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Destino por LoveInPeace

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Notas del fanfic:

Bueno, he aquí mi primer fanfic. Debo admitir que estoy muy contenta con el resultado~. 
Debo agradecer a unas personitas amantes del BaekYeol que me incitaron a escribir esto. Las adoro~.

Sin más, ¡a leer! No olviden dejar comentarios. 

Bucheon, Corea del Sur. Año 1999.

Un par de niños jugaba animadamente en el patio de lo que parecía ser un lujoso recinto. Ambos de cabellos oscuros y sonrisas peculiares; pequeños y de baja estatura.

— ¡Soo! —Llamó uno de ellos—. ¡A que no me ganas! —Dicho esto, se largó a correr en dirección a lo que parecía ser una alberca vacía. Tras él, se acercaba a paso lento y cansado el otro menor.

— Hyung… Espérame —Chilló en un llamado sin aire—. Estoy muy cansado y me duele el pecho.

El menor se lanzó de rodillas al piso, sin importarle si se las lastimaba. No podía entender como su Hyung tenía tanta energía. Ya habían jugado durante casi cinco horas seguidas. El pequeño Do KyungSoo no podía con eso.

— Soo —El otro chico llegó rápidamente a su lado, sentándose junto a él de forma casi mecánica—. Debemos aprovechar que es el último día de esta década, mañana ya entraremos a otro milenio y debemos decir que terminamos los 90’s jugando con todas las ganas.

KyungSoo suspiró mientras dirigía su mirada hacia el mayor—. BaekHyun Hyung… Es extraño oírte hablar de eso, creí que no te gustaban las cábalas de fin de año y todo eso.

— No me importan, sólo necesitaba un pretexto para convencerte de seguir jugando—.

— Lo sabía —Rió, aún cansado, apoyando su mentón sobre el húmedo y frío pasto. De forma casi inmediata, su mirada se centró en un objeto en especial—. Hyung… Eso es…

— ¿Qué pasa, Soo? —Preguntó con curiosidad BaekHyun—.

— Es un trébol… Uno de cuatro hojas… ¡Estoy de suerte! —De forma casi instantánea, el menor se puso de pié, sin olvidar sacar dicha plantita—. ¡Ah! Lo atesoraré con mi vida.

El mayor mostró una notable y exagerada mueca de desagrado—. Con que… Era eso. Pensé que habías encontrado un hormiguero o algo así. Que aburrido eres, Soo.

 

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Seúl, Corea del Sur. Año 2010.

A sus recién cumplidos dieciocho años, BaekHyun ya se había independizado, llevándose consigo a KyungSoo, su mejor amigo de toda la vida. Rentó un apartamento ubicado en un tranquilo barrio de Seúl, ya que su sueño era cumplir con sus estudios universitarios en esa ciudad.

KyungSoo siempre se esforzaba por hacerle las cosas fáciles a BaekHyun, diciéndole que el destino hacía de las suyas pero, él sabía de sobra que BaekHyun no creía en esas cosas.

BaekHyun odiaba todo lo que tuviese que ver con la suerte; no creía en cábalas, en predicciones ni en deseos. A corta edad, ya había aprendido lo poco creíble que eran esas cosas. Todo en esta vida debe ganarse, con esfuerzo y trabajo, nada más que eso.

— ¿KyungSoo? —Preguntó BaekHyun al salir de la ducha. Ya llevaba puestas aquellas ropas de poco uso que tenía por pijama y secaba, con una toalla, el cabello mojado—. ¿Te has tomado las pastillas?

El menor despegó su mirada del libro sobre Euler que estaba leyendo, puso aquella carta plastificada que mostraba un trébol de cuatro hojas como un separador de páginas y se puso de pié.

— ¡A eso voy, a eso voy! —Musitó mientras que, de forma apresurada, se dirigía a su habitación—.

BaekHyun le miró, vale decir que la tristeza en su rostro era notoria; si bien el estilo de vida que tenían era cómodo, él sabía lo mal que lo estaba pasando KyungSoo. Se acercó al libro de Euler y vio aquel separador de páginas.

¡Estoy de suerte! —“. Podía oír la voz de un KyungSoo de seis años gritando y riendo con emoción.

— Claro, como si una enfermedad al corazón fuera cosa de suerte— El veneno en su hablar era perceptible, aunque más que eso, BaekHyun sentía dolor—.

—No, no es cosa de suerte— Agregó KyungSoo desde el umbral de la puerta de su habitación. A pesar del ambiente tenso, mantenía una enérgica sonrisa—. Es el destino. Y al destino no se le contradice, Hyung.

— ¡Pero mira lo que ha hecho el jodido destino! —Y ahí estaban otra vez. Solían discutir mucho sobre el tema, sólo para cubrir con extremos el dolor que ambos sentían al respecto—. ¡Joder! Te quitarán de mi lado en cualquier momento y me quedaré jodidamente solo.

Deberías limpiar tu boca con jabón —El menor se mantenía tranquilo, sin borrar aquella sonrisa que ya se había acostumbrado a actuar—. Por decir tantas sucias mentiras.

— ¡No me vengas con estupideces, Soo, hablo enserio!

— También yo, Hyung. La vida está en constante equilibrio. Pasan cosas malas, pero luego la balanza se vuelve a equilibrar con cosas buenas.

— ¡Pero sólo te han pasado cosas malas desde que encontraste ese jodido trébol!

— Aún seguimos siendo amigos, Hyung. Si más de diez años de amistad no te parece algo bueno, entonces, ya deja de ser mi problema.

Dicho esto, el menor se adentró en habitación para luego cerrar la puerta. BaekHyun se dejó caer sobre el sofá. Odiaba todo eso, odiaba que su orgullo no le permitiese aceptar las creencias de KyungSoo. Odiaba ser siempre el que perdía.

“— Hyung, tu horóscopo dice que te dolerá el estómago hoy. ¿Te sientes bien? —“.

“— ¡No, Hyung, pasar la sal directamente a la mano de otra persona es de mala suerte! —“.

 

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Seúl, Corea del Sur. Año 2014.

La época universitaria ya había llegado para BaekHyun. Finalmente se encontraba estudiando la carrera de sus sueños, Psicología, en una de las mejores universidades del distrito.

Junto a BaekHyun aún permanecía KyungSoo quien, a pesar de su delicada salud, ya no se desgastaba en discutir sobre el tema. Se esforzaba más por seguir al mayor y demostrarle que su amistad eterna sería parte del destino de ambos.

Estudiando la antropología y el comportamiento humano era como BaekHyun pasaba sus tardes libres. Desde pequeño había sido estudioso, trabajador y de metas claras. KyungSoo había notado su gusto por el estudio y la lectura, por lo que frecuentaba regalarle libros.

— ¡Hyung! —Cerró aquel libro de Freud en el que estaba puesta su atención al oír la voz del menor—. ¡Hoy me han leído el tarot!

BaekHyun suspiró y forzó una sonrisa al ver entrar a KyungSoo al departamento, con un ánimo inocente y genuino—. ¿Sí? —Había aprendido a actuar muy bien el interés—. ¿Y cómo te ha ido?

— ¡Muy bien! Ha sido realmente sorprendente.

— ¿Te lo ha leído el chico al que le haces clases de cálculo? —Comentó, tampoco era de piedra como para dejar al menor hablando solo—.

KyungSoo negó, esbozando una suave risita—. No, Hyung, fue otro chico de la universidad. Su nombre es YiXing y vamos juntos al electivo de astrología.

— Ya veo, interesante —Lentamente, BaekHyun se aproximó a retomar su lectura—.

— Y logré conseguir que accediera a leerte el tarot —Musitó el menor con aquella inocencia que le identificaba—. Mañana.

“La interpretación de los sueños según el Doctor Sigmund Freud” terminó en el piso al momento en el que BaekHyun se levantó precipitadamente y tomó a KyungSoo desde el cuello de su camisa.

— ¡Joder, Soo!

— Hazlo por mí… Por favor. YiXing vendrá a casa mañana, a la hora en la que debo darle clases a Yeollie…

— Joder… Está bien.

KyungSoo festejó de forma casi muda para no causar más molestia en BaekHyun. Hizo una venia exagerada y se fue a cumplir con su rutina de tomar una ducha y luego ponerse a cocinar la cena.

***********

BaekHyun no recordaba en qué momento de lucidez había accedido a todo eso. Nunca podía negarle las cosas a KyungSoo y su mirada de perrito maltratado. Ahora se encontraba sentado frente al famoso YiXing, con una baraja de cartas esparcida sobre la mesita que los separaba.

— Con tu mano izquierda, elige tres cartas y mantenlas boca abajo —Indicó YiXing en un tono de voz suave, cosa que inconscientemente hacía que BaekHyun quiera hablar en susurros.

Tal como se lo habían indicado, con su mano izquierda tomó tres cartas totalmente al azar. Después de un par de tensos minutos, YiXing las puso boca arriba.

— Aquí ya hay algo curioso —Agregó observando con seriedad y concentración cada carta. BaekHyun tenía un permanente sentimiento de intranquilidad merodeando por su ser—. Dos de tres cartas están invertidas.

— ¿Y eso es malo? —Preguntó sin poder evitar un tono de voz petulante—.

YiXing hizo una seña para que guardara silencio y negó—. La primera carta lleva por nombre “El Emperador”. Al estar en posición invertida, su significado cambia completamente, mostrándonos altruismo, egoísmo, testarudez y sentimiento de superioridad.

El entrecejo de BaekHyun se frunció notablemente pero no hizo más, después de todo, YiXing tenía razón…

— La segunda carta lleva como nombre “Los Enamorados”, claramente representando tu vida amorosa actualmente activa. Hace ya un tiempo que tienes novia, ¿verdad?

BaekHyun asintió, notoriamente sorprendido—. TaeYeon es mi novia, llevamos siete meses juntos pero…

— La carta está invertida, BaekHyun. La relación no será duradera, llena de diferencias, discusiones y peleas. Ella no es la persona indicada; ella no comparte el hilo rojo del destino contigo.

— ¿Hilo rojo? —Se maldecía por estar tan nervioso frente a algo en lo que, según él, no creía.

— Es la leyenda que explica la unión espiritual de las personas. Tu meñique lleva atado un hilo rojo, el cual te conecta hasta el meñique de otra persona, tu alma gemela.

Bien, ahora estaba confundido. Si no era TaeYeon la persona que compartía el supuesto hilo rojo con él… ¿Acaso era KyungSoo?

— Tranquilo —Le calmó YiXing—. La tercera carta lleva como nombre “La Rueda de la Fortuna”. Frente a todo lo que ya te he dicho, hacer encajar la descripción de esta carta no es difícil, además de que se trata de la única carta derecha que has sacado.

BaekHyun asintió expectante. Realmente este sujeto era un genio, había logrado despertar su interés por la esotérica de un minuto a otro, cosa que KyungSoo intentó hacer por más de diez años, sin éxito alguno.

— La Rueda no hará más que guiar a tu destino. Te traerá buenos momentos, éxito en los estudios, crecimiento y abundancia. Conocerás gente nueva, que terminarán siendo pieza fundamental en tu vida. Pero, también va a quitarte a algunos, debes tener eso presente.

La mente de BaekHyun intentó jugarle una mala pasada al oír lo último, pero este se esmeró en quitar los malos pensamientos de una forma rápida.

“Tranquilo, sólo se refiere a TaeYeon”.

 

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Seúl, Corea del Sur. Año 2016.

Los exámenes de fin de año se acercaban y, tanto BaekHyun como KyungSoo estudiaban día y noche. BaekHyun ya llevaba al pié de la letra el ritmo de un psicólogo de último año, mientras que KyungSoo se continuaba preguntando si la Física había sido una buena elección.

KyungSoo se ganaba un pequeño salario al hacer clases de cálculo a algunos chicos de la universidad. El primero al que le hizo clases, un tal Yeollie, contactó a KyungSoo ya pasado un año después de la última vez que se vieron. Ahora resultaba que se estaba formando una amistad entre ellos y BaekHyun aún no daba su aprobación.

Se encontraba leyendo a Rotherdams cuando recibió la llamada. Dejó el separador de páginas que KyungSoo le había regalado en el lugar dónde su lectura se había quedado y contestó su teléfono celular.

— ¿Diga? —Podía oír una respiración muy agitada desde el otro lado de la línea—. ¿Quién habla? Si no responde, voy a colgar.

— ¡No! Aguarda, habla Park ChanYeol —La voz que se escuchaba por el auricular era grave y profunda, con un toque de nerviosismo—. KyungSoo me ha dado tu número de teléfono.

— ¿Y qué quieres? ¿Acaso eres un freak acosador que…

— Está en el hospital —Al oír esto, BaekHyun palideció—. Tuvo un ataque al corazón y ahora está siendo intervenido de urgencias en el Hospital General de Seúl.

Luego de cortar la llamada, BaekHyun tardó menos de dos minutos en abrigarse y salir corriendo hacia el hospital, el transporte público sólo sería un retraso.

Corría por las calles más pobladas de Seúl debido a las fechas, chocando con muchas personas sin intenciones de disculparse, en su mente había otras cosas, así que mucho no importaba. Quería llegar al hospital y ver a KyungSoo esperándole en la entrada, riéndose en su cara por el hecho de que cayera en una broma tan tonta.

Pero no fue así…

Al llegar al recinto, fue interceptado por un muchacho muy alto que parecía estar llorando desde un buen rato atrás.

— Tú eres Byun BaekHyun ¿Verdad? —El nombrado asintió con cierto aire de desconcierto, sintiendo el temor correr por su cuerpo—. Soy ChanYeol, el que te llamó.

***********

BaekHyun lloraba con todas sus fuerzas mientras se aferraba a la pálida mano de KyungSoo. Todo era cierto, la salud del menor había decaído notablemente y ahora que le habían operado, querían internarle hasta nuevo aviso. BaekHyun no quería eso.

El menor sonrió de forma cansada—. No llores, Hyung, te ves muy feo cuando lo haces, sin contar que también se te corre el delineador —Musitó en voz suave y quebradiza, mientras que con su mano libre acariciaba el cabello de BaekHyun.

— Pero… Voy a quedarme solo… —Su llanto era digno de un infante; KyungSoo podía estar sonriendo, pero en verdad sentía unas ganas tremendas de unirse al llanterío. Odiaba ver a BaekHyun llorar—.

— ¿Y qué hay de TaeYeon? —Preguntó—. ¿Volvieron a pelear?

BaekHyun asintió mientras secaba sus ojos, sin importarle mancharse gracias a aquel cosmético que usaba para resaltar sus ojos—. Pero esta vez es enserio, hemos terminado y ninguno de los dos quiere volver.

— ¡YiXing lo dijo! —Exclamó, para sorpresa del mayor, KyungSoo—. Él dijo que Tae no era la indicada en tu vida y que la relación no sería duradera. Ahora sólo queda buscar quién es la persona que tiene el otro extremo de tu hilo rojo, Hyung.

La respiración del mayor se cortó por unos segundos, realmente había olvidado todo eso del tarot. Y ahora que las cosas estaban de ese modo, todo comenzaba a cobrar sentido, lamentablemente.

— Um… Disculpen —Aquella nerviosa voz grave, BaekHyun la conocía—. Debo irme pronto y quería pasar a ver a Dyo.

— ¡Yeollie! —El menor se enderezó en la camilla, cuidando de no mover mucho el suero que había sido conectado a su brazo—. Es muy lindo que vinieras. Ahora tengo a mis dos grandes amigos conmigo ¿Qué más podría pedir?

— Salir de aquí —Agregó en un murmullo, BaekHyun. Genial, ahora el chico que, de un momento a otro, aparecía hasta en su sombra también se había ganado un espacio en el corazón de KyungSoo… BaekHyun no podía evitar sentir un poco de celos—.

— Bueno, también eso —KyungSoo se mantenía en aquel eterno papel de ser quien amenizaba el ambiente cuando el mayor andaba de mal humor—. Yeollie, él es BaekHyun. Finalmente pueden conocerse.

Y así era. Por algún desconocido motivo. BaekHyun siempre oía hablar a KyungSoo sobre un tal “Yeollie”, pero en verdad, nunca lo había logrado ver.

— Un gusto… —El chico alto estiró su mano para poder saludar formalmente a BaekHyun, quien lo miraba fijamente, como si estudiase cada milímetro de su persona—. Lamento que nos hayamos tenido que conocer en una situación como esta…

— Tranquilo, KyungSoo ya me ha hablado mucho sobre ti en verdad —Admitió, sin querer dejar aún su momento de posesividad; aunque, gracias a un disimulado pellizco por parte del menor, se vio obligado a corresponder al saludo de manos—.

***********

BaekHyun no recordaba en qué momento de lucidez había accedido a todo eso. Nunca podía negarle las cosas a KyungSoo y su mirada de perrito maltratado. Ahora se encontraba sentado frente a una de las mesas exteriores que tenía un café bastante lujoso, esperando a que llegara ChanYeol.

Su cita arreglada….

Por KyungSoo.

Ahora que el menor estaba internado en el hospital, había tratado de convencerle por todos los lados de que debía buscar a alguien más para pasar el tiempo. Y quién más podía ser si no ChanYeol, quien aún vivía con sus padres no my lejos de la universidad.

BaekHyun se dejó caer sobre la mesa, sin importar el aire poco elegante que daba el hacer eso. Sabía que KyungSoo tenía otros planes en mente, planes que tenían que ver con el romance, y todo eso le desagradaba bastante.

— Lo lamento mucho, te he hecho esperar y de seguro te has aburrido —Pudo sentir la voz profunda y un par de manos que le acariciaban la parte superior de la espalda—. Para compensar las cosas, yo invito.

BaekHyun levantó su mirada de a poco, para luego terminar enderezándose completamente y sentarse como es debido—. No es necesario que hagas eso, yo llegué muy temprano.

— Aún así, déjame pagar por la comida, por favor.

El mayor dejó salir un suspiro levemente irritado, pero luego forzó una sonrisa al momento de recordar el favor que le había pedido KyungSoo.

“— Hyung, por favor, trata bien a Yeollie. Él no es muy bueno relacionándose con los demás y yo creo que tú, futuro psicólogo, entiendes de esas cosas. Por favor, sé amable —“.

 

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Seúl, Corea del Sur.  Año 2017.

BaekHyun permanecía sentado en el banquillo del parque, aún no se le quitaba el mal hábito de llegar demasiado temprano a las citas. Tenía un peluche en sus brazos, que planeaba regalar a la persona que esperaba.

— Lo lamento, Hyung, te he hecho esperar mucho —Pudo oír aquella voz apresurada, entrecortada. Ese tonto había llegado corriendo otra vez.

— Tranquilo, Yeollie —Respondió al momento de dejar un espacio en el banquillo para que el menor se sentara a su lado—. He llegado temprano otra vez.

— ¿Tienes compañía? —Preguntó ChanYeol mientras tomaba asiento, haciendo referencia al pequeño oso de peluche que BaekHyun tenía en sus brazos—.

BaekHyun rió ante aquel comentario. Ya llevaban unos cuantos meses juntos en lo que la barrera de la amistad se había sobrepasado. Podía decirse que actualmente estaban “saliendo”.

— Es para ti.

— ¿Es como un hijo? ¿Nuestro hijo? Porque si es así, quiero que se llame Pepe.

— Yeol, ¿Realmente le pondrías “Pepe” a tu hijo? Créeme que “Pepe Park” no suena para nada bonito.

La risa se desató ante aquella inesperada charla. KyungSoo siempre tuvo razón, ChanYeol era muy buena compañía y una persona muy noble; ahora vivían juntos en el departamento de BaekHyun, KyungSoo le había permitido a ChanYeol que utilizara su habitación mientras que él no estaba.

***********

¿En qué momento había pasado eso? BaekHyun no podía dejar de llorar. Tuvo una linda cita con ChanYeol en la tarde y ahora, ambos, se encontraban en el hospital, llorando frente a un muy delicado KyungSoo.

Había recibido una llamada telefónica directo desde el hospital, alertando de que la salud de KyungSoo era crítica. Ambos corrieron hasta el recinto, sólo para recibir la fatídica noticia de que ahora debían esperar a que el menor se durmiera.

— Me… ¿Me permiten decir algo? —Murmuró KyungSoo con cierto deje de dolida dulzura. Su voz parecía más gastada y cansada. Al tener la atención y aprobación de ambos chicos, prosiguió—. Yo… Yo siempre he visto el hilo rojo.

— ¿Hilo rojo? —Preguntó BaekHyun, observando con confusión al menor—.

— Tu meñique, Hyung… Está unido al de Yeollie…

Ambos compartieron miradas, confundidas y a la vez sorprendidas. Todo cobraba sentido de esa forma. Sólo ChanYeol había sido capaz de ganarse la confianza de BaekHyun en un par de meses. Lentamente, sus manos se entrelazaron.

— A-ah… Me… Me duele… —Fue el quejido de KyungSoo lo que derrumbó todo. BaekHyun se acercó al menor, alarmado completamente, mientras que ChanYeol se encargaba de llamar a algún doctor.

Cuando los doctores y enfermeras entraron a la habitación, ChanYeol tomó el brazo de BaekHyun, quien se negaba a abandonar a su mejor amigo.

***********

Ambos vestían de negro. Ambos lloraban. Sus manos parecían no querer volver a soltarse. BaekHyun aún no podía creerlo, aún no podía creer que KyungSoo hubiese fallecido, se habían prometido amistad hasta ser muy ancianos…

— ¡Joder, Soo! ¡Lo habías prometido! —Gritaba el mayor mientras negaba con su cabeza—.

— Vamos, Hyung… Él no tuvo la culpa de que todo terminara así… —Por más que le doliera, ChanYeol no podía permitirse caer frente a alguien que estaba mil veces peor. Recordaba la promesa que había hecho con KyungSoo.

“— Yeollie… Quizás yo no resista mucho más, pero no quiero decepcionar a BaekHyun Hyung. Ambos están comenzando a llevarse muy bien y me encantaría que tú comenzaras a formar parte de su vida, que lo cuides mucho y que le entregues mucho cariño. Tengo mis razones para pedirte esto, por favor, no preguntes—“.

BaekHyun se dejó rodear por los brazos de ChanYeol. Ambos sumergidos en un llanto ahora silencioso. Todo tenía tanto sentido…

BaekHyun aún recordaba las cartas, cuánta razón tenían. Había llegado alguien muy importante a su vida, que ahora era su novio. Pero también le habían quitado a su mejor amigo…

 

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Bucheon, Corea del Sur. Año 2025

Día domingo, un día en el cual se podía salir en familia y disfrutar del fin de semana. Un par de hombres ya adultos caminaban por aquella fúnebre pradera, acompañados de una pequeña niña. La niña parecía no entender la tristeza de los dos mayores, ella prefería ver toda la variedad de flores que había en el lugar.

— ¿Por qué mis padres están llorando tanto? —Preguntó finalmente la pequeña niña—. Hacen que quiera llorar también.

El más alto tomó a la niña y la sentó sobre sus hombros, logrando que ella riera animadamente—. Aquí vive un amigo nuestro, al que le debemos muchos favores. Él era una persona muy importante para nosotros y sin él, tu papá y yo no estaríamos juntos, BaekHee.

El otro hombre prestaba atención a la conversación mientras se encargaba de retocar la humilde lápida en la que podía leerse:

“Do KyungSoo (1993- 2017)

— Gran hijo, hermano y amigo—. Que el destino te depare lo mejor”.

BaekHyun se secó sus lágrimas mientras depositaba aquella pequeña cajita junto a unas flores que la menor le había entregado durante el camino.

— Soo, ¿Qué habría hecho sin ti?… Yeollie y yo te trajimos el hilo rojo que tú descubriste, el hilo rojo que nos amarraste antes de partir.

Lentamente se acercó a donde estaban ChanYeol y la pequeña BaekHee, mostrando una tenue sonrisa para ambos.

— ¡Señor KyungSoo! —Gritó la pequeña—. ¡Muchas gracias por unir a mis papás! ¡Somos una familia muy feliz gracias a usted! ¡Muchas gracias!

Ambos hombres se miraron sorprendidos, pero luego cayeron en cuenta de lo lindo que había sido eso. Tomaron sus manos mientras se alejaban del lugar a paso tranquilo.

En ambas manos podían apreciarse los anillos de compromiso que, a diferencia de lo habitual, se encontraban en los dedos meñiques. Un anillo rojo en el meñique, cosa que para ellos tenía mucho sentido. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado y... 

Perdón por hacerle eso a Dyo, es mi bias y le hice tal atrocidad; lo sé, hoguera[?]. 

Bueno, bueno. Sin más que decir, salvo un "Gracias por pasar a leer esto" Me despido~. 

Besos. 


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