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Halloween Time por BlackHime13

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Notas del fanfic:

Jejejeje este un pequeño oneshot que hice para celebrar este lindo día.

Los personajes són de Akira Amano-sama pero lahistoria es original mía.

Notas del capitulo:

Bueeeeeenooooo aquí estoy otra vez jejejeje.

Por fín he terminado mis exámenes por lo que he venido para celebrar este maravilloso día n.n

Espero que os guste y nos vemos en las notas finales. (=^w^=)

¡¡Halloween Time!!

 

 

“Tks. Realmente odio Halloween. Se supone que es una fecha para ir a pedir dulces y para que los niños se diviertan pero en realidad, lo que pasa es que las calles están plagadas de herbívoros intentando asustar a otros y causando alboroto. Lo único que me gusta de esta fecha es que puedo castigarles con más saña y fuerza.” pensó un azabache de ojos grisáceos mientras miraba el ocaso desde su despacho. Una sonrisa sádica apareció en su rostro en pensar lo divertido que será el comenzar a morder hasta la muerte a todos aquellos que perturbasen la paz de su querida Namimori.

Con ese pensamiento se apresuró en terminar de revisar los papeles que se encontraban sobre su escritorio.

-Kyo-san.-le llamó el vicepresidente del comité disciplinario.

-¿Qué?-preguntó hosco sin apartar la vista de sus informes.

-La fiesta de Halloween está a punto de comenzar.-le dijo sin más.

 

El azabache frunció el ceño al oír aquello. Se le había olvidado. Hace una semana se decidió que se organizaría una fiesta para ese día y todos debían de ir disfrazados, incluidos los del comité. “Todo a causa del bebé” pensó enojado.

El hitman había aparecido de la nada y había comenzado a decir que sería bueno relajarse y que para ello sería bueno hacer una fiesta. Aunque el azabache se negó, alegando que no quería que causaran estragos en su escuela ni que la ensuciasen, el bebé no había aceptado su no y la había organizado de todas formas.

Con una vena creciéndole en la sien, suspiró para tranquilizarse y fijó su vista en lo que el vicepresidente traía en sus brazos.

Alzó una ceja en una pregunta muda que el contrario entendió y procedió a explicárselo, esperando que el azabache no se enojase demasíado.

 

-Es su disfraz Kyo-san. Reborn-san me dijo que a menos que se lo pusiera no le dejaría entrar a la fiesta y que...-titubeó un poco en decir lo siguiente. Después de respirar profundo y suspirar prosiguió.-... dijo que no se haría responsable si se descontrolaban las cosas.-finalizó.

El ojigris volvió a suspirar intentando controlar su enojo que cada vez era más creciente. No quedándole más alternativa decidió que no ganaría nada intentando argumentar con el hitman, puesto que nunca aceptaba un “no” por respuesta. Con otro suspiro se levantó de su cómoda silla y se acercó al otro.

-Dámelo.-dijo sin más.

El otro se sorprendió pero asintió pasándole la caja que anteriormente llevaba en brazos. Después hizo una reverencia y se retiró de la estancia dejándole otra vez solo.

Sin más el ojigris sacó el contenido de dicho objeto y volvió a fruncir el ceño al observar de qué se trataba. Definitivamente, aquella noche sería realmente larga.

 

 

/////////////////////////////////////////////////////// En otro lugar ///////////////////////////////////////////////////////////

 

 

-¡¡¡REBOOOOOOOORRRRRRRRRRNNN!!! ¿¡¿¡¿¡QUÉ DEMONIOS ES ESTO?!?!?!-gritó un lindo castaño de increíbles ojos miel mientras miraba espantado lo que sacó de una caja sobre su cama.

-Deja de gritar Dame-Tsuna. Y por si no te has dado cuenta eso es el disfraz que utilizarás para ir a la fiesta de la escuela.-le respondió con burla un azabache de partillas, con sombrero y traje.

-¡¿Estás loco?! Yo no pienso ponerme eso.... esa... cosa.-le gritó de vuelta y mirando aquellas prendas con odio y, muy en el fondo, vergüenza.

-Ni creas que voy a dejar que asistas a la fiesta con otro disfraz. Además ya deberías saber que no aceptaré una negativa.-le dijo a su vez el menor.

-Pero...-se calló al no saber qué decir cuando una idea le pasó por la cabeza.- Sabes... lo siento pero no podré ir a la fiesta.-comentó como si nada.

-¿Por qué no según tú?-le preguntó divertido mientras alzaba una ceja.

-Porque... tendré que acompañar a los niños a pedir dulces.-comentó sintiéndose aliviado por su “gran” idea. Ante esas palabras el hitman sonrió con sadismo y eso hizo que el castaño se asustara de sobremanera.

-Entonces.... te daré a elegir.-dijo sin quitar esa sombría sonrisa. El castaño tragó con dificultad y asintió dándole a entender que podía proseguir.- Irás con este disfraz a la fiesta.... o irás con este disfraz a pedir dulces con los niños.-le dijo con burla.

El ojimiel se espantó ante aquellas opciones. Sabía que tendría que elegir puesto que su tutor no le dejaría librarse de ninguna forma. Ahora la cuestión era... ¿cuál de las dos era menos horrible? Por que seamos sinceros.... ninguna era buena.

Sin más no le quedó de otra que suspirar con resignación y responder.

-Iré a la fiesta.-murmuró mientras hacía un tierno puchero.

 

Finalmente se dirigió al baño para darse una relajante ducha y luego procedería a cambiarse.

 

 

/////////////////////////////////////////////////////// Mas tarde ///////////////////////////////////////////////////////////

 

 

Era las 9:30 pm y el gimnasio de la escuela Namimori ya estaba lleno de gente, con la música sonando a todo volumen y los estudiantes de la institución disfrazados de todo tipo de monstruos: vampiros, brujas, momias, demonios...

Los del comité disciplinario estaban también allí, todos excepto el presidente, lo cual no extrañó a los alumnos puestos que todo sabían lo mucho que odiaba el prefecto las conglomeraciones de personas en el mismo lugar.

El grupo del castaño también se encontraba allí, menos Tsuna que no había llegado todavía. Yamamoto iba de momia; Gokudera era un lindo gato maltés; Ryohei iba de cura; Kyoko de bruja al igual que Chrome; Haru de dragón ya que quería ir más original y Mukuro iba de vampiro.

Todos estaban ansiosos por ver como iría su lindo jefe ya que, según Reborn les había dicho, esa noche pasaría algo muy especial con el castaño.

En ese momento un azabache muy conocido por todos entraba en la estancia llamando la atención de casi todas las mujeres. El joven iba con una camisa negra, unas orejas de lobo junto con una cola, unos afilados colmillos sobresalían de su boca y también llevaba unas uñas postizas que se asemejaban a garras. De pantalones llevaba unos pitillos negros que resaltaban su esbelta figura junto con unos zapatos formales. Aquella imagen le hacía ver como un verdadero carnívoro y, de alguna forma, le hacía sentirse orgulloso de si mismo.

Al sentir las miradas de todos aquellos herbívoros sobre él chasqueó la lengua enojado y se quedó en un rincón del lugar apoyado sobre la pared, junto con un aura que decía “ te-acercas-y-te-mato”, pero que le daba un aire de sensualidad.

Justo en el momento en el que muchas habían juntado todo el valor posible y se dirigían hacia el azabache, las puertas del gimnasio se volvieron a abrir y por ella entró un lindo castaño que hizo que todos los varones del lugar contuvieran la respiración.

El ojimiel iba con unos pantaloncitos (shorts) blancos junto con una linda cola de conejo detrás; una camiseta de tirantes que dejaba ver su ombligo; en los brazos llevaba unos guantes blancos con piel pero sin dedos y en las piernas unos calentadores blancos hasta las rodillas y también con piel, junto con unas bailarinas blancas. Por último en la cabeza llevaba unas lindas orejas blancas de conejo.

Ese disfraz le quedaba ideal al dulce chico y muchos comenzaron a verle con ojos lascivos, lo cual hizo incomodarse al pobre ojimiel.

Con un suspiro se adentró en el lugar y se dirigió hacia sus amigos los cuales también habían notado las miradas depredadoras sobre su jefe y eso hizo que se pusieran muy atentos para que no le pasase nada al castaño.

La música seguía sonando y el ojimiel se separó de sus amigo para dirigirse al baño y así poder escapar un poco de las miradas de los varones sobre su persona.

Una vez llegó a su destino entró y se lavó las manos y la cara para tranquilizarse un poco y enfriar la cara, que estaba de un rojo farol importante a causa de la vergüenza.

 

-Estúpido Reborn.-murmuró para seguidamente hacer un tierno puchero. Suspiró y cuando iba a darse la vuelta para dirigirse hacia la puerta alguien le cogió del brazo y bruscamente le hizo chocar contra la pica del baño.

Para cuando el castaño reaccionó unos labios ya estaban devorando con fervor los suyos y, ya sentía la lengua ajena explorar su boca. Cerró los ojos fuertemente negándose a ver a la persona que le estaba haciendo esto.

El ojimiel gimió ante la sorpresa y cuando intentó apartarse sintió una mano apretar su nuca, acercándolo más al cuerpo ajeno. Después de un par de minutos de forcejear el menor se dejó llevar ante la experta lengua de ese desconocido. Ambas lenguas se rozaban y jugaban entre si, mezclando las dos salivas, las cuales comenzaron a escurrirse de la boca del castaño, bajando hacia su mentón.

El sonido lascivo de ambas lenguas chocar resonaba por toda la estancia y el castaño sintió que su cuerpo comenzaba a calentarse. Sentía que no aguantaba más, el aire le estaba comenzando a faltar y su mente se iba quedando en blanco poco a poco pero, tenía la necesidad de no separarse de esa maravillosa boca que le estaba haciendo llegar casi al orgasmo con solo eso, un simple beso.

Por fin el contrario se dio cuenta de la escasez de aire del menor y comenzó a separarse de su boca, pero antes de hacerlo completamente le mordió el labio inferior con algo de brusquedad pero que hizo gemir encantado al ojimiel.

 

-Kyoya...-gimió el menor una vez separaron ambas bocas, y con la voz entrecortada y agitada por el acto anterior. Solo había una persona que pudiese besar de aquella forma tan salvaje y apasionada.- ¿Po-por qué.... hiciste... esto de...repente?-le preguntó con la voz entrecortada, lo cual se le hizo muy sexy al mayor.

-Hmp. ¿Quién te ha dado permiso para venir así?-le respondió a su vez con otra pregunta.

-E-eso.... fue culpa de Reborn.-se quejó mientras hacía un lindo puchero y escondía la cabeza en el pecho ajeno. El mayor le abrazó por la cintura para acercarlo más a él.

-¿Y porqué no hiciste nada?-le preguntó suavemente, cosa que solo hacía con ese dulce chico.

-Porque... me dijo que sino venía a la fiesta con este disfraz debería de recorrer toda la ciudad con él puesto...-murmuró avergonzado. Al oír aquello el mayor frunció el ceño enojado. ¿Cómo se atrevía el bebé a hacerle algo como eso al castaño? Este al saber lo que estaba pensando el azabache y para evitar la pelea que se avecinaba le dijo.-.... escogí venir porqué... sabía que no me pasaría nada ya que.... tú estarías aquí...- le susurró mientras alzaba la vista para verle, dejándole observar el gran sonrojo que se había apoderado de sus mejillas.

El ojigris se relajó notablemente ante lo dicho por el menor y sonrió de medio lado.

-Hmp. Eso ni lo dudes pero....-murmuró mientras acariciaba los mechones castaños del menor.-... ni creas que te voy a dejar sin castigo.-le susurró en el oído para después lamerle el lóbulo derecho.

-Ahh... pe-pero... no podemos... hacerlo aquí.-alegó avergonzado el ojimiel.

-Tranquilo. No tengo pensado dejar que cualquier herbívoro vea lo que me pertenece.-comentó posesivamente mientras cogía la mano del castaño y comenzaba a caminar hacia la salida del baño y por el pasillo de vuelta a la fiesta.

-¿Kyoya?-le preguntó extrañado el ojimiel al ver que se dirigían hacia el escenario. Una vez allí el azabache cogió un micrófono, llamando a atención de todos los presentes y dijo una simple palabra.

-Mío.-tras decir aquello besó al castaño con pasión delante de todo el instituto. El ojimiel se sonrojó de sobremanera pero correspondió el beso de la mejor manera que pudo.

Al separarse notó la mirada de sorpresa de todos los allí presentes, incluyendo sus amigos y guardianes junto con su tutor. Avergonzado se escondió en el pecho del mayor y este solo sonrió de lado y le abrazó por la cintura para luego alzarle en brazos estilo princesa y comenzar a bajar del escenario.

Siguió si camino hacia la salida cuando pasó al lado del hitman el cual sonrió y bajó su fredora ocultando sus ojos.

-¿Relajante verdad?-le preguntó de forma que solo el azabache le oyera. Este solo sonrió y siguió su camino sin responder.

¿Relajante? Pues sí. Ahora todos sabían que ese dulce chico le pertenecía, por lo que se abstendrían de intentar algo con él. Al igual que no tendrían porqué esconderlo de nadie y eso... era muy relajante. Sobretodo por que el menor no tendría que preocuparse por la reacción de sus amigos.

 

-Nee... ¿Kyoya?-le llamó el castaño, llamando su atención.

-Dime.-respondió, dándole a entender que le escuchaba.

-¿Dónde vamos?-le preguntó al ver que en ningún momento el mayor había dejado de caminar.

-Hmp. Te dije que no te librarías de tu castigo.-le susurró sensualmente al oído, haciendo estremecer el cuerpo ajeno.

-¡KYOYA!-gritó en reproche el dulce chico mientras hacía un puchero avergonzado.

 

El ojigris solo sonrió de lado e ignorando los reproches de su novio continuó su camino hacia su departamento. El cual... se encontraba a dos calles de la institución.

“It's Halloween Time.... por lo que es hora de devorar a este lindo animalito” pensó pervertidamente el mayor al llegar en frente de la puerta de su departamento.

 

 

 

 

...... FIN......

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..

.

 

Notas finales:

Bien espero que os haya gustado este pequeño oneshot. Qu ya sé que es cortito pero es lo que se me ocurrió en el poco tiempo libre que tuve.

Dejad vuestro opinión con un review ¿si? porfiissss *cara de gato con botas*

Tranquilos que subiré las actualizaciones de Intento de Conquista y Respuesta a una Confesión el domingo o el lunes (o eso espero).

Bueno... besoosss y espero vernos muy pronto. (=^w^=)

No os olvidéis de pasar po mi blog ¿si? -----> http://khr-love-yaoi.blogspot.com.es/


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