El día de hoy es el aniversario de la muerte de mis padres, me levante temprano para dejar flores en su tumba.
“Papá, Mamá, ahora ya están en un lugar mejor, gracias por cuidar de mi, siento no quedarme más tiempo pero las responsabilidades con el señor son primero.” Me levante de la tumba y fui corriendo a la iglesia.
“Ohno, llegas a tiempo como siempre, hoy cambian las canciones, toma aquí está la letra.” Mi mejor amigo siempre me recibía fervientemente, su sonrisa parecía ser perteneciente de los ángeles, era de esos que aparecían en el momento necesario y estaba agradecido a Dios por ello.
“Aiba, muchas gracias, serás bendito por eso” Él solo sonrió nos sentamos en las sillas del coro y ensayamos un rato.
Después de la misa se hace un ensayo del coro, pero en lugar de eso recibí una noticia que me impacto.
“Dejare la iglesia” No podía procesar esas palabras.
“¿Qué? ¿Por qué?” quería una explicación clara.
“Ohno sabes que soy gay” Había escuchado rumores sobre eso pero escucharlo de su boca era impactante.
“Sho, pero eso no es motivo para…”
“Me gustas” Lo dijo de una manera muy seria y me congelo la sangre.
“No, no creo que eso sea cierto, tal vez estas confundido, esto es una prueba del señor” Me puse nervioso no esperaba que el chico que había tocado el piano para el coro todo este tiempo tuviera esa forma de pensar.
“Sabes que olvídalo, no importa, no soporto que cuando la gente escucha eso viene y se me acerca diciendo justamente esas palabras, odio eso, no quiero pertenecer a un lugar donde ser gay es un tabú, pensaba que eras diferente, así que retiro esas palabras y me largo” Dijo muy enojado pero antes de que se retirara lo sujete.
“Espera, Dios necesita de ti, no te alejes de él” Zafó su brazo y me miro retadoramente.
“¿Y qué hay con lo que yo necesito? Yo necesito gente que no me juzgue, necesito ser libre de las presiones del que dirán, necesito alejarme de este lugar que me intoxica con su homofobia” Quería decirle muchas cosas más, quería convencerlo para que no abandonara el camino del señor pero fue inútil, él se fue.
“¿Qué paso? ¿Dónde está Sho? Tenemos que ensayar” Aiba me vio un poco asombrado esperaba vernos de regreso al ensayo.
“El ensayo se cancela, no tenemos pianista” Cuando dije eso el rostro de los demás se lleno de dudas y cabizbajos abandonaron la iglesia y solo nos quedamos Aiba y yo.
“¿Ahora si me vas a decir que paso?” Se sentó a lado de mí esperando y viendo mis ojos.
“¿Tu sabias que Sho era gay?” Aiba se quedo pasmado con la noticia.
“No ¿Quién te dijo eso?”
“Yo lo había escuchado de algunos chicos del coro y cuando el padre en el sermón hablo de la homosexualidad hoy, vi como algunos lo voltearon a ver, pero apenas él me lo dijo de su propia boca.” Los ojos se Aiba se abrieron como platos.
“¿No estará confundido? ¿Se fue por vergüenza de ser así?”
“El dijo que sentía que lo juzgábamos” mi amigo solo negó con la cabeza.
“Pero no lo juzgamos, el padre solo dijo que hay veces que el diablo juega con nuestra mente y buscamos el amor de forma equivocada, él puede regresar a ser normal, quisiera hablar con él” Detuve a mi amigo antes de que se parara a buscarlo.
“Me dijo que le gustaba” Inmediatamente se detuvo y me vio con una duda en su mente. “Yo le dije que estaba confundido e intente convencerlo para que no se fuera pero fue inútil, creo que él es algo egoísta, pero no hay nada que podamos hacer, solo el señor lo regresara al camino de formas misteriosas”
“¿Ahora qué haremos? Necesitamos un pianista.” Tenía la misma duda que él, solo esperaba que el señor nos iluminara para encontrar uno.
Salí tarde del trabajo y caminaba por la calle angustiado por lo que paso en la iglesia, cerca de las calles de bares alce la voz desesperado “Mamá, Papá, necesito su ayuda” entonces mis oídos escucharon una melodía conocida, era sin duda el Ave Maria en piano, rápidamente busque y busque de donde provenía el sonido, caminando por las calles, y asomándome a cada puerta o ventana hasta que lo encontré.
Entre a un bar que se veía algo refinado, y al fondo había un chico tocando el piano, cabello oscuro, piel clara, se veía que disfrutaba tocando aquella pieza, se veía como un ángel frente al piano y surgió ante mí la emoción que hace mucho tiempo sentí al escuchar esa melodía, por un momento estaba tan conmovido que quería llorar pero la melodía termino y no hice más que aplaudir en medio del lugar, capturando la atención del pianista y de algunas otras personas que estaban ahí. Me quede muy tarde sentado en una mesa, tomando solo un refresco, viéndolo y escuchando como interpretaba otras melodías, entre ratos nuestras miradas se cruzaban. Al terminar su turno a media noche, dejo el piano y se acerco a mí.
“¿Puedo sentarme?” Solo pude asentir con la cabeza y el sonrió tomando asiento. “¿Has estado aquí sin tomar algo decente solo por mi?
“Este… Yo…Tu… tu eres asombroso” Solo pude decir eso, no sabía porque estaba tan nervioso y una sonrisa apareció en su rostro.
“Ya lo sabía, pero muchas gracias por recordármelo, ¿Cómo te llamas?” Su sonrisa me anonadaba.
“Ohno Satoshi puedes decirme Ohno” Tenía en mi rostro una sonrisa y estire mi mano para tomar la suya se manera formal.
“Ohno mi nombre es Ninomiya Kazunari, puedes llamarme Nino” Tomo mi mano y la sujeto por mucho rato también sonriendo, sentí una pequeña corriente eléctrica al tomar nuestras manos ¿Tantos nervios tenia?
“Bueno Ohno ¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más tranquilo para no aburrirnos?” Dijo muy sonriente recargando un codo en la mesa y mordiéndose ligeramente el labio.
“Aunque creo que este es un lugar tranquilo pero creo que conozco uno más tranquilo por aquí cerca” Nos levantamos.
“Jun me voy” Le dijo al barman que era un chico alto, pelo oscuro y piel clara.
“No pierdes el tiempo verdad” le contestó con una sonrisa y volteo a verme, me sentí un poco incomodo por su comentario, no dije nada y nos retiramos del lugar.
Al caminar por la calle quería preguntarle varias cosas, pero creí que sería mejor cuando lleguemos al lugar, entonces el hablo.
“Esta zona se ve muy familiar no pensé que habría un lugar de esos por aquí” sonreí un poco con su comentario.
“Por los días es algo bulliciosa pero en las noches las cosas son diferentes” me volteo a ver algo sorprendido.
“Vaya doble moral” No entendí su comentario.
“Listo llegamos” El lugar era un parquecito que por las noches estaba solo.
“¿Aquí? En realidad no he experimentado este tipo de cosas al aire libre.” Decía arqueando una ceja.
“Vamos a los columpios ahí es más cómodo” Su cara era muy incrédula y parecía sorprendido de mi comentario, yo me senté en un columpio y él se paro enfrente de mí.
“Enserio no creo que sea cómodo, se estará tambaleando todo el rato” No entendía de que estaba hablando.
“Te puedes sentar ahí, si no quieres que se mueva solo pon tus pies fijos” cuando dije eso aun seguía su rostro en forma de duda pero se sentó y tome el valor y preguntar. “¿Desde hace cuanto tiempo tocas piano?”
“Desde mi infancia, oye, ¿Enserio crees que podemos hacer eso en este lugar?” Su actitud era muy extraña. “Que te parece aquellas bancas, se ven más cómodas, no sé nada de lugares libres pero creo que ese es el mejor lugar.” Este tipo parece ser algo excéntrico, pero seguí su consejo y nos fuimos a las bancas.
“Sabes aun no puedo creer la forma en la que te conocí, solo quiero decir que te necesito…”
“Yo también te necesito” Me interrumpió y antes de darme cuenta el estaba sobre mi besando mis labios, no podía creerlo, no podía reaccionar, pero sentí como su mano se dirigía a mi entrepierna y me separe bruscamente de él sin levantarme del asiento.
“Espera, ¿Eres gay?” Lo dije muy asustado.
“No” Por un momento me tranquilice “Soy bisexual” él tenía una sonrisa muy picara y no pude evitar sentir algo de miedo.
“Espera no puedo hacer esto”
“¿Por qué? Tú me necesitas, yo te necesito, aunque el lugar no me parece cómodo ya entrados en calor no importa.” Se abalanzo sobre mí coquetamente y me levante del asiento.
“Espera, no te necesito en ese sentido” puse mis manos al frente como si eso pudiera alejarlo.
“¿Quieres ser el activo por esta ocasión? Está bien” solo alzo los hombros.
“No, yo soy del coro y…” intente explicarle pero me interrumpió.
“¿Quieres cantar en lugar de gemir o cómo?” Él también tenía una cara de confusión.
“Déjame hablar” dije desesperadamente y el solo se quedo callado “Soy parte de un coro de la iglesia, necesitamos un pianista y quería hablar contigo para ver si querías ser nuestro pianista”.
“Ósea que no querías follar” Empezó a reírse y se levanto del lugar. “Hombre sabes cómo subir la calentura y luego bajarla, bye bye, háblame cuando dejes de jugar al cura.” Se retiro dejándome ahí parado.
Regrese a mi casa y de la frustración solo me dormí, al día siguiente llame a mi amigo para quedarnos de ver.
“¿Cómo estas Aiba?”
“Bien, dime ¿Qué era lo que me querías contar?”
“Ayer me tope con un tipo, pensé que quería charlar, fuimos a un parque y me beso ¿Puedes creerlo? ¡El tipo pensó que lo lleve ahí para tener sexo! ¿Qué le pasa?” Estaba alzando mucho la voz y Aiba intentaba controlarme.
“Qué situación tan traumante, creo que estas rodeado de gays, amigo mío” se burlo por lo bajo.
“Lose, primero Sho, después él ¿acaso todos se están revelando del camino del señor?” Dije algo desanimado.
“¿Y si es una prueba para ti? Tal vez, el señor lo preparo para hacerte más fuerte” Lo que decía Aiba me sonaba coherente “Creo que tenemos que ser fuertes por si se desintegra el coro por no tener pianista”
“Ayer conocí al que podría ser perfecto para el coro” Mi amigo abrió los ojos y derramaba felicidad.
“¿Cómo? ¿Dónde?” me sacudía el hombro con sus preguntas.
“Pues caminaba por la calle pedí ayuda a mis padres y escuche como tocaban Ave María, busque por todos lados y lo encontré, parecía un ángel” Deje de contar mi anécdota cuando recordé lo que paso después.
“¿Le hablaste del coro? ¿Nos apoyara?” Me sentí un poco decepcionado.
“Si le hable, pero creo que no está interesado” Regreso a mí la frustración de la noche.
“¿Cómo se lo dijiste?
“Pss que yo era de parte del coro y que lo necesitábamos” Aiba parecía un poco molesto conmigo.
“Ahí está tu error, deberías haberle contado la historia de nuestro coro, tu historia, como el coro ayuda a otras personas y así, involucrando emociones, esas son difíciles de rechazar” ¿Desde cuándo Aiba sabia ser manipulador? Pero ese fue una buena idea.
“Pero ¿y si no funciona?” Lo dije desanimado.
“Ohno Satoshi esa persona es la que te mandaron tus padres para que te ayudara o tal vez la mando Dios para que le ayudaras” No lo había pensado de esa manera, pero sus palabras me hicieron aferrarme a la idea de que no podía ser otra persona que no fuera él.
“Aiba Masaki, Tienes razón, no me rendiré hasta que él este en nuestro coro, porque estoy seguro que nuestro encuentro fue divino”
Continuara…