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DIAS DE PREPA... por Harcet

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Notas del fanfic:

El par principal: Mello&Near.

Secundarios: Ehm, ya iré viendo en el proceso de escritura.

Notas del capitulo:

Holaa, aquí está el primer capítulo de esta loca historia. Espero les guste, si es así haré lo mejor que pueda para ustedes y actualizar pronto. Muchas gracias por leer.

Me encontraba en el paraíso. No tenía la más mínima idea de cómo había llegado a aquel lugar pero poco me importaba realmente al notar esas grandes columnas hechas del más puro y posiblemente delicioso chocolate, el césped hecho del mismo pero que aparentaba una realidad sorprendente, y mucho menos al notar el gran lago de chocolate derretido que se encontraba frente a mis narices... me sentía dentro de la película de ese famoso chocolatero que el idiota de Matt siempre está diciéndole al mundo lo mucho que se me asemeja. Miré a ambos lados antes de acercarme lentamente hacia los árboles los cuales parecían tener el tronco de chocolate. ¡Claro que lo era! ¡Todo en aquel lugar era de chocolate! Y yo, como el gran adicto y fiel que le era debía probarlo, ¿o no? Nuevamente busqué con la mirada alguna señal de vida, algún bailecito de esos seres extraños que aparecen en la película y que habían logrado que Matt no dejara de imitar sus bailes mientras la veíamos, recibiendo mi puño en su cara varias veces. Pero no, no había nadie.

Cogí un trozo del tronco de uno de los árboles más pequeños. Podía sentir como mi boca se derretía... acerqué el pedazo de chocolate hacia mi rostro, se veía y olía tan exquisito.

"Mello..."

Oí a lo lejos provocándome un sobresalto, escondiendo el chocolate como a quien le pillan hurgando en cosas ajenas. Miré a todos lados, irritado. ¿Quién coño osa llamarme a estas alturas? No, yo debo probar mi chocolate.

"Mello..."

Mierda. ¿Otra vez? Aquella voz chillona y casi femenina me ponía los vellos de punta. ¡Déjame comer mi chocolate maldita sea! Aquí voy...

"¡MELLO!"

¡POR LA GRANDÍSIMA M...! Me sacudí violentamente en mi lugar, sintiendo inmediatamente algo rozar mi garganta con brusquedad, casi tocando mi úvula. Abrí los ojos como platos, ¿qué había sido eso? Entonces me di cuenta de que me encontraba agitado sobre mi cama y con un pelirrojo mirándome aterrado.

---¡Mmt! ¡¿Pmrm mhn?! ---intenté gritarle, dándome cuenta de que lo que tenía en la boca era una barra de chocolate---, ¡M-MATT!--- aclaré furioso sacándome la barra de la garganta mientras él sonreía ---¡¿PERO QUÉ COÑO HACES?!

---Por fin despiertas, Mello ---dijo emocionado---, ¿soñando con chocolates otra vez? ---preguntó mientras sacaba tranquilamente su típico PSP del bolsillo.

---¡Claro que sí, idiota! ¡Estaba a punto de probar el tronco de un árbol! ---gruñí mientras mordía un trozo de la barra que él me había embutido, resignado. Matt empezó a reír---, ¿ésto era necesario?--- pregunté mirando la barra de mi chocolate favorito, no me molestaba ser despertado con chocolate en lo absoluto, pero sí la forma en que ese idiota lo hacía.

---Tú más que nadie conoce tu mal despertar, Mello ---suspiró sonriéndome ---no pienso arriesgarme.

---Eres muy valiente.

Asintió sin dejar de mirar la pantalla de su videojuego a la vez que sacaba... ¡¿UN BATE?! ¿Qué cojones hace Matt con un bate en su maletín?! Esperen, ¿cómo esa cosa cabía allí?
Parecía el maldito maletín mágico de Mary Poppins.

---¡¿Q-qué rayos haces con eso?! ---grité totalmente extrañado mientras él me miraba sin entender el porqué de mi reacción.

---Dije que no pienso arriesgarme ---respondió como si fuera lo más obvio del mundo y lanzando aquel bate por ahí ---, Mello levántate, hoy es el día.

Lo había olvidado. Hoy era el "primer día" de nuestro "último año". Mierda, las vagaciones habían llegado a su fin. Suspiré cansado mientras me sentaba con las piernas abiertas y cruzadas y, apoyando mi brazo sobre una de éstas me froté el rostro, maldiciendo. Odio los malditos días de preparatoria.

Mi cabello caía sobre mis hombros, provocándome cosquillas ya que me encontraba con un polo negro sin mangas, después de todo, estábamos en primavera y a pesar del reciente invierno se notaban perfectamente los escandalosos rayos del sol contra la ventana de mi habitación. Odio la primavera. Odio el calor. Odio despertar tan malditamente temprano.

Estiré el brazo en busca de mi despertador, daban las 7:12 am... Aún con sueño, me froté la frente con pesar al ver... qué diablos?!... 7:12?! ¡¿POR QUÉ CARAJOS ESTOY DESPIERTO TAN TEMPRANO?! ¡MATT HIJO DE LA...!

---¡Matt! ---chillé enfurecido ---, ¡¿Se puede saber por qué me has despertado tan temprano?! ¡La maldita escuela abre dentro de dos horas!

---Eh... es que aún no he desayunado Mello, y... ---dijo mientras sonreía nervioso y se frotaba la nuca con una mano. Le patearé el culo ---, tengo hambre ---finalizó parando el pico como un pollo. ¡¿Y yo tengo cara de cocinera o qué?!

Suficiente. Me puse de pie, acercándome a él como un poseído y con el cabello cubriéndome el rostro. Solo me faltaba girar la cabeza como la niña de El Exorcista. Matt saltó como un gato asustado mientras yo le arrebataba el PSP y lo sostenía apretándolo con todas mis fuerzas, camino a la sala.

---¡NOOOOO MIRIAM NOOO! ---lloraba mientras intentaba alcanzarme ---¡MELLOOOOO!

 

***

---No entiendo cómo puedes ponerle un nombre como ese a tu aparato ---susurré mientras le daba un mordisco a una de las tostadas con mermelada que había preparado. Nos encontrábamos ya en la cocina de mi departamento, desayunando. Tomé un sorbo de la chocolatada en caja que había comprado hace poco, fresca y deliciosa, mientras sentía cómo la vena de mi frente explotaría en cualquier momento al notar a Matt ignorarme y seguir jugando con su consola, o lo que quedaba de ella. Pedazos de cinta que le había pegado a "Miriam" caían al suelo. ¡Cómo me sacaba de quicio ese friki! ¿Por qué usa esos googles? Parece una mosca.

---Tranquila, la bruja mala no te hará más daño...no no... ---sollozaba.

---¡¿Oye, qué dices?!

---Mello, un día de éstos lanzaré todos los chocolates que guardas en los cajones por la ventana, te gustará ---mencionó con resentimiento en la voz.

---Atrévete a hacerlo.

---Ya verás... ya verás ---susurró aunque alcancé a oírlo. Gruñí ---, eh, Mello podríamos disfrazarnos este año, ¿qué dices? Tú de Willy Wonka y yo de un Umpa Lumpa ¿a que suena bien?

¿Un umpa qué...?

---Cállate Matt ---dije mientas me ponía de pie y me dirigía a mi habitación en busca de mi corbata deseando dejar de escuchar sus tonterías.

Una vez listo, me arreglé el uniforme y Matt hizo lo mismo detrás de mí. Empecé a desenredar algunos de mis cabellos, peinándome con los dedos y me dí cuenta de que ya era hora de un corte, estaba demasiado largo para mi gusto, tanto que apostaba una barra a que Matt me confundiría con una maldita chica tantas veces como mi puño en su cara recibía.

Me acerqué a la cocina y cogí el blazer que colgaba del planchador, le había pedido a Matt una mano mientras me duchaba así que no me sorprendía las arrugas que aún tenía. Matt no sabe planchar. Me giré y encontré al pelirrojo mostrándome ambos pulgares, sonriendo. Suspiré y le devolví el gesto fingiendo lo más que podía una sonrisa mientras tomaba el maletín. Ambos nos dirigimos hacia la puerta, pero cuando tomé el pomo noté que él ya no me seguía, simplemente se quedó parado observándome la espalda.

---Mierda... ---susurró. ¿Ahora qué...?

---Matt, un día de estos desaparecerá la llave que tienes de mi departamento ---gruñí mientras me giraba, encontrando a mi amigo con los ojos bien abiertos como platos.

---No es nada, vamos M-Mello... ---dijo sonriendo y con cierto nerviosismo en la voz, cosa que me extrañó. Decidí ignorarle y apresurarme en abrir la puerta.

Camino a la escuela Matt no emitía palabra, cosa demasiado rara considerando lo parlanchín que era. ¿Por qué no jodía como era costumbre? Es más, ¿por qué caminaba detrás de mí todo el tiempo? Empezaba a ser algo molesto. Me giré lentamente, notando un vacío detrás de mí. ¿Dónde cojones está Matt? Giré hacia el otro lado, tampoco se encontraba ahí. Maldición. Ya fuera de mis casillas, me di por completo una vuelta como un perro persiguiendo su cola, sintiéndome completamente ridículo, encontrándolo justo detrás de mi, asustado. ¿A qué mierda jugaba ésta vez? ¡A Matt sí que le faltaba un tornillo o tenía el cerebro en el culo!

---¡Matt! ¡¿Se puede saber qué coño haces?! ---le grité, mi paciencia llegaba a su límite.

---¡CHICOS! ---ambos giramos instintivamente el rostro hacia el lugar donde provenía aquella chillona voz. Mierda, lo que faltaba... ---¡Mello, Matt!

Linda, una vieja amiga, más de Matt que mía, pero la conocía desde que los tres éramos unos críos. Es otra cabeza dura al igual que Matt y debo decir que ambos se asemejan demasiado en cuanto a la actitud se refiere, es por eso que ambos se llevan tan bien... Mientras que para mí, resultaba ser otra mocosa loca y algo torpe.

---¡Hola Linda! ---le saludó mi amigo mientras ella corría hacia nosotros abrazando su bolso.

---Buenos días ---sonrió agitada ---estamos temprano hoy... ¡qué rápido pasa el tiempo eh chicos! Ojalá quedemos en el mismo aula como en los viejos tiempos.

---Es el sueño de mi vida ---dije con sarcasmo a lo que ella me fulminó con la mirada. Su castaño flequillo le tapaba parte de los ojos color café.

---¿Qué pasó, Mello, despertaste de "buenas" ésta vez? ---se burló ella, sacándome la lengua ---, al parecer no soy la única que necesita un corte, ¿quieres que te preste mis coletas? El rosa te iría bien...

---¡Cállate! ---le grité mientras el idiota de Matt se carcajeaba, sudando una gotita al notar mi asesina mirada sobre él.

---Está molesto porque le desperté mientras soñaba con Umpa Lumpas que...

---¡CARAJO, MATT!

La castaña empezó a reír al escucharle, luego me observó un momento, curiosa, recorriendo con sus enormes ojos cada parte de mis facciones... empezaba a molestarme.
Instintivamente fruncí aún más el entrecejo para luego verla sonreír de pronto y lanzarse sobre mi espalda, rodeando mi cuello y el de Matt como acostumbraba hacer desde hace años. Gruñí. Me estaba asfixiando.

---Mello sigues siendo el adorable gruñón de siempre, no has cambiado ---decía mientras frotaba su mejilla contra la mía, recibiendo empujones de mi parte contra su cabezota, sí que tenía la cabeza dura. Linda... a pesar de muchas cosas, es la única mujer que me conoce del todo y entiende el por qué de mis acciones, además de brindarnos su instinto maternal. Puaj. La aparté de un tirón.

El sonido de un celular interrumpió su intento de asfixia, para suerte mía. Se detuvo un momento detrás de nosotros mientras sacaba el móvil del bolsillo de su blazer, leyendo lo que parecía ser un mensaje de texto. Un pequeño adorno rosa colgaba de su teléfono, ¿seguía coleccionando esas cosas estúpidas? Su rostro se iluminó de pronto mientras posaba sus ojos en la pequeña pantalla... supuse entonces que no nos acompañaría hoy. Felizmente.

---Chicos, he quedado con unas amigas en encontrarnos para ir juntas a la escuela ---yo jamás me equivoco---, nos vemos en clase y si no, ¿qué les parece si nos reunimos...?

---En la cafetería de la esquina, como siempre ---completó Matt sonriendo a lo que Linda le devolvió el gesto de forma tierna, recibiendo por mi parte clara indiferencia al girarme para continuar mi camino hacia la bendita escuela. Pero el sonido agudo y fuerte que había empezado a salir de su garganta me hizo girar inmediatamente, sobresaltado.
La risa de Linda era algo... traumante. ¿De qué coño reía? Matt era friki muerto si encontraba algún papel pegado a mi espalda con frases estúpidas. Pero no, estoy seguro no era eso, jamás se atrevería. ¿Entonces qué ...?

---Mello, sabemos que posees una plancha dentro de tu lista de electrodomésticos pero, al parecer es "ella" la que ha destacado que eres de su propiedad ---soltó secándose las lágrimas con sus pequeños dedos.

¿De qué está hablando?

Incliné un poco mi mis hombros hacia delante a la vez que guiaba el rostro hacia atrás, intenado fijar la vista en lo que sea que se encuentre hubicado en mi espalda, encontrándome con... Ahora lo entiendo, por eso Matt no se despegaba de mi espalda en todo el camino, no quería que alguien más notase LA MALDITA QUEMADURA QUE HABÍA HECHO ESE IDIOTA EN MI BLAZER, ¡A LA MIERDA MIERDA, MATT!

---¡Lo sientooooooo!

---¡Idiotaaa!

 

***

Ambos cruzamos el portón que generalmente se encontraba rodeado de estudiantes, pero hoy, a pesar de ser el primer día, se encontraba extrañamente vacío.

En serio estábamos demasiado temprano, maldición Matt.

Nos dirigimos hacia el gran pizarrón en donde se encontraba la ubicación de nuestras respectivas aulas de clase. Yo con mi blazer en mano y él con un enorme chichón en la cabeza.

---¡Mello, estamos en la misma clase! ---gritó emocionado mientras observaba la parte de arriba, en donde se encontraban nuestros respectivos nombres. Le heché un vistazo, al parecer era cierto, los tres estaríamos en la misma clase otra vez ---, Linda tú y yo, parece que estamos en la clase del maestro... Ryuzaki, vaya, eso suena... ¡AHHHHHHHHHH! ---,gritó Matt mientras yo observaba tranquilamente el tumulto de gente que bruscamente se acercaba de pronto a revisar el pizarrón, pasándole por encima como si jamás hubiese estado allí. No pudo tener más suerte, se lo merece por quemar mi ropa.

Apoyé la espalda sobre la pared, colocando ambas manos en los bolsillos de mi pantalón. La escuela empezaba a llenarse, cosa que me llamó mucho la atención al notar los nuevos rostros que entraban por aquella puerta. Diablos, qué cansado me sentía. Saqué de uno de mis bolsillos una tableta de chocolate, quitándole el envoltorio rapidamente me la llevé a la boca, al menos me ayudaría a despertar además de disfrutar y relajarme por un momento.

---Hola Mello...--- oí a mi lado logrando centrar mi atención en quien me había saludado. Eran dos chicas, pasaban frente a mí dirigiéndose hacia las escaleras pero se molestaron en saludarme de paso, muy pícaramente debo decir. Una de ellas me pareció haberla visto en mi clase años anteriores, la otra quien saludaba tímidamente con la mano mientras se alejaba, supuse que era nueva pues jamás la había visto en mi vida. Sonreí de lado mientras soltaba un seco "Hola"---. ¡Kyaaaa, te ha respondido!

Aquello resultaba común, al menos para mí. Estaba acostumbrado a recibir saludos de estudiantes completamente desconocidos, millones de cartas de todo tipo, notas, de amor, amenazantes y hasta de "muerte", además de miles de chocolates en San Valentín. Y es que un rubio de ojos azules no se ve todos los días en estos lugares. Soy el rey de la petulancia. Además de lograr obtener el primer puesto académico cada año. Pero a pesar de eso, admito que he tenido muchos problemas en cuanto a la conducta se refiere, peleas, faltas, tardanzas también... Soy el rey de la rebeldía. Extraña combinación, ¿verdad?

---Tu popularidad jamás muere ¿eh, Mello? ---soltó Matt a mi lado, fijando la vista en aquellas chicas que acababan de irse, sobándose la cabeza por el tremendo golpe que se había llevado.

Tomé entre mis labios otro pedazo de la tableta que había dejado de lado unos minutos, ladeando el rostro una vez más, clavando los ojos en algo o en alguien que parecía mirarme desde lejos entre los estudiantes. Era Linda, al parecer ya se había percatado de que quedábamos juntos otra vez.
Me incorporé con la intención de acercarme hacia donde se encontraba, pero al dar unos cuantos pasos junto a Matt, un golpe en el hombro interrumpió mi andar, giré bruscamente entrándome con... unos ojos completamente... rojos y una... ¿sonrisa? Juro que si no fuera por sus ojos, pensaría que me he encontrado con el mismísimo Jeff The Killer. ¿Quién demonios es éste? ¿y por qué sonríe de esa manera? Será mejor que me pida unas disculpas o...

---Hola, Mello.

Notas finales:

Nos leemos en el próximo capítulo.


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