“La primera vez que ví tu rostro
pensé que el sol salía en tus ojos”
Tener 15 años en estos tiempos no es tan fácil como todos creen, piensan que uno es feliz con cosas materiales y no es así, por lo menos no es mi caso. Yo tengo un sueño y estoy trabajando para hacerlo realidad, todos los días practico dos horas de baile en un estudio cercano a mi casa, nadie sabe que lo hago, es mi pequeño secreto. Ser bailarín es mi mayor sueño, es mi pasión. A veces pienso que la escuela es una pérdida de tiempo, pero sé que mi mamá espera mucho de mí, no puedo fallarle.
Últimamente estoy saliendo un poco más, me divierto de vez en cuando, después de todo soy un adolescente en tercer año de secundaria y tengo que aprovechar mi edad. Mi amigo Junsu me dice que tengo que ponerme las pilas y darle más importancia a mi aspecto, creo que empezare a hacerle caso, tengo cabello negro algo común, piel blanca, y soy muy delgado según dicen. Junsu ama mi sonrisa, yo la veo normal, aunque mis encías siempre se hacen notorias cada que sonrió.
Camino hacia el colegio como todos los días, esta vez mi amigo no puede acompañarme ya que su padre va a llevarlo en el auto, las calles que se acercan a mi escuela son tan bonitas, estrechas y acogedoras, en algunas veredas hay árboles con flores de cerezo y otros con follaje muy frondoso, se respira naturaleza por donde quiera que vaya. Todo sería aún más perfecto si el cielo no estaría tan gris, odio los días así. A mí me gusta el sol, detesto los días nublados. Miro al cielo esperando que este aclare pero sucede todo lo contrario, un par de gotas caen en mi cara y todo indica que va a llover, aun me faltan diez cuadras para llegar y no quiero mojarme, agarro mi mochila y la sujeto contra mi cuerpo tratando de protegerla de la insipiente lluvia. ¿Dije insipiente? Bueno después de caminar cinco cuadras ya es una señora tormenta, las gotas eran gruesas, caían muy fuerte contra mi cuerpo ya mojado, decidí correr la distancia que me faltaba hacia el colegio, corrí muy rápido pero eso no impidió que me empapara por completo. Mis zapatillas estaban completamente mojadas al igual que mi remera y pantalón, mi pelo chorreaba agua como si hubiese salido de la ducha. Me encontraba temblando en la esquina del colegio, ahí había una pequeño techo donde me protegí durante unos minutos mientras pensaba si debía entrar así o no, no era muy apropiado hacerlo, iba a mojar todos los pasillos y el aula. Espere diez minutos más hasta que todos entraran, ya eran las ocho de la mañana e iba a llegar tarde, a mi madre no le gustaba que faltara a clases y si lo hacia la iban a llamar informándole que no había ido, tome coraje y así todo empapado como estaba me decidí a entrar. No había mucha gente en los pasillos, la mayoría ya estaban en sus respectivas aulas, camine dejando rostros todos el establecimiento, las marcas de mis pisadas quedaban por donde iba, entre al baño a tratar de arreglarme un poco, me mire al espejo y era un verdadero desastre, los mechones de mi cabello mojado se encontraban pegados a mi cara, mi ropa ropa estaba muy moja y mis zapatillas estaban sucias. ¡No pienso entrar así! Pensé, de pronto ciento como mi celular empieza a vibrar, lo tenía en mi mochila que por suerte no se mojó tanto ya que la protegí con mis brazos, saco el celular del bolsillo donde se estaba y tenía un mensaje de texto de Junsu.
Mensaje: Junsu
¿Dónde estás? La profesora esta por tomar lista y dijo que va a haber un examen sorpresa que va con nota para la libreta, ven urgente!!
Mierda!!! Mierda!!! Tengo que ir, me dije a mi mismo, me arregle como pude el pelo, tome un poco de papel higiénico para limpiar mis zapatillas y escurrí el agua de mi ropa. Tome mi mochila y salí disparado hacia mi aula.
No pude correr debido a que sentía muy resbaloso el piso ya que tenía los zapatos mojados, apure al paso hasta que… del lado contrario al que yo estaba caminando venia un chico con la cabeza gacha mirando su celular, nunca lo había visto, el caminaba muy tranquilamente mientras que yo iba muy apurado, levanto la cabeza y miro hacia el frente con una expresión seria, en ese momento mi mundo cambio, era el chico más hermoso que había visto en mi vida. Hace poco había asumido mi sexualidad después de intentar noviazgos con diferentes chicas que conocía, en el verano me sentí atraído hacia un muchacho que conocí en las vacaciones y ahí descubrí que era homosexual, nadie lo sabe, es otro secreto que llevo conmigo. Mire nada disimulado a aquel chico que de apoco de alejaba por el pasillo, el no voltio a mirarme en ningún momento, yo lo seguí con la mirada hasta que desapareció a lo lejos, era realmente hermoso e hizo que una sonrisa se dibujara en mi rostro, él llevaba un pantalón negro algo ajustado a sus delgadas piernas, una remera con una frase en ingles que no entendí y su cabello era tan lindo, color cereza intenso, tenía facciones preciosas, una nariz hermosa y sus labios eran realmente encantadores. En los segundos que lo vi pude guardar su cara en mi memoria, él era perfecto con su piel blanca como la leche, súper arreglado y yo era un maldito desastre, justo hoy me tiene que pasar todo esto, pensé. Buena suerte Hyukjae! Siempre tienes tanta suerte, me dije a mi mismo. Me quede parado como perdido, por un momento todo cambio, fue algo tan loco, parecía que había salido el sol, que era uno de esos días que tanto me gustan. Sacudí mi cabeza para tratar de acomodar mis ideas, miro mi reloj y ya eran las ocho y veinte, oh estaba en serios problemas.