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Cambio de género por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores, y aquí anunciando mi nueva historia. No será muy larga, y espero recibir todo su apoyo :D No me maten, prometo que actualizare las demás en cuanto mi inspiración vuelva, lo juro :o

(Personajes de Masashi)

 

 

—Tengo fantásticas noticias.

—¡Habla, habla, Ino!-respondieron al unísono.

—¡Encontré el sitio que vende amuletos de amor! ¡Podremos ir después de clases!

—¡Fabuloso!

—Después de días de búsqueda, al fin, Ino.

Un grupo de féminas a la espera del timbre que anunciaría su ingreso al salón de clases, charlaba en la entrada en esa mañana tan fresca. El grupo estaba conformado por: Ino, Hinata, Temari, Ten-ten y Naruko. Cinco muchachas soñadoras con encontrar a su príncipe azul durante sus últimos años en el colegio. Recientemente había rumores circulando por los barrios de amuletos mágicos que cumplían cualquier deseo que tuviera relación con el amor a una persona, este negocio era difícil de encontrar, y pocas muchachas habían tenido la oportunidad de obtener tan preciado objeto. No solo eso, la magia si era real según algunas mujeres chismosas que escuchaban de las adolescentes, chicas que habían ido con ese propósito a la tienda habían conocido al hombre de sus sueños en solo cuestión de días.

Ino, la líder del pequeño grupillo, había recorrido incansablemente los barrios, parques y el centro. Finalmente había hallado la famosa carpa, solo que estaba cerrada y deberían ir cuanto antes o volvería a desaparecer.

A solo unos minutos de entrar al curso, dejaron de charlar y miraron en la puerta de entrada a los chicos más atractivos de la escuela. Muchas estudiantes como ellas mismas, se quedaban prendadas mirándolos como bobas en cámara muy lenta.

Sasuke, Shikamaru, Sai, Gaara y Neji, los muchachos más populares ya sea por el deporte o su intelecto superior en los exámenes. Su líder, Uchiha Sasuke, era el más callado y a la vez más rebelde de la clase. Algunas decían que padecía bipolaridad. Había sido amonestado y expulsado recientemente por insultar a un profesor y golpear a dos de sus compañeros. Pese a ello, su buena fama y calificaciones lo hacían el chico más Cool y deseado del año.

Y allí estaba ella, la chica que más idolatraba y amaba a Sasuke con todo su ser, Namikaze Naruko. Una joven de dieciséis años recién cumplidos, cabello rubio que llevaba recogido en dos y largas coletas hasta sus caderas, un par de ojos azules y tez bronceada con unas destacables líneas en ambas mejillas. Marcas de nacimiento por las que sufrió constantes burlas cuando era una pequeña. Lo sabía, ella solo era una más del motón que suspiraba atontada por el Uchiha. Se veía completamente inalcanzable como una súper estrella, pero ella anhelaba poder aunque fuera hablar con él. Por eso, en ese momento en que iba en su dirección, se llenó de todo el valor que tenía y se cruzó en su camino deteniendo los pasos de los galanes inexpresivos. Sus amigas no pudieron ni detenerla ante su estupidez.

—Hola, Sasuke…-murmuró, nerviosa. —Yo… tú me…

—Quítate. Me estorbas, niña-su gélida mirada llegó profundamente a los ojos azules de la chica haciéndole retroceder sin palabras.

—No molestes más a Sasuke, está fuera de tu alcance.

Neji, fue el siguiente en hablarle a la paralizada muchacha, para luego continuar su camino junto a su grupo dentro del colegio. Ino y las demás se acercaron a su amiga sacudiéndola de los hombros.

—¡Estás loca! ¿Cómo has podido hacer algo así?-habló, Temari, mayor solo por un año.

—No pude seguir hablando-se lamentó tapándose el rostro con ambas manos. —Sasuke es… demasiado intenso.

—Ah, Naruko, de todos los chicos que hay en el instituto, te fijas en el más difícil e incomprendido.-suspiró, Ino.

—Al menos lo intentaste, siéntete a gusto. Otras no tuvieron esa oportunidad.-respondió, Ten-ten.

—Yo… yo creo, que Naruko fue muy valiente-sonrió dulce, la tímida Hinata.

—No puedo rendirme, chicas. Aunque parezca imposible, quiero que Sasuke me reconozca y sea mi novio-se quitó el agua salada de sus ojos e intentó calmarse.

Justo en ese instante, el timbre sonaba y juntas entraron a cumplir con el horario escolar. Así era ella, sus amigas sabían cuanto lo amaba, y tenía competencia. Sakura de su misma clase también buscaba llamar la atención del joven azabache y piel nívea, obviamente no había obtenido buenos resultados. Sasuke era una persona muy misteriosa, poco se sabía de sus gustos y pasatiempos, hasta el día de hoy, no se le conocía ninguna novia antigua. Nadie sabía la clase de chica que podría gustarle. Rumores decían que le gustaban las mujeres de cabello largo y sedoso, pues eso parecía ser nada más que pura mentira, miles tenían el pelo largo y pasaban frente a sus narices y Sasuke ni las registraba.

Naruko amaba a Sasuke desde el primer momento en que lo vio presentarse en su clase, de eso hace tres años. Muchas se rindieron a conseguir su amor, pero Naruko, seguía tras sus pasos y no perdía detalle de lo que hacía en los recreos. Sus amigas todo este tiempo la habían estado apoyando, pero esperaban que ella ya se diera por vencida, tal parecía que esperarían un tiempo largo a que buscara otro adonis. Por ahora, tan solo podía verlo sentado delante de ella por solo dos bancos interrumpiendo su cercanía, por ahora se conformaba viendo su ancha espalda y su rostro inmutable frente a la pizarra.

—Es aquí. ¡Está abierto!-a Ino le brillaron los ojos cuando observó la pequeña carpa con el letrero abierto en lo alto. Una tienda roja junto a un parque.—¡Entremos!

Naruko no muy animada asintió y siguió a sus amigas, entraron dentro de la campaña y observaron llamadores de ángeles colgando en el techo y haciendo hermosos sonidos. A sus lados cientos de muestrarios, aretes, pulseras y collares de diversos colores y variedades. Frente a ella, se hallaba una mesa de madera y detrás una mujer con la cara cubierta por un pañuelo de seda color lila, dejando al descubierto solo sus oscuros ojos y unos mechones de cabello negro que caían por su frente. Sus manos se levantaron sobre la mesa llevando pulseras y anillos de piedras en cada dedo de sus dos manos.

—Díganme lo que buscan, muchachas-habló en tono dulce.

—¡Hemos estado buscándote por todas partes!-gritó emocionada, Ino.

—¿Es cierto que los amuletos que provees tienen el poder de conseguir el verdadero amor?-preguntó, Ten-ten.

—En efecto. Aquellas que me han comprado, al menos la mayoría ha venido agradeciéndome, mis amuletos son muy especiales y cada uno es diferente del otro. Tengo de toda clase de sentimientos y situaciones.

—Por favor, denos amuletos de amor. Unos muy poderosos para que nosotras podamos encontrar a nuestro príncipe azul-respondió, Ino.

—Han venido a tiempo. Me quedan muy pocos, son los primeros en acabarse.-sacó de debajo de la mesa una bolsita de terciopelo azul atada con un nudo dorado. Deshizo el nudo y esta se abrió dejando al descubierto las joyas.—Estos son los últimos collares que tengo, y alcanza justo para cada una. Escojan a su gusto.

Ino, Temari y Ten-ten metieron su mano viendo los delicados dijes con cadenas de plata genuina. Hinata y Naruko, observaban estupefactas como peleaban por tener el collar más hermoso. Finalmente tras decidirlo unos minutos, Temari se quedó con una cadena con dije de pájaro, Ino con una con forma de flor y Ten-ten con forma de luna creciente.

—Solo quedan dos, adelante-animó la mujer.

Sus amigas se hicieron a un lado fascinadas con sus objetos de amor, Hinata tomó una y Naruko la otra, juntas la dejaron expuestas fuera de la bolsita viendo los dijes. La de la muchacha de cabellos azulados era un dije con forma de estrella, pero la blonda quedó desconcertada en cuento vio la suya. Difería de las demás y no era hermosa como la de sus amigas, tenía un cordón negro ordinario y pendía de ella una piedra verde. Frunció el seño.

—Naruko… ¿quieres que cambiemos?-preguntó dulcemente su amiga ante su total descontento.

—No, Hina, descuida.-sonrió, ocultando su mal humor.

—¿Cuánto es, señorita?-preguntó, Ino.

—Solo por hoy haré una excepción. Es un regalo para todas ustedes, pronto será San Valentín, espero que hallen su gran amor.

—¡Oh, muchísimas gracias! Ya quiero ponerlo en práctica, pediré mi deseo esta noche.

—¡Yo también!

Las chicas comenzaron a salir una por una, pero Naruko fue detenida por la voz de la misteriosa mujer.

—Mi niña, no juzgues un amuleto por su apariencia. Créeme que tendrá el poder para ayudarte en tu deseo, ella estará a tu lado siempre y te escuchara.

—Ah, gracias-respondió dudosa.

Tras haber conseguido sus preciados amuletos de amor, todas juraron que pedirían su deseo antes de ir a dormir. De esa manera sabrían si al día siguiente alguna podría saber si se haría realidad.

Esa noche, despidió a sus padres luego de cenar y vestir su camisón rosado que llegaba hasta sus rodillas. Cerró la puerta y en la oscuridad de la noche, se arrodilló junto a la cama poniendo sus brazos sobre la orilla, juntó sus manos con la piedra verde en su interior y cerró sus ojos implorando.

—Por favor, amuleto, cúmpleme mi más querido deseo. He amado a Sasuke por tres años seguidos, a sus ojos yo no existo. Puede ser un chico problemático, pero no deja de gustarme, es más, lo amo. Lo amo mucho, por favor, has que me reconozca. Que me vea, que escuche mis palabras, pero sobre todo que llegue a sentir un gran amor por mí. No como obligación, si hay una forma, quiero que se enamore de mí de verdad, de lo contrario… no escuches mi deseo.

Ella aún permanecía con los ojos cerrados cuando la piedra entre sus manos emitió un pequeño resplandor blanco que solo duró segundos. Naruko se anudó el collar en su cuello y se recostó en su cama, deseando que pudiera existir una oportunidad de estar con Sasuke.

Los pájaros comenzaban su añorado canto en la mañana, y los primeros rayos de sol lograron colarse por la ventana despertando a la bella durmiente muy lentamente. Se removió perezosamente en su cama, la verdad quería quedarse un poco más.

—¡Naruko!-la puerta fue abierta por nadie más que su querida madre, Kushina.—¡Hija, levántate! Llegaras tarde.-la bella mujer pelirroja destapó el cuerpo de su hija para que lograra abrir sus ojos. Sin embargo, en cuanto Naruko quedó expuesta, Kushina guardó un gran silencio.— ¡¿Tú… tu quien eres?! ¡Minato!-gritó.

Su madre salió huyendo de su habitación realmente asustada. Lo suficiente como para que Naruko diera un salto de su cama con los ojos ya abiertos, abajo se escuchaban los gritos histéricos.

—¿Mamá, que sucede?-en cuanto habló en voz alta fue consciente de que sonaba muy distinto.—Mi voz es grave…-se tocó la garganta, su mano tembló al sentir un pequeña bolita. “La nuez de Adán”—¡Qué demonios!-se miró el pecho y se tocó el lugar donde tendrían que estar su par de medianos senos, es su lugar había pequeños pezones.—¡OH, DIOS MÍO!-casi le dio un infarto al darse cuenta del asunto.

Caminó como un zombie hasta el espejo colocado en la puerta, un enorme espejo que hacía lucir todo su cuerpo. Naruko, tenía el cabello demasiado corto para su gusto, patillas y mechones que caían a cada lado de su rostro. Sus brazos estaban más maculosos de lo que recordaba, piernas torneadas y vello rubio en ellas. Su sospecha quedó cien por ciento confirmada al levantar su camisón rosado y bajar su ropa interior, ahí había efectivamente… un pene.

—¡SOY UN HOMBRE! ¡¿Qué mierda significa esto?!

(Continuará)

 


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