Tenía veintidós años, el día en que te conocí, tomaste mi mano al caer de la noche….
Cuando tenía 22 años fue el día que te vi por primera vez ¿tal vez coincidencia?, hasta ahora no lo sé no tengo idea de cómo fue que termine así, enamorado de un estúpido cocinero molesto pero paso, bailabas al compás de la música con muchas mujeres alrededor tuyo y lo único que yo pude notar fue tu elegante postura al centro de la pista y el constante sabor a alcohol en mi boca antes de pasar un nuevo trago, cuestión de minutos y una traviesa sonrisa se asomó por tus labios – me notaste, sentiste mi mirada- antes de tomar mi mano y arrastrarme contigo – el olor a tabaco y perfume inundo mi nariz - para oí quedamente tu murmullo en mi oído al sonar del ambiente – ¿viste algo interesante marimo-kun? – una risa inundo mis tímpanos y ese apodo tuyo tan molesto en alusión a mi cabello, pero querido con el paso del tiempo, me hiso retroceder unos centímetros con cara desconcentrada cosa que te hizo reír a un más, tu mano sujetaba fuertemente la mía, - en medio de la multitud sin movernos con la mirada clavada el uno en el otro por un lapso de tiempo incalculable entre minutos y segundos.
- mi nombre es Sanji, Kuroashi no Sanji, es un placer conocerte – sonreíste ampliamente dejándome anonadado -más de lo que ya estaba – observe la mitad derecha de tu rostro cubierta por pelo dorado y sedoso pero lo más interesante fue esa curiosamente linda ceja en enroscada, no supe cuándo, ni como pero sonreí y tu volviste a decir lo que no había escuchado, riendo ante mi turbación – bueno me gustaría saber el nombre del marino que quedo perdido ante mí – tus ojos mostraban tanta perspicacia
- Zoro, Roronoa Zoro – por fin salió de mi boca con voz rasposa, mi nombre, hablamos un tiempo mientas bailábamos pase mi mano por tu cadera y tu entornaste tus brazos a mi cuello, tu perilla rozo mi ojera y tu voz sonó después de algunas canciones y paloteos
- ¿vamos? – te alejaste jalando mi mano, sabía que esto era peligroso pero no podía negarme ante ti, ya era tarde y dijiste las palabras esperadas – mi casa está cerca – apresure el paso detrás de ti te sujete fuertemente como si fueras a desaparecer, con desesperación, necesitaba más de ti esa noche por extraño que suene necesitaba más, más de aquel chico rubio y pedante que había conocido solamente hace unas horas, dejándome prendado de él, y al llegar tu departamento con la luz apagada y la puerta cerrada, por fin te bese hundiéndome en la perdición, tus manos expertas me despojaron de todo pudor, y con tus piernas enroscadas a mi cintura te abrace, porque esa noche lo supe, tú lo sabias, sabias todo lo que necesitaba de una manera contagiosa, a través de tus manos , de todo tu ser ..
Se estaba haciendo tarde y me pediste que me quedara a abrazarte hasta que viéramos la luz, cierra la puerta, apaga las luces y levanta tus puños esta noche, porque este amor se está volviendo peligroso y necesito un poco más esta noche, tu tacto es contagioso, sabes lo que necesito esta noche.
Esa noche rece por no ver de nuevo la mañana, desde ese momento no hui, no pude, tú eras todo, ¿perdí la luz? Tal vez pero gane algo mejor, te gane a ti y no me importo quedarme sin la luz de la mañana perdido en tu esencia..
No puedo correr, no puedo esconderme, estaré perdido por culpa de la luz, estoy perdido pero estoy vivo no quiero volver a ver la luz de la mañana,
Era joven en el amor, y tú eras todo lo que necesitaba, esa noche hicimos el amor y bebimos unos tragos, descubrí lo débil que eras al alcohol así que arrebate la botella de tus manos y en esa terraza a la luz de las estrellas volví a desprenderte de todo, mis manos tocaron tu piel y dijiste que aunque no teníamos mucho nuestro amor nunca moriría y yo asentí con anhelo y te bese, mordí tu labio y nos fundimos en uno, en una mescla de esencias, en un amor eterno… Sanji…….
Cuando era joven en el amor, cuando tú lo eras todo, podíamos permanecer levantados bebiendo durante la noche, acostado en el techo puse mis manos sobre ti, dijiste que nuestro amor nunca moriría, cierra la puerta, apaga las luces y levanta tus puños esta noche, porque este amor se está volviendo contagioso y necesito un poco más esta noche tu tacto
Así fue como me atrapaste, así fue como nos amamos y no necesitamos de nuevo la luz del sol, volviéndome adicto a ti, perdido en tus orbes azules aun con tu mal temperamento te amé…te amo
se está volviendo contagioso y necesito un poco más esta noche tu tacto es contagioso sabes lo que necesito esta noche, no puedo correr y no puedo esconderme, estaré perdido por culpa de la luz estoy perdido pero estoy vivo, no quiero volver a ver la luz de la mañana
Ahora en este auto, rumbo a nuestro nuevo futuro pasados los años de estar contigo a la deriva de lo que nos espera, siempre juntos, aun si morimos siempre estaremos tu y yo, hasta la muerte conmigo siempre a tu lado en este amor que cada vez se vuelve más peligroso pero del que necesito desesperadamente como la primera vez
si bajamos con esta nave, bajamos juntos, y si debiéramos morir esta noche somos tu y yo para siempre, por siempre, tu y yo, juntos hasta la muerte, y yo estaré junto a ti, incluso en el otro lado, porque este amor se está volviendo peligroso y necesito un poco más esta noche , tu tacto es contagioso sabes lo que necesito esta noche, no puedo correr y no puedo esconderme estaré perdido por culpa de la luz, estoy perdido pero estoy vivo, no quiero volver a ver la luz de la mañana, porque este amor se está volviendo contagioso y necesito un poco más esta noche, tu tacto es contagioso, sabes lo que necesito esta noche,, no puedo correr no puedo esconderme, necesito un poco más esta noche, estoy perdido pero estoy vivo, no quiero volver a ver la luz de la mañana,
Como en esa noche cuando tenía 22 años y te conocí, cuando no necesite de nada más y tomaste mi mano para ir hacia lo que nos deparaba el destino….
Volteo en el asiento y te veo ahí con una sonrisa y un libro de cocina entre las manos para luego besarte, a ti mi querido cocinero de pacotilla para decirte que te amo y escucharte por última vez decirlo – yo también marimo, te amo - antes del impacto y el chirrido de las llantas contra el asfalto al derrapar, para perder la conciencia contigo tomando mi mano, entrelazando nuestros dedos como aquella noche…
Cuando tenía veintidós años, el día en que te conocí, cuando tomaste mi mano por la noche