Capítulo I: La petición
No es por alardear, pero en el pueblo soy conocido como el mejor cocinero por aquí. Una vez más, no es por alardear, supongo que tengo eso que muchos llaman “talento” para crear recetas, o incluso para seguirlas en un modo perfecto. Me han dado recetas que no conozco muy difíciles de hacer y por alguna razón me han salido bastante bien.
Antes que nada supongo que es mejor presentarme. Mi nombre es Ryuki y tengo 16 años. Desde los 9 años que mi madre descubrió este talento mío y me llevo a muchos concursos de cocina. A los 14 años le pedí que dejara de hacerlo porque me estresaba mucho, además siempre ganaba, era aburrido. Desde entonces la he ayudado con la panadería, amasando junto a sus empleados o haciendo postres que los clientes parecen adorar, porque se agotan en minutos.
No tengo novia, ni me interesa tener. Tampoco tengo novio, y por el momento tampoco me interesa tener. Sé lo que muchos pensaran: ¿Por qué dije chico? Supongo que no me molestaría salir con un chico, me da igual, no le hago asco a nada.
Una vez más estaba ayudando a mi madre en la panadería. Estaba amasando junto a los empleados que siempre han sido los mismos: Drake de 20 años y Milleba de 65.
—Ryuki –me llamó mi madre que atendía en el mostrador.
— ¿Qué pasa ma?
—Hijo necesito que me hagas un favor.
—… ¿mataste a alguien?
— No, por favor, no hagas esos chistes.
—Jaja, perdón, perdón.
—Necesito que atiendas en la caja durante un par de minutos.
—…ma, siempre que dices un par de minutos terminas tardando como una hora…
—Ya se, ya se, por favor atiende la caja un rato.
—Ok, de acuerdo.
—Yo me tengo que ir por un asunto urgente, asique mejor me apuro.
— ¿Algo importante?
—No es nada, se me está olvidando de pagar la luz otra vez.
—Dios mamá, siempre lo mismo.
—Ya se, ya se –decía ella agarrando su cartera y sacando las llaves del auto.
—Ok, te espero a cenar.
—No llegaré tan tarde!! –gritó ella saliendo de la tienda.
—Sí…claro…
Así era mamá. Nos teníamos uno al otro y así había sido siempre. Pero mamá era muy infantil, aunque no le veía nada de malo, de hecho me agradaba tener una madre así.
Me senté en el mostrador y me quedé viendo si algún cliente se presentaba. Ese día no había muchos, como era verano y se acercaba navidad la mayoría no tenía tiempo de comprar pan casero o postres, la mayoría de la gente debía estar más ocupada comprando juguetes o regalos…o incluso sidra para nochebuena.
Un cliente entró repentinamente. Conocía muy bien a ese cliente. Marina, de mi clase, pelo rubio teñido y sonrisa constante. Venía con su típico look de chica deportista, pues le encantaba correr. Al entrar pude notar lo agitada que estaba.
—Buenas tarrdesss.
—Hola Marina.
—Creo…creo que se me reventó un pulmón jeje.
—No debería correr tanto, te vas a hacer mal.
—Ya sé, ya sé, pero no puedo evitarlo –dijo ella sonriendo.
— ¿Quieres agua?
—Sí por favor.
Agarré una botella que había debajo del mostrador. No sé si estaba fría o tibia, pero siendo ella no le había asco a nada.
—Gracias –dijo ella bebiendo como loca.
—Marina, dile a tu hermano que la cerveza que me pidió aún no está lista.
—Oh, vaya ¿Cómo sabías que venía a preguntarte eso?
—Porque tu hermano es un pesado, me ha preguntado por eso por mensajes de texto todo el tiempo.
—Es que se tarda mucho, y es impaciente él.
—Le dije que esperara tres semanas, que no sea impaciente por dios.
Marina se quedó mirándome con cara picarona.
—Ryuki ¿Te gusta mi hermano?
— ¿Qué?
—Pasa que pareces hacerte el enojado, pero siempre lo tienes en cuenta.
—No me gusta tu hermano Marina.
—Mmm, sabes, le revisé su Facebook cuando no miraba, y ha dicho a muchos amigos que quiere probar con un chico.
— ¿En serio? ….¿tu hermano?
—Sí, jeje…podrías aprovechar la propuesta.
El hermano de Marina era un chico que de hecho era bastante lindo. Que ella me tirara una propuesta así era algo inesperado pero excitante en cierto sentido.
—Vaya, esto es ridículo…- dijo ella.
— ¿mmm?
—Mira, él me dijo que te dijera eso para llamarte la atención. La verdad que él quiere salir contigo pero no se anima a decírtelo, por eso básicamente me envió a que yo te dijera la excusa de que lo había visto por casualidad en su face y bla, bla, bla...
—Un momento… ¿estás diciendo que tu hermano gusta de mí?
—Se podría decir que sí.
Me quedé completamente mudo. No sabía cómo responder a eso.
—Aun así no te sientas presionado, no le diré que te dije esto, así él creerá que tú estás pensándolo.
—… ¿cómo sé que lo que me dices es cierto?
— ¿Alguna vez te he mentido?
No, jamás me ha mentido…pero aun así todo eso es sospechoso.
—Ok, debo irme…mi planeta me necesitaaa
—De acuerdo.
—Piénsalo ¿sí?
—…ok…
Y en un par de segundos ella volvió a correr lejos de la panadería. Me quedé mirándola algo confundido y sorprendido a la vez. Si era cierto que su hermano gustaba de mí ¿sería buena idea aprovecharlo? Nunca había estado con un chico, me daba algo de miedo intentar algo si ni siquiera sabía del todo como se sentía ¿y si resulta que no me gustan los chicos?
Mis pensamientos se desvanecieron cuando alguien más entró al local. Era un niño pequeño que cargaba una mochila consigo, tenía pelo revoltoso y de color castaño claro. También unos ojos azules muy llamativos , se lo veía como de 12 años o tal vez un poco menos...y se veía bastante bonito.
—Disculpa…
—Sí ¿en qué te puedo ayudar?
—Estoy buscando a un tal Ryuki.
El niño hablaba en voz baja y parecía ser tímido, asique se notaba que le costaba pronunciar lo que decía. De algún modo esa actitud me pareció bastante adorable.
—Soy yo… -le respondí -… ¿te conozco de algún lado?
—Ah…emmm…no…en verdad no…
—Ah…
—…
— ¿Y para que vienes?
—Bueno…yo…necesito tu ayuda, por favor…
— ¿Mi ayuda? –esa petición me tomó por sorpresa.
—Sí…dicen que eres el mejor cocinero del pueblo…
— ¿Necesitas que te ayude a cocinar algo? –le pregunté. Toda la situación me parecía algo extraña.
—Necesito que me ayudes a preparar…una…una…
—mmm…si es una cerveza o algo así te aviso que eres muy chiquito para eso –le dije riendo.
—No es eso…es…una poción de amor…
Me quedé mudo. No pude evitar sonreír por la inocencia del niño.
—Lo siento, pero no existe eso chiquito jeje.
—Sí existe… -dijo sacando una hoja de su mochila -…en esta hoja dice todos los ingredientes…por favor, ayúdame a prepararla…intente yo, pero no lo comprendo.
Agarré la hoja con bastante curiosidad y me puse a leerlo. Los ingredientes eran muy extraños, muchas ramas de árboles y cosas así. El ingrediente más extraño era el de una avispa llamada “Argodraemon”.
— ¿Argodraemon? …niño, esa avispa no existe –le dije entregándole el papel.
—Sí existe... y es capaz de conquistar el corazón de quien quiera…
—…
—Sé que suena cursi…pero…yo, en verdad lo necesito…
Me quedé mirándolo y no pude evitar sentir algo de pena por él. A su edad ya pensando en el amor. De algún modo sentí bastante ternura y no pude evitar ayudarlo.
—A ver, dame el papel –le dije.
El niño se sorprendió y me dio el papel. Lo miré con detenimiento y pensé que podía preparar algún licor para él, decirle que era una poción de amor y dejar que la autodeterminación lo ayude por si solo.
—Pasate mañana por aquí, y seguro lo tendré listo.
— ¿En serio? –Dijo sorprendido - ¿me lo dice de verdad?
—Claro que sí –le dije sonriendo.
Su rostro de iluminó. Rodeó el mostrador y se acercó a abrazarme. Lo miré con detenimiento y noté lo lindo que era.
—Gracias –me dijo soltándome.
—No hay de qué –le dije.
El niño dio la media vuelta y se fue sin parar de agradecerme. Me quedé sonriendo y miré el papel con la supuesta receta que me había dado.
* * * * *
Pasaron las horas y no podía creerlo, aun no me quitaba al niño de la cabeza. Su sonrisa…aun la tenía impregnada en mi mente…y ese abrazo… intenté quitármelo de la cabeza, pero no hubo caso.
Ya era de noche y se hiso hora de cerrar el local. Drake y Milleba ya se habían ido y yo finalmente di vuelta el cartel de Abierto a Cerrado. Fui por las llaves para cerrar el local y volví una vez más a quedarme embobado pensado en el niño.
—Vaya…en verdad era muy lindo –murmuré –tan lindo que…
Wow, no, no, no!! ¿En qué estoy pensando? Es un niño por dios!! Que pervertido soy. Pero aun asi no pude evitarlo. Una vez que la idea invadió mi cabeza no pude evitar imaginarme al niño sonriéndome y totalmente desnudito. Por suerte mis pensamientos tan degenerados se interrumpieron por alguien que entró a la tienda.
—Lo siento, ya cerra… -no llegué a terminar la frase, porque conocía a la chica que estaba entrando.
—Hola Ryukii –dijo la joven
—Mary…hola…
Mary era una compañera de mi escuela. Personalidad: callada. Vida social: poca. Posición en la escuela: la chica friki. Así era Mary, una rarita total. Se la pasaba hablando de conjuros y cosas raras siempre.
—Lo siento Mary, ya cerramos.
—Asme el favor y véndeme una media luna.
— ¿es que no me escuchast…de acuerdo…de todos modos, no creo que haya problema.
Me fui hacia una de las canastas y saqué una medialuna. Mary dejó el dinero en el mostrador y se quedó mirando la hoja con la receta de “pasión de amor”.
— ¿Y qué haces por aquí Mary, a estas horas de la noche?
—Vine a comprar una media luna.
¿En serio? ¿Se caminó hasta la tienda tantas cuadras por una media luna? Menuda rarita. Le entregué la media luna y vi que ella se había quedado viendo la hoja. Ella era de creer en esas cosas asique supuse que le estaba interesando lo que leía.
—Dime, ¿eso funciona? –le pregunté.
—Claro que funciona, pero hay que saber prepararla.
— ¿Y dime, esa supuesta avispa es de otra dimensión o hay que invocarla? –le dije riéndome un poco.
—Esa avispa se encuentra en este pueblo Ryuki.
—jeje…
—…
—… ¿lo dices en serio?
Ella asintió con la cabeza y me quedé petrificado. ¿Lo decía en serio?
—Si te adentras en el bosque te encontrarás con la Argodraemon… es una avispa que funciona para estas cosas…pero debes tener cuidado al ir por ella.
— ¿…de verdad crees que funcionaría?
—…a quien intentas conquistar Ryuki?
—No, no es para mí…un niño me pidió hacerlo…
—Ya veo…
Se dio la media vuelta y empezó a irse.
—Mañana si quieres pasaré a dejarte un pequeño mapa, te marcaré en donde encontrar el panal.
Sin más preámbulos se fue así como si nada. Yo por mi parte me quedé mudo.
* * * * *
Me acosté en mi cama una vez que termine de comer. Mamá aún no había llegado asique le deje la comida lista. Aún pensaba en el niño…en su sonrisa…en ese abrazo tan lindo…
Me sentí culpable por pensar que podía engañarlo. Tal vez si lo intentaba…o aun así yo no creo en esas cosas como pociones de amor mágicas y todo eso…pero aunque sea para cumplir la petición de ese niño…
Revisé mi celular y busqué el número de Mary. Es raro que la tenga agendada, pero la anoté una vez que me tocó en un grupo para hacer un trabajo de la escuela. La llamé y ella respodió.
— ¿Diga?
—Sí, Mary, soy Ryuki.
—… ¿Quién?
— ¿En serio? ¿Ya te olvidaste de mí?
—Aahh…eres el chico panadero…
—…y tu compañero de curso Mary…
— ¿Sí, que pasa? ¿Por qué llamas?
— ¿Podrías llevarme el mapa mañana temprano?
—Sí, de todos modos lo iba a hacer.
—Ah…ok, gracias…
—Sí, no hay de qué.
Así nomás ella cortó el teléfono. Vaya…menuda friki. Pero aun así me sentí feliz de que haya aparecido ella…al fin y al cabo gracias a ella ayudaría a ese niño…cada vez pienso más en él jajaja ¿Por qué no puedo quitármelo de la cabeza? jeje…¿por qué? …
Continuará…