Una, dos, tres, cuatro eran las vueltas que le daban a la pequeña perilla que D.O tenía en su espalda para que pudiera comenzar a caminar de aquella forma tan rígida y graciosas que hipnotizaba los ojos del pequeño que jugaba con él.
A D.O esos momentos eran los que más le gustaban pues cumplía el propósito para que fue creado, divertir y entretener a los niños, y vaya que tenía tiempo divirtiendo a los pequeños de aquella familia que lo habían comprado en una tarde de otoño hace ya casi setenta años , pero a pesar de la cantidad de años que tenía, D.O seguía en perfectas condiciones y es por eso que diariamente le ofrecían a la familia millones por él, pues según los coleccionistas él era una rara pieza de colección, pero su dueña, la abuela del pequeño que ahora lo tenía en sus manos, jamás aceptaba ninguna oferta, para ella D.O era invaluable e irremplazables, pues había sido él ultimo regalo de navidad de su padre antes de morir.
La anciana era muy celosa con el pequeño juguete, lo mantenía en una repisa bastante alta para los niños y no dejaba que nadie lo tocara, pero nada puede detener a un niño cuando quiere un juguete o cuando tiene curiosidad por algo y por eso es que había una silla a la par de la repisa.
-Sehun, cariño ¿Qué haces en el despacho del abuelo?- se escuchó preguntar detrás de la puerta una mujer.
El pequeño Sehun se alteró y comenzó a tratar de dejar todo en su lugar, pero fue tarde, su madre ya había entrado al despacho dándose cuenta de la travesura que había cometido.
-¿QUE HACES CON ESO?- dijo en un tono entre asustada y molesta.
El pequeño Sehun se paralizo y lo único que pudo hacer fue comenzar a llorar desconsoladamente, tratando de pedir disculpas entre los sollozos y el hipo que le había causado llorar. Su madre lo vio con ternura, pues sabía que su hijo no había hecho aquel acto por maldad o rebeldía, sino que por simple curiosidad y ganas de jugar, se arrodillo delante de su hijo y lo abrazo para darle consuelo, Sehun apoyo la cabeza en el hombro de su madre intentando parar de llorar.
-Yo solo quería jugar con D.O…se veía tan solo y triste ahí arriba- comento con voz tembloroso el pequeño en un susurro apenas audible.
-¿Cómo sabes su nombre?- pregunto la mane separándose un poco de él- ¿Te lo ha dicho tu abuela?
El niño negó enérgicamente y miro al juguete en sus manos, sonrío y luego volteo de nuevo a ver a su madre.
-Nadie me lo ha dicho, solo lo sé- dijo encogiendo sus pequeños hombros.
La madre solo asintió y volvió a abrazar a su hijo sin saber que pensar de la respuesta, luego de unos minutos cuando su hijo dejo de sollozar se levantó, tomo a D.O y lo devolvió a su puesto en la repisa, mientras ella hacia eso, Sehun no podía dejar de ver al pequeño juguete de cuerda, quedando un momento hipnotizado por la fina figura que vestía un traje de cola, sobre su cabeza llevaba un sombrero de copa y su cuello era adornado por un corbatín rojo que combinaba con el color de la perilla en su espalda.
-¿Por qué no vas a jugar con Luhan? Aún falta mucho para la cena- pregunto la madre de Sehun tomando su mano
-No- dijo el pequeño haciendo un puchero que lo hacía ver más adorable de lo normal, su madre lo vio extrañada pues su hijo era muy unido a su vecino- Él me ignora desde que Minseok hyung está aquí, ese bollo me lo quiere robar, yo lo sé.
La madre trato de contener una risa por el comentario de su hijo, siguió caminando y antes de salir del despacho lo tomo en brazos y le dio un beso en la mejilla.
-No seas celoso Sehunnie, lo que pasa es que Seokie es de la edad de Hannie y hablan de cosas de niños grandes- su hijo frunció el ceño en señal de desaprobación, por lo que la madre se quedó un momento pensando hasta que encontró una solución y le sonrió a su hijo- entonces ve a jugar con Tao que acaba de llegar y está un poco triste por lo de YiFan, deberías acompañarlo.
Dicho esto la mujer salió junto con su hijo, una vez la puerta se cerró completamente D.O soltó un gran suspiro de alivio, pues no quería que regañaran al pequeño que siempre le traía un poco de alegría al jugar con él.
Comenzó a caminar hacia un lado de repisa y tomo un papel que estaba ahí, lo leyó y sonrió.
“Hola, Soy D.O, gracias por jugar conmigo”
Él mismo había escrito aquello, pues sentía que de alguna u otra manera tenía que agradecer aquella atención, se sentó al borde de la repisa y miro a su alrededor, aquel aburrido lugar que jamás cambiaba, aquel en el que estaba desde hace diez años. Miro melancólicamente por la ventana para ver como caí lentamente la nieve que apenas se notaba por la oscuridad de afuera, pero a pesar de que estaba nevando el despacho del señor Oh estaba cálido gracias al calor que brindaba el fuego de la chimenea..
Eran veinticuatro de diciembre y la familia Oh celebrara su ya tradicional fiesta navideña para su familia, amigos y vecinos, por eso era que había una gran cantidad de personas en aquella casa, el pequeño D.O estaba perdido en sus pensamientos cuando escucho el rechinido de la puerta que indicaba que alguien iba a entrar, se levantó y se apresuró a regresar a su lugar, acomodo sus manos y volvió a sonreír mostrando un poco sus dientes mientras tenía la vista fija en la puerta.
Eran tres pequeños que lucían un poco nerviosos entre sí, el último en entrar puso seguro a la puerta y se dirigió al escritorio junto con los otros dos. El más alto de los tres coloco el regalo sobre el escritorio, luego se sentó en la silla del Sr. Oh mientras los otros dos se ponían uno a cada lado.
El alto tomo la caja y comenzó a abrir el paquete con sumo cuidado, tratando de no romper el papel mientras hacía aquella acción, uno de sus acompañantes un chico con una sonrisa felina hurgo en un cajón y saco unas tijeras para entregárselas a su cómplice, mientras que el otro chico veía nervioso aquella acción.
- ¿Para qué haces esto?- pregunto el chico nervioso- Por el papel se nota que es un regalo para una niña, deja eso por la paz y vámonos, nuestras madres pueden estar buscándonos.
-Relájate Suho hyung, nada va a pasar- respondió el alto aun quitando el papel- además no entiendo para que tienen esto, nosotros somos puros niños.
-Debe ser de los regalos para caridad- dijo tranquilo el otro chico.
-JongDae, eso es aún peor, si nos descubren nos castigaran- comento nervioso Suho.
-Si tanto miedo tienes no hubieras venido con nosotros- comenzó a reprochar el más alto ya quitando toda la envoltura.
SuHo estuvo a punto de responderle cuando escucharon que alguien toco con insistencia, inmediatamente los tres miraron hacia la puerta, su semblante cambio a un de preocupación mientras el color se iba de sus rostros, quedaron estáticos y nerviosos hasta que volvieron a tocar y alguien hablo.
-¿Suho, JongDae, ChanYeol…están aquí?- pregunto una voz que los tres reconocieron al instante.
-Solo es Baekhyun , Chen ve y ábrele- indico ChanYeol mientras el aludido obedeció, luego sonrió con superioridad para ver a Suho- te dije que estaríamos bien, miedoso.
-A ti también te dio miedo- ataco el pequeño viendo a su amigo luego fijo su vista en la caja que yacía sobre el escritorio ya sin envoltura- ¿Kai?
-¿Quién es Kai?- pregunto Baekhyun al solo entrar, dejando atrás a JongDae para que cerrara de nuevo la puerta con seguro.
ChanYeol tomo el juguete y le dio la vuelta para que el recién llegado lo viera, el pequeño al verlo abrió los ojos con sorpresa, luego sonrió antes de apresurarse a tomar la caja para verla con cierto brillo en los ojos observándola de arriba para abajo repetidas veces antes de ver a sus amigos que lo miraban con extrañeza al no entender su actitud, Baekhyun sonrió a sus amigos abrazando aquella caja contra su pecho mientras algunas lágrimas aparecían en su rostro lo que hizo que los demás se preocuparan y sorprendieran aún más.
-Este…este….este es el re…rega…lo perfecto…pa…para- dijo con una voz entre cortada y algo nerviosa.
Suho se acercó hacia él para darle unas palmaditas en la espalda y darle ánimo para que siguiera hablando, luego de unos minutos el pequeño se tranquilizó y volvió a sonreír.
-Es el regalo perfecto para TaeYeon- dijo sonriendo y viendo con ilusión aquella caja- ella a deseado este muñeco desde hace mucho, si se lo diera ella…
Pero no pudo terminar de hablar pues alguien le arrebato la caja dejando a Baekhyun y a los demás sorprendidos, todos miraron a Chanyeol que sostenía la caja en una de sus manos, mientras veía con algo de enojo al pequeño Baek.
-No es tuyo- comento- yo lo tome, así que es mío y no quiero dártelo.
-Pero…-comenzó Baekhyun tratando de convencerlo.
-He dicho que no- dijo firmemente, luego miro a su alrededor deteniendo su mirada en el estante donde estaba D.O, sonrió de lado y comenzó a acercarse- este regalo es para él mago de la repisa, para que tenga un amigo.
D.O quiso rodar sus ojos, pero no podía, pues si lo hacia lo descubrirían, pero aquel comentario era tan común, él no era un mago sino que era…bueno, ni siquiera él sabía bien porque tenía aquellas ropas, pero tenía claro que no tenía nada que ver con la magia. Mientras nuestro amigo de plástico mira la escena algo exentico ante aquel juguete tan moderno de la caja rosada.
ChanYeol aprovechando su altura se puso de puntillas y lo coloco sin problemas a la par de D.O, luego se giró y miro a los demás con una sonrisa, estuvo a punto de decir algo cuando escucho que de nuevo tocaron la puerta, pero esta vez era de manera rápida y desesperada, el más alto le hizo una señal a Chen para que abriera, cuando lo hizo la persona que tocaba la puerta estaba tan absorta en sus pensamientos que sin querer siguió moviendo su puño, pero en lugar de golpear la puerta golpeo la cabeza de Chen.
-Aaah, no lo parece pero eres fuerte- se quejó el chico lastimado.
-¿Qué pasa YiXing?- pregunto Suho acercándose al puerta olvidando a Baekhyun y Chanyeol.
-He venido a llamarlos, la comida esta lista, escuche que de postre comeremos helado, tarta y otros dulces- comento el niño aun en la puerta mientras sonreía mostrando su hoyuelo.
Al oír la palabra postre los niños, como todo niño que ama las golosinas corrieron fuera del despacho en dirección al gran comedor donde todos los demás ya estaban reunidos.
Olvidándose así de los dos juguetes en la repisa.
D.O volvió a moverse y camino lentamente hacia la caja viendo como aquel juguete frente a él, lo examino detenidamente notando que era más alto que él, llevaba ropa casual, muy moderna, una camisa blanca, pantalones celestes que eran sujetados por una hebilla y zapatos negros , su cabello café un tono más claro que el suyo estaba un poco desordenado a su parecer, pero en aquel juguete quedaba realmente bien.
De pronto el pobre D.O dio un saltito por él susto de ver a aquel muñeco moverse repentinamente, miraba alrededor, moviendo con curiosidad sus ojos tratando de ubicarse, su mirada vagó de acá para allá, curiosa, confundida, sorprendida y se suavizo un poco al momento en el que observo la delicada figura de D.O que permanecía frente a él.
-¿Dónde estoy?- pregunto él juguete nuevo a D.O
-En…la casa de los Oh-
-Eso no responde mucho
-Es lo único que se al respecto, mi nombre es D.O, un gusto conocerte Kai.
-¿Cómo sabes mi nombre?- pregunto el muñeco de la caja.
-Lo dice en la caja- señalo D.O como lo más obvio del mundo.
El nuevo serio un poco y llevo una mano a su estómago, D.O no entendió muy bien de que se reía, así que se limitó a mirarlo , Kai dejo de reír un tiempo después, pero ninguno de los dos volvió a decir nada por un rato, D.O se quedó parte de la noche mirándolo como hechizado. Kai por su parte también lo veía mientras de algún modo lograba danzar dentro de aquella pequeña caja.
Inconscientemente trato de comenzar a seguirlo, pero al no estar acostumbrado al baile sus movimientos no eran tan fluidos, pero al parecer de Kai no estaban mal, cansado y avergonzado D.O trato de re obtener su dignidad ante el nuevo, se dio cuerda a sí mismo y comenzó a cantar, aquel canto fue lo más hermoso que Kai hubiera escuchado en su cortísima vida como juguete, quedo tan conmovido con el canto de D.O que perdió su timidez y comenzó a hablar con el muñeco de cuerda, ambos se mostraron muy amables el uno con el otro, dándose entre sí frecuentes miradas y sonrisas.
Aquellos juguetes pasaron así dos días seguidos, pues luego de la noche del veinticuatro toda la familia había salido sin siquiera saber que el juguete de la abuela ya no estaba solo, aquellos dos juguetes se agradaron entre sí con el paso de tres noches y comenzaron a tomarse cariño desde el primer momento. Antes de ese día de navidad las horas nocturnas en su mayoría de resultaban largas a D.O, pero aquellas noches fueron a excepción pues ya no eran largas si no que pasaban velozmente, demasiado veloz para su gusto.
La primera noche, esa noche de navidad en la que se habían conocido, si bien no hubo mucho dialogo entre ellos se hicieron felices entre ellos.
La segunda noche hubo un poco más de conversación ya que D.O le conto la historia de su vida a un curioso Kai que había pasado insistiendo que le revelara todo sobre él, pues Kai al ser nuevo no sabía cómo era el mundo, solo tenía recuerdos de aquella gran tienda en la que estaba, en la cual a pesar de estar rodeado de mucho como él se sentía realmente solo, teniendo apenas una vaga idea de lo que le esperaba si un humano lo compraba.
La tercera noche estuvo llena de risas, bromas y caras en alegre compañía, llegando incluso a prometer se amistad incondicional el uno al otro, pero quizás lo que había entre esos dos era algo más fuerte, algo que muchos dirían que solo los humanos pudieran sentir.
Pero:
¿Que sabrán los humanos del mundo de los juguetes y de los sentimientos que estos guardan si ni siquiera saben que están vivos?
Nada