Prólogo.
Ninguno de sus compañeros podría saber que él era fan de ella, arruinaría su reputación. Aún así saliendo de clases y sin que ninguna de sus compañeras lo siguiera logró comprar finalmente el último sencillo en versión limitada de Naruko Namikaze, su segundo sencillo “First Love 17” incluía el boleto para un amistoso apretón de manos para poder conocerla.
Sonrío satisfecho al ver la portada del disco a una hermosa chica en uniforme escolar mirando hacia el horizonte, amaba las versiones limitadas de aquella chica ya que podía apreciar su hermosa voz en la versión acústica.
A penas llego a casa y bajo las canciones del disco compacto a su computador portátil y a un viejo mp3, deseaba pasar alguna que otra canción a su móvil pero no deseaba verse inmiscuido en aquel terrible club de fans de ” Idols” que se había creado en su escuela.
Pronto el jovencito de cabellos ébanos se dejo caer en la cama escuchando la melodiosa voz de la chica cantar.
—…Naruko…—susurró suavemente alzando sus manos al aire.
….
Había por lo menos nueve hombres rodeándola con cámaras y micrófonos, a su lado su padre intentaba mantenerla en pie, la chica estaba respirando con dificultad llevando su mano derecha al pecho intentando apaciguar el dolor.
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¡Naruko! — gritaban todos a su vez intentando mantenerla despierta.
La chica sonrío tratando de restarle importancia al asunto mientras se alejaba en los brazos de su padre y caminaba hacia el camerino. El staff la siguió por los pasillos y las voces de los periodistas empezaron a quedar a lo lejos.
Todos intentaban caminar lo más rápido posible, su padre amablemente la cubrió con una enorme manta rosada brindándole protección a la bella rubia que abría la puerta de la habitación para adentrarse a su zona de confort.
Tiro las hermosas zapatillas de tacón al suelo mientras su diseñadora de modas retiraba los cordones del corsé.
—Naru… lamento haberlo apretado tanto—comentaba la joven mientras la hermosa rubia intentaba tomar enormes bocanadas de aire.
—No es tu culpa—respiro hondamente mientras sujetaba su pecho con fuerza—Solo hay días más difíciles que otros— el hermoso vestido azul había caído entonces al suelo. La joven camino hacia uno de los cómodos sillones intentando recobrar la calma.
—Su medicamento—comentó la maquillista llevando un vaso de agua con una de las pastillas.
La joven negó con la cabeza y la maquillista guardo las pastillas en una gran maleta rosa y prosiguió a retirar el maquillaje y peinado de la cantante.
—Naruko-chan, por hoy todas sus actividades han terminado, mañana tendremos dos sesiones de fotos y una entrevista en radio por la noche—
Comentaba tranquilamente uno de los hombres del staff observando el itinerario del siguiente día de la artista.
—¡Kakashi-sensei! —gritó entonces un vivaz joven que habría recobrado las fuerzas— ¡Quiero entrar a una escuela pública! ¡Quiero probar que también puedo ser un buen estudiante! —
Y terminando la frase coloco una enorme gorra de beisbol sobre su cabeza rubia, la hermosa chica que parecía princesa en ese vestido lleno de holanes había desaparecido para dar paso a un apuesto joven que vestía una polera de su equipo favorito de beisbol y pantalón de mezclilla.
—He estado viendo eso con tu padre, no deberías ser tan impulsivo con tu actual estado de salud—sentenció el hombre observando a los del staff—El trabajo de hoy ha terminado, muchas gracias por el apoyo de todos ustedes—
—Muchas gracias— fue la reverencia del joven hacia su equipo que había concluido exitosamente otro día detrabajo.
Porque Naruko solo era un personaje inventado. Su preciosa voz era distorsionada unos decibeles más bajos para escucharse aguda y esos exuberantes vestidos con peinados y maquillaje a la moda le hacían parecer tan angelical que su imagen podría ser vendida a cualquiera.
Naruko era la idol del momento, y su peor escándalo a los medios sería que se enterarán de que ella …
Era un hombre.