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Forever Yours 2.0 por Shiello

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Notas del capitulo:

Los personajes no son de mi propiedad, pertenecen a J.k. Rowling  y solo hago  uso de ellos por motivos recreativos. 

 

Espero que les gusto mucho la historia. <3

“Aún recuerdo el día en que te conocí; y no sé por qué, al final, termine enamorándome de ti”

Atte: 
Tom Sorvolo Riddle

Las clases comienzan como todos los años. Los alumnos entran y salen cada año. Pero hay pequeñas cosas que cambian la percepción de todas las cosas, como el hecho de cuatro amigos inseparables que parecía que nunca cambiarían su manera de ser. Pero el destino se encapricha con cada vida, y le gusta jugar con nosotros.

James Potter parecía un chico que jamás cambiaria, sin importar que; tan confiado en los demás que daría su vida por ellos, sin importar que; siempre con una actitud tan despreocupada de todo lo que pasaba por su vida. Pero este año sería muy diferente, porque así había sido escogido.


—Bienvenidos a todos ustedes a un nuevo año de Hogwarts. —El profesor Dumbledore, como cada inicio de año, les daba una cordial bienvenida, así como aprovechaba también para indicarles sus responsabilidades y reglas, poniendo especial énfasis a la prohibición de entrar al bosque prohibido. Después de ello, prosiguió a hacer un anuncio, señalando a la persona implicada en ello. —Les presento ante ustedes el nuevo profesor de pociones: Tom Sorvolo Riddle. Espero le den una calurosa bienvenida como parte de esta familia.


— ¡Ha! ¡Claro que así será! ¿Verdad, Sirius?—Sonrió abiertamente, mirando intrigado al profesor que le atraía de una manera extraña 

—Claro, siempre les damos la bienvenida a todos. —Miró a su amigo divertido, como queriendo saber qué es lo que pensaba o maquinaba aquella cabeza suya.

El profesor no era feo en sí Por el contrario, era bastante atractivo, y llamaba demasiado la atención de las personas con aquellos ojos fríos y llenos de sangre; tan arreglado y fuerte.


Era todo un misterio que debía ser resuelto.

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Las horas pasan rápido, y los horarios ya habían sido dados, cosa que hacia gracia a los dos chicos de la noche anterior, al saber que su primera clase sería pociones. ¡Qué cosa tan atrayente para el joven Potter!


—Veamos como es, querido profesor. El día de hoy conocerá la gran fama de los merodeadores. —Sonrió como nunca, disfrutando cada instante en pensar lo que pasaría y se recargó en el sex idol del colegio.

—Hahaha… Sí, pero yo no soy tu almohada; y mucho menos planeo serlo. Así que quita. — ¡Cómo evitarlo! Disfrutaba de tener a su amigo sólo para él y bromear cada instante. Y a pesar de tener novia sabía que seguía siendo su hermano del alma y nunca lo abandonaría.


Las clases iban ya a comenzar demasiado puntuales, como eran de esperarse. Pero para ellos ya todo estaba preparado para dar una excelente bienvenida; y que sus “amigos”, los slytherins, lo disfrutarían.

Apenas iba ingresar el maestro al oscuro salón cuando todo el desorden comenzó a surgir en todas direcciones. Sí, iba a ser divertido esto y nadie iba a querer perdérselo; todo iba a ser un desorden, con bombas fétidas que salían de quién sabe donde y terminaban por parar contra los slytherins; con explosiones, frascos que se movían y corrían en toda dirección, agua que surgía del piso para dar lugar a una piscina.

—Tal parece que tenemos a unos bufones en la clase en lugar de alumnos. —Dijo con tono frío, mas sin embargo sonrió al pensar que al fin tener a su primera víctima del castigo.

El joven profesor caminó por el pasillo haciendo movimientos a diestra y siniestra: con el primero de ellos hizo que los frascos volvieran a su lugar y estuvieran quietos; con el segundo, que las bombas fétidas se detuvieran; el tercero, eliminar el olor nauseabundo; el cuarto, desaparecer el agua que se filtraba por el piso y mojaba a todos lo que se encontraban ahí. Así continuó sucesivamente hasta que todo estuvo en un orden perfecto, como debió estarlo originalmente.


El jovencito de gafas únicamente se limitó a mirar al maestro entre molesto y sorprendido, y sonreír cuando se detuvo frente a él con toda la clase. A pesar de estar todos, miraba a esos ojos rojos intensos con una curiosidad que, hasta cierto punto, era insana.

—Tal parece que al joven Potter le gusta bromear con todos nosotros. –Sonrió con satisfacción de mirar al menor con cara un tanto sorprendida, después de todo había ocupado legeremancia.

—Como se podrá dar cuenta aquí, profesor. —Le desafiaba con la mirada a que continuara. —Espero disfrutara de su bienvenida.

—Oh… vaya. Ahora así se da la bienvenida aquí a un profesor. —Bufó en tono de reprobación ante los actos de su ahora pupilo.-Le enseñaré modales entonces a partir de esta noche.

Después de eso, se retiró de enfrente del lugar del joven Potter, y se dio una vuelta por los lugares antes de comenzar con la tortura de los alumnos que tenía en sus clases.

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Después de un día largo día de clases, el menor llego al despacho del profesor tan altanero como solía mostrarse, siempre tan confiado. “Miedo” era una palabra desconocida para el.

El despacho era muy grande y lúgubre, con muchos frascos y criaturas raras, pero todo tenía un lugar que no se movía por ningún sentido; si bien el despacho no era lujoso o cálido, era útil para la finalidad por la cuál fue creado.

El mayor levantó la vista, dejando de lado los trabajos que calificaba en ese instante sólo para ver a su víctima, que miraba curioso los frascos y las criaturas. Sí, sabía que se divertiría con ese chico, que no era de los típicos que se doblegaban a la primera. Al contrario, era de los que llegó a odiar en el pasado.

—Se ha de preguntar por qué sólo lo castigué a usted si recibió ayuda del señor Black para esa “linda” bienvenida. —Lo miraba, mientras penetraba las paredes de la mente del pequeño.

—Realmente no. Después de todo, si el líder cae, todos los demás caerán con él ¿O no? —Se paseaba de un lado a otro. Tenía una curiosidad nata, mas podía llegar a ser letal. —Pero bueno, profesor. Para eso no es lo que vine, sino al castigo que quiere ponerme.

—Sí, es cierto. —Bufó ante el notorio cometario del contrario. —Pues bien. Aquí no será, aún debe aprender muchas cosas sobre el respeto, y lo hará lavando los baños a la manera muggle. Con esto. —Sacó un cepillo de dientes.

— ¿Sabe? ¡Está loco si piensa que lo limpiaré con un cepillo de dientes! Pero vale. —Lo tomó y se puso a trabajar.

Tardó horas en conseguir su objetivo, pero al final terminó por limpiar todo a la perfección, como debía ser mostrado. Si creía el profesor que se rendiría, pues no, ya que ese era otro concepto que no entraba en su vocabulario – 

Notas finales:

Denme de que hablar y corregir


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