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El fantasma de White City por Angeline Victoria Schmid

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Notas del fanfic:

Este fic contiene spoilers del manga (hasta el último capítulo del flashback de Law, si no me equivoco el 766), incluyendo personajes y datos que aún no han salido en el anime, aunque la historia está lo suficientemente modificada para poder utilizar un personaje en concreto.

Disclaimer: Los personajes de One Piece y su historia pertenecen a Eiichiro Oda.

Apagó el despertador de un puñetazo y, un día más, sus quejas y peticiones de 5 minutos más no consiguieron salir de su garganta, ni un mísero gruñido de desagrado consiguió formarse en sus cuerdas vocales, incapaces de vibrar y hacer que el aire se convirtiera en sonido o ruido y después en letras, palabras y frases enteras. Alguien abrió las cortinas y la luz le golpeó directamente los párpados cerrados. Tras intentar que dejara de molestarle, sin éxito, dejó de apretar los párpados para abrir los ojos lentamente y dejar que se adaptaran a la gran cantidad de luminosidad que había en el dormitorio. La silueta de Law se recortaba en la ventana, pero él no lo miró, en lugar de eso cogió lo que había sido el despertador para tirárselo enfadado.

- Buenos días, Cora-san – Lo saludó el joven mientras se apartaba de la trayectoria del despertador-. Me alegra saber que tienes un buen despertar. – Una sonrisa ladina apareció en su rostro, pero desde la cama, era imposible que el rubio la viera.

- “Sigues siendo un impertinente.” – Escribió el hombre en el papel que le tiró hecho una bola, tras estar buscando un rato en su mesilla de noche. Se puso también sus gafas de sol, intentando que la luz dejara de molestarle de una vez.

Se levantó de la cama lentamente, se sentía perezoso y sin ganas de moverse, pero aun así, con el bolígrafo en la mano, consiguió acercarse hasta el calendario para tachar un día más: el 5 de octubre. No pudo evitar una pequeña sonrisa. Ahora sabía porque el crío, porque para él siempre sería un crío sin importar cuantos años pasaran, había entrado tan rápido en la habitación para abrirle las cortinas. Seguro que había estado esperando fuera hasta oír el despertador o, en su defecto, el puñetazo que lo había estropeado, era el cuarto despertador en un mes. Se propuso fingir que no se daba cuenta de qué día era, como si el día 6 de octubre fuera un día más en el calendario, otro de los aburridos días que tenían en palacio, uno más en el que su único trabajo era sentarse en ese trono, pero no pudo. No con lo que había costado que el moreno volviera a querer celebrar sus cumpleaños.

- “Felicidades.” – Escribió, y tras tenderle el papel, le dio un fuerte abrazo. A su lado, seguía viéndose bajito, pero lo cierto era que se había convertido en un chico bastante alto. ¿Cuánto medía?

- C-Cora-san… - El rubio sabía lo mucho que le avergonzaban esas cosas, pero en lugar de quejarse, correspondió el abrazo con fuerza con los ojos cerrados, con una diminuta sonrisa adornándole la cara. Era feliz -. Gracias.

No tardó mucho en separarse de él, sabía que el chico prefería los abrazos de otra persona. Abrazos más íntimos y con una connotación bastante diferente a la de los abrazos que él le daba de vez en cuando. Nunca lo había mencionado, pero todo el palacio sabía que el joven médico era como un hijo para él. La primera en enterarse había sido Monet, por supuesto, la arpía siempre se enteraba de todo, y seguro que tenía un montón de notas al respecto, hablando de evidencias y pruebas que lo demostraban. Se le escapó la risa al pensarlo, seguro que había estado hurgando en su papelera para encontrar las palabras que le dedicaba al niño. Lo cogió por el codo y lo obligó a seguirlo al comedor, existía la posibilidad de que quisiera desayunar con él, a parte de que estaba seguro de que el resto de la Familia no habría olvidado la fecha. Estaba convencido de ello, en la planta inferior les esperaba un banquete con tarta y unas cuantas pancartas.

No se equivocó, allí estaba una gran pancarta colgando del techo, hecha, muy probablemente por Jora, los conceptos abstractos que la decoraban eran motivo suficiente para pensarlo. El pastel lo había hecho Sugar, sólo había que fijarse en las uvas que lo decoraban.

- 1.000.000 berries a que el pastel está hecho completamente de uvas – Oyó que Buffalo le decía a Law. Ese hombre tenía un serio problema con las apuestas. Por supuesto, el menor la rechazó.

- Waka-sama, ¡ayúdeme! - Se giró para ver a una temblorosa Baby 5 esforzándose para evitar que Trébol se acercara a la mesa, mientras Diamante y Pica observaban el espectáculo desde lejos.

Finalmente, Doflamingo entró. Detrás de él, los miembros de la Familia que no habían estado en la estancia corrían para alcanzar sus zancadas. En realidad, se dieron cuenta de que llegaba porque su estruendosa risa se oía cada vez más cerca. Sin duda, era el más alegre de los dos hermanos y de toda la Familia Donquixote.

Se sentaron todos juntos alrededor de la mesa y el servicio empezó a entrar platos. Algunos eran enormes, por lo que comían más que otros, y otras, porque eran mujeres, comían como pajaritos, poquito y muy seguido, especialmente la peliverde.

La fiesta transcurrió sin incidentes hasta que apareció ese Eustass Kid que tan poco le gustaba. Era desagradable, rudo, violento y demasiado impulsivo, y su única cualidad era que de vez en cuando dejaba de mostrarse como un desalmado para demostrar que tenía un corazoncito latiendo en el pecho. Ah, y la recompensa que daban por su cabeza. El día en que le hiciera daño a su “pequeño” se la cortaría él mismo y la dejaría frente al Cuartel General de la Marina con la dirección a la que debían enviar los millones correspondientes. Pero el cumpleaños de Law no era ese día, al menos por el momento. No se levantó de la mesa a saludarlo como hicieron los demás, ni siquiera miró al moreno cuando se levantó para dar un casto beso en los labios de su novio. Sabía de sobras la reacción que tendría el pelirrojo, tan posesivo, diciéndoles a todos sin palabras que el moreno era suyo, y no le apetecía verlo. Hacía mucho tiempo que había decidido adoptar la política del “haz lo que quieras pero que yo no lo vea”, y ese joven capitán pirata insistía en saltarse la última parte de la norma, la única que realmente tenía interés en que fuera cumplida.

Chasqueó con la lengua, con lo que los dos jóvenes se separaron. No le pasó por alto la mirada que le dirigió el pelirrojo, probablemente orgulloso de haber conseguido molestarle. Para él, aunque no le gustara el chico, la relación que tenía con Law estaba bien siempre que el segundo no saliera herido, se querían y lo sabía, y por eso, aunque le suponía un gran esfuerzo, apoyaba la relación.

Pronto, todo el mundo volvió a sentarse en sus respectivos asientos: la hora de los regalos había llegado. Uno a uno, los presentes fueron entregándole sus presentes al cumpleañero, en su mayoría libros, pero también ropa para que modificara su monótono vestuario de vez en cuando, herramientas útiles para el submarino y, oh, Doflamingo tuvo una gran idea al regalarle un ventilador. Alguien quiso hacer la gracia de regalarle unas pastillas para dormir, pero la broma no tuvo demasiado éxito y todo el mundo permaneció en silencio mientras observaba la expresión seria del rostro del joven, algunos temiendo que un ‘room’ llenara la sala pero, sobretodo, ser descuartizados.

El regalo de Corazón fue tan emotivo, que la mitad de los miembros de la Familia creyó que el chico iba a llorar. Obviamente eso no ocurrió. Se trataba de un álbum de fotos y, en él, descansaban los mejores recuerdos de todos esos años que habían podido ser fotografiados, inmortalizados para toda la eternidad. Una imagen de un niño de pelo blanco y piel morena pero manchada de blanco abría el álbum con la inscripción: “Lo que parecía un final infeliz dio inicio a una vida más feliz de lo esperado”. Eran palabras tristes, y Corazón lo sabía, sabía lo que esas manchas significaban para el Cirujano de la Muerte y lo que significaban aquellas palabras. El fantasma de White City seguía persiguiéndolo, estaba seguro, pero le pareció que esa foto no podía faltar en el álbum. Sabía que evocaría recuerdos de Lamy, de sus padres biológicos y de toda la gente que se quedó atrás en la ciudad, pero no había podido evitarlo. Otras imágenes más felices la siguieron. No todas eran recuerdos dignos de fotografiar, pero en ella se veía la vida cotidiana del moreno junto a la Familia. En una, se le veía completamente dormido sobre las plumas del abrigo de Doffy, en otra, sonreía al lado de una alegre Baby 5 que soplaba las velas de su propio pastel. La última era de las que menos le gustaban, pero Monet se la había hecho a escondidas y pensó que le gustaría verla. En ella se veía una de las típicas puestas de Sol de Dressrosa, con la singularidad de que aquel atardecer un tímido Trafalgar Law estaba apoyado en una barandilla, con las piernas ligeramente separadas y abrazando a Eustass Kid, que lo besaba con… ¿Intensidad? ¿Rabia? Corazón no quería saberlo, bastante había sufrido viendo la foto y pegándola al álbum, pero la expresión de Law al ver la foto había valido la pena. Se quedó ahí sentado abrazando el álbum con una sonrisa feliz, con los ojos cerrados y ligeramente sonrojado.

Trajeron el pastel, momento en el que el pelirrojo, sentado junto al médico, aprovechó para decir que le daría su regalo en privado, dándole un beso en la mejilla y apoyando una mano en su muslo. El moreno hizo amago de levantarse, pero Corazón lo obligó a sentarse con una mirada que decía claramente “tú no te vas hasta que no termines el pastel”. El menor suspiró, pero no dijo nada. Realmente era de mala educación que, con la fiesta que le habían preparado, se marchara tan pronto.

Poco a poco, la fiesta fue decayendo, y la mirada de Corazón indicaba claramente que ya podía marcharse si quería. Ya era muy mayor para tener que pedir permiso, pero no quería defraudarle.

***

Subieron al dormitorio. En ocasiones normales, lo habrían hecho entre besos apasionados, pero esa vez el mayor quería que fueran con más calma.

- Sabes que a Cora-san no le gustas, deberías ser más cuidadoso. – Le recriminó.

- Que se joda. – Respondió mientras le apretaba una nalga.

En cuanto la puerta se abrió, se desató la pasión que se habían esforzado en contener. Las sudaderas volaron y cayeron sin que los chicos prestaran atención al lugar donde lo hacían. Sin dejar de besar y abrazar a su pareja, Kid se quitó los zapatos con los pies, y cuando el moreno fue a imitarlo, se encargó de dificultarle la tarea cambiando los labios del mayor por el cuello y, en un rápido movimiento, lamerle un pezón haciéndole jadear. Aun así, finalmente lo consiguió. Con una sonrisa ladina, fue a desabrocharle los pantalones, pero el pelirrojo negó con la cabeza y le dio unos toquecitos en la comisura de los labios.

- Eustass-ya… - Empezó a decir, dispuesto a decirle lo que ya le había dicho muchas veces, que arrodillarse le parecía denigrante y que no pensaba hacerlo, pero el otro lo calló con un beso.

Era cierto, no había pensado en ello, pero ya sabía lo que el moreno iba a decirle. De todos modos le retiró las manos de su bragueta y fue él quien se arrodilló. Era su cumpleaños, lo mínimo que podía hacer era acceder a hacer lo que él mismo había pedido. Sin esperar a que Law reaccionara, le desabrochó el pantalón con los dientes y se lo bajó junto a la ropa interior. Desde esa posición, miró hacia arriba, y vio como un moreno ligeramente ruborizado le observaba fijamente con lujuria. Con una sonrisa, entrecerró los ojos y sacó la lengua.

- K-Kiiiiiiiid – El nombre se convirtió en un gemido agudo en cuanto la lengua del pelirrojo rozó el glande de Law -. Deja que termine de des… - La frase quedó a medias cuando los labios del menor envolvieron el miembro del moreno, que no pudo evitar cogerle la cabeza con una mano, no para empujar, sino para evitar que se separara. Con la mano libre se tapó la boca para intentar, sin demasiado éxito, contener un profundo gemido.

Kid hizo lo más parecido a reírse que podía hacer con la polla del moreno en la boca y decidió que, con las ganas que tenía de estar dentro de su novio, lo mejor que podía hacer era ir preparándole sin dejar de chupársela. Pero antes, tenía que hacerlo sufrir al menos un poco, como venganza por haber querido quedarse con la Familia hasta terminar el pastel.

Tan pronto como la lengua de Kid abandonó la polla del mayor, el pelirrojo oyó la mal disimulada protesta del mayor, lo que provocó que le diera un casto beso en la punta y la recorriera lentamente con los dedos por toda su extensión.

- Eustass-ya… - Movió las caderas, queriendo que el otro lo masturbara, pero lo único que consiguió fue que se las sujetara y se pusiera de pie.

- Lame – Dejó los dedos frente a su cara, esperando que fuera el mayor quien fuera a lamerlos por si mismo.

- No me des órdenes, Eustass-ya – Replicó, pero aun así obedeció.

El menor no pudo evitar entrecerrar los ojos y jadear imaginando que en realidad lo que había en la boca del moreno era su polla. Jadeó cuando, inesperadamente, el médico le pellizcó ambos pezones a la vez, y abrió los ojos para encontrarse con un Trafalgar Law visiblemente excitado y con los ojos prácticamente cerrados, sin duda esforzándose por mantenerlos abiertos.

Sabía perfectamente qué pretendía el capitán al meterle los dedos en la boca, motivo por el que había obedecido a pesar de su desagrado por las órdenes, y sólo pensar en el que sabía que era el siguiente paso lo excitaba aun más. Cuando retiró los dedos le besó el cuello, y sonrió contra su piel cuando sintió como los dedos del pelirrojo bajaban por su espalda hasta llegar a su entrada, empezaban a trazar círculos alrededor de la misma y…

Alzó las cejas sorprendido cuando el otro pirata se apartó en cuanto él mismo separó los labios de su clavícula para jadear y volvió a arrodillarse frente a él. Se vio obligado a ahogar un pequeño de dolor cuando el pelirrojo metió los dos dedos dentro de él y empezó a moverlos sin esperar a que se acostumbrara a la sensación de invasión que había empezado a sentir en su interior.

- No puedo esperar más, Law – Fue la única justificación que oyó por parte de su pareja -. Pero sé de sobras que te gusta.

- S-Sí – Reconoció, le era difícil hablar mientras Kid buscaba su próstata.

Pero quedó aún más sorprendido cuando, sin dejar de mover los dedos en su interior, la lengua del menor volvió a envolver la punta de su polla. Tampoco esperó demasiado para empezar a mover la cabeza dejando poca extensión fuera de su boca. Y entonces, sí, el pelirrojo golpeó su próstata.

- L-lo has… nnnghh… hecho… aanngghhh… expresamente, E-Eustaaaaaaaaaaaaanghhhhh – Dijo entre gemidos, la última palabra convertida en un grave gemido incontrolado en el que se vació en la boca de su novio, incapaz de poder aguantar las oleadas de placer que le proporcionaban las atenciones repartidas entre su próstata y la mamada que estaba recibiendo.

Cuando se hubo vaciado por completo, se dio cuenta de la presión que había estado ejerciendo en la cabeza de Kid, especialmente cuando una mano pasó a su hombro para ayudarse a mantener el equilibrio. No le importó en absoluto que estuvieran en el suelo. Ahora era el turno de Eustass-ya, así que se sentó a horcajadas sobre él y se entretuvo besándolo el cuello y la clavícula y acariciando su necesitada erección con los dedos.

- Tendrás que esforzarte más si quieres que me corra – El pelirrojo se rió al pronunciar esas palabras, su risa transformada en jadeas cuando la mano del mayor lo envolvió por completo y empezó a masturbarle -. Métetela.

- Eso ha sonado a orden, Eustass-ya – Sus labios bajaron hasta uno de sus pezones, una mano pellizcándole el otro y la otra mano sin dejar de masturbarle.

- Porque lo era – Dijo con una sonrisa ladina, y agarró al moreno por las caderas y lo dejó caer sobre su erección, penetrándole de una sola embestida.

La clavícula del menor se resintió de ese acto tan brusco cuando el médico se la mordió intentando ahogar el gemido que prosiguió la penetración. Esta vez, sí espero un poco a empezar a moverse. De echo, esperó que fuera Law el que empezara a hacerlo, sólo porque le ponía mucho tenerlo sobre él y verle la cara mientras se movía buscando más y más contacto, profundizando cada vez más las embestidas, intentando que la polla que había en su interior golpeara ese punto que le brindaba tanto placer, haciéndole gemir y, al final, arrastrar al pelirrojo al orgasmo.

No supo decir cual de los dos gimió antes, pues la relación que tenían había hecho que conocieran casi a la perfección el cuerpo del otro, de modo que la polla de Kid no tardó en golpear la próstata del mayor. Por mucho que sus ansias de estar dentro del cirujano hubieran propiciado que terminaran teniendo sexo en el suelo, le apetecía que, por lo menos, terminaran en la cama, así que le dio unos suaves toquecitos en los muslos, y el otro entendió perfectamente lo que quería.

El moreno rodeó la cintura del capitán con las piernas y se dejó llevar hasta la cama sin que éste saliera de su interior. Le gustó sentir la comodidad del colchón bajo su espalda, y acarició la mejilla del pelirrojo con una sonrisa. A pesar de lo que estaban haciendo, no pudo evitar ese gesto tan poco habitual en él, pero pronto la caricia se convirtió en las uñas clavadas en la espalda del menor, pues las embestidas habían vuelto. Un nuevo gemido abandonó su garganta cuando sintió que la mano de Kid lo envolvía. Era consciente de que probablemente no consiguiera volver a correrse, pero no le importaba, lo único que le importaba en aquel momento era que ambos disfrutaran con lo que estaban haciendo.

Cuando las embestidas se volvieron más rápidas y erráticas, el moreno pellizcó los pezones del menor haciéndolo gemir.

- Eustass-ya… - Logró susurrarle al oído entre jadeos-. Quiero oír tu voz.

Esas palabras fueron suficientes para él. No era habitual que Law dijera esas cosas, de modo que, con el clímax tan cerca y tras escucharlas, no tardó mucho en vaciarse en su interior. Apoyó los brazos al lado del cuerpo de su novio, sin querer dejar caer su peso sobre él, deleitándose la vista con su piel tostada brillando por la fina capa de sudor que ambos cuerpos habían producido.

Finalmente, le dio un casto beso en los labios y se dejó caer a su lado. Enseguida tuvo la cabeza de Law apoyada en su pecho, con una mano haciendo círculos sobre su piel distraídamente, y su propio brazo no tardó en rodearlo. Le besó la cabeza y el moreno se quedó mirándole con una cara de asombro adorable, lo cual arrancó una suave sonrisa del pelirrojo.

- Te amo – Le soltó el moreno repentinamente.

- Y yo a ti – La sonrisa de Kid se ensanchó, pues aunque ya lo sabía, el mayor no era muy dado a hablar de sus propios sentimientos, menos a dedicarle palabras de amor.

- Me alegra que hayas podido dejar de causar estragos por el Nuevo Mundo y venir hoy, Eustass-ya – Confesó el mayor ligeramente sonrojado.

- Tenía que darte tu regalo – Respondió alegremente, y después empezó a susurrar sólo porque las paredes tienen oídos y nunca sabían quien podría estar escuchando -. Que por cierto, es…

***

Corazón alzó la vista cuando oyó el golpe sordo del periódico cayendo sobre la mesa. Alzó la vista para encontrarse con una Monet muy seria y cogió el periódico sin dejar de mirarla. Ya había oscurecido, de modo que tuvo que quitarse las gafas de sol para poder leer, su cara contrayéndose en una mueca al leer la noticia que aparecía en primera plana. Sin duda, debería hablar con su hermano del asunto, y sabía que, al igual que a él mismo, no iba a gustarle.

Notas finales:

A pesar de que éste capítulo se sitúa en Dressrosa, dónde Law no ha estado antes del time skip y que hasta ahora no se sabía nada de su pasado, hasta dónde ha sido publicado, entiendo que toda la Familia sí conocía su pasado, por lo que me he tomado la licencia de que, ya que quería que Corazón apareciera en este fic, modificar las cosas de modo que, aunque Law sea el capitán de los Piratas Corazón, ya hubiera estado en Dressrosa y se llevara bien con Doflamingo (porque el motivo de su enemistad es la muerte de un personaje que está vivo en este fic). Además, el fic se sitúa durante el time skip, pero antes de que Kid perdiera el brazo, es por eso que en ningún momento se menciona su brazo metálico. También sé que Cora-san puede hablar, pero debido a que aún no sabemos porque no habla, he decidido hacer el fic como si sólo consiguiera hablar cuando tiene algo muy angustioso o importante que decir, porque cuando Law lo apuñaló, no gritó.


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