Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Para el amor no hay fronteras. por luky_luze

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Buenas noches mina...

Me presento, Soy Luky_Luze, quiza algun@s de ustedes ya hayan o esten leyendo alguna de mis historias, asi que no soy tan nueva, pero tampoco tan vieja en esto de los fics, asi que... NO TENGAN PIEDAD DE MI jaja ok ya me calmo

Bueno, este es mi primer one-shot y mi primer fic en esta categoria, sinceramente ando un poco nerviosa, pero siento que ya es tiempo de abrirse a nuevas fronteras nwn

 

Notas del capitulo:

Bonitas y buenas noches tengan mina-san

Bueno, como ya dije, este es mi primer one-shot y mas en esta categoria y en especial en esta pareja.

Me inspire en un dj de esta linda parejita y bueno... creo yo que salio bien? bueno, eso ustedes lo diran...

Tengan compasion de mi, estoy tan acostumbrada a escribir historias de capitulos largos, que creo que no me medi y bueno, esta algo largo u.u, no me hagan caso

Como siempre digo;

A leer!!

-Te casaras conmigo, Kagami-kun…-

¿Cómo podía un niño decir esas palabras tan… tan a la ligera? Es decir… al menos el a la edad de aquel pequeño ojo celeste no pensaba ni decía esas cosas. “Como han cambiado los niños en estos años…” pensó, sintiéndose más frustrado de lo que ya estaba. Condenado sea el día que conoció a ese mocoso que desde el momento en que entablo su primera conversación con alguien del vecindario después de haber llegado de Estados Unidos, solo ha tenido problema tras problema, ese niño solo ha hecho más estragos en su mente confundida de adolescente.

Flash Back

Caminaba tranquilamente por las calles del vecindario. Desde hace años que no iba a Japón, mucho menos estuvo en sus planes regresar, pero considerando el hecho de que era regresar al país que te vio nacer o el que te obligaran a trabajar y a costear tus gastos por ti mismo, sinceramente prefería por mucho la primera opción. Andaba como si de un turista se tratara y es que en si el si se consideraba un turista, apenas si dominaba el idioma ni se diga de la comida, que dios solamente sabe que es lo que comen los japoneses. Por eso prefería mil veces a cocinar algo que el mismo sabia preparar a consumir algo preparado en algún restaurante, aunque las hamburguesas no son un mal plan tampoco. Sumergido en sus pensamientos, no se dio cuenta cuando llego a un pequeño parque, estaba vacío, ni un alma pasaba por el lugar. Incluso contaba con una pequeña cancha de básquet y unos cuantos juegos infantiles, todo cubierto por unos espesos árboles que apenas y lograba filtrarse la luz del sol de la tarde.

“Silencioso y muerto, pero me gusta…” pensó el peli rojo, sentándose en una banca cercana para que pudiese admirar con mayor magnitud aquel humilde pero muy acogedor parque.

-Hola…- salto del susto al escuchar aquel saludo, ¿Quién demonios hablo? Se suponía que estaba solo en el parque ¿no? Cuando giro para ver quien fue el que lo asusto, no vio a nadie, ni siquiera un perro… nada.

-Estoy sentado junto a ti, ¿no me ves?- otra vez esa voz, ¿Qué rayos pasa?

-¿Quién demo…?- su queja se vio cortada al darse cuenta de que estaba sentado junto a un niño de cabello celeste que sostenía un libro sobre animales el cual estaba tranquilamente observándolo. “¿A qué hora llego que ni lo vi?” pensó el adolescente, fulminando con la mirada al niño y cruzándose de brazos.

-Oye niño…- reprocho, analizándolo con la mirada -¿tus papas no te han dicho que es de mala educación asustar así a las personas?- continuo, siendo observado de igual forma por el menor, ciertamente esa mirada, aunque sea de un niño, lo ponía incómodo.

-Yo he estado aquí todo el tiempo- contesto el niño, sin expresión alguna en su rostro, como si se tratara de un adulto en cuerpo de mocoso –no es mi culpa que no me hayas visto. Además, ¿tus papas no te dijeron que es de mala educación no saludar a las personas?- continuo el menor, desviando la mirada de aquel peli rojo y ahora enfocándola en su lectura.

“Maldito mocoso…” maldijo el adolescente, volviéndose a cruzar de brazos y casi asesinado al menor que solo se dedicaba a leer tranquilamente su libro. Analizo con mayor detenimiento al menor junto a su lado, si sus cálculos no le fallan –que por lo general siempre lo hacen- ese niño no era mayor a los 6 años, además de que tiene un gran don para pasar desapercibido, como si se tratara de un mini fantasma. Además… no se comportaba como todos los mocosos de su edad, o al menos no como él lo hacía, tampoco era muy expresivo y contestaba como si fuera un pequeño adulto. Bufo molesto, ¿Qué rayos pasaba con ese niño?

-Hola…- contesto seco, haciendo todo lo posible para escuchar a su autocontrol. Le molestaban mucho las personas inexpresivas y serias, pero ese niño rompía la regla –me llamo Kagami Taiga, ¿y tú?- pregunto de mala gana, pero al menos quería tener una conversación más o menos decente con alguien del vecindario, no importaba si era un pequeño fantasma como lo era ese mocoso.

-Me llamo Kuroko Tetsuya, mucho gusto Kagami-kun- se presentó el menor, dejando de lado su libro, para levantar la mano, esperando que el adolescente estrechara la suya con la de él. El peli rojo capto la indirecta y de igual forma levanto la mano para estrecharla con la del menor, llevándose la sorpresa de que las manos de esta niño son muy suaves, casi como si de porcelana se tratara.

-Eres nuevo en el vecindario, ¿cierto, Kagami-kun?- más que pregunta fue afirmación.

-Si lo soy, ¿por?- quiso saber el peli rojo, viendo despectivamente al menor.

-Se nota…- respondió el menor, tomando un sorbo de su maltada de vainilla, la cual el adolescente no sabía de dónde demonios la había sacado –cuando entraste al parque, parecías turista, solo esperaba el momento para burlarme de ti en cuanto te dieras cuenta de que estabas perdido- se burló el menor, soltando una pequeña risita.

-Yo no estaba perdido, yo…- su contestación fue interrumpida al perderse en esa inocente y hermosa risa. Al parecer si se trataba de un niño con el que estaba hablando, aunque era molesto ser molestado por un mocoso de 6 años, para eso no tenía hermanos.

-Ya para de reírte, no es gracioso…- reprocho el adolescente, “molesto”, viendo como el pequeño peli celeste paraba lentamente de reír, volviendo a su estado serio.

-Lo siento…- se disculpó el menor. Después de aquella viñeta, ambos, tanto el adolescente como el pequeño niño, comenzaron a hablar de trivialidades y de varias cosas. Eso fue hasta que el menor vio su reloj de pulsera, ya era la hora de regresar a casa.

-Ya debo irme Kagami-kun, mucho gusto en conocerte- se despidió el menor, levantándose de su lugar para después comenzar a caminar a paso lento y pausado –espero y esta no sea la última vez que nos vemos- tan luego dijo eso el pequeño peli celeste se echó a correr, abrazando con fuerza su libro, sin esperar respuesta alguna del adolescente.

-Eso espero… Kuroko- hablo al aire el adolescente, viendo como el pequeño seguía en su carrera. Ciertamente jamás imagino que su día y parte de la tarde se viera “afectada” por un niño de ojos celestes, como si se trataran del mismísimo cielo.

“Ese mocoso es raro, además de inexpresivo y por lo general te contesta como si se tratara de un adulto y por si fuera poco tiene el maldito habito de asustar a las personas, pero… me cae bien” pensó el adolescente, perdiéndose en la sensación del viento veraniego.

Así como ese día, vinieron más. El peli rojo y el pequeño peli celeste comenzaron a verse con mayor frecuencia, -todas las tardes, mejor dicho-. El adolescente, quisiera aceptar o no, le agradaba la compañía que tenía con el pequeño, y este a su vez se sentía cómodo con el peli rojo. A pesar de las diferencias de edades, congeniaban bien los dos.

Fin del Flash Back.

Suspiro con pesadez y resignación. Si le hubieran dicho que cuando regresara a Japón, su vecino -10años menor que el- terminaría enamorándose de él, hubiera preferido mil veces quedarse en Estados Unidos a estudiar y a trabajar, importándole poco las palabras de sus padres. “Maldita sea Kuroko, ¿Por qué tienes que decir eso? No entiendes que ambos somos chicos, además de que te llevo 10 años de diferencia, un momento… ¿Cómo pedirte que comprendas eso, si tú eres un niño? ¡Maldición…!” se revolvió el cabello con desesperación. A la edad del peli celeste difícilmente comprenden las cosas, son aún muy niños, no entienden nada de la vida, mucho menos del amor, ¿Qué puede saber ese pequeño ojo azul del amor? Incluso para él, ese tema aún es muy difícil de tratar, estaba en un dilema.

-Kagami, si la entrenadora te ve divagando de nuevo, te aumentara al triple el entrenamiento, ¿en qué piensas? Es raro verte sentado en el gimnasio en vez de practicar tus tiros…- la voz de su senpai lo saco de sus cavilaciones.

-Hyuga-senpai…- atino a decir el peli rojo, tan perdido estaba en sus reflexiones que no se dio cuenta cuando su senpai se le acercó para hablar con él.

-Hey, ustedes dos, vuelvan al entrenamiento- exclamo una castaña, acercándose a ambos chicos, uno sudaba frio por la mirada que la chica le lanzaba, el otro tan deprimido estaba que ni se inmuto al ver a la entrenadora tan enfadada

-¿Qué le pasa a Bakagami, Hyuga?- pregunto la chica, viendo al estado en el que se encontraba su jugador “estrella”.

-No lo sé Riko, de pronto dejo de hacer su calentamiento y empezó a deprimirse, no sé qué le pasa- respondió el capitán, viendo como el otro no dijo nada en su defensa.

-Ustedes…- hablo el peli rojo, saliendo de su trance –ustedes, ¿Qué harían si todos los días les dijeran que están enamorados de ustedes, pero ustedes no comparten el mismo sentimiento, ni la misma idea? Además de que la persona que lo hace es de tu mismo género, y 10 años menor que ustedes. Pero por más que han tratado de que la otra persona comprenda que una relación así es mal vista por la sociedad, este aún sigue insistiendo con lo mismo- comento, viendo a su entrenadora como a su senpai los cuales le vieron con cara de “WHAT?” y desconcierto.

-Lo dices por el niño que es tu vecino, ¿cierto?- pregunto el capitán, el peli rojo solo asintió –sinceramente no sé porque estas así de perdido en algo que tiene una sencilla y simple solución- el otro jugador y la entrenadora no entendieron a qué se refería, así que continuo –rompe sus ilusiones y sentimientos por ti, esa es la única solución viable para que entienda que tu no quieres nada con él, además le ayudara a comprender que es mal visto una relación entre hombres todavía y que lo correcto sería tener una relación con alguien de su edad y no con alguien que es 10 años mayor que el-

-Pero Hyuga…- hablo la castaña –aun es un niño, es normal que no entienda de estas cosas, quizá pueda que salga perjudicado en todo esto si las cosas no salen bien-

-No entrenadora… puede que funcione- hablo el peli rojo, atrayendo las miradas de sus senpai -… si tengo que hacer eso, con tal de que Kuroko entienda que no puede haber ningún tipo de relación entre nosotros más que de amistad, lo are- hablo con determinación, decidió a “ayudar” al menor para que entienda que no debe haber ninguna relación amorosa entre ellos, mucho menos con alguien 10 años mayor que el peli celeste.

-Perfecto, si ese es el caso… necesitaremos la ayuda de la entrenadora para llevar a cabo el plan- secundo el capitán, mientras ponían manos a la obra y la entrenadora tenia cara de “¿Y yo porque debo participar en esto?”

Días más tarde…

-Ya deja de quejarte, si no quieres hacerlo no lo hagas, pero ya deja de tener esa cara de estúpido, me desesperas Bakagami…- se quejó Riko, caminando al lado del peli rojo, pero este parecía zombi, pues caminaba mecánicamente.

-¿Quién fue el que dijo que debía hacerlo por el “bien” de Kuroko? Anda ya que no tengo todo el tiempo- volvió a hablar la castaña, casi arrastrando al peli rojo.

-¿Y si lo dejamos para después? Además dudo que Kuroko esté aquí…- indago el adolescente, casi fusilado por la mirada de su entrenadora.

-Vuelve a decir eso y te juro que te triplico el entrenamiento por todo un año, ¿oíste?- amenazo la castaña -¿y bien? ¿Dónde está?- pregunto la chica, buscando con la mirada al pequeño de ojos celestes, tenía razón Kagami, a esas horas aquel parque estaba muerto.

-No lo sé, se supone que a esta hora ya debería de estar aquí…- respondió el peli rojo, de igual forma buscando al pequeño peli celeste.

-¿Buscan a alguien, Kagami-kun?- pregunto el menor, haciendo saltar a ambos adolescentes del susto. Si no gritaron fue porque su orgullo puedo más que cualquier otra cosa.

-Tu…- le recrimino el peli rojo -¿desde cuándo estas aquí Kuroko?-

-Yo he estado aquí todo el tiempo Kagami-kun, no es mi culpa que no me hayan visto desde el principio- respondió tranquilamente el menor, bebiendo un poco de su batido de vainilla, dejando de lado su libro de poesía.

“Maldito mocoso…” pensaron al unísono la castaña y el peli rojo, fulminando al inocente pequeño.

-¿Tu eres Kuroko-kun? Kagami me ha hablado mucho sobre ti…- hablo Riko, dejando de lado sus pensamientos y recordando que estaban haciendo allí. El menor asintió.

-Si soy yo, ¿tú quién eres?- pregunto no muy educadamente el pequeño.

-Me llamo Aida Riko. Soy la novia de Kagami…- respondió la castaña, sonriéndole al pequeño peli celeste. El peli rojo no supo en que momento la situación se le salió de control.

-¿Eres la novia de Kagami-kun?- hablo el pequeño, saliendo de la impresión en el que estaba. Era la primera vez que alguien hacia eso con él.

-Si lo soy, por esa razón te pido por favor que dejes de lado tus sentimientos por MI novio. No es correcto que un niño se fije en alguien que es 10 años mayor que él. Te sugiero que busques a alguien de tu misma edad, Kuroko-kun y que no sea de tu mismo género-

-Riko…- reclamo el adolescente. Esa no era la manera que se imaginó como terminarían las cosas.

-¿Algo que agregar, Kagami?- pregunto la castaña, “Si dices algo te mato, todavía que te estoy haciendo el favor me reclamas” le reprocho con la mirada.

“Si pero… esas no son maneras de hablar con un niño. Mucho menos si se trata de romperle el corazón” le recrimino el adolescente a la castaña, de igual forma con la mirada.

“¿Esperabas que le hablara bonito para que entendiera?”

“Es un niño, por dios santo…”

“Pues te recuerdo que este niño está enamorado de ti, ¿lo olvidas?”

Mientras los dos adolescentes discutían con la mirada, un pequeño peli celeste estaba más serio –si se podía- de lo que ya estaba. Aunque su carita no lo reflejaba, estaba triste y un tanto sorprendido pero las facciones de su carita no lo demostraban. ¿Qué si le dolieron las palabras de aquella castaña? Si… bueno no… bueno… no sabía cómo describirlo. Inconscientemente se llevó una mano al pecho, justo donde estaba su corazón, ¿Qué pasaba con él? ¿Por qué ese horrible dolor en su pecho?

“Lo odio…” fue lo que pensó, antes de ponerse de pie, tirar el vaso donde estaba su batido de vainilla a la basura, tomar su libro y sacudirse las hojas de cerezo que tenía en su ropa.

-Entiendo…- fue lo único que salió de sus labios, antes de retirarse de aquel lugar y salir del parque, dejando a dos adolescentes confundidos después de ver como su pelea entre miradas se viera interrumpida por las acciones del menor. Dejando al peli rojo extrañamente inquieto, pues no esperaba esa reacción por parte del pequeño peli celeste, esperaba verlo llorar, patalear, gritar pero…, no hubo nada, absolutamente nada de nada.

“No me gusta…”

-Creo que funciono. Alégrate, ya al menos no te molestara con su “amor” aquel pequeño. Me debes una Bakagami- hablo la castaña, sacando de sus reflexiones al peli rojo.

-Eso creo pero… ¿no crees que fue raro su comportamiento? Es decir… esperaba otra reacción de su parte- respondió el adolescente, más inquieto que de costumbre.

-Quizá le dolió, es normal cuando te rompen el corazón y más cuando se es un niño apenas, pero sigue siendo un hombre de todas formas, quizá se fue porque no quería que lo viéramos llorar por nosotros- continuo la castaña, cruzándose de brazos.

-Espero y tengas razón… Riko- hablo quedito el peli rojo, preocupado por el pequeño peli celeste.

Semanas después de eso…

Habían pasado los días desde aquel incidente y la relación entre ambos había cambiado drásticamente. No solo era por el hecho de que tres días después de lo ocurrido, el pequeño peli celeste no quería hablar con nadie, incluso con sus padres, hacían sentir culpable al adolescente, sino que también el menor había dejado de ir al parque donde se conocieron. Parecerá extraño, pero para el peli rojo era obvio que el pequeño lo estaba evitando a cualquier costo. No lo culpaba.

Con la leve esperanza de que el peque de ojos celestes se encontrara en ese parque, todos los días de las últimas semanas iba a ese lugar. Tenía la necesidad de verlo y de saber que estaba bien o que al menos estuviera completo. Llego hasta la banca donde lo conoció, hasta incluso la primera conversación que tuvo con él. Sonrió sinceramente. A veces ese pequeño lo hacía perder la paciencia, además de que aun recordaba que ese niño tenía el don de pasar desapercibido las veces que él quisiese. “Mi pequeño y dulce fantasma…” se detuvo en seco al entender ese pensamiento ¿Mi fantasma? ¿MI? Kuroko ¿era de él? ¿En qué momento o en que instante comenzó a referirse al peque como algo de su propiedad? “¿Qué rayos pasa conmigo, porque yo… yo?” estaba confundido, no sabía cómo describirlo. El fugaz pensamiento de que el pequeño no quisiera saber de él le llego a la cabeza, “¿Qué rayos? ¿Por qué me duele el pecho?” automáticamente se llevó una mano donde está su corazón. Estaba más confundido, muy confundido.

Perdido en sus pensamientos estaba, que no se dio cuenta cuando ya estaba en la pequeña cancha de básquet del parque. Soltó un suspiro, esto era más difícil de lo que pensaba. Quizá un poco de deporte lo ayudaría a despejar su cabeza. Cuando estaba dispuesto regresar a su departamento por su balón, se vio interrumpido al escuchar risas y voces de dos niños. Hubo una que casi reconoció de inmediato:

“Es Kuroko pero… ¿con quién está?” pensó el peli rojo. Como si de un gatito escurridizo y chismoso se tratara, rápidamente se ocultó detrás de unos arbustos cercanos a la cancha, para poder ver quien está hablando con SU Kuroko.

-Me alegro de que ya estés mejor, Tetsu…-

“¿Tetsu? ¿Por qué ese mocoso le habla con tanta familiaridad a Kuroko?” una bruma oscura y tenebrosa comenzaba a rodear al adolescente.

-Te agradezco la preocupación por mi Aomine-kun, pero no era necesario que me dejaras hasta acá. Puedo cuidarme solo- respondió el pequeño de ojos color cielo, caminando junto con un niño de tez morena, ojos y cabello azul eléctrico.

-Tenía que hacerlo, si no lo hacía Akashi y Ryota no iban a dejarme en paz toda la semana. Además… no preocupas a todos, incluso al bipolar y maniático de Midorima- respondió el de tez morena, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos, haciendo que el pequeño peli celeste riera efusivamente.

-Aomine-kun lo iba a ser de todos modos aunque Kise-kun no se lo hubiera pedido. Siempre hace lo que él quiere- murmuro entre risas el peque, haciendo que el otro niño se molestara, mientras un leve y casi imperceptible sonrojo aparecía en su cara.

-Ca-cállate Tetsu…, no digas eso- reprocho el niño –dejando eso de lado- cambio el tema -¿Qué ocurre contigo? Desde hace días que duermes en clases y no vas jugar básquet con nosotros- hablo serio y preocupado, con un toque de indiferencia.

-Lamento causarles molestias a todos ustedes. No me pasa nada malo… ahora con sus “regalos” estoy mejor- respondió sincero el pequeño, regalándole una sincera sonrisa al otro. Detalle que no pasó desapercibido por el peli rojo que prácticamente quería que esa sonrisa fuera para él y no de ese mocoso.

-Sabes que lo hacemos porque eres nuestro amigo- exclamo sin darle mucha importancia –aunque Akashi dijo que cuidaras bien del cachorro, después de todo fueron él y Midorima los que dieron más dinero para regalártelo. Sigo sin creer que Murasakibara te diera una bolsa de sus dulces, no dudo que después de unos días lo recuperara-

-No importa, lo importante es la intención. Y si, por Akashi-kun no te preocupes, cuidare a Nigoru como si de fuera mi hijo-bromeo el menor, haciendo que él y Aomine rieran efusivamente.

“Odio esto…” pensó el peli rojo, no le gustaba para nada que Kuroko riera tan alegremente con otras personas y más si esta es un niño de su edad. “¿De su edad? Se supone que debo de estar feliz porque el ya dejo de molestarme con sus sentimientos, ¿cierto? Entonces…” de nuevo el dolor en su pecho, pero esta vez más fuerte, casi como si se trataran de apuñaladas. “No me gusta que este con otras personas que no sea yo, no me gusta que los demás vean sus reacciones cuando está feliz la única persona que puede verlas soy yo, no me gusta que me ignore, pero…”

-No es correcto que un niño se fije en alguien que es 10 años mayor que él. Te sugiero que busques a alguien de tu misma edad Kuroko-kun, y que no sea de tu mismo género-

“Eso mismo es lo que yo pienso sobre esto. Esa era mi idea desde el principio, pero ahora…”

-Aomine-kun… ¿crees que Akashi-kun quisiera ser mi novio?- esa pregunta desubico al moreno, además de que escupió el trago de soda que tenía en la boca de la impresión.

-Tetsu… ¡¿PERO QUE DICES…?! ¿ESTAS LOCO? ¿QUÉ TE LLEVO A PENSAR ESO?- rápidamente el niño se aseguró de verificar que el pequeño peli celeste no tuviera fiebre o que estuviera enfermo, toco su frente y suspiro aliviado al ver que no tenía nada.

“No lo toques… a él no… yo estoy… ¿celoso? Y si lo estoy es porque… ¿amo a ese pequeño fantasma?... un momento, ¿novio? Kuroko ¿Por qué tu…?”

-No estoy enfermo, Aomine-kun estoy hablando muy enserio con esto- contesto el menor, separando la mano del otro niño de su frente, -Akashi-kun es de mi misma edad y creo que puede funcionar- murmuro como un susurro el peli celeste, olvidando que estaba con un niño demasiado indiscreto y altanero además.

-Es un niño, pero es HOMBRE, eso es raro Tetsu-

-Kise-kun y tu son novios y al menos para mí y los demás no es nada raro eso- odiaba cuando el peli celeste tenía razón.

-Baka- hablo el peli azul eléctrico, dándole un pequeño golpe con los dedos al peli celeste –eso es totalmente diferente, nosotros nos que-queremos pero tú no quieres a Akashi, tú quieres al idiota de tu vecino- reclamo el moreno, e igual que él, Kuroko odiaba que tuviera razón.

-¿Cómo lo sabes?-

-La próxima vez que hables de esos temas con Ryota, no olvides que él me cuenta todo, absolutamente TODO- exagero el menor, cruzándose de brazos mientras observaba las reacciones de su amigo. El peli celeste podría pasar por un niño inexpresivo y demasiado serio para su edad además de que sus reacciones de la cara no lo ayudaban mucho, pero para Daiki y los demás era un libro abierto, uno donde no se puede ocultar nada, más si se hablaba de sentimientos.

-No vuelvas a decir esas tonterías Tetsu, haz lo que tú quieras pero no intentes hacer que tu corazón ame a alguien que no. Y espero que esta sea la última vez que hablemos de este tema, es demasiado incomodo- consejo el niño, revolviendo los cabellos celestes del más bajo.

-A veces Aomine-kun dice cosas muy inteligentes, me alegra mucho ser tu amigo-

-Idiota, claro que soy inteligente, soy mayor que tú después de todo- reprocho el niño, riendo con superioridad. Después de eso, el niño de tez morena tuvo que irse, dejando al pequeño peli celeste con sus malteadas de vainilla, el pequeño cachorro en brazos y el balón de básquet del niño más grande.

-Te lo presto por hoy Tetsu, creo que te hace falta que juegues un rato para despejarte. Me lo devuelves mañana, no queremos que bajes de nivel-

Para cuando quería objetar, ya era demasiado tarde, Daiki ya se había ido de allí.

-Ahora comprendo porque Kise-kun esta tan enamorado de él…- murmuro el pequeño, tomando sus cosas, caminando hasta la canasta más cercana de la cancha, seguido por el pequeño perrito el cual movía alegremente su cola, viendo como su amo botaba el balón de básquet mientras tomaba un sorbo de su malteada de vainilla –aunque… Aomine-kun tiene razón, un poco de básquet no me caería mal- acepto el pequeño, quitándose su mochila y dejándola a un lado del can, el cual solo ladro de forma afirmativa.

Empezó a botar el balón, necesitaba despejarse y divertirse un momento. Él no era un as en el básquet como lo era su amigo moreno, pero se defendía. Tenía una habilidad que solo sus amigos conocían y que lo hacían especial igual que ellos. Una sonrisa se dibujó en su rostro que siempre lucia inexpresivo. No debía preocuparse más, ni tampoco lamentarse, contaba con personas que se preocupaban por él. Siguió botando el balón hasta donde pensó que ya era la hora de hacer un tiro, unos segundos después lo hizo, pero la pelota no entro a la canasta, esta se estrelló haciendo que fallara.

-No sabía que te gustaba jugar básquet... Kuroko- esa voz ¿desde cuándo estaba allí?

-Kagami-kun jamás me dijo que tenía novia. Creo que estamos a mano- respondió el menor, ignorando al adolescente yendo por el balón, todo bajo la atenta mirada del peli rojo.

-Lo siento…- fue lo único que pudo pronunciar el mayor, demasiado era que el menor lo ignorara todos estos días y ahora no solo estaba molesto con él, sino que también estaba herido por su culpa.

-No hay problema Kagami-kun- respondió el menor, botando el balón de básquet, lanzo el balón otra vez a la canasta y este iba en cámara lenta, los segundos pasaron para ambos, el menor y el peli rojo el cual solo veía con culpa al peque –creo que lo mejor será distanciarnos, Kagami-kun- en ese instante la pelota reboto, de nuevo fallando. Mientras que el corazón de ambos se rompía lentamente.

-¿Por qué lo dices Kuroko?- pregunto el mayor, acercándose a la menuda figura del pequeño fantasma.

-Kagami-kun y su novia tienen razón, debo fijarme en alguien de mi edad y no en alguien que es más grande que yo. No sé qué eso de genero pero eso no importa, pero creo que es algo importante para que los demás no acepten una relación como la que tienen Kise y Aomine-kun- respondió tranquilamente el menor, yendo a recoger sus cosas, dando por terminada esa conversación.

-Ella no es mi novia-

-¿Perdón?-

-Lo que oíste, Riko no es mi novia… es mi entrenadora- explico el peli rojo, con la leve esperanza de que lo que estaba escuchando fuera una mentira.

-¿Me mintieron?- fue lo único que pudo murmurar el menor, tenía el balón del niño de tez morena en las manos, jugaba con él con sus manos, a un lado estaba número dos, moviendo su cola y observando como su amo y a su parecer un conocido de él hablaban de cosas “importantes”

-TE ODIO, KAGAMI-KUN- exclamo el menor, lanzando al balón que tenía en las manos impactando en la cara del peli rojo, el cual hasta que llego el golpe salió de su sueño. Era la primer vez que oía gritar a Kuroko de esa forma, no le dolió tanto el que un balón de básquet impactara de lleno en su cara, lo que le dolió fue ver como de los ojos color cielo del menor, varias lagrimas surgían sin poder evitarlo y como el pequeño salía corriendo del parque, seguido del pequeño cachorro.

-Espera Kuroko… no corras- grito el peli rojo, corriendo de igual forma de tras del pequeño, el cual en vano intentaba que sus lágrimas dejaran de brotar de sus ojos.

-Te odio, te odio, te odio- era lo único que escuchaba el peli rojo como respuesta del menor, no hacía caso de lo que le decía el peli rojo, solo quería salir de allí junto con su cachorro el cual no ha parado de ladrar desde que empezó con su carrera.

-No llores, Tetsuya…- susurro el adolescente al oído del menor, al ver que las energías del menor se agotaban con forme iba avanzando, le fue sencillo al peli rojo tomar por desprevenido al pequeño peli celeste, abrazándolo por la cintura mientras este forcejeaba con el mayor para que lo soltara.

-Suéltame, suéltame, suelta…- las palabras del menor se vieron cortadas al tener los labios de Kagami sobre los de él, unidos en un tierno beso. Provocando así, que el menor dejara de llorar y de forcejear.

-Te amo, Tetsu. Perdóname, no era mi intención lastimarte tanto. Lo siento mucho…- murmuro el adolescente, abrazando con mayor fuerza al pequeño peli celeste

-Taiga-kun…- respondió el menor, de nuevo llorando pero esta vez esas lagrimas eran de felicidad. Sin pensarlo dos veces, el peli celeste y nuevo dos se abalanzaron al peli rojo, el cual apenas y pudo reaccionar, pero no le importó mucho todo aquello si estaba con ese pequeño fantasma.

“Puede que desde el momento en que lo vi, estaba destinado a formar parte de mi vida. Quizá sea eso que llamamos *destino*. Puede ser que desde el momento en que probé sus dulces e inocentes labios ya sea completamente dependiente de su sabor, a pesar de que eso es condenado por los mismos ángeles pero aprobado y bien visto por los demonios. Puede que… desde el segundo en el que dije que lo amaba, mi moral como mi persona ya está condenada por la sociedad. Pero… ese no es impedimento alguno para que este pequeño fantasma y yo no podamos ser felices. Nadie podrá decidir por nosotros a quien amar. Únicamente, él y yo contra todo el mundo”

-Vamos a casarnos… Kuroko…-

Notas finales:

Muchas gracias por llegar hasta aca!!

No se... sinceramente me quede con ganas de escribir un lemon de estos dos, pero... no se, aun no ando muy convenciada que digamos.

Pero, si ustedes quieren que lo haga, con mucho gusto lo are, por eso no se preocupen, no me enoja, al contrario me alientan a seguir con la escritura de nuevas historias

Les agradeceria mucho que me dejaran un comentario para saber sus opiniones de este nuevo proyecto.

Eso seria todo por ahora,

sin mas que decir

Luky


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).