Había quedadosele viendo dormir.
Él, con sus ojos siempre perspicaces a todo; a examinar; a traspasar tanto palabras como acciones, incluso las mentes; a resolver acertijos... ahora este par suyos de azul miraban. Y anhelaban.
Solo miraban a Wilson.
Si, House ahora estaba tras un nuevo acertijo... uno ya viejo pero siempre persistente, uno que tanto estuvo ahí como nunca le había querido tomar la atención debida.
Yacían ambos sentados en el sillón tan incómodo que tenía el cuarto rentado, su amigo pelicafe con la cabeza de lado, recargada hacia él. Dormía cuan pacifides bien transmitía.
Con cuidado paso su brazo por sobre sus hombros, acogiéndolo hacia él lo más despacio que podía para no despertarlo. Pegando sus caras lo suficiente para no molestarse mutuamente con sus barbas, ni con su respiración levemente agitada, pues el mayor no evito la emoción lo invadiera.
Era eufórico tenerlo ahí, tan cerca físicamente.
Tan lejos y sin distancia, que era lo peor.
El programa de Monster Trucks había acabado ya; ahora se transmitía una película vieja y a blanco y negro, pues pasaban de las 2:00 am. Sin más, el televisor yacía siendo ignorado.
House tenía la mente lejos, muy centrada en la cara de Wilson. Recordando que pese a des madrugarse infinidad de veces juntos, nunca habíase detallado tanto...
Mentira.
Hubo una vez. Igual, madrugada, ambos tumbados en un sofá; ni idea si en su casa, la de Wilson, o la que alguna vez habían compartido. El despierto, cerca del menor.
Y de nuevo, como esa vez, acomodo los mechones atrás, apartándoles de su frente, en la acción echándole suavemente también la cabeza para atrás. E igual que aquella lejana vez, los labios de su mejor amigo se abrieron suaves, apenas un poco y tan tentadores a la vez. Las pestañas abajo y un gesto increíblemente pacifico.
No se resistió.
Tuvo que alzarse un poco para alcanzar a tenerlo de frente y, como estúpido adolescente primerizo, se acercó a su boca para sellarla con la suya cuando, obviamente, no hubo rechazo. Si, como adolescente.
La sensación fue primeramente incomoda. ¿Así se sentían las barbas? Nunca había besado a una mujer barbuda...
Pero Wilson no era... Él era su mejor amigo. La persona que debía admitir, tenía tan aferrado a él para no sentirse solo, que permaneció a su lado ante todo; la persona que sabía desde hacía tiempo, como no saberlo con su inteligencia, que necesitaba. Que amaba.
La respiración de Wilson cambio repentinamente, advirtiéndole que despertaba; y esa sería la diferencia a aquella primera y única vez que lo beso dormido. Esta vez sabría lo que House hacía, pero a este no le importó. Se quedaría ahí todo lo que pudiera, besándolo. Y es que sabía no le alcanzaría el resto del tiempo para amarlo, como siempre lo supo podría amar, si rompía el contacto.
Su amado tenía cáncer. Su amor tenía cáncer también. Tendría un final y ahí, tan cerca de ese fin, ni siquiera había tenido un inicio.
Recordarlo le hizo soltar un sollozo muy internamente. Y no se separaba.
Ya Wilson había intentado echarse atrás, pero el respaldo del sillón le impidió hacerlo así como el brazo que House le había pasado por los hombros; tampoco podía girar la cara. Su poco aire que apenas entraba y salía por su nariz estaba siendo inútil, sus manos sujetaron los costados del mayor pero no lo empujo. Ni nunca abrió los ojos.
Ahí, Wilson lo escucho.
El llanto de House. Sus ojos temblaron, sabiendo que si se abrían, dolería.
Mucho más que su enfermedad.
Fue House quien se alejó poco a poco, temiendo dejar de respirar su aliento.
Aquello que quería no podía empezar con un simple beso, no podría empezar tan bruscamente, sacando a Wilson del sueño; no en ese hotel, sobre el incómodo sofá y con una mala película muda y su odiosa musiquilla.
No; eso no podía empezar así. James no lo merecía ahí, en ese tiempo.
Eso no debía iniciar.
Ya la culpa y la soledad eran demasiado para el... y lo tenía al lado, diablos.
¿Qué, cuando no estuviera?
¿Qué, con los sentimientos de Wilson?
Estaba seguro que no podría hacerle eso. Porque estaba seguro, que aquello podía doler más que el cáncer, así que...
-Solo amigos, James.- su voz fue la de siempre, sarcástica.
-¿Eh...?- y Wilson abrió los ojos. Por fin.
Todo había sido su imaginación. Qué alivio.
-Que solo somos amigos, así que deja de susurrar mi nombre en sueños.- bufo, quitando con brusquedad el brazo del otro. -Para eso tenemos dinero y el número de cada "compañía" de por aquí.-
Wilson bufo enojado.
-Idiota. Seguro solo...- bostezo largamente. -... estaba quejándome aun en sueños que tu programa erase muy aburrido. Me voy a la cama.- tallo sus ojos y humedeció sus labios. Pero ya estaban húmedos.
No dijo nada, ni House. Fue tregua para la televisión y ambos fueron a sus respectivas camas.
Tan lejos y sin una maldita distancia... podrían soportarlo mientras no aumentara la cercanía.