Carpe diem: Lovers on spiral .
Capitulo 1: Los sentimientos de Jong.
Estaba sentado, viéndolo a tres asientos de distancia con Onew mientras su sangre hervía dentro de sus venas, se preguntaba por qué no le había pedido a Key que fuesen compañeros antes que Onew. Suspiró. Al final había acabado por hacer equipo con Taemin como íltima opción (había mucha más gente, pero no eran del todo de su agrado), y haciéndole el favor a este ya que se encontraba solo al no estar Minho presente en la primera clase. De repente sintió una punzada en su rostro y salió de sus pensamientos sólo para darse cuenta de que hace rato habían comenzado a hacer el taller en parejas. Ah, y que Tae le picaba la mejilla con la punta afilada del lápiz
-Hyung, por favor concéntrate- le regañó el menor-. Hace 10 minutos empezó el taller, y restan 10. ¡Has algo tú también!
-Lo siento por cargarte todo el trabajo- dijo mientras cogía el libro y buscaba las últimas respuestas
El castaño soltó un suspiro, apoyándose sobre el escritorio se inclinó un poco, mirando a Onew y Key trabajar juntos, y luego a Jong- Hyung, ¿tanto te molesta que Onew y Kibum hagan un trabajo juntos?
Aquello le cayó de sorpresa, sacándolo de órbita por unos segundos. No sabía que responder, o si debía responder, ya que no quería que NADIE supiera, al menos no antes de Kibum, que sentía “algo más” por é, y que le ponía celoso el que estuviera con alguien más, así fuera Taemin u Onew. Su mente volvió a divagar por parajes lejanos, momentos que (según él) nunca ocurrirían, pero que anhelaba. Teamin, dándose cuenta de que no volvería pronto con él, le quitó el libro y la hoja para acabar el taller antes de que sonara la campana. Pero el de cabello platinado estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera notó cuando el libro le fue prácticamente arrebatado de lasa manos, justo frente a sus narices. “No tiene remedio, y además es muy obvio”, pensó el castaño mientras entregaba el taller al profesor, notando que volvía su vista a Key, quien hace rato había terminado y estaba hablando muy animadamente con el amante del pollo. Pensó en ir con ellos, total, Jong estaba en su mundo así que no iba a molestarse por dejarlo solo. Volteó a verlo, ¡ni siquiera se había dado cuenta de su ausencia!
-En verdad, no tienes remedio, Hyung- murmuró mientras iba hacia sus dos amigos y compañeros de clase-. Si se nota que botas la baba por él…
-¿Quién bota la baba por quién?- preguntó Key con una sonrisa curiosa- Hola, Tae
-Hola, chicos- sonrió también, cogiendo una silla para sentarse
-Vale, dinos quién babea por quién- insistió Onew
-Siquiera ten la cortesía de responderme al saludo…
*
Llevaba ya un buen rato observando al pelinegro que hace ya un tiempo provocaba algunos suspiros y sonrisas tontas, síntomas de un creciente “sentimiento” hacia él. Enamoramiento, aunque no quisiese admitirlo. No fue sino minutos después, cuando el ruido estridente de golpes repetitivos al metal le avisó el final de esa clase y en inicio del receso30 minutos, que se percató que el menor no estaba a su lado. Su mirada recorrió el salón en busca de esa cabellera castaña castaña oscura, encontrando en su lugar una negra, y el dueño de esta con su mirada clavada en él.
-¡Jong!- le gritó Onew con una de esas sonrisas suyas, aunque luego desapareciera entre la multitud de estudiantes
Salió de ahí, como pudo, tratando de no perderlos de vista, sin embargo eso fue imposible. Ya los buscaría después en el patio. Con ese pensamiento comenzó a deambular por los pasillos para salir del edificio, aunque más bien era como si no quisiera ir, “Claro, porque él está ahí”, pensó con pesadez.
¿Hace cuánto tiempo sabía que estaba enamorado de Kibum? Fue aquella vez en el cumplamos de Onew cuando se quedaron a dormir en su casa. “En ese entonces aún pensaba que era sólo cariño”; siguió caminando tranquilamente por los pasillos, y cualquiera que lo hubiese visto habría pensado que estaba perdido. Al final decidió ir con los demás al patio, pensando que sería sencillo, simplemente ignoraría el hecho de que era Key quien estaba ahí.
-Ya pensaba que te habías perdido- Minho sonrió divertido
-¡Vaya! Pero si es la bella durmiente- contraatacó con el mismo gesto burlón
-Al menos yo tengo a un príncipe- abrazó a Taemin por detrás-. ¿No es así, Taeminnie?- le dio un beso en la mejilla, haciendo sonrojar al aludido
-Tch- Jong desvió la mirada, mientras los demás sólo se rieron
Salvo uno de ellos, que estaba muy ocupado en otra cosa. El de cabello platinado se percató de ESA persona que lo observaba fijamente, no es que él no lo hiciera también, pero… ¡¿Por qué ahora?! A pesar de que estaban Onew, Minho y Taemin ahí lo estaba mirando, como si fuese el único presente. Su mirada era intensa, y no la apartaba de Jong; parecía que quería escudriñar en su alma, y eso hizo poner nervioso al rubio, que aún así le sostuvo la mirada de la misma forma, hasta que parpadeó Key y soltó una carcajada, llamando la atención del resto y confundiendo Jonghyun.
-De acuerdo, Jong. Tú ganas- dijo una vez dejó de reír
-¿Qué?- arqueó una ceja sin entender de qué estaba hablando. ¿Ganar?
-Estábamos viendo quien le sostenía la mirada más tiempo al otro, ¿no?- sonrió como si nada, pero sus ojos seguían mirándolo directamente
-Sí, claro…- y, de nuevo, no sabía qué decirle
Un silencio los rodeó a todos de nuevo, y los tres restantes sólo se miraron entre sí intercambiando gestos y muecas, asintiendo al final, como si llegaran a un acuerdo silencioso.
-Tengo algo que hacer. Minho, ¿me acompañas?- el amante del pollo le dedicó una sonrisa al aludido
-Claro. Minnie, vienes, ¿no?- le lanzó una mirada cómplice al más joven, que captó la indirecta. “Dejémoslos solos”, y sonrió también
-¡Aha! Sí, sí. Los acompaño
Key y Jong los observaron extrañados y expectantes, arqueando una ceja. Pidiendo una explicación hasta que…- No les molesta, ¿verdad?
-¿El qué?- preguntó el platinado son entender a lo que Minho se refería
-Esperarnos aquí, ¿o sí?
Luego de pensarlo unos segundos y procesar la información, Jong entendió las “consecuencia” de que se fuera. Si se quedaba sólo con Key no iba a saber qué hacer o decir, y temía que si lo miraba de nuevo a los ojos de esa manera iba a decirle todo.
-… Voy con ustedes también- intentó evadir el quedarse solo con el pelinegro. Quería estar con él, pero el hecho de no saber que decir le resultaba lo peor
Sin embargo los otros sólo se fueron, ignorando ese hecho. Suspiró, sentándose junto a él, ¿Qué más da? Después de todo serían sólo unos minutos. Entre tanto veía a todos, jugando con sus dedos ante la mirada expectante del pelinegro a su lado. No quería decir algo y qu le temblara la voz, o mirarlos y que su mirada flaqueara, y sabía que si Key lo seguía mirando así y hacían de nuevo contacto visual… iba a vomitarle las palabras.
-¿He hecho algo?- se giró instintivamente al escuchar su voz formular esa pregunta
El platinado se mostró confundido, lo meditó, si responderle o no- No
-¿Y por qué me evitas?- volvió a atacarlo con la mirada
Guardó silencio de nuevo, sin saber bien que responder a esa pregunta. El de cabellera oscura se echó hacia atrás, soltando un suspiro y siendo consciente de la falta de soporte en el banco.
-Jong, no quiero que sigas evadiéndome- lo observó con el ceño fruncido-. El fin de semana se acerca, así que ¡basta, joder!
-¿El fin de semana?
-Sí, el fin de semana, Jong- soltó de nuevo, esta vez como un gruñido-. ¡El fin de semana!- alzó la voz
-¡Sí! ¡Val! Ya capté el mensaje, Kibum- gruñó irritado por sus “regaño”
*
El platinado se fundpia, iba a acabar saturándose. Entre las lecciones, tratar de no ser tan obvio (N/A: Muy tarde, Jonghyun Oppa), e intentar forzosamente recordar qué pasaba con el siguiente fin de semana que era tan importante como para que Key se lo gritara. Al final del día seguía sin recordarlo, así que no le tomó mucha importancia. Total, seguro ya lo recordaría, y si no lo hacía siempre podía revisar su agenda. Así siguió, metido en sus pensamientos, todo el camino a casa, al llegar simplemente fue hasta su habitación, lanzando todas sus cosas sobre la cama y huyendo de inmediato al baño para darse una ducha. Cuando terminó regresó a su habitación, inexplicablemente cansado, sin poder secarse el cabello ni siquiera cayó rendido sobre su cama. Aún así, Kibum no dejaba de filtrarse en su mente, sus sueños.