Soy Iker, no sé ni mi apellido ni mi origen, no recuerdo nada, solo he recordado el cansancio, el hambre, las ganas de morir y ya no vivir más para que este sufrimiento acabe, soy un chico que se ha criado sin papás en las calle como perro abandonado, que se ha metido en cualquier trabajo sucio para poder comer tan siquiera una vez al día, despreciando a las familias completas, con trabajo, dinero, casas y todo tipo de lujo, mientras yo y otros chicos tenemos casi siempre cuatro destinos, el primero ser arrestados por los policías, segundo ser contratados para trabajos sucios con la mafia o cualquier grupo delictivo, tercero ser prostituidos o comprados para lo mismo y, cuarta y última la muerte, si a veces hay otros destinos pero quien sabe si te toca este, que puede ser 1 entre 500 personas en la calle quizás más quizás menos, nadie lo sabe y por supuesto todos tienen un sueño los primeros meses, años tal vez, pero finalmente llega alguien o algo que lo termina haciendo cachitos aunque a mí, no se me ha pasado que en este mundo todavía queda gente que no se han convertido en las bestias que son algunas personas ricas o que se creen “superiores”.
Últimamente yo me gano la vida con recados o trabajos de medio tiempo, he decidido cambiar mi vida no quiero meterme en otra cosa con términos malos, por supuesto que no después de que desaparecieron o mataron a mi mano derecha, mi hermano no de sangre pero si de alma, le prometí salir adelante por el buen camino y es lo que estoy haciendo y ahora mismo voy hacia mi trabajo, hoy en día es el de una pastelería pero bueno no soy el que prepara, sino el mesero. Y de estar viviendo en un hotel, casa, edificio, hasta callejones todos estos abandonados por supuesto, ahora vivo en unos pequeños departamentos que mi “maestro” me dio no muy lejos de la pastelería.
-buenas maestro- salude de forma respetuosa.
-buenas joven Iker-él es un señor ya mayor con canas y lentes pero era un experto en hacer pasteles deliciosos y yo le tengo mucho respeto y admiración, él es un retirado de la guerra y aunque unos piensen que se vuelven locos, él está muy cuerdo y además lo quiero como el abuelo y padre que nunca he tenido-podrías ayudarme a sacar los pasteles recién horneados por favor-me dijo con unos guantes de cocina en mano para que yo los utilizara.
-claro-los agarres con gusto, “el maestro” como me dijo que así le llamara, me cambio mi vida y lo único que puedo hacer es agradecerle.
Los saque y era hora de empezar a decorarlos que ya no tardaban en llegar los clientes que últimamente habían llegado más de la cuenta, tal vez sea por la temporada de invierno en la que estamos
Abrimos y no tardaron en empezar a llegar gente.
-oye- me hablo una pareja de tortolos
-mande, ya pensó que quería-
-sí, para mí una tarta de manzana con un café expreso y para ti cariño- sí, la pastelería también vendía bebidas para acompañar especialmente a los pasteles
-un pay de fresa con un café-dijo la muchacha
-okey ahorita se los traigo-
Y como siempre sonaron las campanas de la puerta y por educación le dije bienvenido con una reverencia y cuando lo voltee a ver era un señor de unos 27 años con su pelo castaño, peinado hacia atrás y con unos ojos verdes además de tener unas enormes pestañas, parecía todo un mafioso, me percaté de que me había quedado viéndolo sí, era homosexual pero no me podía quedar mirándolo tenía que seguir con mi trabajo.
-joven- me llamo el señor
-hola, buenos días quiere que le dé la carta-el asintió- estoy para servirle- le dije cortésmente mientras le sonreía, y me iba, pero él me detuvo.
-chico, eres muy llamativo, con ese pelo atado en una colita y ¿azul?, es tu color natural, ¿usas pupilentes? Los tienes de un tono muy hermoso de amarrillo, jaja se me olvidaba ¿Cuál es tu nombre?-
-señor con sus disculpas pero está siendo muy atrevido y me llamo Iker para servirle-
-lo siento es que cuando veo algo que me llama la atención no me lo puedo apartar de mi mente-
-no se preocupe y sí, mis ojos son naturales, también mi pelo pero aunque se vea azulado es negro, señor ya va a ordenar-
-sí, te quiero a ti- de inmediato me sonroje- no te creas quiero un café y el pastel de chocolate-
-con su permiso- le dije y me fui como un tomate, el me leyó la mente o algo así, jaja como si eso fuera a pasar solo lo dijo de broma.
-señor, aquí tiene- lo deje y fui a atender más mesas
Y así paso mi día, y el siguiente él fue otra vez y estuvo yendo y preguntándome cosas hasta que un día.
-oye Iker, me podrías decir tu edad, te ves muy joven para estar trabajando, necesitas dinero, vas a la escuela o algo-me dijo con un tono preocupado
-señor, mmm si me disculpa tengo trabajo pero si quiere no podemos ver cuando termine el trabajo y allí me puede preguntar lo que quiera salgo a las 7, si me disculpa tengo que ir a atender otras mesas- dije con desinterés sabía que si hacia eso me iba a decir que sí.
-claro, me puedes traer la cuenta-
-sí, ahorita se la traigo-
Y fui por ella con la nueva cajera, una vieja amiga mía también de la calle que, por cierto era muy guapa; tenía el pelo largo, chino y color café muy claro casi rubio y ojos color verde. Hace tres meses dejo de trabajar en un prostíbulo para recapacitar unos 2 meses y medio, y llegar conmigo y el maestro a comenzar a trabajar.
-Cora- le llame- ocupo la cuenta de la mesa 7 por favor.
-claro- dijo con una encantadora sonrisa que al parecer yo le gustaba pero lamentablemente no era mi tipo y yo por supuesto era gay.
Me dio la nota y fui a por el señor que todavía no me había atrevido a preguntar su nombre
-aquí tiene- se la di- bueno nos vemos a las 7, adiós
Dieron las 7 y le dije al maestro que ya me iba me quite el mandil de mesero y me cambie para salir con el “señor acosador” como le había puesto aunque no podía dejar de decir que está súper guapo, Salí con un pantalón de mezclilla, una camisa de vestir color vino y un chaleco de color beige, mis zapatos eran de color negro.
-hola- me saludo con la mano en alto y recargado en un coche muy lujoso de color rojo- te ves muy guapo- dijo con una sonrisa.
-hola señor, a donde vamos a ir- le fije un poco desconfiado después de vivir en la calle toda tu vida ya no puedes confiar en nadie.
-a cenar, súbete- dijo caminando hacia el lado del copiloto y abriendo la puerta para yo subir.
-gracias-
Pasamos todo el camino en silencio y escuchando el radio.
-bueno ya llegamos- dijo abriendo mi puerta.
-Iker- voltee a ver y nos paramos justamente a la entrada de un restaurante que por lo que yo sabía era muy costoso.- qué bueno que viniste guapo que este es un restaurante elegante, ya sabes- dijo guiñándome el ojo.
-si está bien- dije obviamente este tipo era un ricachón.
En la entrada nos esperaba un mesero quien nos dirigió a nuestra mesa, nos sentamos y pidió algo que no escuche.
-entonces a que me trajiste- dije
-bueno, esperaba que me digieras como me llamo pero creo que no, vallamos al punto- dijo acomodándose en su asiento- soy Brendan y quiero contratarte- dijo serio
-oh no yo no soy ningún juguete sexual, sé que ustedes los tipos ricachones se aprovechan de nuestro estado económico, no, no, no, lo sabía mejor me voy- alce la voz como se creía que era yo un ¿facilón? o que
-espera, no lo malpienses- dijo agarrándome de la mano- por favor déjame que te lo explique-
-está bien pero te atreves a hacerme algo y veras- dije sentándome.
-sí, ya relájate, no te hare nada lo que te quería pedir es que, por lo que he investigado tu vivías en la calle y me preguntaba si querías trabajar cuidando de mi hijo, obviamente de tiempo completo pero no solo eso te pagare clases de combate y también si quieres de educación- dijo
-y porque me elegiste a mí- me cruce de brazos
-no lo sé, eres joven y así puedes entrenar más y poder cuidar a mi pequeño- dijo
-pues no lo sé, estoy bien en mi trabajo como mesero, además si entreno tendré que dejar al maestro y eso no lo puedo hacer- dije
-eso no importa le puedo conseguir un empleado o algo así- dijo
- pues así como puedes contratar a alguien para que sea mesero también para cuidar a tu hijo ¿no?-
-si es cierto, y sabes algo lo estoy haciendo ahorita te estoy contratando- dijo con una sonrisa.
-además, para que quieras que cuide a tu hijo-
-pues aparte de que es caprichudo, quiero que lo protejas de algunos enemigos que por hacerme daño a mí lastimarían a mi familia- dijo en un tono preocupado.
-y entonces puedes contratar a tipos más fuertes que yo- dije yo no era fuerte, mi cuerpo era delgado.
-no escuchaste mi hijo es muy caprichudo y te quiere a ti- dijo
-a claro y qué edad tiene tu hijo-
-tiene 10 años-
- ¿10 años? A esa edad yo ya trabajaba y me valía por mí mismo, no era alguien caprichudo-
-no fue mi culpa, mi esposa así lo crio y yo no pude hacer nada, yo quisiera que se valiera por sí mismo pero no y pienso que con tu ayuda lo podrás hacer cambiar- dijo
-y por eso quieres que lo cuide, o es solo que desde un principio fuera un capricho de él- dije
-las dos- dijo
- y como comenzó ese capricho ese capricho-
-cuando le ayudaste, eso fue todo lo que me dijo cuándo me conto sobre ti, oye ¿cuántos años tienes?-
-tengo 15 años, cinco más que tu hijo-
-ves así se entenderán mejor, piénsalo está bien-
-está bien, lo pensare y te diré- dije y la cena ya había llegado, comimos y me levante- gracias por la comida- le dije- me tengo que ir mañana entro al trabajo temprano, mucho gusto Brendan- se me ocurrió algo antes de irme- oye y tú para que trabajas- dije curioso.
-bueno soy un tipo ricachón- soltó una pequeña risita- pero no es por gusto hederé una compañía y esta pasara a mi hijo-
-y por eso tienes enemigos, bueno me voy otra vez un gusto- dije extendiéndole la mano.
-igualmente Iker- entrelazo su mano y nos despedimos.
Llegue a mi casa, la cual compartía con Cora, era muy grande para mí y decidí que compartiéramos aunque eso solo le dio alas para que pensara que me gusta, aunque no me molesta pues nos conocemos desde pequeños.
-Cora, ya cenaste- grite a la nada cuando abrí la puerta- yo ya cene no te preocupes-
-Iker, malo quería cenar contigo- hizo un puchero era más grande que yo pero parecía una pequeña niña. Tenía 22 años.
-¿cuántos años tienes? 5- dije
-no seas así~- dijo repegándose a mi
-eres como la hermanita pequeña que nunca tuve- me reí.
-mmm está bien cenare solita~- dijo yéndose a la mesa la cual tenía una traste con cereal y leche
-mira que ya habías comenzado a cenar- dije sentándome enfrente de ella.
-sí, tenía hambre, ya es muy noche- dijo comiendo una cucharada de cereal- pero antes de dormirme, dime que paso- al igual que yo la conocía perfectamente ella también me conocía igual
-me dijeron una propuesta de dejar la pastelería e irme a entrenar para proteger a un niño- dije- pero no se es buena oferta porque hasta me ofreció que me pagaría mi educación pero aun así no puedo dejar al maestro, a ti y a la pastelería, ustedes son mi familia-
-Iker sabes que prefiero que estudies a que trabajes y esta es una oportunidad única- ella era mi apoyo y en la única que podía confiar, le había dicho todo menos que era gay.
-si lo sé- dije recargando mi cabeza en la mesa.
-sabes ve y nos puedes visitar de vez en cuando yo prefiero estar en tu lugar pero ya arruine mi vida, y estoy muy grande como para estudiar- dijo con su sonrisa cálida- y sé que el maestro lo entenderá-
-lo pensare- dije yéndome a mi pequeño cuarto.
-descansa- escuche
-igualmente- respondí.
No pude dormir, si era la mejor propuesta que me habían hecho hasta ahora y todo pero no lo sabía me daba miedo ser engañado o después no ser necesario, me daba miedo estar con una familia cálida como la tenía ese chico consentido.
Tenía que decidir y Brendan me dio su número para cuando tuviera la respuesta, paso unos días y por fin me decidí.
-bueno- se escuchó la voz del otro lado
-acepto el trato- dije