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Sadness of dreams por Laia16

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Notas del capitulo:

Aki les prexento a un nuevo Akihiko :D (faltas de ortografía hechas a proposito)

¡¡Nunca pongan a prueba a la terrible Laia!!

Mucha gente pidió lemon en mi otro fic, eso es como invocar al diablo!! ¬¬

¿Ahora quien se atreverá a encerrarme? jajajajajaja

**************************************************************

Sorry, mi doble personalidad a salido a la luz T_T (La intento ocultar pero de tanto en tanto ella sale sin mi permiso)

Os presento un nuevo fic, más oscuro, más misterioso...

Si tienen alguna duda no duden en preguntar ;)

 

Abril de 2013, Nueva York

 

Usami Akihiko, escritor de veinticuatro años, se preparaba para su primera entrevista de ese día. Esa noche en Estados Unidos recibiría el mayor premio de todos, un “Nobel” por su nuevo trabajo literario: “Peligros en Irán”. De narrativa violenta, agresiva y con fondos dramáticos pero reales, había conseguido barrer a sus rivales. Por eso había viajado desde Japón a Estados Unidos para recibir el premio de su vida.

La cita era a primera hora de la mañana en el hotel Langham Place, Fifth Avenue de Nueva York, su entrevistador sería el problemático y conflictivo reportero Hibiki Jin, pero que más daba, lo importante era lo que se escribiese en ese artículo. Mientras conducía escuchaba la canción de Bad Apple, una canción que aunque fuese de un video-juego le gustaba. En realidad gustaba de la música J-Pop y en general de la cultura japonesa.

Al llegar al hotel, su editora Frances Smith, lo esperaba en la puerta del hotel, sus ojos destilaban enojo y no era para más, llegaba diez minutos tarde y para más inri, Frances era una mujer muy puntual la cual exigía a los demás lo mismo que se exigía para ella misma; Puntualidad.

 

-  ¿Que a ocurrido, Akihiko? - preguntó entre enojada y curiosa – llegas con mucho retraso

 

-  Frances, son solo diez minutos, tampoco es para tanto ¿o si? - se excusó el escritor

 

Los dos entraron al hall del hotel donde lo esperaba un hombre de larga melena rubia y gafas de sol oscuras puestas.

 

-  ¿es ese el tipo que deberá entrevistarme? - preguntó en un pequeño susurro a su editora – Si tiene el mismo gusto para entrevistar que para vestir, estamos apañados – bromeó Akihiko sacando una pequeña y muy mal disimulada sonrisa a la exigente editora

 

-  El señor Jin siempre viste así y su vestimenta no es lo que le caracteriza, es su forma directa y clara de entrevistar, con preguntas trampas, lo han llegado a catalogar como “vulgar”...además de bastante mentiroso, pero es alguien al que debías enfrentar tarde o temprano – le informó brevemente – Se cortante y no te dejes intimidar por sus preguntas, no respondas de más y todo saldrá bien y por favor, muerdete la lengua, al menos por hoy

 

 

Frances se alejó del escritor, ahora todo dependía de Usami Akihiko, ella ya le había informado por encima como era ese periodista, pero temía que el mal temperamento del escritor chocase cual coche contra el mal temperamento del periodista. Le preocupaba el resultado final, pues podía verse empeñada la fama y con ello el nombre del escritor. Solo esperaba que nada mal saliera de ese encuentro entre esos dos.

Akihiko caminó hasta el centro del hall donde se encontraba el llamativo hombre de aspecto aún más llamativo, sentado, leyendo una revista de modas. En cuanto estuvo lo suficiente cerca, se presentó.

 

-  Hola, ¿Señor Jin? - preguntó extendiendo su mano para el formal apretón – Soy Usami Akihiko, encantado

 

-  Señor Usami, soy Hibiki Jin, corresponsal de Press TV aquí en Nueva York – Jin acepto el apretón de lo mas gustoso – Por favor, póngase cómodo

 

Los dos tomaron asiento, uno frente al otro, fue entonces cuando el corresponsal se quitó sus gafas de sol, mostrando sus verdes ojos, para Akihiko, eso era lo único que era aceptable en ese hombre. Aunque tampoco era el primer rubio con ojos verdes que conocía en su vida, pero ese color era más intenso que cualquier otro que hubiera visto antes. Así la entrevista dio comienzo.

 

-  ¿Está cómodo? - preguntó Jin antes de empezar

 

-  Estoy preparado, puede comenzar con las preguntas cuando quiera – le autorizó el otro hombre con una sonrisa

 

-  De acuerdo, entonces, la entrevista será grabada y luego la pasare a escrito, espero que esté de acuerdo, ese es mi modo de trabajar

 

-  Me parece bien – volvió a confirmar el escritor

 

-  ¿A que edad comenzó a escribir? - es fue la primera pregunta que dio inicio a esa entrevista

 

-  A los catorce años, más o menos, quizás un poco antes, primero lo hacía como simple hobby y no me lo tomaba muy en serio, en aquella época yo era un niño y escribía historia fantásticas, pero con muchas faltas de ortografía, muchos errores gramaticales, pero es lo que hace cualquier niño, supongo

 

-   ¿Donde comenzó a publicar su trabajo? - fue la segunda pregunta

 

-   En sitios web, en Internet, desde que era joven me gustó escribir y me gustaba leer y compartir otras opiniones, aunque claro, siendo un crio siempre me molestaban los comentarios negativos, pero con el tiempo los fui aceptando y viendo el lado bueno de los mismos, ahora me siento más confiado pero al mismo tiempo me siento más asustado, temo defraudar a mis seguidores aunque se muy bien que cuento con su apoyo

 

-  ¿Por qué se decidió por se escritor? - tercera pregunta

 

-  Creo que fue esa vocación la que me llamó la atención, tengo amistades que decidieron ser abogados por gusto de su familia, yo decidí ser lo que yo quería ser, sin preguntar a los demás, al único al quien se lo pregunté fue a mi mismo, mi pasión por la lectura fue la que me llevó a ser lo hoy soy

 

-  Sus primeros libros fueron de temática fantástica pero ahora sus inclinaciones han cambiado y parece que está comenzando a experimentar con temas más serios como política e historia, ¿por qué?

 

-  La madurez, ya no soy ese chico joven que sueña con unicornios, con salvar a una pobre alma que vaga por este mundo, además, quiero diversificar más mis historias, que lleguen a un público más extenso, no solo a jovencitas y jovencitos, los cuales también aprecio su apoyo

 

Hibiki escuchaba hablar al escritor, le gustaba su voz, su forma de expresarse, incluso su forma de cruzar las piernas, pero ya habría tiempo para esos asuntos, ahora debía continuar con aquella tediosa pero a la vez agradable entrevista.

 

-  Solo tiene veinticuatro años pero habla usted como si tuviera al menos diez más, a madurado muy rápido en estos cuatro años que lleva escribiendo, ¿se debe a que ahora está comprometido?

 

-  Mi compromiso no tiene nada que ver, eso es tema aparte, pero es cierto que mi vida personal ahora está mas llena que antes, más completa e incluso estable, aunque como he dicho, no tiene nada que ver, recibo el apoyo de mi prometida, pero escribo para mi público, no solo para mi y para mi entorno cercano, con ellos sé que puedo confiar, pero me vale más la opinión que tengan los externos a mi, aquellos que no me conocen y que aún así confían en mis libros y en mi modo de escribir – Akihiko respondía como un autómata pues ya estaba acostumbrado a las entrevistas – Esa es mi opinión

 

-  Pasemos al ámbito personal, ¿le parece? - preguntó Hibiki pidiendo autorización para proseguir con la entrevista

 

-  De acuerdo, siempre y cuando no sean preguntas demasiado personales o que invadan la seguridad y privacidad de mis amistades – Akihiko quería mantener al margen a su prometida, pues sabía lo poco que le gustaba a ella ser nombrada o salir en las revistas

 

-  Esta prometido con la bella modelo Eri Aikawa, la cual también fue durante un tiempo su editora, pero ella viene de muy buena familia, ¿que fue lo que le gustó de ella? Todos los hombres la admiran por su belleza pero supongo que usted no solo se fijó en eso, ¿correcto?

 

-  Ella es amable, atenta y compresiva e incluso más tímida de lo que parece en las pasarelas, por eso llamó mi atención, esos dos contrastes, ella es un sol que resplandece en un desfile y una luna en la intimidad, son dos caras muy opuestas, además, como usted dijo, tiene una belleza envidiable – Sentenció Akihiko, pues aunque eso era verdad, también habían otros datos que por el momento no pensaba filtrar a la prensa ni a ningún corresponsal – Ella es una mujer encantadora y yo me siento afortunado de haberla conocido

 

-  Si, pero a pesar de llevar dos años juntos y de haber planeado dos enlaces, ninguno a sido concluyente, ¿puedo preguntar por qué?

 

-  Su trabajo y el mío han aplazado nuestra unión, pero no hay duda que pienso contraer matrimonio con ella, es solo que debemos planear bien nuestro enlace y no quiero que ese día tan especial se estropee por culpa de una mala planificación, es por el bien de los dos

 

-  Hay malas lenguas que hacen circular el rumor de que es todo propaganda para haceros publicidad constantes de ustedes dos, que vuestra intención no es casaros sino solo llamar un poco la atención, ¿que puede responder a esos rumores? - Hibiki comenzó con la tanda de preguntas molestas las cuales Akihiko sabía encarar bastante bien y con elegancia propia que lo caracterizaba

 

-  No puedo hacer cambiar de opinión a la gente que piensa así, no tengo nada que responder a ello, implicarme a dar otra explicación solo los hará pensar que me estoy excusando y no es esa mi intención

 

-  Usted es muy apuesto, seguro que tiene montones de seguidoras, ¿que ocurre cuando alguna seguidora se ofrece a usted?

 

-  Esta pregunta no procede, pero diré que tampoco soy de esa clase de hombres que requieren de ayudas externas cada noche - dijo cortante Akihiko, pues su intimidad se la reservaba para el, a sus lectores eso tampoco les importaba

 

-  Parece que usted protege mucho su intimidad, apenas hay fotos de usted con su prometida, ¿que significa esto? Cualquier hombre se sentiría orgulloso de estar con semejante mujer ¿o me equivoco?

 

-  Eri...Aikawa no es un trofeo o una medalla que deba lucir, ella y yo salimos de viaje juntos, compartimos agradables veladas, pero nuestra intimidad es nuestra, es todo lo que diré

 

-  Pero no se os ve juntos muy a menudo, eso da que pensar, algunos afirman que ni siquiera están prometidos, que todo es un arreglo entre ustedes, pues ambos son apuestos y famosos.

 

-  Ya respondí antes que aquellos que piensen así son libres de hacerlo, yo no daré explicaciones al respecto

 

-  ¿Donde tienen planeado casarse? - preguntó Hibiki muy hastiado por las constantes respuestas tajantes y cortantes del otro hombre

 

-  En Inglaterra, allí tenemos muchas amistades, pero cuando se confirme el día ya lo haré oficial, de momento solo es un “supuesto” quizás cambiemos de opinión, pero esa es la opción que más nos agrada

 

Hibiki apagó la grabadora de su celular dando por terminada aquella entrevista. El señor Hibiki cambió de asiento y se sentó al lado del escritor.

 

-  Me gustaría...un autógrafo suyo, ¿es eso posible? - preguntó acercándose un poco más al otro hombre – Yo también soy admirador suyo

 

-  Encantado, ¿tiene por aquí alguna libreta, servilleta o papel donde pueda firmar? - preguntó Akihiko con una de sus falsas sonrisas

 

-  La tengo en mi habitación, reservé una habitación aquí, ¿me acompaña? - preguntó Hibiki con coquetería

 

- Lo siento, pero no tengo mucho tiempo, mi editora me espera y no quiero ser grosero con ella – Akihiko sabía muy bien por donde iban los tiros y no iba a consentir que lo tomasen por un idiota

 

Hibiki no respondió, solo tomó la mano del escritor entre las suyas, era tan agradable al tacto como lo era a la vista. Debía conseguir que ese hombre lo acompañase hasta su habitación, de lo contrarío no serviría de nada haberla alquilado.

 

-  Solo será un momento, aquí no tengo nada donde pueda usted firmarme el autógrafo – le intentó persuadir

 

-  De acuerdo, entonces le acompañaré – aceptó Akihiko de mala gana pero disimulando con una sonrisa

 

Ambos hombres se dirigieron al ascensor mientras Frances veía todo desde el hall de la entrada, sin entender por qué Akihiko seguía a ese tipo. Cuando el ascensor se cerró tras ellos, Hibiki continuó con sus proposiciones hacía el escritor.

 

-  Esto debe quedar entre nosotros, yo no diré nada si usted no dice nada – le pidió Hibiki – Quiero saber si a usted le agradan los hombres - preguntó con coquetería Hibiki

 

-  Eso depende del hombre – le dijo con una sonrisa que invitaba y tentaba al rubio - ¿Cree usted que es de mi tipo?

 

Hibiki no respondió con palabras, respondió con hechos. Se acercó al escritor y posó sus labios encima de los de Akihiko. Solo rozaron sus labios un instante pero para Hibiki ese instante fue eterno.

 

-  Creo que nosotros podremos hacer buenos negocios – le susurró separándose un poco de sus labios – Sabía que usted también gustaría de esto

 

-  Señor Jin, se está adelantando a los acontecimientos – Akihiko lo alejó de su cuerpo quería jugar simplemente con ese periodista chismoso no complacerle

 

El ascensor abrió sus puertas y los dos hombres se dirigieron a la habitación del corresponsal. Entraron y cerraron la puerta.

Hibiki se apoyaba en la puerta mientras Akihiko atacaba sus labios constantemente, haciendo jadear al otro hombre. Le acarició el cabello con falsa ternura, parecía que estaba disfrutando de torturar al pobre periodista que no esperaba que todo eso fuese un simple juego. Hibiki quería más, quería más de esos mimos, esas caricias, esos besos.

 

- ¿Quiere llegar hasta el final? - preguntó Akihiko con la voz ronca – Si es así le complaceré

 

Al pobre de Hibiki ni las palabras le salían de los labios, su cuerpo simplemente se deshacía con escuchar solo aquella voz que llenaba sus sentidos, sus oídos. Se dejó llevar por el frenesí que bajo esos ojos escarlatas le hacían pecar de ingenuo e inocente. Se lanzó a devorar la boca del escritor, mordiendo y jugando con la lengua de su momentáneo amante.

Akihiko comenzó a desabrochar la camisa de su compañero de juegos, con cada botón desabrochado repartía un beso, comenzando por su cuello, bajando por su clavícula, su pecho, su abdomen. El periodista se dejaba hacer, no tenía voluntad, parecía una marioneta, solo reaccionaba a los impulsos de su cuerpo.

 

-  En...la entrevista...usted dijo...que...que sería fiel a su prometida – le recordó Hibiki pensando que quizás había metido la pata al nombrar a la prometida de su amante justo en ese momento, pero por otra parte quería concienciar al otro de la realidad que estaban viviendo, que eso demostraba una falsedad a sus respuestas - ¿está acaso jugando conmigo?

 

-  Yo no miento, solo dije que no sería infiel con una mujer, no dí a entender que no pudiera acostarme con ningún hombre, ¿no cree? - Akihiko jugó un rato con el cuerpo del otro hombre, acariciando a sus pezones descubiertos o masajeando la cintura de Hibiki – No estoy jugando con usted

 

Ese juego se iba intensificando por minutos, ambos hombres querían y deseaban más del otro, no querían permanecer en los preliminares por más tiempo. Entre besos y caricias terminaron por dejarse caer encima de la cama. Akihiko terminó encima de Hibiki, desabrochó dos botones de su camisa, para acto seguido, volverlos a abrochar.

 

-  Si quiere algo, deberá tomarlo usted mismo – le dijo al periodista – Desnúdeme

 

Y como si de una orden de un sargento se tratase, Hibiki comenzó a desabrochar lentamente la camisa del escritor. Sus manos temblaban ligeramente, estaba demasiado excitado y eso solo eran los preliminares, no se podía llegar a imaginar llegando al orgasmo junto con ese tentador demonio de mirada felina y movimientos hipnóticos. Akihiko se dejaba hacer, le hacía gracia que el otro ya estuviera tan excitado con solo unos pequeños roces de sus dedos. Le resultaba casi patético, pero, ¿que había de malo en seguir jugando solo un poco más? El escritor se inclinó y dejó la marca del pecado en el cuello de su victima, con un beso que dejó sonrojada aquella zona.

 

-  Hibiki...Te necesito – Falso, todo era falso, una mentira tras otra para terminar de derretir a su pobre entrevistador – Quiero hacerlo contigo, ahora

 

Para el pobre de Hibiki, cada palabra era una orden directa y su cuerpo reaccionaba muy bien a dichas ordenes. Se terminó de desnudar. Akihiko se aflojó y quitó la cortaba para usarla como amarre, juntó las manos de su dispuesta presa por encima de la cabeza y las ató. Nunca el acto sexual le había parecido tan gracioso, pues sus presas solían poner normalmente un poco más de resistencia. El juego poco a poco empezaba a aburrirle en contraste con el otro hombre, que con cada segundo, su cuerpo pedía más y más.

 

-  Akihiko...Aki...hi..ko – susurraba Hibiki casi lloriqueando por más atenciones a su cuerpo – Hagámoslo ya

 

El escritor no se hizo esperar, no estaba dispuesto a llegar tan lejos con ese hombre, primero de todo por qué para el escritor, eso solo era un juego, una pequeña diversión y segundo, por qué Hibiki no era su tipo. No le gustaban los hombre que se dejaban hacer todo y apenas colaboraban en la cama.

 

-  ¿Qué deseas? Dime y lo haré – le susurró al oído fingiendo excitación – Donde deseas que toque

 

-  Es...igual, solo deseo ser tuyo – un Hibiki hipnotizado por el placer guió su verde mirada hasta su entrepierna, señalando el lugar donde más consuelo necesitaba

 

Akihiko accedió pues le daba verdadera pena ver al pobre hombre en ese estado. Estimuló el falo de ese hombre con masajes lentos y pausados, estrujando con cariño el glande entre sus dedos. Incluso llegó mas lejos al posar sus labios encima de la punta de ese erecto falo. En un rápido y contundente movimiento dio comienzo a una felacíón. Su boca subía y bajaba, primero con extrema lentitud, marcando los movimientos, haciéndolos contundentes, pero luego fue incrementando la velocidad, dando pequeños besos en el prepucio, dejando su saliva deslizarse a lo largo y ancho de ese trozo de carne.

Aún con las manos atadas, Hibiki intentaba apretar con más fuerza el agarre de sus manos intentando desahogar la excitación que sentía. El periodista convertía sus gemidos en suspiros, su corazón se aceleraba por la excitación y el placer le nublaba la vista. Pero nuevamente el escritor se cansó y buscó otra forma de divertirse. Con un suspiro, comenzó a lamer dos de sus propios dedos frente al derretido periodista, moviendo sus caderas encima de la virilidad de su compañero, simulando el acto sexual. Hibiki veía eso casi al borde del orgasmo, era la primera vez que un hombre provocaba todos esos efectos en su cuerpo. Después, Akihiko guió esos traviesos y juguetones dedos hasta la entrada del recto de Hibiki.

 

-  Voy a darte un poco de lo que pides...De momento tendrás que conformarte con esto – y antes de que el otro pudiera reaccionar lo penetró con un primer dedo

 

Hibiki suspiró fuerte, pero rápidamente se acostumbró a la intromisión, moviendo sus propias caderas para colaborar con el escritor. Al rato ya tenía dos y luego tres dedos husmeando en su interior, buscando dilatar aquel estrecho lugar. Hasta que el escritor vio que el otro no aguantaría mucho más. Retiró sus dedos, sonrió ampliamente a su dispuesto cordero y le desató las manos.

Para sorpresa del periodista, el escritor se estaba vistiendo de nuevo, abrochando su camisa y atando nuevamente su corbata al rededor de su cuello.

 

-  ¿Que ocurre? - preguntó un confundido Hibiki - ¿Por que vuelves a vestirte?

 

-  Game Over...se terminó este juego – dijo socarrón Akihiko abrochando el último botón de su impecable y blanca camisa

 

El periodista no entendía nada, pensaba que el escritor iba en serio, que no se iba a detener a mitad del acto. Pero ahora caía en la cuenta que el otro jamás se había llegado a desnudar del todo, que solo se había desabrochado la camisa, que todo fue un simple juego para humillarlo y burlarse de el.

Era tan injusto, había sido cruel.

 

-  ¡¿Quien coño te crees que eres?! - Grito fuera de sí el periodista - ¡¿Te gusta jugar con las personas pedazo de mierda?!

 

Pero Akihiko no se asustó, por el contrario, soltó una risita burlona al contemplar la erección de Hibiki, pues le resultaba tan penoso como absurdo.

 

-  Antes de insultarme, tienes que terminar el trabajito que yo dejé a medias...- el escritor estaba por irse cuando fue detenido por el otro hombre, quien le propino un puñetazo en el rostro, partiendo su labio inferior

 

-  ¡Eres un cabrón! Yo si voy a joderte, no temas, no permitiré que vuelvas a jugar con otras personas, pedazo de mierda

 

Akihiko no dijo ni hizo nada para responder a los insultos del otro hombre, solo abrió la puerta y se fue. Camino por los pasillos del hotel hasta llegar al ascensor, no le dolía ni preocupaba haberse burlado de ese pobre hombre. Hibiki se lo buscó, o eso fue lo que pensó en ese momento. Todo el juego lo había comenzado el otro hombre. El ascensor abrió sus puertas y Akihiko entró, había sido bastante divertido. Aunque en el fondo se reprochaba un poco el haber sido tan cruel.

 

Notas finales:

¡¡Y hasta aquí el capítulo de hoy!!

Lo sé, me he atrasado en el otro fic, pero es que tuve una gripe, asuntos personales y...¡¡Me falto tiempo!!

No me excuso más y voy a publicar ahora mismo el capítulo semanal (de la semana anterior).

Gracias y ¿Chau? ^^

Bayyyyyyyyyyyyy!!


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