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Entre Regalos y Funerales por evynekomimi

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Notas del fanfic:

Saludos a todos, les escribe Evy,  la autora de Do I Look like a Porn Star? (fic que está siendo traducido por Anywaysidae) y Real Life Porn Stars, la secuela.

Éste es el primer fic que estoy escribiendo y traduciendo a la vez, es una nueva experiencia para mi.

Entre Regalos y Funerales contiene mucho humor negro y lemon-no puedo vivir sin lemon, okay?-. Si son sensibles con temas como la muerte y funerales, lo siento mucho.

Sin más preambulos... 

 

 

     

Notas del capitulo:

Capítulo fome, pero necesario.

Kim Jongin tenía una misión, él era el “Tom Cruise” de su lugar de trabajo y se estaba preparando para la “Más Imposible de las Misiones Imposibles” según Sehun, su mejor amigo y compañero de labores. 

Jongin estaba tenso, había empezado a laborar en “Halmork” desde hace una semana y media, y ahora él tenía el peso del creciente éxito de dicho negocio sobre sus hombros.

Sinergia, ese era su objetivo, él era la clave principal en la combinación de dos fuerzas poderosas que alcanzarían su máxima potencia trabajando juntas.

Jongin y  su mejor amigo, Sehun trabajaban en un lugar animado, repleto de risas, colores, alegría y amabilidad: Una tienda de regalos y flores. Un lugar donde se ofrecían peluches, joyas y todos los objetos que se consideren ‘regalables’. Además, vendían toda clase de flores que uno se podría imaginar.

El servicio al cliente ahí, era fenomenal, de alta calidad, a pesar de que el lugar era pequeño y sólo contaba con tres colaboradores. En dicho lugar nunca faltaban los clientes-más que todo del género femenino-debido a los carismáticos chicos que trabajaban ahí.

Lugares como esa tienda de regalos tienen temporadas donde hay más clientela, especialmente celebraciones como Navidad, Cumpleaños,  Día del Maestro, Día de la Secretaria, Día de las Madres…

Por otro lado, estaba la otra compañía necesaria para completar la tan buscada sinergia: Un “Grupo Memorial” que era un negocio tan afín a Halmork como el agua lo es con el aceite. Así  como ambos lugares son para eventos opuestos de la vida, así mismo eran los trabajadores de ambos lugares, no se llevaban bien. Comenzando con los dueños.

A diferencia de Festividades que tienen días especialmente reservados, los funerales eran realizados casi todos los días, porque aparentemente las personas se estaban muriendo en fila, gustosos por ser atendidos por los trabajadores del Grupo Memorial Choi.

Sin exagerar, los trabajadores del Grupo Memorial Choi siempre estaban atestados de trabajo, ya que los servicios que brindan abarcan todo lo que una compañía funeraria soñaría con poder ofrecer: Carrozas fúnebres, morgue, cremaciones, ataúdes, envases para cenizas; contaban con tierras disponibles para entierros,  salas de velación, decoraciones como cruces, coronas de flores, contactos con sacerdotes, curas y pastores de distintas religiones e incluso servicios de banquetes para los funerales.

Se preguntarán en qué pueden unirse ambas compañías, pues, la respuesta consta de dos sílabas: Flores. Flores era la palabra clave de la Sinergia. La Funeraria gastaba mucho más dinero comprando flores en el extranjero y era el trabajo de Jongin, convencerles de que la mejor opción era comprar las flores directamente de su tienda vecina, Halmork.

 Cuando Jongin, preguntó intrigado la razón de porqué lo habían elegido a él para tan difícil tarea, Sehun confesó que él no tenía paciencia como para negociar sin amenazar y agregó que probablemente terminaría quemando el lugar como resultado de poner unos cuantos fuegos artificiales dentro de los pantalones de cierto extraño recepcionista.

-Al menos eso le traería una ‘chispa’ de alegría a su vida,- Sehun comentó maliciosamente.

A pesar de que Jongin no encontraba para nada tentadora la idea de visitar tan lúgubre lugar, él era un chico que amaba los retos, asumía sus responsabilidades y sobre todo no se rendía fácilmente.

No podría ser tan difícil para él ¿cierto? Se quitó su delantal rosado, obligatorio para el trabajo y salió decidido de Halmork.

Jongin admitió que en el preciso instante que sus zapatillas converse sucias pisaron las brillantes baldosas negras, pulidas hasta el punto de reflejar todo a su alrededor, los pelos de su nuca se erizaron.  Había un silencio ensordecedor en el lugar, el chico divisó sus alrededores y notó que todo se veía triste y oscuro. Había un olor a desodorante ambiental pero éste era mermado por un fuerte olor químico que atestaba el lugar completamente.

Aparentemente el lugar se encontraba vacío y Jongin se acercó a la recepción. Ahí se encontró con un escritorio grande, lleno de pilas de papel y un vaso de vidrio con muchas plumas ordenadas dentro de él.  Jongin usó sus dedos como tambores, golpeándolos sobre la superficie de madera del escritorio y cuando estaba a punto de comenzar a silbar tratando de deshacerse del aburrimiento, una persona salió de debajo del escritorio.

El chico bajito con piel translúcida y cabello tan negro como la noche miró hacia arriba con ojos grandes e inocentes pero en un abrir y cerrar de ojos, su expresión se tornó sombría.

-¿En qué puedo ayudarlo?-preguntó con voz de adolescente, pero más aterciopelada.

La inusitada aparición del chico lo asustó un poco. -Oh, Hola, me llamo Jongin. Soy el nuevo trabajador de Halmork,- Jongin extendió la mano, esperando que fuera estrechada pero el chico sólo lo miró a los ojos y le preguntó lo siguiente:

-¿Hay un Hallmark por aquí?-

-No, la tienda se llama Halmork, es gracioso porque suena como Hallmark.- Jongin rió pero el chico no cambió de expresión en ningún momento.-Como sea, como somos prácticamente vecinos quería venir a saludar,- Jongin extendió su mano aún más.

El muchacho pálido  miró la mano por un instante y luego volvió su mirada a la cara del más alto. –Entonces hazlo.-

-Ah?-

-Saluda-

-Eh…Hola.-

-¿Terminaste? Bien, ahora puedes irte de aquí.- el chico dijo, comenzando a limpiar la ya depurada superficie del escritorio con un plumero que quien sabe de dónde lo sacó.

Ese recepcionista era una persona difícil. Jongin pudo entender el desdén que sentía Sehun hacia él, pero Jongin a sus veintidós años de vida era un chico de retos y un niño de aparentemente dieciséis años no iba a ser una piedra en su camino.

Jongin sonrió amablemente. -Está bien, te dejaré trabajar en paz, pero primero quisiera que me dijeras tu nombre, ya te dije el mío. Es lo justo.-

-La vida es injusta,-el chico declaró.

-Okey,- Jongin dio unos pasos hacia atrás, caminó por el lugar, hasta encontrar una silla. Se sentó en ella de manera despreocupada.

El chico frunció el ceño, una tintura de confusión invadió sus facciones y le dedicó a el otro una mirada asesina cuando éste, comenzó a silbar la tonada que le cantan a las personas en su cumpleaños.

-Pensé que te marchabas,-el chico habló.

-Dije que te dejaría en paz si me decías tu nombre.-

-Llámame Señor Do, eso es todo lo que obtendrás de mi parte.

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-¡Quiere que lo llame Sr. Do! ¡Ese pedacito de mierda con pies!- Jongin se quejó una vez regresó a su trabajo. -Juro por Dios que quería apretarle su pescuecito.-

-Ja ja aja,- Sehun reía, simpatizando con el otro chico. -Déjame decirte que él es un engendro de Satanás pero lo más triste es que la única manera de hacernos socios con ellos es por medio de él.-

 -No, tiene que haber otra manera.-

-Nop, él es la mano derecha de jefe.  El siempre está ahí y cuando Choi siwon, el jefe se va de viaje al extranjero  le encomienda todo el negocio al su recepcionista. Choi Siwon confía ciegamente en él.-

-¿Qué persona en su sano juicio le confía un negocio tan grande a un niño de preparatoria?-

-Jongin, él es mayor que nosotros dos, por lo menos un año.-

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Por la noche Jongin estaba tirado sobre su cama, mirando al techo, rompiéndose el cráneo, buscando la manera de hacerse amigo de ese chico Do.

A todos les agradaba Jongin, lo amaban, él tenía un efecto instantáneo en la gente. Sinceramente nunca se había topado con alguien que lo odiara sin conocerlo y si una persona lo hacía, él infería que se trataba de envidia.

A decir verdad, luego de pensar bastante, el “Sr.” Do-nótese las comillas-no parecía ser una persona grosera, Jongin sentía que el chico  era muy sincero y simplemente carecía de habilidad social.

Su plan no fluyó como él lo esperaba, así que necesitaba idear otros enfoques para acercarse al chico: Era oportuno utilizar las redes sociales como fuente para obtener información acerca de los gustos del chico y ganar su entera confianza, pero terminó rendido ya que sus esfuerzos resultaron fútiles al sólo saber el apellido de tan extraño muchacho.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aquí. Sé que es muy temprano para ello pero espero leer sus reviews. 


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