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Dulce Noche por KazumiYagami

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Notas del fanfic:

Death Note ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Tsugumi Obha y Takeshi Obata, sin embargo, la presente historia es de mi mera autoría.

Notas del capitulo:

Fic que originalmente era one-shot. Ahora he decidido agregarle un capítulo más y además lo he re-editado.
Espero les guste ;')

CAPÍTULO I: Dulce Noche.

Estaba algo confundido, más bien desorientado, miraba desde la ventana del automóvil con un pulgar en su boca, mordiéndolo de vez en cuando. Aún dolía el golpe en su cabeza, pues sabía que Beyond, su hermano mayor, no le preguntaría “¿Elle me acompañarías a tal parte?” Claro que no, simplemente haría lo de siempre; golpearlo, dejarlo inconsciente, subirlo al carro y partir con él como saco de papas hasta su destino.

Y allí estaban ahora, el mayor tranquilamente manejando como si nada, y él en su típica posición fetal, acomodado en el asiento del copiloto.

—¿No me dirás nada?— Habló Beyond luego de mucho, con una sonrisa sarcástica posando sus ojos rojos en los de Elle— ¿Por qué tan callado hermanito?

El menor ni siquiera quiso mantener la mirada, simplemente la desvió hacia otro lado con un gesto de evidente molestia.

—Te he dicho mil veces que me pidas con palabras cuando quieras que te acompañe a algún lado.

—Aish, no te enojes ¿Sí?. Te conozco y sé que si te decía hacia donde vendríamos te negarías— No le daría importancia a un tema tan estúpido— Resígnate, conmigo no puedes, lo sabes bien.

—Pff, idiota...— No discutió, ya lo sabía de sobra— ¿Y adónde se supone que me llevas?

—Ya lo verás hermanito, ya lo verás.

Al cabo de unos minutos, ya habían pasado el límite de la ciudad, dando paso a una que otra posada, donde la iluminación artificial se hacía cada vez menos presente. Finalmente, el mayor se adentró en un camino algo frondoso, todo para terminar a las afueras de una gran casona de estilo occidental, pero por alguna razón a Elle no se le hizo demasiado “hogareño” el ambiente.

—¿Dónde estamos Beyond?— Habló el ojinegro, mirando con algo de precaución el sitio al que había sido llevado por su hermano, en un claro intento de “secuestro express”.

—¿Qué acaso no lo ves? Es el mejor lugar para pasar un buen rato, siempre vengo aquí— Le aclaró el pelirrojo en tanto, estacionándose en un lugar -al parecer- reservado para él.

—Pero se ve tan raro... y está alejado de la ciudad, ¿Qué es?

—Un burdel gay— Dijo como si nada el otro, decorando su rostro con una de sus típicas sonrisitas de triunfo.

—¡¿Qué?!

Elle estaba que no lo creía ¿Su “inocente’’ hermano -según sus padres- visitando un lugar como ese? ¡¿Cómo era posible?!. Era cierto que sabía de muchas facetas desconocidas para otros del mayor, pero no eran a ese extremo de acostarse con uno del mismo sexo. Simplemente no le cabía en la cabeza.

—¿Y... Porqué me trajiste aquí?— Preguntó no muy convencido, tragando grueso.

Siendo Beyond, ahora si se podía esperar cualquier cosa.

—Pues obvio, para que te estrenes idiota— Le escupió, rodando los ojos— Ya viene siendo hora de que pierdas la virginidad, ¿No crees?— Rio secuaz, saliendo del auto y siendo seguido rápidamente por Elle.

—¡E-Espera! ¿Có-cómo sabes que yo nunca he...?

El sonrojo en sus mejillas delató su nerviosismo, pues nunca había hablado del tema con nadie y no sabía siquiera formular una pregunta coherente sobre sexualidad a sus escasos 18 años.

—Se te nota, además nunca te he conocido una novia, eso ya es bastante raro— Rio con sorna al ver como se sonrojaba más su par adolescente.

Y es que a pesar de compartir la misma sangre, eran demasiado diferentes. Estaba Elle, quien era algo inocente, apegado demasiado a las reglas, un tanto alegre y calculador, por otra parte Beyond, disgregado de toda autoridad, rebelde, aventurero, arriesgado a cometer cualquier acto legal o no... Sin duda, un par de hermanos bastante curiosos.

—Pero, ¿Por qué aquí? Somos hombres...

—Fácil, las mujeres se quejan mucho y aquí encontraremos unas ricuras deliciosas, seguro que te gusta alguno— Afirmó, siendo atendidos por un gentil mayordomo que se encargó del automóvil y posteriormente otro abrió las puertas del lujoso lugar.

—Joven Beyond, qué gusto tenerlo nuevamente por aquí.

De inmediato les recibió el -al parecer- mandamás del burdel, un hermoso chico rubio de aspecto delicado y tosco al mismo tiempo, que vestía un elegante atuendo de cuero negro que se apegaba exquisitamente a su curva y bien moldeada figura.

—El gusto es mío bombón— Beyond le guiñó un ojo de manera coqueta, el otro no se impresionó, pues esas manías eran propias del oji-rojo cada vez que los complacía con su visita— Esta vez vine con mi hermano menor, Elle— Presentó, abriéndole paso al nombrado.

—Oh, joven Elle, también es un gusto tenerlo por aquí. Llámeme Mello, si hay algo que desee no dude en pedirlo por favor— Explicó dando una pequeña reverencia, como con cada cliente lo hacía.

—Emm... Sí, gracias...

—Y dime hermoso— Se apresuró en decir Beyond, envolviendo uno de sus brazos en torno a las caderas del de ojos azules y bajando despreocupado una de sus manos hasta las nalgas de éste— ¿Qué tienes de bueno hoy?

—Pues, justamente hace unos días nos llegó un chico que es por completo una joya, aunque verdaderamente... Es un poco complicado de tratar— Guió a ambos hasta el salón principal, en donde los clientes privilegiados escogían su “mercancía” para pasar la noche— ¡Tú, ven aquí! — Mello llamó con la mirada a un pequeño chico, que a paso lento y desinteresado, caminó hasta ellos mientras enredaba uno de sus incoloros mechoncitos entre sus dedos.

Sus hebras blancas iluminaban hermosamente su rostro infantil, acompañado de dos encantadoras orbes negras, que vacías se posaban en el suelo. Ciertamente, el muchachito llamaría la atención de cualquiera, pues un albino era demasiado difícil de encontrar en el negocio y sobretodo uno tan bello como él.

—Toda la razón, una exquisitez...— Dijo el oji-rojo, observándolo de pies a cabeza y relamiéndose los labios, prácticamente desnudándolo con su pervertida mirar— Se ve... Delicioso.

Ante tales palabras, el peliblanco hizo una mueca de absoluto desagrado, la cual todos los presentes percibieron. Su rebeldía se vio de inmediato, pero obviamente Mello, como el dueño del lugar le dio a entender enseguida su posición.

—No seas grosero con nuestros clientes pequeño, saluda como es debido.

—Tsk...— Ni se inmutó, al contrario, mordió su labio inferior fuertemente y desvió la mirada, reprimiéndose las ganas de golpear al oji-azul allí mismo, –que como tantas otras veces- lo retaba como si de su padre se tratara.

—Discúlpenlo, creo que aún no está disciplinado como el resto. Me encargaré de ello de inmediato— Rugió Mihael, claramente molesto por la inepta actitud de su recientemente adquirido producto, tomándole del brazo con fuerza. Lo más probable es que recibiera su castigo a manos de él en persona.

—No te preocupes bombón— Interrumpió Beyond, tomando entre sus flacuchos dedos la barbilla del albino— De verdad me encantaría educarlo yo mismo como es debido— Afiló sus ojos al recibir del pequeño una mirada de odio— Pero le dejaré esa tarea a mi hermano, estoy seguro que él lo hará bien.

Elle simplemente no pudo decir nada al escuchar eso, ciertamente había quedado maravillado con la criaturita que lo miraba con el mismo aborrecimiento que a todos desde que se presentó ante ellos. Y ante esto, Beyond no hizo más que sonreír jocosamente, por lo visto su hermanito ya le había encontrado el gusto a un muchacho de ahí.

—Como ordene joven Beyond, pero usted ¿A quién tomará hoy?

El pelinegro mayor sonrió, apegando sin descaro alguno su cuerpo al rubio que, interesado, le había preguntado por la identidad de su acompañante aquella noche.

—Hoy vine por ti belleza. Te quiero en mi cama y no me interesa cuanto tenga que pagar.

Vaya qué directo.

—Lo que guste, para mi será todo un placer— Mello le sonrió con cierta complicidad, al tiempo que con su mano le daba la señal para que se acercará a uno de sus tantos sirvientes— Matt, lleva a los caballeros a sus habitaciones— Ordenó, siendo obedecido de inmediato por el chico de actitud serena— Nosotros iremos en un momento.

Y no bastó más para que los hermanos fueran conducidos hasta dichas recamaras, el rubio casi de inmediato los perdió de vista.

—Tú, pequeña basura...— Allí recién subió el tono de su voz, volteándose directo hacia el peliblanco— ¡Te he repetido mil veces que cambies esa actitud arrogante que tienes! Tu único fin aquí es dar placer y comodidad a nuestros clientes, y si no aprendes eso por las buenas lo aprenderás por las malas.

—Yo... No debería estar aquí, ¡No pertenezco a este mundo!— Se defendió— ¡No soporto cada vez que me tocan, yo n...!

—¡Cállate!— El mayor gritó enojado, no pudiendo aguantar las ganas de golpearlo con furia en una de las mejillas del menor, que ante la cachetada quedó enrojecida— De esto vivirás a partir de ahora, ¡Entiéndelo de una maldita vez!

Y su valentía se fue al caño, por más que quisiera devolverle todo lo que había pasado desde que llegó allí; insultos, violaciones, golpes y demases... Realmente no podía, no estaba en posición de hacerlo, pues Mello se había convertido en su dueño desde aquel maldito día en que fue vendido por sus propios padres y perdió toda dignidad con la que había nacido. Sencillamente se tragó su orgullo y sus ganas de llorar, bajando la cabeza y nuevamente teniendo que obedecer todo lo que el oji-azul decía.

¿Qué más podía hacer? Absolutamente nada. Era eso o recibir más golpes.

—Ahora más vale que no te quejes cuando te la meta, ellos son de buena familia y no perderé un par de clientes tan buenos por una puta como tú, ¡¿Quedó claro?!

—Lo que digas Mello— Sentenció ligero, con su mirada vacía al suelo asintiendo con la cabeza.

—Bien, ahora mueve el culo y déjalo satisfecho.

.

Debía reconocerlo, estaba nervioso por completo. Cuando dio el primer paso dentro de ese lugar, supo que no debía estar allí y por poco sale corriendo sin importarle que Beyond se burlara de él luego por no “podérsela” con esto. Pero al ver al muchachito que lo complacería esa noche, no supo por qué, pero su corazón se aceleró sin sentido aparente, obligándolo –de cierto modo- a desistir de huir.

—Sus ojos... eran hermosos— Susurró sonrojado, teniendo el vivo recuerdo de ellos en su mente.

Y PAM. El sonido de la puerta abrirse lo estremeció, el mismo pequeño hacia ingreso cerrándola tras él, y Lawliet pudo jurar que su vulnerable corazón casi salía de su pecho por la mirada fría que el chico ese posó en su rostro. Aquello lo agitó, pero no le incomodó siquiera, sino que esos ojos negros y vacíos lo atraían poderosamente.

—Siento la demora...— Dijo entonces el de cabellos blancos, acercándose con la cabeza gacha hacia su dueño de turno.

—N-No te preocupes...— Elle sudó frío, y es que estar a solas con él lo ponía nervioso, sobretodo sabiendo que estaba a pasos de tomarlo como suyo— Ven... Siéntate a mi lado— Indicó, corriéndose un poco al borde de la cama acomodado en su típica manera.

—Como usted diga señor.

—¿Sabes? No es necesario que me llames así... Sólo dime Elle, ¿Sí?

—Hm, está bien...— Susurró desinteresado el albino.

Al de pronunciadas ojeras se le hizo que algo andaba mal, ciertamente no estaban empezando bien, aquel chico no era muy comunicativo, y sólo se dignaba a mantener la mirada en el suelo oculta entre sus hermosos flequillos blancos, los mismos que enredaba de vez en cuando entre sus dedos. Manía que se le hizo encantadora.

—Y dime, ¿Cómo te llamas?— Comenzó diciendo el mayor, para que el silencio que se hiciera tan prolongado.

—Tsk... ¿Eso importa?

—Claro— Sonrió ante la mueca de desagrado que se hizo en el pequeño— Al menos quiero saber el nombre del guapo chico con el que me acostaré.

El muchachito dudó por un momento, ¿Por qué aquel chico se tomaba esas molestias? ¿Por qué no simplemente lo lanzaba a la cama y se la metía hasta saciar su inmundo placer? ¿Por qué... Era distinto a los otros? Peor aún, ¡¿Por qué ÉL se había sonrojado al escuchar esas palabras?!

—Dígame Near...— Respondió bajito, ocultando sus rojas mejillas de la vista del otro.

—Vaya con que Near, ¿Eh? Qué lindo nombre.

El mencionado no sabía por qué, pero algo le comenzaba a incomodar tremendamente, este cliente era algo peculiar, lo hacía sentir un tanto querido. Aun así, cualquier posible ilusión la quiso desechar de inmediato, todo era un negocio y él la vil mercancía nada más.

—¿Es necesario esto?, ¿Por qué no aprovecha el dinero que pago por mí?— Preguntó con cierta tristeza, devolviéndole la mirada, sabía que sólo era uno más y ya.

Elle, por su parte, le dedicó una jovial sonrisa al escuchar aquello, todavía sonrojado comenzó a jugar torpemente con sus pies. Si mal no sentía, pudo haber jurado que un calorcito nació de pronto en su pecho.

—No te preocupes, eso no importa. No todo es sexo en la vida.

—Si usted lo dice...— Miró hacia otra parte— Aunque es raro que lo diga, ¿Acaso… No vino aquí buscando eso?

—A-ahh...— Y un respingo se hizo por todo su cuerpo al carcomerlo la vergüenza, la sonrisa boba que lo acompañó realmente parecía delatarlo— Pues... No exactamente, digamos que me trajeron a la fuerza, haha.

—Ah.

Y de nuevo el incómodo silencio…

¡Demonios! Se supone que ya deberían estarse besando al menos, Elle tenía ganas, pero no sabía cómo empezar, la absurda conversación que tenían no los conducía a ningún lado. Tenía razón, no todo era sexo, pero ahora moría por tocar la suave y blanquecina piel del pequeño Near y claramente, los gemidos que se escuchaban ya desde las habitaciones continuas no lo ayudaban para nada a su estado. Sus mejillas subían de tono y su propio miembro comenzaba a presentar las consecuencias, un poco más y llegaría a su límite.

—E-eres muy callado... Near— Rápidamente se acomodó en la cama, bajando una de sus piernas; quizás así el otro no se daría cuenta de su “problemita” allá abajo— ¿Qué edad tienes?

El ojinegro menor lo miró de reojo sin decir nada, sólo suscitó:

—…Quince.

—Oh, qué joven, ¿Y cómo...?

Ni siquiera pudo terminar su pregunta cuando ya veía al pequeño entre sus piernas, con su mirada totalmente vacía sobre sus ojos mientras comenzaba a desabrochar la cremallera de su pantalón con absoluta lentitud.

—¡O-oye, ¿Qué haces?!

—Estoy aquí para satisfacerlo— Acarició sutilmente el bulto semi-despierto del mayor, sin apartar sus ojos de los ajenos, consiguiendo sólo que Elle se sonrojara y de paso se excitara ante la inesperada acción— Y eso... es lo que haré.

—E-espera, yo no...— Sí, estaba en shock. La sola imagen del albino frente a su miembro lo estaba idiotizando, y más cuando esa rosada lengüita ya atacaba su hombría sin tiempo que perder— ¡Ahh!

Near sólo atacó, “haciendo su trabajo”, logrando sacar sonoros gemidos del peli-azabache. Ya contaba con algo de experiencia por sus otras desafortunadas rondas en la que más de un idiota lo obligaba a hacérselo, pero esta vez fue él quien lo hacía por voluntad propia, si debía pasar por otro acostón quería que fuera rápido para poder largarse de allí, razón por la que se decidió a dar el primer paso.

Así que, se dignó a seguir, a estimular al Lawliet con sus manos, engullendo ese pedazo de carne en torno a su boca, lamiendo con extraña desesperación la longitud y haciendo del contacto uno totalmente caliente, húmedo, y sucio. Su pequeña lengua se encargaba de la punta, jugando con ella sin rechistar, percibiendo su sabor y del cómo el cuerpo del pelinegro temblaba por las atenciones. Por el rostro que daba Elle, Near podría jurar que era la primera vez que le hacían una felación, y pensando en eso, sonrió de lado con sus ojos clavados en las expresiones que nada más eran por él en aquel momento.

¿Sus gemidos me gustan...?

Pensó confuso el albino, subiendo inconscientemente el ritmo, haciendo que el pene del delgado joven llegara hasta su campanilla. Si seguía así, lo más probable es que pronto sentiría la semilla de su cliente recorrer su garganta.

En efecto, el mayor estaba al borde de la locura, soportando desesperado con cada succión que esa deliciosa boquita se entretenía en su parte baja. Era casi tocar el cielo, jamás pensó que un placer tan inmenso existiera y menos, que fuera un niño casi el que se lo otorgara.

—Ahh, e-está caliente— Jadeó con su ruborizado rostro en alto, perdiendo su mirar en lo blanco del techo— Tu i-interior derrite Near... Ahh.

TUN. TUN. TUN.

Los hermosos ojos color noche de Near se abrieron con evidente estupor; y más que avergonzado detuvo su labor por un segundo, ¿Lo qué había escuchado era cierto?... Casi pudo sentir que su corazón podría ser capaz de latir a mil por hora ante el murmullo de su nombre salir de aquel hombre acompañado de un gemido de nada más que placer. Y es que no se lo esperaba, ¿El escucharlo lo excitó acaso? Pues lo más probable era que sí, sobre todo por lo “caliente” que se sintió de pronto su propia entrepierna.

¿Qué rayos me está pasando?

Quiso indagar, pero la voz de su actual cliente le interrumpió.

—E-espera...— Elle se mordió el labio, no negaba que correrse en la boca de ese muchachito sería completamente excitante de ver, pero no, aquello le parecía ruin y malvado ¡Sólo era un niño por Dios! No tenía por qué soportar sus idiotas fantasías— Yo lo siento…— Dijo apenas, antes de lanzar al menor a la cama, posándose felinamente sobre él— Pero no puedo controlarme… Necesito que seas mío, por favor.

El deseo ya se había apoderado del de cabellos oscuros, y es   que se sentía perdido por toda la belleza, dulzura e infantil sensualidad que el albino aquel desprendía por cada poro de su piel y toda esa atracción caló profundo también en el mismo muchachito que de igual manera, anheló irracionalmente que ese contacto no terminara, menos cuando Elle dio con un punto extremadamente placentero en su cuerpo, justo en sus pezones. Ni cuenta se había dado, su camisa fue a parar hacia alguna parte de la habitación seguramente, aunque en ese instante era lo que menos le importaba.

Gozaba de las lamidas que recibía, no podía negarlo ya, menos si era tratado con tanta fragilidad. Leves mordiditas tiraban sus botoncitos con total exquisitez y Lawliet descubría con su traviesa lengua sus puntos más vulnerables, aquellos que no tenía idea que poseía hasta ese momento. Su ombligo siguió entonces, siendo atacado por un húmedo beso que logró sacarle más gemidos enloquecedores.

—¡Ahh! Elle... N-no se detenga— Rogó sin darse cuenta, y sus ojitos se abrieron estupefactos ante lo dicho. No atinó a nada más que tapar su boca por la vergüenza. Y es que lo estaba disfrutando como nunca, pero decir eso en voz alta jamás había estado en sus planes— Y-yo...

Sin embargo, el otro sonrió absolutamente complacido, maravillándose con la imagen de ternura que se le obsequió.

—No te preocupes, no reprimas tus deseos, quiero escuchar todo de ti...— Soltó sin rodeos, dando una sutil caricia en la rosada mejilla del quinceañero— Cada suspiro.

Maldición, aquello sólo confundió más a Near, ¿Qué demonios pasaba con él? Esa caricia en su rostro había quemado como ninguna otra, y pudo jurar que si una palabra más de esos labios salía, moriría antes de siquiera probarlos.

Lo que vino después, definitivamente no tuvo comparación para él, el azabache ahora degustaba todo su cuerpo a base de calientes succiones; su pecho, sus brazos y manos, su rostro, sus muslos... Cada centímetro de su cuerpo era víctima de esos feroces labios. Pero se seguía preguntando, ¿Por qué se dejaba?

Pare…— Se repetía una y otra vez— No puedo soportar esta sensación…

Sí, parecía estar drogado, sencillamente su mirada se tornaba vidriosa envuelta en un placer dirigido hacia la nada, completamente excitado pues no respondía, y sólo volvió a su realidad cuando escucho la voz de Elle de nuevo.

—Near ¿Quieres hacerlo conmigo?... Digo, no me gustaría obligarte.

¿Por qué…?

Una simple lágrima bastó para dejar salir toda la angustia que aquel pequeñín había vivido en esas cuatro paredes de tan pecaminoso infierno por dar placer contra voluntad. Era un hecho, por primera vez quería, deseaba, anhelaba ser tomado, lo necesitaba. Quizás así olvidaría su patética realidad.

Y tan embriagado en su mundo estaba, que ni se percató cuando sus brazos ayudaron a su cuerpo a levantarse hasta la altura de su pasajero dueño, como sus débiles manitas tomaron ese angelical rostro con una delicadeza abrumadora y como, finalmente, sus ansiosos labios robaron un beso de los ajenos. Y es que estaba perdido en él, en su comprensión, en toda su bondad, esa que creía nunca más volvería a recibir.

Para qué decir la sorpresiva reacción que en el pelinegro se hizo. Sus ojos se abrieron de par en par, inadvertidos de todo lo que pasaba a su alrededor, para ese entonces pensaba que quizás su mente le estaría jugando una mala broma, pues no podía ser que estuviera probando tan dulce boca… Y si era un sueño, por favor que no despertara, pedía para sus adentros.

—Hágamoslo— Susurró cortando el beso, dejando chocar su aliento sobre los mojados labios del que había pagado por él— Yo quiero que me haga suyo... Por favor.

Entonces, el con menos experiencia se dejó llevar por todo aquello que había leído alguna vez, pues tal vez nunca había hablado con alguien de sexualidad, ni mucho menos, pero jamás se quedaría con las dudas y ésta era una de esas ocasiones en donde debía practicar lo aprendido silenciosamente. Así, depositó de nueva cuenta y con cariño el cuerpecito de su nuevo amante en el acolchonado, sin despegar su mirada negra de la de igual color. Y sus manos fueron rápidas entonces, volviendo al júbilo de acariciar el miembro de Near que pedía atención a gritos.

—Estás duro, he- Rio travieso, tomando entre sus dedos el pequeño sexo de su “juguetito”, viendo encantado lo frágil que se veía su cuerpo totalmente a su merced— Y esta parte también— Dijo excitado, indicando con su dedo el rosadito ano.

—Amg…

Los disonantes gemidos del albino se dejaron escuchar al instante en que la húmeda lengua del mayor tocó su entrada, la placentera sensación pareció ser más fuerte que la sorpresa ante esa acción. En sus pocos días allí, ninguno que lo hubiera comprado, se había tomado siquiera la molestia en dilatarlo, sin tiempo que perder se clavaban en él, haciéndolo palidecer de un punzante dolor que prácticamente lo arrastraba al infierno.

Pero Elle había pensado en él y aquello, por muy insignificante que pareciera para otros lo hacía feliz, al fin algo de humanidad dentro de tan involuntario y asqueroso encierro.

—¿Se siente bien?— Preguntó con sus mejillas rosadas, acariciando una de las desnudas nalgas del menor, por alguna razón –y siendo su primera vez quizás- quería que ambos lo disfrutaran, sencillamente que fuera inolvidable.

—S-sí... Se siente bien.

—Me alegro— Elle sonrió amistoso –y aún nervioso-, volviendo a su trabajo en el suave trasero del peliblanco. Sin demora lamió el apretado agujerito, degustándose con su sabor, moviéndose dentro de las cálidas paredes que pedían más y logrando sacar suspiros de su compañero de cama, jugando también con los testículos del muchacho, para hacerlo vivo espectador de un coro celestial de jadeos pertenecientes tan sólo a él.

.

Al cabo de unas caricias más, el trasero del pequeño se encontraba dilatado en totalidad, bañado en la saliva de su “amo por una noche”. Las miradas que se dieron bastaron para saber que el punto culmine de ese negocio llegaba.

—¿Estás listo?— Esbozó subiendo hasta el rostro del que se convertiría en su primer hombre, el mismo que asintió con la cabeza completamente sonrojado, incluso hasta las orejas— Entonces entraré…

Así, Lawliet apoyó su mano a un lado de la cama, mientras tomaba su miembro para acercarlo a esa rosada entrada. Al fin serían uno.

—N-no es necesario que diga todo lo que hará...

Su manita sobre sus labios, su hermoso rostro sonrojado y la mirada extasiada perdida hacia alguna parte muerta bastaron para que el oji-negro sintiera la necesidad de comerlo, era lo más adorable que había visto en toda su vida. Claro que sí.

Y ante ello, sonrió con sus cejas caídas, no pudiéndolo creer. No aguantó más y sólo entró en el frágil cuerpecito del pequeño que se estremeció al percibir como el gran miembro, duro y caliente lo atacaba, pero no como otros tantos, éste entraba tranquilo, sin apuro, dándole tiempo a que se acostumbrara, a que se regocijara.

Por primera vez, Near disfrutaba del sexo, esta vez no sufría.

—¡Ahh!— Gritó, al sentirlo por completo dentro suyo— Elle…

—E-estás apretado— El mencionado se contuvo en un sordo gemido, al apoyarse en las caderas del menor para no caer. Su larga virilidad era apretada deliciosamente a decir verdad— Tu interior es tan cálido...

Ambos se miraron de nueva cuenta, comprendiendo de inmediato lo que trataban de decirse; el de 18 complació a Near entonces, moviéndose con cuidado dentro de él, entrando y saliendo para consentir los deseos de su delicado amante, embriagándose con los encantos físicos del otro y más, con cada suspiro de su nombre salido de aquella boquita con embrujo natural.

El peliblanco abrió más sus piernas para terminar enredándolas en torno a las caderas de quien ahora arremetía hondamente en él, acto que hizo que sus rostros se acercaran más al punto de que no besarse fuera insoportable. Así, por vez segunda unieron sus labios, pero esta vez la fogosidad se apoderó de ellos, Near enredó sus brazos en el cuello ajeno, profundizando la unión de sus juguetonas lenguas que hace rato exploraban todo a su paso, y como si fuera a acabarse el mundo, no se detuvieron, simplemente se dejaban capturar por el pecado, enredando sus lenguas, intercambiado fluidos y mordiendo los labios del otro de ser necesario.

—Por favor no se detenga— Gimió sin vergüenza, esta vez sobre el cuello de Elle— Hágalo tan fuerte como quiera... Ahh— Pedía por más, quería sentirlo todo, importándole poco si lo desgarraba en el intento.

—Near...— Jadeó el ojeroso hombre, cumpliendo sin rechistar cada palabra que el chiquillo le pedía— Vendré por ti... Cada noche. Te prometo... Que nunca más, ahh... Nadie te volverá a tocar— Mordió el blanco cuello con posesividad, dejando claro que por allí nunca nadie más hurgaría— Sólo yo... Siempre.

Ni un simple gracias le bastó a Near para corresponder esas palabras. No la esperaba escuchar, era cierto, pero su corazón y mente querían que no se tratara de una falsedad, como otras tantas que le habían prometido en su vida.

—Entonces... Esperaré por usted cada noche...

Quién lo diría, que incluso allí, en donde la corrupción, el dinero y el placer se fundían para dar paso al libertinaje, encontrarían ambos más que simple diversión. Un amor que fácilmente podría romper las barreras de aquella prisión. Porque ambos no querían volver a la realidad, es más, no querían que el mañana llegara nunca más.

Notas finales:

Pues sí, el siguiente capítulo tratará de Beyond y Mello, pero no será ni parecido a la 'dulce' relación de estos dos. Ellos son los salvajes, grr <3 Todo un contraste.
Nos leemos en la continuación, que casi está terminada.
Gracias por darle click a la historia y leer. Saludos :'D


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