Duele mucho. Pero seguiré hasta que este tipo se canse y me dé el maldito dinero.
Siento como su pene golpea mi próstata, y la sangre no tarda en salir. Pero no puedo hacer nada además de llorar. No lloro por el dolor; ya me hicieron esto más de una vez. Lloro por mi vida. Por el trabajo denigrante que elegí. ¿Pero qué otra opción tenia? O era la prostitución, o morirse de hambre.
— Oh sí, que rico culo tienes… Sigues tan apretado a pesar de que ya tuviste dentro penes más grandes que el mío… — me susurró jadeante el tipo que ya ni siquiera recordaba su maldito nombre.
Pegué un grito ahogado cuando acabé en la mano del hombre, y él dio un gruñido cuando acabó dentro mío.
— Son $200 dólares… Déjalos en la mesa de la sala. — murmuré antes de quedarme complemente dormido.
Aunque podría jurar, que escuche unas palabras que tal vez fueron parte de mi imaginación:
— Duerme… La próxima vez te follarán mis amigos, querido John.
· · ·
Cubrí mis ojos con mi brazo, y me di vuelta hacia el lado contrario por donde entraba la potente luz del sol través de la ventana. Suspiré frustrado cuando noté un líquido escurriéndose por mis piernas.
«Semen o sangre»
Llevé mi dedo índice hacia el orificio de mi ano y lo metí, para luego llevarle a mi boca y lamer. Fruncí el ceño cuando noté que era sangre combinada con el semen.
Me levanté de la cama y entré en el pequeño baño, que bien podría confundirse con una cabina telefónica por lo pequeño que es. Entré en la ducha y me quedé allí durante más de 1 hora. Lavé mi culo, mis piernas, mi cabello y por supuesto; mi pene.
No tengo amigos. Tampoco voy a la escuela. Soy un chico frio e indiferente con todo el mundo que lo único que desea es tener algo para comer y un techo en el cual vivir. La prostitución no es un problema, al fin y al cabo es lo que me da dinero. Además, si yo quisiera estudiar o trabajar en algo más «digno», ¿con que motivación podría hacerlo? Y tal vez no sea una excusa, pero es lo que siento. Toda mi familia murió en un accidente de auto y yo me quedé solo, sin nadie quien me cuide.
· · ·
— Sigue, sigue… ¡Ah!, que rico… Amo follarte la boca… Me voy a venir mi amor, y quiero que te tomes toda la lechita de papá. — me dijo con una sonrisa él mismo tipo de ayer.
Follamos en un callejón oscuro que casi nadie conoce, y al ser de noche, mucho menos. No crean que éste es el único cliente que tengo. Tengo muchos más, pero este hombre paga mucho dinero para que yo le haga una mamada.
Cuando terminé, me levanté y estiré mi mano hacia él para que me dé lo que me merezco. Pero todo fue tan rápido; el tipo me golpeó la mejilla y me tiro en el suelo, para después amarrarme los pies y las manos con sogas.
— ¡¿Qué haces?! — le grité con furia.
El solo sonrió e hizo una seña hacia la oscuridad del callejón. De allí, salieron 3 hombres maduros como él. …stos tenían una sonrisa pervertida y asquerosa que me encantaría borrárselas con un maldito golpe.
Este es el momento en el cual uno cree que aparecerá su héroe. Alguien que golpee a esos tipos y te salve antes de que te toquen un pelo, pero sin embargo, no pasó. Me violaron. Me rompieron el maldito culo y me dejaron semen en toda la cara.
Lloré, lloré y lloré, hasta que no aguanté más y me dormí.