We Found Us
Era la tarde perfecta, tal y como ambos la habían soñado. El sol estaba ya poniéndose haciendo que el cielo se tornara de una perfecta gamma de amarillos y naranjas.
- Esto es lo que tú y yo habíamos pensado ¿Verdad? – Dijo Bill sosteniendo fuertemente la mano de su hermano sin despegar la mirada del cielo.
- Es como un maldito y romántico final de telenovela estadounidense – Replicó Tom – Y me encanta… porque es contigo como protagonista.
- Con los dos. Siempre los dos ¿Recuerdas?
Ambos rieron y voltearon a mirarse a los ojos. Esos ojos oscuros e idénticos en los cuales ambos se pierden.
Bill no pudo evitar pensar en cómo comenzó todo. En como un simple encuentro haría que su vida cambiara para siempre. Hasta el final de sus días.
Capítulo I
Todo iba bien en la vida de Bill. No tenía lujos pero nada le faltaba. Vivía con su madre, Simone, y su perro, Pumba. No se quejaba por nada. Hasta hace poco ocultaba un secreto que le agobiaba tremendamente, agobio que terminó al contarle a su madre sobre su orientación sexual y presentarle a su novio, Georg, un apuesto y adinerado joven con el cual había estado saliendo por el último medio año. Ambos eran estudiantes del prestigioso conservatorio de música de Los Ángeles y eran de los mejores promedios de la clase.
No habían mentiras, no habían secretos, todo iba de maravilla, pero el joven de 21 sentía que no era suficiente, que había algo más que debía ser resuelto para llevar una vida perfecta pero ¿Qué era esto?
Se lo había comentado muchas veces a su novio, haciéndolo nuevamente ahora mientras tomaban un helado en la calle.
- Bill, te lo he dicho ya, las personas no se conforman tan fácilmente. Todo te va bien, tienes lo que necesitas, por fin estás consiguiendo tu sueño de estudiar música y eres muy bueno en esto. Todo está cumplido ya pero el ser humano siempre pide más. Es una necesidad natural.
- No, no es una “necesidad natural” como la llamas… o quizá sí. Es algo difícil de explicar, es como si algo en mi vida no ha sido resuelto aún y necesito saber qué es. Siento como si algo se me ocultara y, créeme, eso no es nada “natural”.
- Amor… ¿y si yo fuera el que te estuviera ocultando algo?
Georg le dijo mirando fijamente a su helado. Bill abrió sus ojos grandes como platos. Era lo que menos esperaba escuchar.
- ¿T-t-tú? ¿qué tendrías que esconderme tú?
- Pues… puedo esconderte algo grande, algo que ni te imaginas.
- ¿Y qué puede ser eso? – Bill detuvo su marcha y vio fijamente a Georg. Estaba realmente preocupado, el tono en la voz de su novio no era el normal y presagiaba lo peor.
- Pues… ni te lo imaginas – Replico Georg – ni yo tampoco porque no tengo nada que ocultarte ¡JAJAJA! – Dijo para luego golpear en la cabeza a su novio y correr escapando de él.
- ¡MALDITO! ¡ESPERA QUE TE ALCANCE!
Ambos emprendieron una carrera, helados en mano y sonrisas en rostro. Bill quería mucho a Georg, era su apoyo, su confidente, su amante y su amigo. Georg tenía a Bill como su mundo, gracias a él continuaba en este mundo… literalmente.
…
- ¿Estás seguro? – Simone preguntó mientras hablaba por teléfono con alguien. Su tono de voz era una mezcla de indignación, sorpresa y desasosiego - ¿! POR QUÉ NO ME LO DIJISTE ANTES!? ¡21 AÑOS! ¡BILL TIENE 21 AÑOS! ¿Por qué fuiste tan egoísta de no permitirme…de no permitirnos saberlo?
- Simone. Todo esto lo arreglaremos cuando viajemos a Los Ángeles – Dijo la voz al otro lado del teléfono. Una voz gruesa y masculina que poco a poco se quebraba intentando evitar el llanto. – Son tantas cosas que tengo que explicarte, y es tanta también la vergüenza por no haber sido….
- Por decirme que había muerto… - Interrumpió Simone - ¡POR HACERNOS CREER QUE ÉL ESTABA MUERTO! No lo puedo creer… Esto jamás podré perdonártelo, y no creo que Bill pueda tampoco. Hablaré primero con Bill. No voy a permitir que simplemente llegues a casa y con toda naturalidad le digas a tu nieto semejante barbaridad. No así. Adiós.
No esperó a que replicara, simplemente cortó la llamada y apurada se sirvió algo para tomar y, cigarro en mano, espero a que su hijo regrese de su cita con Georg.
…
- Ahí está de nuevo – Dijo Bill, tocándose el pecho – Nuevamente esta maldita sensación. ¿Qué carajos ocurre?
- Tranquilo, Bill. Es ansiedad. Estamos casi por entrar a los exámenes y, créeme, también me siento ansioso – Dijo rodeando la cintura del menor con sus brazos – Pero tranquilo, todo va a salir bien y vas a ver como disfrutarás de estas vacaciones – Depositó un dulce beso en la mejilla de Bill mientras caminaban de regreso a casa.
- ¿Sabes que eres el mejor novio del mundo? No pude pedir a nadie mejor con quien compartir mi vida, Georg – Dijo Bill mientras se aferraba a las manos del mayor – Espero realmente compartir el máximo de mi vida contigo.
- El resto de nuestras vidas. Si, como hacernos viejitos juntos o algo así ¿verdad?
- O, sino, lo máximo que se pueda. Quiero hacerte feliz lo máximo que se pueda.
- Será para toda la vida. Haré mi mejor esfuerzo para que así sea – Dijo Georg, mientras guiaba lentamente a Bill a una farola para apoyarlo ahí y darle un apasionado beso en los labios.
Minutos después ya estaban en casa. El ambiente se sentía enormemente cargado y tanto Bill como Georg lo sabían.
- ¿Estará tu mamá bien? – Georg atinó a preguntar – Esta sensación no me gusta.
- ¿Ves? Exactamente a esta sensación me refería hace unos minutos. Qué bien que ahora te des cuenta – Le dijo soltándose de su mano que antes tenía sostenida - ¿Mamá? ¿Estás por ahí? – Dijo mirando rápidamente por los ambientes de la casa.
- S-s-si hijo, estoy en la cocina.
La pareja llegó rápidamente a la cocina donde vieron a una Simone deprimida, sombría, con un cigarro – el tercero – a medio terminar y una taza de café – la cuarta en haberse tomado - .
- Ella casi nunca fuma, Bill – Georg comentó en voz baja. – Aquí pasa algo y creo que es mejor que me vaya, amor. – Le dijo besándolo rápidamente. Bill le sonrió en señal de agradecimiento y lo vio irse.
- Bill… por favor ven. Necesito hablar contigo. – Su madre continuó.
A cada paso que daba para acercarse a su madre, Bill sentía como su pecho era aprisionado más y más, como su corazón latía más fuerte y la boca se le secaba. Todo era increíblemente angustiante.
- ¿Qué pasa, mamá? – Preguntó Bill.
- Hoy recibí una llamada – Empezó Simone con la confesión – realmente no esperaba que esto se tornara de esta manera, hijo. Solo sé que recibí la llamada y supe de una noticia que…
- ¿Qué pasa, mamá? – Formuló la misma pregunta pero en diferente tono. Sentía la angustia de su madre y la hacía suya.
- Era tu abuelo, Bill. Me llamó para hablarme de tu padre y de tu hermano.
- ¿Por qué había de llamarte él para hablarte de algo que tú y yo sabemos? Ambos murieron en un accidente hace ya muchos años…
- Si… pero nunca nos informaron del lugar donde los enterraron ¿Verdad?
- S-s-si… pero ¿eso qué tiene que ver con la llamada del abuelo? – Preguntó Bill levantando una ceja.
- Tu padre falleció en ese accidente. Su muerte fue inmediata – Continuó el relato – Y tu hermano Tom quedó en coma. Los médicos no le daban casi ninguna esperanza de que sobreviviera.
- Y al poco tiempo murió…
- No Bill. Tu abuelo me llamó para confesarme que…
- No me digas que… - Bill sabía lo que estaba por venir, pero no daba crédito a las palabras de su madre.
- Si, hijo. Tom está vivo. Está viviendo con tu abuelo. Ambos viajarán a Los Ángeles. Llegarán mañana.