Pov Dino
-Boss, debe centrarse, la familia necesita herederos y usted debe entender que no puede jugar con un chiquillo que ni siquiera le quiere durante tanto tiempo.
-Romario no quiero casarme todavía, y menos con alguien que no conozco. A la familia le va perfectamente y Kyoya me ama tanto como yo a él, así que ya déjame en paz.
-Dame-Dino deberías escuchar a tu mano derecha. KyoyaDino está en Vongola, ¡Ni siquiera está en tu familia, ni tiene un puesto importante en Vongola! No te entrené para que ahora lo eches todo por la borda por alguien tan insignificante como Kyoya, eso sin mencionar que dudo que él realmente te ame.
-Reborn ¿Tú no deberías estar torturando a Tsuna para que se convierta en algo que odia? Porque realmente te agradezco que me hayas convertido en una persona que es capaz de matar sin pestañear, en serio, no creo haber sobrevivido con una vida normal-Mi voz rezuma sarcasmo- Lo único que te agradezco de verdad es que me hicieses conocer a Kyoya, lo demás me sobra.
-Dame-Dino, si no dejas a Kyoya y te casas con una mujer de la mafia, te convertirás en un objetivo a eliminar de Cavallone y la 9* generación Vongola, incluyendo a Varia. Yo solo te aviso.
Me dirijo a mi habitación dejándolos con la palabra en la boca, entro y cierro con un portazo, luego me apoyo en la puerta y me deslizo hasta el suelo mientras me sujeto la cabeza con las manos. ¿Qué voy a hacer? No puedo dejar a Kyoya, le amo con toda mi alma y no puedo alejarme de él. Podría escapar, al fin y al cabo soy el n*1 en Cavallone y podría con los demás miembros sin problemas, pero no sé si Kyoya querría venir conmigo. Por intentarlo no pierdo nada. Me levanto, cojo una pistola, mi látigo y a mi fiel Enzio. Saco de una caja fuerte que hay en mi habitación una cantidad de dinero nada despreciable que tenía guardado por si ocurría algo como esto y salgo por la ventana. Al caer al suelo miro por si alguien me ha visto, pero no parece haber nadie por aquí. No me encuentro con ninguno de mis ex-hombres por los terrenos Cavallone, una auténtica suerte. Ahora empieza la verdadera batalla. Kyoya, por favor, no me digas que nosotros somos solo un juego para ti.
-3 días después-
Pov Kyoya
Hoy vuelve a llover, ya hace tres días que llueve, como si el cielo se lamentase por algo. También hace un mes que no veo al Haneuma, se tuvo que marchar a Italia por asuntos de su familia y me dejó solo ¡Estúpido herbívoro! Ni siquiera se ha molestado en llamarme. Y luego dice que me ama. Miro por la ventana con el ceño fruncido y un ligerísimo puchero en los labios. Le amo. Cuando empezamos a salir me decía a mi mismo que solo era algo físic, pero ya no puedo ocultarlo más. Cuando el Haneuma se digne a volverse a pasar por aquí primero le morderé hasta la muerte y después se lo diré, aunque el orgullo me vaya en ello.
Últimamente los herbívoros de los Vongola han estado actuando raro. Sawada Tsunayoshi ha enfriado su relación con el bebe y cada vez que me vé me mira con miedo y pena. Eso me hace pensar que quizá sepa algo sobre MI Haneuma.
Dino...
Te hecho de menos...
Suena el timbre de mi casa y cojo mis tonfas, dispuesto a morder hasta la muerte al que osa interrumpir mi melancolía. Cuando abro la puerta me encuentro al Haneuma cubierto de sangre que, espero, que no sea la suya y a dos de sus hombres en el suelo, claramente muertos.
Me hago a un lado para que pueda pasar y cierro la puerta sin mayor problema. Una vez cerrada, me abraza como solo él sabe hacerlo y me cuenta todo lo que ha pasado. Al escucharle me invade una furia terrible, ellos no tienen derecho a juzgarnos, pienso morderlos hasta la muerte a todos, y me vale mierdas lo que diga el Haneuma.
-Haneuma, vete a darte una ducha, puedo dejarte ropa si quieres, mientras yo hago la maleta.
-Kyoya eso significa...
-Si haneum, iré contigo.
Él me besa ardientemente, y yo le correspondo con el mismo ardor, no nos importa lo que pase mientras estemos juntos. Después de besarme se va a la ducha y antes de que entre le llamo. Él se asoma y yo le miro mientras un ligero sonrojo cubre mis mejillas.
-Dino...te amo
Él sonríe y se acerca a mi como Dios le trajo al mundo y me vuelve a abrazar y a besar apasionadamente. Luego se va por fin al baño dejándome con una calentura de quinto grado.
Ya ha pasado una hora y estamos listos para irnos, los hombres de Dino rodean el edificio, van a intentar matarnos, pero no nos importa porque estamos juntos. Bajando por elascensor él prepara su látigo y su pistola mientras yo preparo mis tonfas.
Pov Kyoya y Dino
Tan dolo te pido que no me dejes, porque yo no puedo dejarte, así que estemos juntos hasta el fin del mundo.
FIN