Nuevo Comienzo
¿No les ha pasado que de un día para el otro llega su madre y les dice con una felicidad enorme “chicos, en unos días nos vamos a Corea”?, ¿no?, ¿nadie?, pues a mi si…
– Yoona, Sunny, vigilen a su hermano no quiero que se pierda.
– ¡Mamá! ¡Que no soy un crío!
Me queje. Entre todos yo era el mas consentido de la familia, mi madre siempre me trataba con si fuese un bebe recién nacido y mis hermanas como si fuese el menor de la familia, cosa que no era cierto, yo era prácticamente el mayor… bueno casi…
– Oh, vamos Luhan, para nosotras siempre serás el pequeño hermano que hay que cuidar.
– Amber, mejor cierra la boca o-
– O te la cierro yo.
Y me cerró la boca, esa infeliz. ¡No se vale usar magia!
– Mmm… mmm… ¡MM!
Mi boca se mantenía cerrada, mire con odio al macho de mi hermana. Se la voy a devolver…
– ¡Amber! ¡no deberías hacer eso!, estamos en un lugar público.
Yoona acerco uno de sus dedos a mis labios y mágicamente se volvieron a abrir.
– Gracias
Toquetee mis labios, buscando que estuviesen completamente bien, por suerte lo estaban.
– ¡Niños!
Llamo nuestra madre mientras intentaba pasar entre todo el mar de personas.
– ¡Mamá!, déjame ayudarte.
Con ayuda de mi hermana Sooyoung la ayudamos a atravesar todo ese lió de personas.
– Ya esta, ya podemos irnos. Vamos, vamos que tenemos un largo viaje por hacer…
Revisamos por última vez que todo estuviese en orden: el papeleo, el equipaje y mis cinco hermanas.
– Chicos, si ven un cartel que diga Señoritas Kwon me avisan ¿si?
“Señoritas… si ¿y yo que soy, eh?, podrían considerarme”
– Mamá, olvidas que aquí no todas somos señoritas…
Gracias Sunny.
– Amber no se ha depilado, esta hecha todo un macho.
¡¿QUÉ?!
Amber me miraba con burla y mis hermanas se reían, la única seria era mi madre, Boa.
– ¡Niñas!, dejen a su hermano en paz, el es toda una belleza e incluso es muy varonil.
– Madre…
La mire avergonzado.
– Por lo menos lo es mas que ustedes…
– ¡MAMÁ!
Ahora todas estaban riendo, la desgracia de vivir con mujeres y además de que sean todas unas brujas.
– Oh, ahí esta el cartel.
Seohyun señalo hacia la salida, donde había un señor de unos ochenta años de edad, con canas y bigote, sosteniendo el cartel que decía: “Señoritas Kwon”, claro, olvidándose por completo de mí.
Cargamos con el equipaje y nos acercamos al señor canoso. Se presento como Eliot y se supone que es nuestro futuro mayordomo. Nos llevo hasta la gran furgoneta que nos esperaba afuera y comenzamos a subir el equipaje.
– Señorita, ¿quiere que le ayude?
Mi cara se puso totalmente roja y las risas no se hicieron esperar.
– Oh Luhan discúlpalo, señor Eliot el es Luhan mi único HIJO.
El señor abrió aun mas sus ojos y me miro a mi y luego a la chica de mi lado, Amber. Enseguida comprendí cual era su confusión, pues si ponemos a Amber junto a mí, enseguida dirían que el macho era ella… y no es así.
– Señor Kwon, de verdad lo siento es que usted es tan…
¿Qué?... ¿Delgado?, ¿Bonito?, ¿Femenino?, ¿Cara de nena?, ¿Tengo que seguir dando opciones?
Tuve que tragarme las ganas de golpear al tipo y sonreír como un hipócrita, como si nada hubiese pasado.
– Tranquilo señor Eliot, suele pasar… pero espero que sea la última vez.
Si… no iba a quedar como la nena amable, espero que eso le sirva como advertencia.
Terminamos de subir todo el equipaje y de presentarnos, para que no haya ningún error y/o confusión como la de hace unos minutos.
– Niñas, que Luhan vaya al medio, quiero que este bien seguro.
– ¡Mamá! ¡No soy un bebe!
– Claro que no, eres mi bebe y quiero que vayas al medio y ponte el cinto de seguridad, ustedes también pequeñas.
Bufe molesto. ¡Que tenga cara de bebe no me hace ser uno!
– Luhan no me hagas repetirlo.
Mi madre sonaba molesta, al igual que siempre cuando no la obedecen.
– Bien mamá, voy al medio.
Y a regañadientes entre a la furgoneta sentándome al medio y poniéndome el cinto. A un lado mío iba Yoona y al otro Seohyun, atrás iban Amber, Sunny y Sooyoung.
El viaje inicio y la pasamos haciendo bromas, cantando canciones que pasaban en la radio, usando su magia en mí y discutiendo algunos temas, luego de eso me quede dormido. Igual quedaban algunas horas.
– Niños, ya hemos llegado, mírenla, ¿no es hermosa?
Lentamente abrí mis ojos encontrándome con el rostro tranquilo de la pequeña Seo.
– Despierta Lu, ya estamos aquí.
¿Aquí?
– Estamos en casa.
Una pequeña sonrisa se escapo de sus labios y yo me removí en el asiento, mirando por la ventanilla a la gran casa que se encontraba en frente.
¿Esto era una casa o una mansión?
Desabroche el cinto de seguridad y baje de la furgoneta, acercándome a mi hermana Yoona.
– Esta algo vieja y desarreglada pero con unos toque personales quedara perfecta.
Opinó. Sabía perfectamente que cuando decía “toques personales”, se refería a “voy a usar la magia para arreglar esta basura”.
– Supongo que si…
Observe el frente de la casa, llena de árboles, arbustos muertos y flores machitas. Se parecía a los cementerios de esas películas de terror, todo gris, terrorífico y negro, digno de una bruja antigua. Pero claro, las brujas con las que convivo son todas modernas por así decirlo.
– Creo que podríamos arreglar este horrendo jardín y ponerle un poco mas de vida y color.
– Concuerdo totalmente contigo Lulu. Si así esta el frente, imagínate el patio, no me extrañaría encontrarme con murciélagos, arañas y cuervos.
– Te olvidas del cuerpo sospechoso que debería estar enterrado en el fondo de la casa.
Complete.
– Si, eso es clásico. ¡Ah! Y el gato negro, pero eso ya lo tenemos.
Me guiño un ojo.
– Ni lo menciones.
Mencione desanimado. Ese tema siempre me perjudicaba.
– ¡Luhan!
Amber se abalanzo sobre mí, abrazándome por la espalda.
– Espero que esta mansión tenga un sitio para practicar Basket, así jugamos unas partidas.
– Eso estaría genial.
Sonreí. Por más que Amber y yo fuéramos casi opuestos, tanto en apariencia como en personalidad, amábamos los deportes, sobretodo el Basketball.
– Niños, entren y exploren la casa. El señor Eliot y su ayudante estarán aquí ayudándome a desempacar.
– ¡Bien!
Gritamos todos, adentrándonos en la mansión.
Y bueno, que les digo, por dentro era tan grande que como por fuera y también lucia un poco tenebrosa, pero estoy seguro de que no durara mucho así… no con mi madre y hermanas presentes…
La casa en si era genial, la entrada era gigante con dos escaleras a los costados de la sala. Había un segundo piso, donde estaban todas las habitaciones, baños, dos estudios y una biblioteca, luego al final del pasillo había una pequeña escalera que daba al ático.
En el piso de abajo estaba la cocina, otra sala de estudios, una sala normal, mas baños, la cocina, el comedor y las puertas traseras que daban al patio, que como había dicho antes Yoona, parecía mas un cementerio que un patio.
Terminamos por reunirnos todos en la sala de entrada.
– Bueno niños ¿Qué les pareció?
– Es fantástica madre, solo que le falta un poco de color.
Opino Sunny, que al decirlo, una chispa salio de sus dedos y se dirigió hasta la pared, pintándola toda de un color canela, sustituyendo las horrendas paredes grises.
– Mm… me gusta como lucen, pero eso lo veremos después, ahora ¿Dónde les gustaría dormir?
En total había seis habitaciones. En una de ellas dormían los asistentes, quedando un total de cinco habitaciones para seis personas.
– ¡Yo dormiré con Sooyoung!
Sunny se abalanzo sobre la pobre Sooyoung, que contenta le respondió el abrazo.
– Yo no quiero compartir habitación.
Menciono Amber. Claro, ella no quería una habitación de rosa y con adornitos de princesas por todos lados.
– Yo tampoco
Esa fue Seo, que era un poco reservada.
– Yo tampoco, soy un hombre y tengo derecho a tener un poco de privacidad entre tantas mujeres.
Me queje. Pero estoy seguro de que mi madre esta de acuerdo conmigo.
– Pero solo quedan cuatro habitaciones, alguna va a tener que compartir la habitación.
Al decir eso recordé el ático. Se veía espacioso y apartado, además de tener iluminación podría permanecer un poco alejado del ambiente de mis hermanas. Perfecto.
– Madre, yo quiero dormir en el ático.
Mi madre me miro dudosa. Sabía que ella prefería que durmiera junto a su habitación, pero aun así debía aceptar que ya estoy un poco grande para eso y que tenía que empezar a darme un poco de espacio personal.
– Esta bien, Luhan dormirá en el ático y ustedes no tendrán que compartir habitación, ¿conformes?
Todos asentimos y nos dedicamos a subir nuestras pertenencias.
Subí al ático y abrí un poco las pequeñas ventanas que tenia, dejando entrar un poco de luz. No había polvo y estaba limpia, por lo que pude deducir que los ayudantes se habían tomado el trabajo de limpiar un poco antes de nuestra llegada.
Escuche unos pasos seguido de unos golpes de tras de mi. Me di la vuelta abriendo la puerta del ático, encontrándome de frente con un chico alto que lucia lago cansado y de aspecto aterrador.
– Tu equipaje.
Yo abrí mas la puerta cediéndole el paso, el gustoso entro y dejos las pertenencias. Yo lo mire curioso, parecía de mi edad.
– Gracias. Soy Kwon Luhan.
– Soy Hunag Zi Tao, pero dime solo Tao, soy el guardián.
Lo mire asombrado, nunca había visto a un hechicero antes.
– Vaya, nunca había visto a un hechicero antes, ¿tienes poderes?, ¿Cómo son?
Me emocione muy rápido. No había muchos hechiceros porque por lo general la magia y lo mágico solo lo pueden obtener las mujeres, no existen los brujos, solo las brujas. Por eso el mundo de la magia esta dominado por las mujeres, por mas que tu madre sea una bruja, si tu naces hombre, nacerás sin magia, solo serás un humano normal. Y los hechiceros eran un caso muy particular y muy extraño, son muy pocos los hechiceros que existen sobre la tierra, y lo mas extraño es que los hechiceros tiene poderes, no usan magia.
– Puedo transformar cualquier objeto en un arma de cualquier tipo, espadas, revolver, cuchillos y mas.
Lo mire asombrado, podía jurar que mi boca y mis ojos estaban abiertos a la par.
– Eso es asombroso.
Exclame mas emocionado aun.
– ¿Puedes mostrármelo?
El chico con ojeras asintió. Tomo un lápiz que había en el portalápices y lo transformo en un pequeño cuchillo. Me lo tendió para que verifique que era real, yo lo tome gustoso, observándolo, se veía realmente filoso.
– Es increíble.
Susurre.
– Gracias.
Respondió avergonzado. Yo le brinde una calida sonrisa.
– Espero que podamos llevarnos bien, Tao.
– Por supuesto señor Kwon.
– Solo dime Luhan.
– Claro, Luhan. Bueno tengo que retirarme, tengo que ayudar allí abajo.
– Bueno.
Se retiro y yo mire el par de maletas expancidas por la habitación y suspire. Comenzando por no tener cama ni armario, creo que tendré que hacer unos cuantos cambios a esta habitación.
...
...
Bien, ya era hora de la cena. Mi madre ya me había conseguido una cama muy cómoda y grande, pero dijo que mañana nos dedicaríamos a remodelar por completo la habitación de ático, que por mientras tenia que dormir en esas circunstancias. Yo, por cierto, no me queje. Las cosas a su tiempo como dicen por ahí.
– ¡Luhan, baja a cenar!
Era la tercera vez que me llamaba. Y yo por andar buscando entre las maletas ropa para ponerme mañana, la había ignorado. Deje de lado lo que hacia y baje lo mas rápido posible, hacerla esperar a mi madre equivalía a hacerla enojar y no era muy bueno hacerlo.
– ¡Luhan!
– ¡Estoy bajando!, ¡Estoy bajando!
Iba tan rápido que me tropecé en el último escalón. Estaba a punto de caer y darme la cara contra el suelo de no ser por Tao, que apareció justo en ese instante para sujetarme. Aunque no de la mejor manera…
Cerré mis ojos.
– ¡Luhan!
Escuche los pasos y gritos por parte de mi madre.
– Luhan pero que- ¡Luhan, tiene que tener mas cuidado!
Lentamente abrí mis ojitos y me encontré sujetado ente los brazos de Tao, que mi miraba sorprendido. Luego volví mí vista a mi madre y note que todo estaba más grande de lo normal. Caí en la cuenta de que había sucedido…
– Oh, mi bebe, mi pequeño gatito, olvidamos mencionarlo.
– ¿Qué cosa señora Kwon?
Pregunto Tao. Que seguía cargándome en brazos.
– Nuestro Luhan esta embrujado, cada vez que alguien de su mismo sexo lo abrace automáticamente se transformara en gato.
Sentí mucha vergüenza, pero claro, era un gato, no podía demostrarlo… por suerte.
– ¿Y eso cuanto dura?
– Mm eso depende, pero no dura más de cinco horas.
Tao me pasó a los brazos de mi madre que con mucho cariño me abrazo sin piedad, casi sacándome el aire de los pulmones. Comencé a removerme de su agarre.
– Emm… madre, creo que los estas asfixiando.
Menciono Yoona, que me miraba preocupada.
Mis ojos gatunos enseguida la miraron.
– Te dije que faltaba el gato negro, ¿no era así?
Me guiño un ojo. Se estaba burlando de mí…