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Moonlight. [HunHan] [One-Shot] por Stephi

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Notas del fanfic:

Título: Moonlight.

Autora: Stephi.

Pareja: HunHan.

Género: Romance, Drama, Hurt/Conform.

Advertencias: Ninguna.

Recuerden pasar por mi BlogTwinkling Lotus.

Notas del capitulo:

Aquí les traígo otro One-Shot. ;W;

Sólo les recomiendo que mientras leen, esuchen la canción de Moonlight de EXO-K. Le da como ese ambiente que asdfghjklñsd <3

¡A leer!

MOONLIGHT.


 


La noche caía en la poblada ciudad de Seúl. LuHan había acabado de llegar a su habitación, decaído como siempre. Su día no había sido el mejor, y él lo sabía. Su vida de repente se había desmoronado, había cambiado; y de hecho, él había cambiado junto con ella.


 


Desde que había conocido a SeHun, toda su vida había dado un brusco giro de 180°. Y es que no era para menos, se había enamorado perdidamente de él, cosa que lo llevo a hacer cosas que no pensó que fuese capaz de hacer por alguna persona. Y, aunque aquellas cosas al final no habían dañado a alguien, tomaron lugar firme en su conciencia, arruinándola casi por completo.


 


Y a pesar de que su relación con SeHun no estaba definida, eran algo más que solo amigos con derechos. Él lo amaba, pero desgraciadamente, sabía que sus sentimientos no eran correspondidos. Pues SeHun se lo recordaba cada vez que se lo llevaba a la cama; «Esto no es nada en especial». Y luego se iba, sin decirle nada más, y sin darle a él la oportunidad de decirle algo.


 


Se acostó en la cama, cansado.


 


Se sentía horrible, ¿y para qué mentirse?, así se veía. Sus amigos le habían comentado muy honestamente que se veía asqueroso. Su piel se había vuelto extrañamente más blanca, dándole un aspecto enfermizo, sus ojeras lo hacían ver más cansado de lo que él estaba realmente, sus ojos casi siempre rojos e hinchados por todas las noches de insomnio que se la pasaba llorando por culpa de SeHun.


 


Incluso había dejado de comer, porque ni apetito tenía.


 


Ya ni se sentía deprimido, porque ni ganas de estarlo tenía.


 


Las marcas en sus brazos delataban sus luchas perdidas contra sí mismo. Ya no soportaba más, estaba agotado, y la situación complicada en la cual se había metido ese día no hacía más que empeorar las cosas. Se sentía completamente incapaz de hacer cualquier cosa, se sentía de alguna manera letárgico al mundo que lo rodeaba.


 


Pues todo le estaba valiendo mierda últimamente.


 


Aquel día, al llegar a su instituto y entrar en la clase de gimnasia, notó a todos sus compañeros hacer el típico calentamiento; y él, como siempre, se había sentado en las gradas a esperar a que aquellas dos horas pasasen rápido.


 


SeHun había llegado unos diez minutos después, dejando todas sus cosas muy cerca del mayor, quien de vez en cuando notaba el celular del rubio encenderse, dándole a entender que había recibido un mensaje. Su autocontrol no le duró mucho tiempo, y la curiosidad le ganó. A escondidas, esperando que SeHun no lo notase, tomó su celular y lo revisó. Agradecía que el chico no tuviera ningún tipo de seguridad en aquel aparato, por lo que pudo revisarlo sin ningún problema.


 


Los mensajes eran de una chica supuestamente llamada «Krystal», cuya fotografía en su perfil del KakaoTalk era la que se suponía era ella, junto a SeHun haciendo un tipo de careta extraña. Los mensajes hablaban de una cita que el chico había programado para esa tarde, diciéndole a ella que se encontrarían en un parque cerca del distrito de Gangnam. Luego de haber dicho eso, solo se podían apreciar mensajes por parte de Krystal.


 


« ¿A qué horas, SeHunnie?». Preguntaba la chica, insistente.


 


LuHan frunció el entrecejo, celoso. Ella obviamente era la nueva conquista del chico, y eso a él no le agradaba en lo más mínimo, a pesar de saber que él no le interesaba a SeHun en lo absoluto.


 


Decidido, tecleó unas palabras en aquel enorme celular, «A las tres», se limitó a responder, mirando de soslayo como SeHun estaba concentrado en subir aquella soga que se encontraba en toda la mitad del coliseo, mientras los demás alumnos, junto con el profesor, lo miraban a la espera de su resultado.


 


Luego de una corta respuesta por parte de la chica, LuHan borró el historial de conversación y dejó el celular donde antes se encontraba. Él iría a aquel encuentro con ella, para dejarle en claro que era él quién estaba saliendo con SeHun, para que así no se le volviera a acercar a él.


 


Y así como lo dijo, lo hizo.


 


Krystal era una chica bastante linda y agradable, cosa que a él no le había gustado. En su encuentro, LuHan la saludó mientras que ella lo miraba un poco extrañada, buscando con la mirada a la llegada de SeHun; pero aun así ella le respondió con una sonrisa.


 


Había ido directamente al punto, diciéndole que no esperara más a SeHun, que él no iría, que no se presentaría. Krystal no entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo, así que solo se limitó a pedir una explicación. Y LuHan, sin dudarlo, le dijo que SeHun le pertenecía, y un sin fin de cosas más que sólo hizo que la joven, guardándose las lágrimas, tomara su celular y llamara a SeHun, pidiéndole calmadamente una explicación.


 


LuHan había entrado en pánico en ese momento, de todas las reacciones que Krystal pudo haber tomado, nunca se imaginó que fuera a llamar al rubio y exigirle que llegara a donde habían acordado en un lapso de diez minutos.


 


Había intentado irse, pero la chica lo tomó fuertemente del brazo, diciéndole que no podía irse hasta que llegara su SeHun. LuHan pensó, que si no hubiera llevado puesto un buzo, le habría clavado las uñas en su brazo. Así que, para su pesar, se había quedado junto con ella en un silencio incómodo, era como si todo el ruido de alrededor no se escuchara, como si el tiempo se hubiera detenido.


 


No supo cómo, ni cuando, pero logró escapar de aquella situación en un descuido por parte de Krystal. Había tomado la oportunidad cuando una chica, que al parecer era su amiga, había gritado su nombre a la distancia, y fue ahí, cuando la joven se ponía de puntillas y miraba a todas la direcciones tratando de ubicar a quién la había llamado, que logró escapar.


 


Corrió y corrió hasta que llegó a su departamento, entrando rápidamente en él, como si alguien peligroso lo estuviese persiguiendo y estuviera próximo a alcanzarlo. Cuando entró, se tomó su tiempo para recuperar el aire perdido mientras se apoyaba en la puerta de entrada, dejándose caer, mientras su espalda se deslizaba por el roble pulido.


 


Aquella situación no la soportaba, sabía que su "amor" lo estaba cegando a tomar cualquier decisión racional en lo que era su aburrida vida diaria. No se extrañaría que eso que él llamaba amor, fuera lo que se conoce como obsesión.


 


Ahora él se encontraba ahí, mirando desde su cama como la lluvia había comenzado a azotar su ventana, mojando las calles de Seúl, haciendo ríos de agua sucia que descendían por el mismo camino hasta un punto indefinido. Su habitación estaba a oscuras, así que se acostó en su cama, cerrando los ojos, esperando poder conciliar el sueño que no había podido conseguir desde hacía más de dos semanas.


 


No supo por cuánto tiempo se quedó de esa manera, perdido en la profunda oscuridad de su habitación. La lluvia no había cesado; al contrario, había aumentado como cual cataclismo arrasa con un pequeño pueblo. Escuchó unos extraños ruidos fuera de su balcón, pero los ignoró, convenciéndose de que solo era el ruido causado por la lluvia. Segundos después, escuchó su ventana abrirse casi de un golpe, dejando entrar una ráfaga de viento helado que sintió hasta en sus huesos.


 


Se levantó de golpe, quedando frente a frente con la persona que menos quería ver en ese momento. Ahí estaba él, SeHun, su SeHun, empapado y mirándolo de la peor manera posible; con odio y desprecio. Sabía el porqué de su mirada, lo sabía perfectamente, por lo que sólo bajó la suya, arrepentido; tocándose nerviosamente la nuca mientras trataba de ignorar la penetrante mirada del rubio, intentando prepararse psicológicamente para lo que él le diría.


 


Pero no escuchó ninguna palabra, fue todo lo contrario. Sintió dolor, un fuerte dolor muy cerca de su ojo izquierdo, y luego sintió como caía bruscamente al frío suelo.


 


SeHun lo había golpeado.


 


Subió la mirada, asustado. SeHun nunca lo había golpeado; de hecho, SeHun nunca había golpeado a alguien, o al menos, no que él supiera. Sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas, opacando su vista; viendo como SeHun se acercaba lentamente a él, agachándose y volviendo a golpearlo sin piedad.


 


Una, y otra, y otra vez.


 


Lloraba de impotencia. De alguna manera, aquellos golpes no le dolían, pues su dolor, por más extraño que sonara, no era físico, era emocional, era psicológico. Y aquello hacía que su pecho se comprimiera, porque sabía que le había hecho daño a la persona que amaba, y no se perdonaría eso en absoluto. Se merecía esos golpes. Esos y más; pero sabía que si SeHun no se detenía, podría matarlo, y él realmente no quería eso, en lo absoluto, pero al ver como el menor parecía cegado por la ira, tomó fuerzas de dónde no sabía que tenía y le susurro unas palabras muy débilmente.


 


— SeHun... Detente —no tenía aliento, y aquellas palabras le habían costado demasiado decirlas, pero al menos había logrado hacer reaccionar al más joven.


 


— LuHan... —susurró, levantándose casi al instante, mirando la peor cagada que había cometido en toda su puta vida —. Yo... —no podía hablar, estaba atónito.


 


Aquella escena fácilmente podría ser confundida como una de alguna película de terror. LuHan tenía casi todo su rostro ensangrentado y lloraba amargamente en el suelo evitando la mirada de SeHun.


 


El rubio sentía su corazón romperse mientras más miraba al mayor, la luz de la luna sólo hacía mostrarle en un tenue brillo su error cometido. No sabía qué hacer o qué decir. Se sintió impotente, sintiendo como lágrimas salían de sus ojos en silencio. Aquella escena le dolía, y mucho. Pero realmente no sabía el por qué.


 


Él se merecía una paliza, pero no de tal bestialidad. Él había sido el culpable de su ruptura de compromiso con Krystal, y eso obvio que no se lo perdonaría jamás. Él la amaba como a su vida, pero no por ello debía matar al chico que estaba casi desmayado frente a él, porque, muy a su pesar, sabía que LuHan estaba enamorado de él.


 


En silencio, sin querer hablar, se acercó a él, notando como LuHan se encogía y cerraba los ojos con fuerza ante su cercanía, pesando que él seguiría golpeándolo. Y SeHun, se sintió una completa porquería, el castaño ahora le tenía miedo.


 


Mordiéndose el labio inferior, sintiendo un enorme vacío en la boca de su estómago y una extraña presión en el pecho, tomó a LuHan, cargándolo y acostándolo en la cama con cuidado.


 


No sabía qué pensar de sí mismo, no se reconocía.


 


Buscó con la mirada algo que pudiera ayudar a curar al más bajo, visualizando un pequeño botiquín de primeros auxilios.


 


Tomándolo con rapidez, volvió a dirigirse a la cama, dónde lo esperaba un sollozante LuHan sentado en el borde de ella. Se sentó a su lado, poniendo el botiquín abierto en la cama, sacando algodón y alcohol para limpiarle las heridas provocadas por él mismo a LuHan.


 


— Lo siento... —susurró el mayor, soltando aún gruesas lágrimas, ya sin sollozar, dejándose curar por SeHun.


 


— No... No, LuHan... —dijo el menor, sintiendo su corazón comprimirse ante aquellas palabras—. Yo lo siento.


 


LuHan negó con la cabeza—. Fui yo él que le dijo... esas cosas a Krystal —el castaño hacía unas muecas mientras sentía el alcohol entrar en sus heridas—. No debí hacerlo —un sollozo se escapó de sus labios, estaba arrepentido, sabía que se había ganado el odio de SeHun, y eso realmente hacía que se sintiera un asco, porque siempre era lo mismo.


 


Él sólo causaba problemas.


 


Siempre los causaba, a todas las personas que él realmente quería.


 


— Yo no debí golpearte... —susurró entrecortadamente, dejando de hacer su labor para mirar preocupadamente a LuHan, pues lo había dejado realmente mal, estaba hecho un asco. Con culpa, le acarició suavemente la mejilla, con mucho cuidado, intentando no hacerle más daño del que ya le había hecho—. Soy un monstruo —se dijo así mismo, suspirando con dificultad; volviendo a escuchar los sollozos de LuHan, quien negaba con la cabeza su reciente comentario.


 


— Todos los monstruos somos humanos, SeHun —murmuró con firmeza, abriendo sus ojos y mirando directamente a los de SeHun, quien escuchó como su corazón se rompía en mil pedazos.


 


No lo toleró mucho más, abrazó a LuHan con fuerza, queriendo protegerlo de todo. El castaño también lo abrazó con toda la fuerza que tenía en ese momento, la cual no era demasiada, y se desahogó. Lloró como nunca lo había hecho, lloró como si su vida dependiera de ello; como si llorando, le demostraría a SeHun cuanto le amaba, cuanto lo necesitaba, cuanto lo deseaba.


 


SeHun por su parte soltaba pequeñas lágrimas al escuchar llorar a LuHan con tanto dolor, con tantos sentimientos mezclados. Nunca había oído a alguien llorar de esa manera tan desgarradora, y eso sólo lo hacía sentirse cohibido, impotente, porque sabía que el mayor lloraba así por su culpa, por lo que sólo apretó el abrazo, trasmitiéndole unos confundidos sentimientos.


 


Tras unos cuantos minutos, LuHan se había calmado un poco, por lo que SeHun se separó también de él, el mayor mantenía sus ojos cerrados, por lo que el rubio pudo observarlo mejor. Sus ojos estaban hinchados por el llanto, sus mejillas estaban rojas por sus anteriores golpes, sus labios estaban levemente partidos y reventados también por su culpa; pero aún así, se vea completamente hermoso.


 


Y en un impulso de arrepentimiento, lo besó.


 


LuHan se sorprendió al sentir los suaves labios de SeHun sobre los suyos, sentía muchas cosas dentro de sí. Corrientes eléctricas viajaban por todo su cuerpo. El beso no pasó a mayores, era un beso tierno y delicado, donde sus lenguas se encontraban de vez en cuando. Y aunque aquello le encantaba, no podía evitar sentirse triste, pues sabía que SeHun sólo lo besaba para consolarlo.


 


Ambos se acostaron lentamente en la cama, SeHun retiró el botiquín de ahí para que no les molestara y SeHun se quedó encima del castaño, quien tomó al menor del cuello. Se besaban cálidamente, tratando de olvidar todo lo antes ocurrido. La luz de la luna era más fuerte que nunca, iluminando la habitación casi por completo, dándole un aire romántico. Movían sus labios con lentitud, mientras de vez en cuando sus lenguas hacían contacto.


 


Se separaron, mirándose a los ojos.


 


— Te amo, SeHun —confesó LuHan, robándole otro beso más al menor, quien le correspondió delicadamente.


 


— Debo irme, LuHan —le susurró sobre sus labios, separándose casi al instante del mayor, evitando aquella confesión.


 


— Sabía que sería así —le comentó el castaño, sentándose en la cama.


 


SeHun volteó a verlo, LuHan mantenía una devastada sonrisa en los labios, mientras que sus hombros temblaban casi imperceptiblemente. El menor bajó la mirada, sin saber qué decir; sabía que aquello sólo hacía que LuHan se destruyera, y de la peor manera posible. Se acercó nuevamente a la cama, sentándose en el borde, y tomando una mano del más bajo, moviéndola un poco, sin querer mirar a LuHan a los ojos.


 


— Lo siento —se disculpó, viendo con una culpable sonrisa las marcas de la cuchilla en la piel del mayor; luego, sin esperar una respuesta se levantó de la cama, dirigiéndose al enorme balcón con intenciones de irse.


 


— Te vas a mojar —fue lo único que le dijo LuHan, pues lágrimas volvían a caer de sus ojos. Él lo sabía, SeHun se iría, hasta ahí llegaba su historia, una historia que no podía ser completada, un amor que no podía ser visto ni tenido, y un sufrimiento que lo acompañaría todos los días.


 


— Lo sé.


 


Y sin más, salió por la ventana, sin mirar atrás.


 


Dejando lo que podría ser para él, una de las personas más importantes de su vida.


 


Pero lamentablemente él no lo sabía.


 


Y a partir de ese momento, nunca lo sabría.

Notas finales:

Espero que les haya gustado =3.

Espero sus reviews.

Bay Bay.


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