Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Celebrando cumpleaños al estilo Reborn. por Dan_WR

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Yo~!

Al fin tengo internet y no pude robar antes del parque porque lo cancelaron por mantenimiento, 

R27 en su totalidad, mencion de una y otra pareja.

 

¡Disfruten~!

 

Los rayos del sol entraban salvajemente por su habitación, llegándole directo a su desparramado cuerpo en la cama, indicándole a su cuerpo que ya era de día, que no tenía que ser flojo y tendría que levantarse para comer algo. Como si un balde de agua fría le viniera encima en este momento, recordó que día era hoy, una gran alarma se le activo en todo el cuerpo.

 

13 De Octubre, el cumpleaños de Reborn.

 

Oh, santa mierda…

 

Se levantó de golpe con los ojos como plato. Joder, se le había olvidado por completo el cumpleaños de aquel hombre de patillas rizadas y mirada filosa, ¿Cómo se le pudo haber olvidado aquel evento tan importante para él? En especial si quien era protagonista del evento era su azabache preferido, simplemente joder. Como aún era joven, dieciocho años de edad de hecho, corrió como alma que lleva el diablo hacia el baño, duchándose y vistiendo en tiempo record.

 

Se dirigió sin vacilar al departamento de Yamamoto, para ver si su querido amigo tendría alguna idea de que regalarle a Reborn, ya que, no era el mejor en escoger los regalos, no por nada su sobrenombre por sus ex-compañeros era Dame-Tsuna y Reborn no hacía más que recordárselo cada vez que hacía algo mal. Y claramente, este parecía ser el mejor día para recordárselo en todo momento. Sin rodeo alguno, toco la puerta un tanto inquieto por no recibir respuesta inmediata, escucho un fuerte golpe proveniente de adentro seguido de una que otra maldición, como si algo se hubiese caído. El castaño comenzó a desesperarse, hasta que al fin le abrieron.

 

– ¡Yo, Tsuna~! –saludo a su manera el azabache de ojos avellanados, su sonrisa no faltaba en estos momentos, su cabello se encontraba desordenado, dando indicios de que recién se había levantado, una de sus manos se acariciaba levemente su nuca y parte de su pobre cabeza en la parte en la cual se cayó de la cama, aun con su pijama puesto se hizo a un lado para dar paso a su agitado amigo castaño. Cerró la puerta y siguió a Tsunayoshi hasta la cocina de su propio departamento.

 

–Yamamoto, necesito que me hagas un favor –el castaño lloriqueo un poco e hizo un leve puchero con sus carnosos labios.

 

– ¿Eh? Ok, este bien –volvió a sonreír, mirando detenidamente al castaño mientras él se preparaba un café bien cargado.

 

–Em... ¿Cómo decirlo?... si por ejemplo, fuera hoy el cumpleaños de Gokudera-kun… –el azabache lo interrumpió alarmado, casi botando su taza de café.

 

– ¿¡ES EL CUMPLEAÑOS DE HAYATO!? ¡MALDICIÓN! –maldijo a todo volumen. Hayato jamas le conto que día había nacido, es más, siempre le engañaba con fechas diferentes y él mismo hacia lo imposible para poder darle una sorpresa decente en su cumpleaños, aún seguía su investigación sobre qué día nació su pareja. Tsunayoshi se golpeaba mentalmente por no explicarse mejor, y por estar perdiendo tiempo valioso. Se apoyó con sus brazos de la mesa.

 

–N-No tranquilo –trato de tranquilizarlo un poco, el azabache paro en seco al escuchar de nueva manera la voz de Tsuna–.  No es en Octubre… el de Gokudera-kun es en Septiembre…

 

– ¿Sabes qué día es el cumpleaños de Hayato? –un rayo de esperanza cruzo por todo su ser.

 

Suspiro resignado–. El cumpleaños de Gokudera-kun es en Septiembre –algo ilumina la mente de Tsuna, en otras palabras, se le enciende el foco–. Te diré que día es si me brindas tu ayuda…

 

Bueno, no venderá información de Gokudera por nada.

 

– ¿En qué quieres mi ayuda, Tsuna? –la felicidad y nerviosismo eran reflejados en su rostro, dejo su café a medio beber en la mesa  para volver a fijar su vista en el ojimiel.

 

–Dame una idea para el regalo de Reborn, por ejemplo ¿Qué le regalarías a Gokudera-kun?

 

– ¿Sinceramente? –el castaño asintió, el tiempo era oro en estos momentos. Yamamoto vacilo por unos momentos. Sinceramente… se violaría a Hayato en todas las posiciones que el cuerpo del contrario diera. Se reprimió mentalmente ya que estuvo a solo instantes de decirle la verdad–. Bueno, realmente le regalaría algo a como este su personalidad en su cumpleaños. Si me fijo en que regalarle a Reborn, no se me vendría ninguna idea en mente, sería difícil para ti si intentases darle algo acorde a su personalidad –su rayo de esperanza se extinguió con la respuesta de Yamamoto. Al verle tan deprimido, intento ayudarle–.  ¿Por qué no le realizas una fiesta en tu departamento? Después de todo, Reborn jamas rechazaría una oferta de alcohol gratis y de calidad –rio al decir esto último.

 

–Gracias –se alivió un poco–. Por cierto, ¿Acaso Gokudera nunca te dijo que día es que esta de cumpleaños?

 

Gruño por lo bajo, mostrando su molestia–. No, dice que no le gusta celebrar su cumpleaños porque lo considera como un día cualquiera –chasqueo su lengua y meneo un poco su cabeza–.  ¿Se te ocurrió algo? Si quieres pídeles un consejo a las chicas. Luce siempre está disponible, Viper… bueno es ella, Lal o incluso Chrome –vertió el líquido caliente en su garganta mientras el castaño escribía algo en quien quiera saber qué cosa–. Pero no vayas con Mukuro, te puede dar buenas ideas pero no son buenas para t…

 

Dejo que las palabras fluyeran en la habitación vacía, el castaño salió corriendo como si su mismísima vida dependiese de ello a quien sabe dónde.

 

Mierda, Tsuna no le dijo en que día nació Hayato. Doble mierda, no podrá fastidiarlo por saberlo.

 

Volvió a coger el café entre sus expertas manos, tomando un gran sorbo de aquel líquido café que tanto le agradaba. Recordándole un poco a su peli plateado con ojos jade favorito. Desvió la mirada hacia la puerta y de vuelta a la mesa, encontrándose en esta un pequeño papel del cual no había sido informado antes. Lentamente se acerca a este y lo abre, encontrándose con una gran sorpresa.

 

El cumpleaños de Gokudera-kun es el 9 de Septiembre. Gracias por tu ayuda.

 

Sonrio para sus adentros, arrugando el pequeño trozo de papel en su mano izquierda, apretándola contra su corazón. Definitivamente, le daría un gran regalo a Hayato.

 

 

~.~

 

 

El viento esparcía su ya alborotado cabello castaño, su cuerpo se movía sin parar ni un segundo ya con dirección fija, su respiración era entrecortada y no gastaría aire en hablar o tiempo para descansar del extenso recorrido a pie que está realizando en el momento. Subió por las escaleras con las últimas fuerzas que sus piernas daban, llegando asi al departamento de Mukuro. Y como siempre aquel chico con peinado de piña le brindaba atención con la mayor tranquilidad del mundo siendo que él esta apurado por el regalo de Reborn.

 

–Vaya, al parecer alguien no está de buenas… –una carcajada retumbo en los oídos del castaño, mientras este trataba de recuperar el aire perdido por la carrera, ya no sentía las piernas y no daba indicios de querer volver a hacer ejercicio en unos cinco años más.

 

–Nece… sito… tu ayuda… –menciono en un hilo de voz. El joven de mirada heterocromática le miro un tanto confundido por lo recién dicho del castaño. Se retorció un poco en el suelo de la sala de estar, como un gusano, intento apoyarse de sus brazos para poder sentarse y asi mirar mejor a Mukuro–. Ya que tu… sabes mejor de… estas cosas… por ejemplo… ¿Qué le… regalarías a alguien que… es importante para ti… en su cumpleaños? –espero por unos segundos la respuesta del contrario que solo lo observaba con una mirada filosa, pero aun asi con cierto interés en sus ojos. Las agitadas respiraciones del castaño fluían como si fueran la música de fondo de alguna película.

 

–Si me fijo en tu caso… –retomo la conversación soltando su aire en un suspiro pesado, aunque una sonrisa identificable cruzo por su rostro y eso no traía nada bueno para Tsunayoshi–. Lo mejor que le podrías ofrecer al ex-arcobaleno seria… –las palabras quedaron suspendidas en el aire al ver mejor la sorprendida expresión del castaño–.  ¿He acertado? –el contrario se limitó a asentir–. Bueno, dado que es Reborn… y pensando como él. Seguro que querrá algo muy especial de ti –finalizo sin más.

 

– ¿Algo especial? –su voz se normalizo–.  ¿A qué te refieres? –ladeo un poco la cabeza al no entender bien lo que quiso decir el chico con peinado de piña.

 

–Más tonto y no se nace –susurro. Llevo una mano a su sien, sobándosela lentamente en señal de tranquilidad asi mismo.

 

–Lo que quiere decir Muku-chan, es que debes ofrecer tu virginidad al ex-arcobaleno. Después de todo sigues siendo virgen en toda regla, ¿No? –el albino deslizo su brazo a través del hombro del peli azul, ganándose una queja de parte del último, una sonrisa torcida se moldeo en el rostro del albino con cabellos desordenados–.  ¡Yo~! Tsuna-chan –levanto su mano restante en señal de saludo.

 

A este punto el castaño ya se iba a desmayar de la vergüenza, ¿Cómo carajos Byakuran obtenía información de todos y los trastornaban?

 

–Vaya esta vez fuiste directo, Millefiore –comento Mukuro, de un ágil movimiento logra quitarse al albino y tumbarlo a la fuerza en el sillón, este último, en sus ojos violetas había un brillo de maldad, que solo tal vez, el peli azul índigo no debería descubrir por el momento.

 

–Eso es cruel, Muku-chan –busco un sitio más cómodo en el pequeño sofá, siendo cada movimiento seguido por la pérdida vista del pobre castaño que solo guardaba silencio.

 

–Mire quien lo dice… –chasqueo la lengua y fijo su mirada en el castaño–. Bueno, no lo hubiera dicho de otro modo, Tsunayoshi.

 

Se encogió de hombros restándole importancia al asunto. Comenzó a avanzar para sacar al colado de Byakuran de su departamento como todos los días. Al pasar al lado del castaño, algo o mejor dicho, alguien tomo un poco de la tela de su pantalón, provocando que se detenga en seco y fije su mirada heterocromática en la silueta del castaño.

 

– ¿Entonces… como lo hago?

 

Silencio nupcial–. Byakuran, tú le diste la idea al Vongola, tú ayúdale  –intento deshacerse del hecho de que el maldito Sr. Marshmallow lo arrastrara a donde se le diese la regalada gana en cualquier ocasión. La manga de sus sudadera negra fue tomada por un Byakuran con ojos vidriosos, apunto de llorar con lágrimas de cocodrilo–. Está bien, maldita sea suéltenme o no ayudo.

 

–No seas malito Muku-chan. Tsuna-chan y yo necesitamos tu ayuda –lloriqueo el mayor de los tres aun con lágrimas de Magdalena apunto de correr por sus mejillas como si no hubiese un mañana.

 

Suspiro resignado y miro de reojo al castaño que tenía la cabeza gacha–. Al menos dame una idea… –el castaño elevo su mirada para agradecerle con sus ojos.

 

–Atarlo a la cama –sugirió Byakuran, pasado solo unos segundos tiro del Rokudo para hacerlo caer en sus piernas con la mayor gracia posible.

 

–Tsk. Suéltame –ordeno cuando el albino rodeo su cintura con ambos brazos con algo de fuerza. Perdió el duelo, ese maldito pervertido no lo soltaría.

 

–N-No esperen… –ambos lo miraron con una ceja levantada, el castaño se encontraba de pie frente a… se podría decir en términos decentes; pareja.  A no ser de que prefieran el término dos amantes del sexo que necesitan satisfacerse a sí mismos con el cuerpo del otro. Aunque la definición más explícita tampoco están elevado de tono–. Hare una fiesta para Reborn en mi departamento, y…

 

– ¿Entonces para qué quieres regalarle algo? –cuestiono picado por la curiosidad Byakuran, mientras que de la nada, con una mano comía uno de sus marshmallow  y con la otra aún tenía agarrado a Mukuro.

 

–Si se atara a la cama sería muy tradicional…

 

–Porque quiero regalarle algo especial, no sé cómo describirlo…

 

–Tu virginidad –sisearon ambos al unísono. Provocando que el menor se sonrojara de sobre manera y algo dentro de él se moviera.

 

–Bueno… –comenzó el de ojos violetas índigos–. Si atarlo a la cama, para Muku-chan es pasado de moda –el último soltó un bufido molesto por la actitud tan infantil del albino–.  Hazlo por ti mismo, entrégate. Deja que te haga el amor.

 

– ¡¿QUÉ?! –grito a todo pulmón el pobre castaño que hervía de la vergüenza.

 

–Dijiste que querías regalarle algo especial, si yo fuera él, me complacería enormemente el hecho de que alguien me dejara hacerle el amor, y en especial que fuera su primera vez –soltó Mukuro como si nada, siendo observado por un sorprendido Byakuran y un nervioso castaño–. O tal vez follarlo de la manera más dura posible y complaciente.

 

Silencio total.

 

~.~

 

¡HAPPY BIRTHDAY TO YOU~!

 

La fiesta ya había comenzado, el cómodo departamento del castaño de ojos achocolatados era un caos total. Reborn estaba sentado apoyando sus codos en la barra, dando la espalda a la barra observando divertido por las estupideces que llegaban a ser los amigos de su castaño, En una de sus manos se encontraba la mejor botella de Ron, a su lado, nuestro castaño le miraba nerviosamente. Los regalos ya habían sido entregados al hombre de patillas rizadas hace media hora, le molesto el hecho de que Tsuna no le diera regalo, ¿Acaso hizo algo mal? Bueno, además de molestarlo, maltratarlo, insultarlo, insinuarse numerosas veces. Nop, nada malo.

 

El sicario miro de reojo a su costado derecho, los ojos del castaño se encontraron con los de Byakuran que ocasionalmente termino yendo al departamento del castaño por casualidades de la vida. Arrastrando con sí, al mismo Mukuro que solo gruñía por lo bajo y le golpeaba. Hayato se encontraba, literalmente, huyendo pasado de copas del MUY cariñoso de Takeshi que no hacía más que tratar de tomar al peli plateado y obligarlo a ir a su departamento, Ryohei  no se encontraba en las mejores condiciones, gritaba más de lo normal junto con el pobre de Koyo que se encontraba más sobrio. Enma al igual o en mejor situación que su peli verde amigo, les miraba desde una esquina de la cocina con un vaso de Wiski en su mano, siguiendo con la mirada cada imbecilidad que hacían aquellos idiotas, soltando varias carcajadas.

 

Apenas eran las 11:30 de la noche y algunos (la mayoría) ya se encontraban muertos en el suelo por la cantidad de alcohol que habían ingerido anteriormente, los más conscientes de buenas personas y más que nada con intenciones propias comenzaron a llevarse a sus sacos de papas para sus respectivos hogares. Agradeciendo mentalmente el hecho de que el castaño supiera escoger buen alcohol y darles esta mínima oportunidad para aprovechar la noche.

 

El desorden de la sala era tan sorprendente como extenso. Reborn ladeo su sonrisa a ver como el castaño suspiraba y comenzaba a ordenar un poco, lo cual, si o si le tardaría más de 2 días. Llevo la mano en la cual no tenía un vaso de alcohol, acercándola a su cabeza para terminar agarrando su característico sombrero y dejarlo junto a la botella de vino encima de la barra.

 

– ¿Y mi regalo, Tsuna? –el castaño se tensó en el suelo mientras recogía una botella de cerveza vacía, por primera vez desde que se conocían, exactamente hace dos años o más, no le llamaba Dame-Tsuna, cada vez que hacia una estupidez.

 

Se levantó con elegancia del taburete y comenzó a avanzar en dirección a Tsuna.

 

–A-hh… tu regalo…

 

No seas un Dame en esta ocasión. Solamente, no seas un Dame en este día.

 

Suspiro soltando todo el aire acumulado en sus pulmones por el nerviosismo–. Veras… –balbuceo por lo bajo, mirando fijamente a los ojos del sicario quien tenía una ceja levantada por el hecho de que el nervioso castaño tornara su voz firme–. Tu regalo… –sus piernas le obligaron estirarse y levantarse, acortando lentamente el espacio entre ellos. Tomo por las solapas de su traje italiano negro con ambas manos, provocando que se inclinara un poco y quedaran a milímetros de distancia–. Soy yo –declaro en el momento en el que besaba torpemente y a la vez delicadamente los labios del contrario. Dejando pálido a Reborn. Seguramente esto era obra de su imaginación, si, tal vez sea porque bebió demasiado esta noche e hizo una de las estupideces de los amigos del castaño. Si seguramente, pero se sentía demasiado real para ser obra de sus fantasías.

 

Los labios del castaño abandonaron los del sicario, que aún no se lo podía creer. Por primera vez en el tiempo que se conocían, había dejado a Reborn sin palabras.

 

– ¿Me aceptarías como tu regalo, Reborn? –no sabe de qué manera, obtuvo tanto valor para cuestionar al hombre de patillas rizadas con la mayor seriedad posible de la que era portador. Un tierno y hermoso color carmín era el adorno de las mejillas del castaño, otorgando al sicario, ver aquel tierno conejito indefenso. Aunque solo hayan pasado unos segundos, se sentía como la eternidad entre ambos. Reborn no despegaba sus ojos de profundo negro en los del castaño que hacía lo mismo. En aquellos ojos oscuridad puro, se podía notar un brillo perverso que pasó desapercibido por los ojos achocolatados. Tsuna se volvió a acercar al rostro de Reborn–. M-Me… gustas –pronuncio como pudo antes de volver a saborear los labios del sicario aun de manera torpe. Aquel beso torpe iniciado por el castaño no era apasionado, tampoco de que estuviera hambriento por los labios del sicario, era tierno, con la suavidad que todos conocían de Sawada Tsunayoshi. Asi era él y asi le gustaba.

 

–Bueno… –aclaro su voz el azabache al oírsele tan roca por aquel torpe beso–. Si ese regalo es tuyo… –acaricio levemente la cabeza del castaño mientras le miraba de frente–. Con gusto lo acepto.

 

La mente del azabache se nublo cuando mordió fuertemente el labio inferior del castaño para saborear mejor la cavidad bucal del último, un sabor metalizado provino de labio inferior del castaño por la fuerte mordedura que hizo Reborn, sacando un quejido de dolor y…  ¿placer? Del castaño.

 

El mayor guio de espaldas a Tsuna al cuarto del último, tirándolo salvajemente a la cama matrimonial del castaño. Se posiciono en cuatro sobre el ojimiel, aventurándose por el cuello de su contrario, mordiéndolo con deseo, el olor que provenía de su castaño le embriagaba, tanto asi que, vendería su preciado alcohol con tal de poder embriagarse gratis de aquel olor a vainilla. Los pequeños gemidos de Tsunayoshi hacían eco una y otra vez en los oídos del sicario, quien sonreía con satisfacción al escucharlo gemir de placer. Las expertas manos de Reborn comenzaron a trabajar en Tsuna, desabrochándole lentamente su camisa negra dejando a la vista del sicario, la piel canela de su castaño.

 

El Sawada llevo una mano a su boca para cubrir un poco el hecho de que su boca soltara aquellos vergonzosos sonidos mientras el azabache dejaba un recorrido de besos húmedos por todo su abdomen. Saboreando lentamente la piel del contrario, aquella piel canela que le volvía loco, lo sacaba de su poco auto-control del que era poseedor cada vez que se encontraba cerca del castaño.

 

Llego al inicio del pantalón de su uke, pasando su lengua por su labio inferior al obtener tan maravillosa vista; su castaño jadeando por las mini caricias que le daba, sus mejillas sonrojadas a no poder, el aire le faltaba a cada momento, los suaves gemidos que se escapaban de su boca. Reacomodándose sobre el castaño para volver a besarle, una de sus manos hizo un rápido viaje al país; desabrocha y baja del pantalón de Tsuna. Quitándole de esa manera el pantalón, dejándole en ropa interior, pudiendo apreciar más su piel canela.

 

Con la misma mano comenzó a sobarle el miembro semi-despierto sobre la ropa interior del castaño, incitándole de a poco.

 

–R-Reborn… –jadeo al sentir como el azabache le incitaba lentamente, de un momento a otro sintió la húmeda lengua del contrario saborearle una de sus partes más sensibles; su tetilla. Si con la mano del sicario  acariciaba su parte íntima y la lengua le saboreaba, estaba a punto de irse al mismísimo infierno. Pasando la mano lentamente al interior, agarrando desprevenido a Tsuna, quien no pudo detener con sus dedos el grito al sentir los fríos dedos del sicario masajeando sus testículos.

 

– ¿Tan rápido te correrás para mí, Tsuna? –sonrio al no oír más que gemidos de Tsunayoshi. Ya habiéndole arrebato el bóxer al ojimiel, bajo su rostro hasta la altura del miembro de su uke. Engullendo el palpitante miembro del castaño con su boca, recorriendo desde la punta hasta el inicio. Lamiéndolo, saboreándolo. A pocos minutos después un líquido pre-seminal termino en los labios del sicario, dando a conocer que se encontraba a punto de correrse.

 

–R-Reborn… me… correré… –con su mano izquierda intento con pocas fuerzas apartar a Reborn aun en su estado vergonzoso. Gracias a esto, Reborn siguió dándole más y más placer al castaño, cada vez más rápido que antes, provocando que terminara corriéndose en el hambriento de Reborn. Quien, término por beber todo el semen del castaño.

 

–Sabes… –relamiéndose sus labios comenzó a hablar, viendo directamente a los ojos del contrario–. Siempre tuve en cuenta que serias más dulce por dentro…

 

Al acabar de decirlo, beso con cierta suavidad los carnosos labios del castaño, tan suaves e hinchados por las acciones anteriores, haciendo que su uke probase de su propio sabor.

 

–Lame –ordeno con tres dedos cerca de la boca del castaño, la lengua de Tsuna recorrió por cada centímetro de los largos dedos del azabache.

 

El pobre sicario no pudo más, se encontraba excitado de sobremanera al ver tan indefenso a su tierno castaño. Y sinceramente, la ropa ya le había comenzado a estorbar desde hace un buen rato, o mejor dicho, desde el comienzo de todo. Al ver la provocadora boca con la que el inocente castaño lubricaba sus dedos con su saliva no aguanto mucho más. Saco abruptamente los dedos de la cavidad bucal del castaño, desabrochándose su propio pantalón de traje italiano, bajándoselos rápidamente.

 

Abrió los cachetes del trasero del castaño, dejando expuesta su rosada entrada, que hizo excitarse más al sicario.

 

–Tal vez esto de duela un poco –comento al meterlo uno de los dedos lubricados por la saliva del castaño.

 

Le molestaba la intromisión en su interior, era realmente incómodo y si, le dolía. Pero acorde pasaba el tiempo, el dolor se fue dispersando y su entrada dilatando. Un segundo dedo se hizo presente en el interior del castaño, creando movimientos de tijeras y simulaciones de penetraciones. Ya en el momento del tercer dedo, el ano del ojimiel se encontraba lo suficientemente dilatada como para al fin penetrarlo de verdad de una buena vez por todas.

 

Sin vacilar –y claramente no lo haría- acerco su miembro a la entrada del castaño, observándole de reojo, mientras una sonrisa algo tímida se dibuja en el rostro del siempre uke. Primero lentamente se introdujo en él, el cuerpo de Tsuna se tensaba por cada momento y esto traía como consecuencia que las paredes anales del  Sawada apretaran aún más al sicario que no se podría mover.

 

– ¡AH! –grito agitado Tsunayoshi.

 

–Relájate, el dolor ya pasara –hablo con voz ronca, que hizo efecto en Tsuna, mandándole una corriente eléctrica en su espina dorsal. Asintió con la cabeza mientras intentaba regular su respiración. Para distraer al castaño, decidió darle placer a su olvidado miembro, haciéndole gemir con esa voz tan inocente de la que era poseedor. Con su mano restante se agarró de la cadera para obtener mejor apoyo en su posición actual.

 

El Sawada finalmente se relajó, permitiéndole seguir avanzando al azabache dentro de él.

 

El placer y el deseo los cegaban a ambos individuos. Reborn no pudo aguantar más, las salvajes estocadas no se hicieron esperar.

 

– ¡¡AHHG!! –los gritos de castaño se volvían cada vez más fuerte al sentir como su azabache favorito llegaba una y otra vez a su punto dulce y si le sumamos la estimulación que Reborn le hacía al Sawada, claramente se vendría en cualquier momento. Cálido y estrecho eran unas de las palabras para describir como era estar dentro del conejito. El vaivén de estocadas era salvaje que Tsuna no paraba de pedir más y más por segundo–.  ¡Reborn!

 

–Eres muy estrecho, Tsunayoshi –ronca. Su voz se encontraba ronca y entrecortada, le excitaba demasiado.

 

–No digas… cosas tan… vergonzosas en voz… alta –logro decir a duras penas al momento de correrse en la mano de Reborn. Las paredes de Tsunayoshi apretaron de manera deliciosa el gran miembro del sicario, liberándose muy profundo en el castaño–. Reborn… –le miró fijamente, aun con sus mejillas sonrojadas–. Feliz cumpleaños.

 

Tsuna cayó cansado en la cama, esto era demasiado solo para un día. Sonó la alarma del teléfono del sicario, que aún se encontraba dentro de Tsunayoshi. Se recostó en la espalda del castaño, abrazándole por detrás, y rodeando sus piernas color canela con las suyas.

 

– ¿Sabes qué día es?

 

–14 de Octubre… –contesto medio adormilado, viendo con sus ojos entrecerrados por el cansancio al azabache de patillas rizadas.

 

– ¿Olvidaste tu propio cumpleaños? –soltó una pequeña carcajada mientras ejercía más fuerza en sus brazos.

 

–Es un día cualquiera, no tiene nada importante… –susurro antes de volver a cerrar los ojos por décima vez y cabecear un poco más.

 

–Supongo que podre mejorar eso. Me gustas –beso la nuca del castaño tiernamente–. Quiero ser el primero en darte mi regalo por tu cumpleaños, Tsunayoshi –la voz ronca de Reborn volvió a estremecer al castaño–. Me gustaría volver a tener una segunda ronda contigo.

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado aunque lo subi tarde por el cumpleaños de Reborn y de Tsunayoshi, pero el internet de aqui no es muy bueno...

 

Como sea, subire hoy el capítulo de El Pianista y el Empresario. Pasada las horas de la noche...y sobre el B26... aun no lo termino ya que, el Príncipe falso no quiere cooperar conmigo.

 

Bueno, por ahora esto es todo...

 

¡Nos leemos luego~!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).