el Azabache hizo caso de aquellas tentadoras palabras y dió vuelta al Castaño que quedó
apoyado en el escritorio, apresado por los fuertes y cálidos brazos del Azabache en un tiérno y suave
abrazo, mientrás que éste besaba y marcaba el cuello perlado del menor sin dejar de dar embestidas
certeras en la zona erógena del menor, haciéndolo gemír placenteramente.

A última instancia el Azabache giró la cabeza del menor dandole un apasionado beso y desatando la
corbata de su pequeño miembro, provocando que se vengan al mismo tiémpo. El Azabache dentro del
menor y el Castaño en su pequeño vientre y sobre su pupitre.

El Castaño podía escuchar las respiraciones de ámbos tratando de normalisarse, y antes de caér dormido
llegó a escuchas las últimas palabras del Azabache.

-Acabas de manchar propiedad de la escuela, debería morderte hasta la muerte... Pero te dejaré ir
por hoy, así que mañana reportate a la oficina del Comité Disciplinario cuando las clases hayan concluido,
te castigaré como ahora.

Ni siquiera contestó a la orden dada por caér en un sueño profundo. Pero el Azabache alcanzó a ver una
sonrisa en el rostro durmiente del Castaño, a lo que corespondió con un beso de " Buenas Noches ".

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Ya era de noche y el Castaño se despertó en su propia habitación. Junto a su cama estába su tutor haciendo
guardia.

-Finalmente despertaste Dame-Tsuna- dijo su tutor.

-Reborn, ¿Por qué estoy en casa?

-¿No recuerdas?- preguntó el bebé- Hibari te cargó hasta la casa, dijo que te quedaste dormido.

-¿Eh?, Entonces... ¿Todo fué un sueño?- preguntó el Castaño- "Debió serlo, después de todo sería imposible
que algo así pasara"- pensó triste.

-¿Sueño?, ¿Acaso soñaste algo bueno?

-Si, fué un sueño muy bueno. El sueño más felíz que tuve jamás- dijo sonriendo a su tutor.

-A mi no me parece que haya sido muy felíz- respondió el bebé con un semblante serio mientras convertía a
Léon en un espejo- Mirate, a mi me parece como si fueras a llorar.

El Castaño se vió al espejo y se dió cuenta como sus ojos estában rojos y vidriosos. Poco a poco fué
dejando que la tristeza se apoderara de él. Derramando lágrimas, tratando desesperadamente de contener
sus sollozos, sintiendo como su corazón se partía en mil pedázos.

Reborn quedó pensativo, de alguna manera entendía lo que estába sucediendo. Al final solo aconsejó a su
estudiante que descansara y luego de tanto llorar cayó rendido ante el sueño.

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Al día siguiente en Nami-chuu las clases transcurrían como siempre, salvo por un Castaño con la mirada
baja y perdida. Los amigos de éste notaron el estado que mantenía, no podían evitar el preocuparse.

Miéntras tanto, en la oficina del Comité Disciplinario, el Prefecto revisaba unos papeles hasta que sintió
una aura asesina en la ventana, y al dirigir su mirada recivió un disparo, el cuál esquivó. Por aquella
ventana se veía la sombra de un bebé.

-Bebé, ¿Que haces aquí?- dijo secamente- Me alegra que finalmente quieras pelear, pero por hoy estoy
ocupado.

-Desafortunadamente tendrás que cancelar tus planes de hoy, nadie que no forme parte del Comité
Disciplinario entrará por esa puerta- dijo con la mirada escondida debajo de su sombrero y sosteniendo su
arma cerca de su mejilla.

-¿A que te refieres?- preguntó amenazante, pués tenía un mal presentimiento.

-El día de ayer te divertiste con Tsuna, vengo a devolverte el favor.

-No se de que me hablas bebé.

-No te hagas el tonto, tuve que investigar lo que sucedió pués ese Dame-Tsuna no quizo hablar del tema.
Descubrí lo que sucedió en el salón de Tsuna, ése inútil creyó que solo había sido un sueño, aunque creo que
eso fué lo mejor.

-¿Un sueño?- dijo con su enojo en aumento.

-Así es, añoche no podía dejar de llorar porque creyó que fué un sueño- dijo descubriendo su mirada.

El Azabache abrió sus ojos como platos por la sorpresa.

-Escucha, Tsuna es mi alúmno y no puedo dejar que lo sigas lastimando. Por esa razón debo asegurarme de
que no serás un obstáculo para su desarrollo- afirmó apuntando al Azabache que se puso en guardia.

La tensión era cortante, ámbos se miraban fijamente para anticipar los movimientos del otro, hasta que el
bebé bajó su pistola y lanzó una pregunta inesperada.

-A ti... ¿Te gusta Tsuna?

-No comparto mi privacidad con nadie bebé- respondió al instante.

-Entonces no vuelvas a hacer eso, no quedes con Tsuna a solas, comportate como siempre y no le hables.
Estoy seguro de que conoces los sentimientos de mi alúmno, por esa razón... Si no sientes lo mismo y no
planeas corresponderlo mantente al margen. De lo contrario te las verás conmigo- amenazó dandose la
vuelta.

-¿No vas a pelear conmigo?... No creo que solo hayas venido a darme una advertencia después de todo ese
discurso.

-Porque sé que en el futuro habrán muchas situaciones dificiles. En esos momentos necesitaremos de
nuestros familiares más fuértes. Esa és razón sufuciente para dejarte con vida... Hm, además... Incluso
aunque no correspondieras sus sentimientos Tsuna se pondría muy triste si desapareces. Quizá no sientas
lo mismo, pero para él ya eres alguien muy importante, solo tenlo en cuenta... Ah, se me olvidaba- dijo
volviendo a mirar al Azabache- Espero que la respuesta sea favorable, porque sería un problema si no te
responsabilizas de tus actos.

-¿De que hablas?- preguntó a punto de perder la paciencia.

-Ah, ¿No lo sabes?- esbozó una sonrisa- Esa éra la primera vez de Tsuna.

-Estás mintiendo- dijo temblando un poco por el shock y la emoción.

-Es la verdad, no sé si esa fué también tu primera véz o no, pero tu le quitaste la virginidad a Tsuna
- volviendo a su expresión seria- Bueno, eso era todo lo que tenía para decirte, nos vemos Hibari.

El Azabache quedó muy pensativo por la conversación/regaño que tuvo con el bebé. Por primera vez no
sabía que hacer, no sabía que era lo que sentía por aquel Herbívoro-" Es verdad que es el primero al que
llamo por su nombre... También creo que és muy lindo, ayer no me pude resistir, se veía hermoso con el sol
contrastando con su piél ligeramente tostada, y se veía aún mejor gimiendo de placer debajo mio. Además...
- recordando- No pude evitar que mi corazón latiera cuando dijo que le gustaba... Wao, nunca había sido
tan honesto conmigo mismo, supongo que es cierta aquella frase que dice "El amor nos cambia
completamente". Aunque es un dicho de Herbívoros no me molesta del todo".

Las horas pasaron hasta que sonó la campana que indicaba la salida de todos en la escuela, el Castaño se
encontrába más tranquilo gracias a que sus amigos le levantaron el animo. Iba por los pasillos hacia la
entrada de la escuela hasta que se dió cuenta que había llegado a la sala del Comité Disciplinario, de
repente las imágenes de aquel sueño comenzáron a emerger y recordó las palabras del Azabache que
apareció en sus sueños- " Mañana reportate a la oficina del Comité Disciplinario cuando las clases hayan
concluido, te castigaré como ahora"- sabía que como era costumbre el Prefecto se encontraría revisando
que no queden estudiantes en la escuela, pero que normalmente comienza con el exterior y los alrededores
fuera de ésta, por lo que decidió hechar un vistazo.

Al deslizar la puerta se quedó helado al ver al Prefecto sentado en el sofá, a decir verdad había rogado
durante todo el día para evitar encontrárselo en los pasillos o en la azotea. Todo en lo que pudo pensar era
que quería correr lo más lejos que fuera posible del Azabache real y de sus sueños. Rápidamente salió de allí,
y miéntras se apresuraba a la salida pudo escuchar como alguien lo perseguía, se dió la vuelta y vió al
Prefecto corriendo detrás de él.

La persecución duró unos minutos hasta que el Castaño entró a un salón para esconderse, debía pensar en
una manera de escapar y viéndo a su alrededor se dió cuenta que estába en el mismo lugar que en su sueño.
Depronto se abrió la puerta del salón dejando ver a un Azabache muy enojado que, en un movimiento,
atrapó por la cintura al menór que intentaba escapar.

-¿A donde crées que vas?- dijo con su voz enojada- Creo haberte dicho que te dirigieras a la sala del Comité
Disiplinario después de la escuela... ¿Realmente no pensaste que lo que pasó ayer fué un sueño verdad?

Si ántes temblaba por haber sido tomado de la cintura ahora estába en shock por las palabras del
Azabache. Quería hablar, quería poder preguntarle si no había sido un sueño, pero simplemente las
palabras no salían, lo único que podía hacer era temblar incontrolablemente.

El Azabache ya no podía esperar más, así que solo abrazó fuertemente al Castaño y dejó fluír los
sentimientos convertidos en palabras y acciónes que se encerraban dento de él.

-Si no quieres hablar entonces solo escucha... Tu crées que todo fué un sueño, pero el hecho de que estuviste
en mis brazos es reál- decía mientras el Castaño empezó a escuchar atentamente- Esa vez simplemente no
pude contenerme, después de todo...- empezó a sonar malicioso miéntras el Castaño se voltéa- ¿Quien
hubiera pensado que podías llegar a ser tan sexy y desvergonzado?

El Castaño se puso rojo hasta las oréjas miéntras que el Azabache comienza a jugar con su cuerpo,
provocando que éste se estremesca y deje salir suaves suspiros- Ah... Mmh.

-¿Lo ves? Aunque no lo creas tu cuerpo es maravillosamente honesto. Reconoce el tacto de mis manos y por
sobre cualquier cosa... mis labios- dijo uniendo ámbos pares de labios en un suave beso apasionado.

-Ah... Hibari-san.

-Recuerda que ahora me llamas Kyoya, Tsunayoshi.

-Si... Kyoya- respondió completamente sumiso.

Ámbos continuaron creando y recordando cada uno de esos dulces momentos. Miéntras que el Castaño
repetía contínuamente la anterior confesión que le hizo al Azabache.

Solo la repetía por dos razónes: La primera era por buscar más placer y la segúnda para afirmarle al
Azabache sus sentimientos.

-¡Ah, Kyoya!... ¡Te amo!... ¡En verdad... te amo!- gritaba miéntras se auto penetraba con el miémbro del
Azabache que estába debajo, recostado en el suelo.

-Tch... Hablas demaciado- dijo besando al Casaño e invirtiendo las posiciones- Si aún vas a seguir
parloteando debes escucharme primero- respondió al separarse de sus labios y deteniendo sus caderas
- Escucha atentamente, pués no te lo repetiré- se acercó al aído del Castaño y susurró suavemente esas
palabras que no dijo el día anterior- Te amo, Sawada Tsunayoshi.

No había equivocación alguna, el Azabache había respondido positivamente ante la declaración del menor.
Aquel Castaño no pudo hacer otra cosa sinó llorar de felicidad. Por más que el Azabache lo intentara no
pudo lograr que desaparecieran, ni tampoco esa expresión de pura y simple felicidad.

Casi llegaba el momento de acabar y el Azabache había sentado al Castaño en sus piernas, miéntras que
éste rodeaba al mayor con sus brazos en un atrapante abrazo. Ante tantas oleadas de exitación los dos
enamorados separaron su beso, y tras unas estocadas más llegaron al éxtasis, llenando y manchando a su
pareja. El Castaño, en lugar de lanzar un grito sin sentido de placer, gritó lo más alto que pudo el nombre
de su pareja al sentir su cálida semilla llenár por completo su ser.

Después de asearse y arreglarse se escuchaba un silencio casi palpable entre los dos.

-Um, Kyoya... Mnnh- fué cortado rápidamente por un beso húmedo del Azabache- Ah... ahh... ¿Por...
que?

-Llama a tus padres.

-¿Eh?

-Diles que dormirás en lo de un amigo y mañana volverás al caér la noche.

-¿Por que, Kyoya?

-Porque ahora eres mío, no créas que te dejaré ir tan facilmente. Aún no entiendes lo que significa
convertirte en mi novio- contestó sonriendo con una expresión en sus ojos que mostraba que tan
apasionado y lujurioso podía llegar a ser- Además, todavía no te he castigado por desobedecerme. Tenías
que presentarte en el Consejo Disciplinario, ahora recibirás doble castigo.

Los ojos de color miél del Castaño brillaban con tanta felicidad que el Azabache se distrajo con ellos y no
vió cuando el menor esbozó una sonrisa repleta de ternura con la que respondió al mayor- Si Kyoya,
castigame tanto como deseés- respondió comenzando de nueva cuénta un dulce beso.

Por supuesto, el Azabache se sorprendió ante tal acción atrevida por parte del Castaño, pero no se quedó
atrás, tomó de la cintura al Castaño y correspondió aquel dulce beso con uno mucho más dulce y
placentero.

En algún lugar apartado Reborn observaba satisfecho a su alúmno y al Azabache- Hm, parece que no
tendré que desacerme de Hibari después de todo. Solo espero que sepan llevar bién su relación, no tengo
tanto tiémpo como para arreglar todos sus problemas- alegó sonriendo.

FIN.
Notas finales:

Espero y les haya gustado, subiré los demas tan pronto como pueda. Nos vemos.

CIAO CIAO~


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