—Sehun ¡Trae tu mochila aquí! —Gritó Minseok desde la cocina mientras envuelve un sándwich lo más cuidadoso que puede.
Apurando sus movimientos, saltando cuarto por cuarto, el joven hombre con impaciencia miró a su hijo, que iba arrastrando su pesada, pero colorida mochila con sus pequeños brazos.
El rostro soñoliento e hinchado de Sehun mostró su desagrado cuando arrugó la nariz con un fuerte resoplido.
—Pone tu almuerzo en tu mochila y- ah, Sehun, ¿Qué pasa con la camisa?
El niño de 5 años se quejó con el ceño fruncido, mientras Minseok metió la camisa sucia dentro de sus pequeños pantalones, sin oír el lloriqueo. Justo cuando estaba a punto de ir a la puerta de entrada para coger sus abrigos, el joven padre se detuvo cuando vio los párpados medios somnolientos y la tímida mirada del pequeño niño.
—Papá, ¿Puedo tener hoy un pudín también? —El muchacho murmuró vacilante con un ceceo de bebé.
Por un momento, Minseok, no pudo evitar curvar sus labios en una pequeña y serena sonrisa, a pesar de la prisa en la que se encontraba. El pequeño y aún adormilado Sehun, estaba de pie junto a él, pidiendo atención.
—Claro, saca uno del refrigerador.—Cuando Sehun avanza en apresurados pasos, el joven hombre añade con una voz llena de pánico. "¡Pero rápido, que llegaremos tarde!"
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Después de dejar a Sehun en el pequeño pero acogedor jardín de infantes, se despidió con un rápido beso en su frente, caminando lo más rápido que puede hasta la parada de autobús para no llegar atrasado.
Cuando finalmente se sienta en uno de los incómodos asientos y presiona su cabeza en la ventana, soltó un cansado suspiro.
Sin embargo, el día recién estaba empezando para él; tenía cuentas para pagar hoy, luego necesitaría comprar algunas cosas para la cena antes de ir corriendo al jardín de niños para regresar a casa con Sehun. Se preguntó si podría trabajar por unos turnos extras por más dinero la siguiente semana…
Minseok probablemente iba a tener que comprar a Sehun unos nuevos pantalones, pero no estaba seguro si tenía suficiente dinero guardado para eso. "Tal vez el siguiente mes", decidió distraídamente.
Bajó rápidamente del autobús a su trabajo, se dirigió a su pequeño escritorio para empezar el día. Recolectó papeles que su jefe quería en unas horas, Minseok se sentó en su silla con un resoplido…Otro día comenzaba de verdad.
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Finalmente, el reloj anunció el receso para el almuerzo, haciendo que Minseok se anime internamente, lanzándose al exterior con la brisa fría por un almuerzo.
Como de costumbre fue a un acogedor local. Cuando ya estaba aproximándose, sonrió. En ese comedor siempre podía comer algo-
—Ah, hola Minseok.
Es sacado de sus pensamientos, y fue cuando ve los labios del camarero en una satisfactoria sonrisa, como todos los días. Se saludan con silenciosos gestos, instalándose en su mesa de siempre con pereza.
—Luhan, ¿Me das un sándwich de jamón? —pidió Minseok mientras se libera de su delgado –Talvez muy delgado para el clima– abrigo.
—Y una taza de café con eso, ¿cierto?
El mayor sonrió un poco y con un simple asentimiento vio a Luhan coquetear hasta llegar al mostrador –Guiños y radiantes sonrisas son unas de las cosas que hizo con los otros clientes. –Minseok rodó sus ojos.
Han pasado 5 años desde que comenzó a visitar ese pequeño comedor con regularidad, así que era fácil llamar al camarero un amigo.
5 años de trabajo y esfuerzo, la mejor parte de sus días eran las veces cuando podía encontrar un poco de paz en su cabeza en ese comedor.
Un generoso plato fue puesto en su mesa con una gran taza. Minseok alzó la vista hacia Luhan ya que éste se deslizó a la silla que había frente a él.
—Tu café es negro e insípido, no necesita azúcar, porque ya eres lo suficientemente dulce.
Ahogado en una risa, el joven hombre alzó una de sus cejas cuando Luhan se inclinó hacia él con su divertido encanto. Mientras, él sólo mordió el pan, cayendo unas migajas alrededor de sus labios, levantando su ceja un poco más, de modo burlón.
—Y a ti te gusta tu café negro y aburrido. —Continuó Luhan con una mofa, robándole unas papitas.
—¿No tienes trabajo que hacer? —El mayor siguió de burlón, golpeando con sus aceitosos dedos a su amigo cuando intentó robarle más papas.
"Prefiero estar contigo." Dijo, brindando una sonrisa antes de esquivar las papas fritas que Minseok le lanzó.
—Ve a seducir a otros clientes.
Riendo, el joven fue a atender a los otros clientes mientras Minseok masticaba su comida. Veía a la gente ir y venir con apuro, con el "familiar" bullicio que entraba por sus oídos. Minseok se echó en su asiento con comodidad.
Era una especie de familiaridad que desarrolló en esos cinco años en ese local. Era su rutina y era fácil para él continuar así mientras su vida se precipita a un gran lío.
Mastica su último bocado, pasándolo con un sorbo de su amarga bebida, y al final, el joven limpió su boca con la servilleta.
Probablemente debía regresar pronto a su oficina sí quería tener el trabajo hecho, es lo que reflexionó con su ultimo sorbo de café.
Desplazándose hasta el mostrador mientras saca su billetera, Minseok gira los ojos cuando Luhan hace un infantil mohín, colocándose al lado del mayor.
—¿Ya te vas? Pero no pude ni hablar contigo. —Se quejó cuando recibe el dinero que Minseok le daba.
—Te estás divirtiendo más con esas señoritas por allá, discúlpame por hoy. —Dijo Minseok con una sutil sonrisa.
—Me gustas más sin embargo.
Dando un golpecito al menor, deja una pequeña propina, volviéndose a Luhan al oírlo, que le entrega una taza de parfait de frutas.
—Luhan, no otra vez-
Acariciando al mayor como una manera de despedida, Luhan sacudió su mano.
—Un pequeño regalo para Sehun. Dile que mando saludos.
Gruñendo y agradeciendo entre dientes, Minseok fue de regreso a la oficina. Eso era algo a lo que no podía negarse más. En el pasado lo había intentado, pero Luhan siempre hallaba la manera de mimar a Sehun con algunos caros bocadillos que no podía permitirse pagar en realidad.
Siempre pensaba que tener a Luhan como amigo era difícil. Él era persistente, molesto, ruidoso e infantil. Aun así, la coqueta, playboy actitud del chino crecía sobre la gente al cabo de un rato. Minseok sonrió.
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Casi se tropezó con sus pies mientras corría hacia el interior de la sala, sintiendo su corazón quebrarse al ver el mohín de su solitario hijo.
—Llegas tarde, papi.
Arrodillándose frente a Sehun, pellizca su regordeta mejilla, poniendo un pequeño beso en la sien del niño.
—Lo siento, tuve unos problemas mientras pagaba las cuentas.
Sintiendo el suspiro del niño en su pecho, Minseok lentamente se levanta, tomando la mano de su hijo.
—¿Fue el señor de las cuentas gruñón otra vez?
Minseok lanzó una cansada sonrisa a Sehun mientras lleva la mochila de su hijo en la espalda.
—Sí. Y la fila era taaaaaaaaaaan larga.
—¿Más largo que las filas de lugares divertidos?
—Hmm, incluso más que las filas del parque de diversiones.
Caminaron hasta la parada del autobús, con una pequeña charla llena de maravillas infantiles del niño. Minseok puso a Sehun en su regazo una vez que se sientan dentro del bus.
El joven padre odiaba esto. Odiaba decepcionar a Sehun de tantas maneras en su corta vida. Odiaba no poder pasar el tiempo suficiente con él y no poder gastar en él por sus limitados pagos.
El joven padre sostiene gentilmente el cansado cuerpo de su hijo, acomodando la cabeza de Sehun en uno de sus hombros mientras deposita un tierno beso en la parte superior del cabello del niño. A Minseok no le importaba el cansancio mientras su hijo esté con él al final.
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Después de dejar a Sehun junto a sus muchos animales de peluche, Minseok silenciosamente dobla la ropa en la sala de estar.
Quedándose lo más tranquilo posible en el pequeño piso, el joven padre miró alguno de los desabridos late shows. Incluso si el día siguiente era fin de semana y podía darse a sí mismo el lujo de estar hasta tarde, los pesados párpados de Minseok decían lo contrario. Sehun se levantaría temprano como de costumbre. "Acostarme un poco más temprano no dañará a nadie" pensó.
Rápidamente se deshizo de sus prendas para ponerse la pijama, dejando unos calcetines aparte de Sehun para que coincida con ellos más tarde. Minseok se arrastró hasta el edredón con un cansado suspiro.
Los músculos de su espalda duelen sutilmente mientras queda sobre las suaves y frescas sábanas, acariciando su cara en la suave almohada.
Por la mañana podía cocinar unos pancakes y otros dulces bocadillos para su hijo.
Dejando caer la pesadez del sueño sobre él, Minseok se permite a sí flotar en la inconciencia hasta que sintió un tirón en su frazada. Sacudiéndose, mira a su alrededor con un refunfuño viendo apenas una pequeña figura al lado de su cama en la oscura habitación.
Unos vacilantes pasos condujeron al niño más en la oscuridad, a lo que el padre palmea tentadoramente su cama.
—Papi, ¿puedo dormir contigo? —Sisea Sehun con sueño, tallándose uno de sus ojos con dificultad, trepando con torpeza hasta hundirse en el cálido cuerpo de su padre.
—¿Una pesadilla? —Cuestionó Minseok mientras los envuelve con las cobijas, acurrucando al niño en su pecho.
Un refunfuño tranquilo sale después de oír un sí, escondiendo su rostro en el cuello de su padre, respirando lentamente algo confundido. Y con el sueño aún aferrado en el cuerpo del más pequeño, hace que Minseok acaricie su espalda con dulzura.
—¿Papi?
—¿Hmm?
—¿Podemos ir donde Luhan hyung mañana?
—¿Por qué, Sehun?
Por ahora, el sueño espesa las voces de ellos hasta hacerlas murmuro.
—Pudín de frutas...—Susurra lentamente el pequeño niño.
Con una pequeña risita, Minseok apega a su hijo más su cuerpo.
—Parfait...Era un parfait. ¿Quieres darle las gracias a Luhan?
—Sí...Quiero agradecerle a Luhan hyung por el parpet.—Somnolientas palabras mueren en la boca de Sehun, sintiendo Minseok como el pequeño niño afloja el agarre a su cuerpo, sonriendo para sí mismo.
—Buenas noches, hijo.