Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Helios por desire nemesis

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

No soy creadora de los personajes de Yugioh solo los uso para una diversion sin fines de lucro

1-Destrucción.

 

 

 

 

 

 

 

Una criatura con un cuerpo parecido al de un gusano pero que tenía escamas metálicas rojas que le protegían y una cara horrenda con enormes colmillos y una mirada negra como la noche se elevó desde el suelo, abriéndose paso desde lo más hondo de la tierra. Aunque no había terminado de salir de la tierra su cabeza ya sobrepasaba los cien metros. Su boca escupía un fuego feroz como el de todos sus congéneres.

 

Por fin habían logrado su libertad. Ahora la tierra perecería con toda la estúpida basura humana. Había llegado el ansiado día.

 

Abrió su boca y escupió el fuego de la muerte pura sobre una aldea que estaba a su alcance mientras los aterrorizados aldeanos tomaban sus caballos e hijos intentando escapar de eso que no entendían muy bien que era.

 

Claramente no podían actuar tan rápido para evitar ese endemoniado fuego como muchas otras aldeas no podrían evitarlo ese día.

 

 

 

 

 

 

 

 

Lejos de ahí unos ojos ambarinos sintieron cierta perturbación y miraron hacia el horizonte.

 

No puede ser que halla llegado el día—dijo él.

 

Pero había llegado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El demonio se preparaba para atacar otra aldea cuando sintió su presencia. Como uno de los más antiguos y avezados de su especie volteó y atacó casi al unísono.

 

Si el que hubiera estado parado en la cima de esa montaña hubiera sido un simple mortal de seguro había desaparecido sin dejar rastro al ser envuelto por el poderoso fuego que le envolvía pero él no lo era.

 

¿Fuego? ¿Piensas que puedes derrotarme con fuego? ¡Que inocente!—le gritó el que estaba parado allí.

 

¡Helios!—gritó el demonio--¡Siempre tan arrogante! ¡Te mataré!—

 

Su oponente no medía más que lo que un humano normal, sus ojos color ámbar, su cabello largo y dorado como el mismo sol que llevaba su nombre y que estaba atado casi en la cintura con una cinta, su ropa que constaba de un traje de camisola y pantalón blancos, cinturón negro y dorado, botas altas y blancas así como su abrigo largo y sus facciones en nada disímiles a las de un humano no denotaban la categoría de divinidad que este ser ocupaba.

 

¡Iluso!—le gritó Helios mientras estiraba su mano hacia su oponente para atacarle como se merecía cuando sintió una sombra desde atrás y volteó.

 

¡Eso nunca!—gritó después el rubio y sus ojos brillaron mientras su fuego se esparcía por su derredor. Helios era el ser primigenio del fuego. Era su arma y su don.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dos años han pasado desde la batalla de Helios con los demonios—dijo Athos a su padre que junto a él esperaba también a la comitiva del sobrino del amo Pegasus.

 

Si y nunca más se supo de él—contestó el mayor.

 

Espero que nunca más sepamos de ellos—exclamó el castaño.

 

¡No hables así! Él se sacrificó por nosotros—dijo casi con tristeza Aramis.

 

Su hijo iba a replicar cuando pudo ver al fondo de la arbolada callejuela que conducía a la gran casona un carruaje custodiado por varios hombres.

 

¡Ése debe ser él!—dijo el mayor y en efecto era. Miraron pasar la comitiva y luego la siguieron  hasta la entrada donde un joven alto, castaño y de ojos como el cielo bajó y miró hacia arriba la imponente casa que desde entonces sería suya. Su ceño fruncido solo lograba que despidiera un aire más señorial.

 

Sus altaneros ojos se dieron cuenta de la presencia de gente que conocía y bajaron hacia un lado para estudiar con menoscabo a aquellas personas que osaban mirarle fijamente.

 

Estos comprendiendo su error bajaron la cerviz y el mayor le dijo—Perdone vuestra señoría pero su tío ha debido ausentarse antes de vuestra llegada por un tema de negocios por lo que nos ha encomendado que cuidemos de vuestra merced—

 

El otro no pareció convencido del acierto de su tío pero nada dijo a estos sino que volteóse para dirigirse a sus lacayos--¡Bajad el equipaje y ponedlo en mis habitaciones!—luego de tales palabras entróse en la mansión siendo seguido por los súbditos propios y de su tío.

 

¿Eres tú la sirvienta?—preguntó a una joven castaña que se quedó parada mirándole.

 

Ella bajó la vista y contestó—¡Si, vuestra merced! Mi nombre es Kai, señor—

 

¡Que nombre más simple!—dijo él como fastidiado haciendo que Athos que guardaba nobles sentimientos por Kai se sintiera enojado--¡Sírveme una colación de inmediato! ¡Luego que preparen mis habitaciones que deseo descansar!—

 

¡Están preparadas vuestra merced!—respondió ella.

 

¡Has de saber que no me gusta que los sirvientes me contesten así! Si están preparadas basta con que las vea cuando suba a habitarlas—le dijo el ojos azules con desdén.

 

¡Si, vuestra merced!—respondió la joven muy conturbada y se fue a dar aviso a que el joven caballero deseaba una colación.

 

¡Perdone a Kai, vuestra merced! Es que es aún muy joven y no sabe de los modales propios del servilismo!—le dijo Aramis al sobrino de Pegasus.

 

¡Antes que dar disculpas deberías enseñarle a conducirse!—dijo Seto Kaiba.

 

 

 

 

 

 

¡Es un maldito!—gritó en la cocina de su casa Athos, estando solo con su padre.

 

¡Es un terrateniente y todos ellos se comportan así! ¡Lo sabes bien!—le contestó apacible su padre mientras bebía su té.

 

¡Eso solo me hace odiarlos más!—dijo el joven de sangre ardiente y su progenitor sonrió porque sabía la causa verdadera de la rabia de su hijo.

 

¡No seas tan duro, Athos! He sabido que el joven Kaiba ha pasado por malos momentos. Su familia murió en uno de los incendios engendrados por la pelea de Helios y esos demonios y su padre que era el único sobreviviente a parte de él acaba de morir de las heridas que recibió ese día—le dijo el lugarteniente de Pegasus.

 

¡No me importa! Conocemos a muchos que han pasado por cosas similares y no se comportan así—dijo el menor.

 

¡Deberías decirle!—dijo el mayor.

 

¿Estás loco, padre? ¡Por menos me enviaría al cadalso y…--respondió el castaño asombrado de que su padre sugiriera tal cosa.

 

¡No me refería al joven amo!—le dijo con una sonrisa cómplice el pelinegro.

 

Athos entendió y poniéndose como un tomate se levantó de la mesa y anunció--¡Voy a la aldea un rato!—

 

Su padre miró el plato que el joven dejara y sonrió. Estaba muy claro que el otro se había dado cuenta a quien se refería porque desde que conocía a Athos nunca había dejado un plato a medio comer.

 

 

 

 

 

 

 

El tabernero no era muy amable con la gente que no pagaba y Athos se rió mucho junto con sus amigos cuando tiró afuera al viejo “Bollín”, luego salieron tomados de los hombros y haciendo zigzag por las callejuelas de la aldea.

 

Un joven rubio los miraba por la ventana de una de las casas.

 

¿Qué pasa Joseph? ¿Te gustaría unirte a ellos?—preguntó un hombre que entró en la habitación y observó lo que el veía.

 

¡Eso es muy cruel padre!—dijo con tono triste el rubio mientras se volvía--¡Sabes que no podría hacer eso!—agregó mostrando ahora toda su cara la cual la mitad derecha se encontraba totalmente vendada de tal manera que solo se distinguía su ojo melado.

 

¡No soy cruel! Algún día deberás intentar hacer amigos y dejar todo eso en el pasado—le dijo el mayor.

 

¡Como si eso fuera posible!—dijo el joven volteándose de nuevo hacia la ventana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Tres días más tarde una terrible fiebre aquejaba al joven amo de la mansión Pegasus por lo que Aramis encomendó a su hijo a ir en busca del doctor de la aldea. Un hombre pulcro y reservado que se dedicaba a curar a toda la gente sin distinciones, amable y generoso el doctor accedió de inmediato al llamado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Hermano! ¡Hermano!—repetía el niño de ojos azules envuelto en el atemorizante fuego.

 

Él estiró su mano hacia el otro pero no lo alcanzaba. Sentía la fatiga a causa de respirar todo ese humo y aún a gatas pretendía llegar donde su hermano menor pedía auxilio cuando unos brazos lo arrancaron hacia atrás.

 

¡Vámonos!—oyó que le decía su padre—No podemos hacer nada por ellos—agregó mientras él veía como la casa caía sobre aquél que podía haber salvado.

 

 

 

 

 

 

El paciente se retorcía debido a sus pesadillas causadas por la exorbitante fiebre que le aquejaba.

 

¿Que puede haber sido?—preguntó Aramis al doctor.

 

Tal vez ya estaba enfermo cuando vino o comió algo que lo enfermara. No podemos saberlo con certeza. ¡He traído unas pócimas que quizás ayuden!—le contestó el doctor y al voltear a ver al empleado de Pegasus vio que él miraba a su lado.

 

¡Oh, disculpe!—le dijo el pelinegro.

 

No se preocupe. ¡Él es mi hijo Joseph!—le contestó el doctor Wheeler.

 

Pensaba que debe tener la misma edad de mi hijo Aramis. ¿No le conoces?—preguntó al joven evidentemente tímido que permanecía junto a su padre y que tenía vendada la mitad de su cara.

 

Joseph negó con la cabeza y su padre sonrió para después decir a modo de disculpa--¡Joey es muy reservado! He intentado que haga amigos de su edad pero…!—era evidente de que hablaba.

 

¡Entiendo!—exclamó Aramis compadeciéndose del joven—Pero no creo que eso sea impedimento para que encuentres amigos—dijo el bien intencionado hombre.

 

Me temo que a veces la gente es cruel. Aún de maneras que no entiende—dijo el doctor y el lugarteniente entendió de que hablaba. Muchas veces la gente se asusta y actúa de tal manera que las personas heridas se sienten parias.

 

¡Ven! Tomemos la colación juntos y así tu padre trabaja tranquilo—le ofreció el pelinegro.

 

Yo… prefiero quedarme con mi padre y ayudarle—respondió el rubio y el mayor se sorprendió de la dulce voz que tenía el joven, parecía la voz de un niño menor de edad, no de un muchacho de diecisiete o dieciocho años como aparentaba.

 

¡Ve! ¡Lo que haré aquí es pura rutina! No seas desagradecido y acude a comer algo que nos quedan muchas horas por delante hasta que el paciente se recupere—le dijo el mayor.

 

 

 

 

 

 

Estaba conversando con Kai cuando su padre entró acompañado de ese joven que por su apariencia asustó a la muchacha que emitió un sofocado grito.

 

Athos se puso frente a ella en actitud protectora mientras el hijo del doctor ladeaba la cara afligido porque de nuevo sucediera algo como eso.

 

Aramis sintió pena de nuevo por el joven.

 

¡Athos! Él es Joseph, el hijo del doctor y le he traído aquí para que coma algo antes de que suba a ayudar a su padre.

 

Es mejor que me retire arriba, papá podría…--expresó el ojos mieles y a Kai esa voz se le antojó tan linda y llena de tristeza que se sintió mal de cómo actuara al verlo.

 

¡Ven! ¡Siéntate! Yo te serviré. ¿Qué te gustaría comer?—preguntó ella y de inmediato el castaño se sintió celoso de su atención y miró molesto al rubio.

 

Aramis sonrió al ver la actitud tan inmadura del muchacho mientras cohibido el otro se sentaba en la mesa en la silla que le indicara Kai.

 

Cualquier cosa estará bien—contestó Joseph.

 

Lo único que faltara sería que todavía tuviera pretenciones—dijo el joven servidor.

 

Aramis molesto ahora con su hijo le ordenó--¡Ven! Que tenemos unas cosas que hacer—

 

Pero…--dijo el otro.

 

¡Pero nada! ¡Ven conmigo enseguida!—le contestó su padre y él a desgana le siguió mientras Joey y Kai quedaban solos en la cocina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo se te ocurre tratarle así?—preguntó Aramis a su hijo.

 

¡Es que…!—trató de alegar el otro.

 

¿Crees que esta en condiciones de robarte el cariño de Kai?—preguntó frontal el pelinegro.

 

El otro volteó su cara, no respondió pero no era necesario.

 

Entonces te ordeno que lo trates bien. Es un muchacho que lo está pasando mal. Si fueras tu no me gustaría que te trataran así—agregó el lugarteniente.

 

 

 

Perdona a Athos. Normalmente no es así. No sé que le pasó—dijo Kai al joven Wheeler.

 

No importa—dijo cabizbajo Joseph.

Notas finales:

Espero les guste este nuevo fic

gracias de antemano por los revs que reciba porque me hacen falta

quiero saber sus opiniones

mata ne

^^

PD

por cierto Helios era el titan del sol para los griegos, en cierta forma es el sol


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).