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Memoria por Iori Yagami CCH

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Notas del fanfic:

Todos los hechos aqui relatados me los ha contado un maestro de la Universidad, el cual vivio el moviemiento en carne propia.

No es Yaoi explicito, pero si hay romance e insinuaciones

No soy de esos que les gusta que hagan "paros" y aprovechen la conmemoración para actos como los de el presente, pero no diré más.

Notas del capitulo:

Capitulo uno

Han pasado ya 46 años de aquella trágica tarde, aún puedo recordarlo, yo era joven, asistía en la Facultad de Ciencias Políticas, aquella vez, habíamos muchos estudiantes ahí lo recuerdo bastante bien,  fue algo que no se inició de la noche a la mañana, todo comenzó en el verano, aquel julio del 68, cuando el ejército atacó dos de las preparatorias  del Instituto Politécnico Nacional, todo esto se dio a base en sí de una tontería, les contaré como fue que pasó…

Aquellas dos preparatorias estaban teniendo un partido, pero terminaron peleándose a golpes, después intervino el ejército, si bien recordemos que nuestro “querido” presidente Díaz Ordaz era un sujeto autoritario que intentaba imponer todo a la fuerza, aquella vez, el ejército empezó a perseguir a los politécnicos, hasta llegar a sus preparatorias y los golpearon. Eso pasó del lado de los politécnicos mientras que en la UNAM pasaba lo mismo.

Durante estos eventos, muchos de nuestros compañeros fueron mandados a la cárcel, además de que el ejército no respetaba la Autonomía de nuestra Universidad.

Todos pedíamos algo en común, que respetarán la autonomía de nuestra Universidad, así como la liberación de nuestros compañeros que fueron encarcelados.

Y asistí a cada uno de esos mítines, pero siempre lleve a mi amigo Gerardo, lo convencía, él era un  aspirante a médico y por tanto no le agradaba mucho la idea de la violencia, pero siempre lo terminaba convenciendo…

Aquellas marchas, no eran sólo para eso, después se agregaron más cosas cómo el fomento a la educación pública, la democracia en los medios de comunicación, el fin de aquel gobierno autoritario, entre otras causas que creo no les interesan, después de todo, nuestros esfuerzos, fueron ahogados en charcos carmesí.

Recuerdo que faltaba muy poco para los juegos Olímpicos de aquel año, y por ello, Díaz Ordaz  “reforzó” la seguridad y los militares rodeaban los eventos deportivos como si de guardaespaldas se tratasen… Me sigo preguntando ¿Por qué creen que estudiantes que sólo deseaban una revolución hacia un país socialista o comunista le harían daño a aquellos extranjeros que venían a invertir aquí?

Tal vez no les convenía, ¿verdad?

Y Gerardo y yo entramos en esta historia a partir de la Marcha del Silencio.

Quizá si yo no hubiese sido tan terco en que me acompañara a esos mítines… Quizá nada de lo que narraré a continuación hubiese pasado y quizá no me estuviera destruyendo el alma en este momento.

Aquel 2 de octubre habría un mitin en la Plaza de las Tres Culturas a las cinco de la tarde, Gerardo y yo llegamos temprano, pronto todo se comenzó a llenar de gente, de diversos lugares, muchos eran estudiantes, otros se unían a la causa, muchos de los universitarios traían a sus hijos, niños pequeños, preescolares y un poco mayores, total, sólo era un mitin.

Los líderes hablaban desde el balcón, todos los mirábamos escuchando atentamente lo que decían.

-Parece que entre todos, podremos hacer que México sea un país menos autoritario, ¿No lo crees, Víctor?-. Eso me había dicho Gerardo aquella tarde mientras los líderes hablaban, yo le sonreí y lo mire.

¿Por qué siempre sabía que decir? Era lo que más me gustaba de él, que a pesar de todo, siempre veía el lado bueno de todo, siempre era positivo, y eso me lo contagiaba, me contagiaba esa fe que yo mismo necesitaba, por eso lo quería tanto.

En ese instante un helicóptero comenzó a sobrevolar la zona, el ruido de las hélices se escuchaban cual metralletas en plena guerra, de inmediato quise correr, pues eso no indicaba nada bueno, Gerardo me tomó de la mano antes de que alguna insensatez mía provocará pánico en el grupo.

-Tranquilo, no pasa nada. Quizá sólo es prevención para que no hagamos nada “indebido”.

Le sonreí y apreté su mano asintiendo ¿Qué más podía hacer? Además Gerardo tenía razón, en ese instante, una luz, una ráfaga de luz iluminó el cielo vespertino, todos miramos aquella luz verde, pero no pensamos que… segundos después, algo que ni yo mismo me imaginaba que pudiese pasar, pasó.

Varios tiros, desde los techos de los edificios, muchos iban cayendo, sólo escuche las voces de los líderes “Cálmense, no pasa nada”, pero los disparos continuaron.

Todo se veía en cámara lenta, recuerdo que, los disparos venían de los techos de los edificios altos, después, muchos de los soldados comenzaron a  bloquear todas las posibles salidas, las piernas me temblaban, Gerardo me tomó de la mano y sentí como me arrastraba por entre las personas que aquella tarde estaban reunidas, los disparos no cesaban, escuchaba a muchas chicas llorar, muchos niños llorar también, podía ver varios cadáveres tendidos sobre el frío concreto de la explanada.

-¡Vamos, Víctor! ¡Corre!

Escuchaba la voz suplicante de Gerardo a mi lado jalándome mientras los senderos de ríos carmín, de sangre viscosa se deslizaban… Sin poder correr más me quede parado, me solté de su mano que me apretó con fuerza aquel día, justo como en aquellas noches de estrellas, sujetándose a mí para no dejarme ir.

-¡Vamos, Víctor!

Yo, él, todo era mudo, como si el sonido se hubiese ido… Y en ese instante, una explosión roja se presentó delante de mí mientras las lágrimas salían de mis ojos… Gerardo estaba muerto….

 

Notas finales:

Mañana Capítulo 2


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