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Recopilación por Zhena HiK

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Notas del fanfic:

Estos 8 shots cortos van dedicados especialmente a DraculaN666, que ha sido una de las mejores personas que he conocido y cumplió años el día de ayer, llega un poquito tarde pero aquí está amore~ 

¡Sabes que te adoro!

No es mi costumbre hacer algo así, tampoco las parejas son de las que normalmente escribiría, así que por ello quizás estén más raros, de cualquier manera, si alguien se atreve a entrar y leer, agradeceré cualquier comentario. 

Notas del capitulo:

Originalmente eran 3 drables, pero, al final salió esto... lo siento, soy mala escribiendo cosas tan cortas.

Gracias por leer.

Primer contacto
—1—

 

Pasó su brazo a través de la cintura del menor. Su pecho quedó pegado a la espalda del otro, sintiendo inevitablemente el prominente trasero que también se adhirió a su cuerpo en aquel acto tan espontáneo. Sólo quería recuperar los anteojos que su compañero y amigo le había robado para jugarle una broma, pero entre el forcejeo la posición terminó siendo un tanto comprometedora.

Sentir a Takao retorcerse para liberarse de ese agarre y salir victorioso sin regresar los lentes que no le pertenecían, logró que de forma inconsciente, —o quizás más consciente de lo que alguna vez fuese a admitir—, cerrara sus ojos por un momento sintiendo esos glúteos que gracias a la posición quedaron a la altura correcta de su pelvis.

—Takao, déjate de estupideces y regrésame mis lentes —gruñó el de ojos verdes. Su mano seguía aferrada desde atrás, a la cintura del aludido.

La sonrisa que Takao tenía pintada en su rostro, logró que más de uno en su equipo que hasta ahora había estado entrenando, se sonrojara al notar lo que sucedía entre ese par. La tensión sexual era obvia desde hace mucho, quizás ya se habían tardado.

—No lo haré —respondió, con una mano detenía los lentes lo más lejos que podía estirando su brazo, y su otra extremidad se aferraba a la que Midorima tenía envuelta sobre su cintura.

Si le preguntan al de ojos azules si ese movimiento circular sobre la pelvis contraria fue a propósito; sí, lo fue. Si le preguntan, si ese gemido y esa mirada que echó al otro por sobre su hombro fue intencional; sí, también lo fue.

Rendido, Midorima apretó sus ojos y después de sentir esa fricción accidental debido al continuo forcejeo, decidió que quizás no necesitaba tanto los lentes como había creído.

Takao decidió que no tentaría más su suerte y además, sentir que algo en su trasero comenzaba poco a poco a sentirse más firme, le hizo saber que era el momento ideal para terminar con esa situación sino quería arrastrar a Midorima a los vestidores.

Giró entre los brazos del más alto y con la sonrisa más amplia que tenía en su repertorio, se permitió colocarlos en su lugar, viendo cómo los ojos verdes se perdían bajo los párpados pálidos de su dueño. Ahora podía sentir ambas manos en su cintura apretarle con fuerza hasta hundir sus largos dedos en su piel.

—¿Así que sólo necesitabas un pretexto para abrazarme? —Preguntó Takao divertido con una gran sonrisa adornando sus labios al sentir que aún le estrechaba— No te preocupes Shin-chan, trataré de darte excusas más seguido, pero no las necesitas —avisó guiñándole un ojo y manteniendo esa sonrisa contagiosa antes de soltarse y trotar hacia los demás, dejando a un sonrojado Midorima que miró hacia el suelo acomodándose los lentes para con su mano derecha tratando de disimular su sonrojo.

—Idiota —gruñó mientras sonreía. 

 

Primer beso
—2—

Takao se caracterizaba por alegre y bromista. También tenía una paciencia envidiable hacia su supersticioso compañero y amigo. La misma paciencia que le tenía éste al menor. Pero ahora, después de dos semanas jugándole broma tras broma y haciéndole avergonzarse una y otra vez… Quizás era momento de pensar en detenerse.

O tal vez quedara tiempo para una última y arriesgada jugada. Una mano junto a su cabeza, cerrando la pequeña puerta del casillero le hizo pensar que estaba equivocado. Se giró entre los brazos que ahora eran una valla junto a su cabeza esperando la furia contenida del mayor.

—No husmees en mis cosas —dijo imprimiendo cierto tono molesto a su orden—. Ya te lo he dicho antes —volvió a repetir.

—No te enojes Shin-chan, sólo estaba…

—No hables —ordenó serio.

Lo siguiente que sintió fueron los labios de Midorima sobre los suyos, comenzando una lucha que nunca antes habían experimentado entre ellos. Ambos sintieron ese escalofrío recorrerles, ese hueco en el estómago que se siente cuando vives una emoción muy fuerte.

Los brazos de Takao se recorrieron por sobre los hombros de Midorima, éste último bajó una de sus manos hasta la espalda del otro y le atrajo posesivamente hasta que ambos cuerpos se unieron por completo.

El beso era lento, sus lenguas salían al encuentro de la otra de vez en cuando para frotarse entre sí al igual que lo estaban haciendo ahora sus cuerpos de manera menos descarada que sus lenguas pero igual de efectivo para subirles la temperatura a los dos.

Los dedos de Takao enredándose en el cabello verde no ayudaban a que el ánimo se calmara. Menos cuando era Midorima quien ahora presionaba el cuerpo de su compañero entre el casillero y él.

La inclinación de sus rostros variaba sólo lo necesario para que se ajustaran al otro y así pudieran profundizar más el contacto. Fue hasta que Midorima se separó que Takao pudo hablar.

—Te dije que no necesitabas excusas —su sonrisa seguía tan amplia como siempre.

—No sé de qué estás hablando… —dijo Midorima defendiéndose. Irguió su cuerpo y carraspeó aclarando la garganta luego de tremendo beso que habían compartido.

—La próxima vez no tienes que fingir que estás molesto para besarme Shin-chan —avisó Takao sólo para meterse con la paciencia de su… ¿amigo?

 

 

Sin excusas
—3—

Esa tarde Takao abrió la puerta de su casa, llevaba todo el día sin moverse del sillón que ahora tenía su forma aprovechando que tenía la casa para sí, y lo último que pensó es que al abrir la puerta lo primero que recibiría sería un beso.

Sí, un beso. Midorima entró como rayo empujando hacia atrás el cuerpo de Takao gracias al impulso mientras sus manos se abrían paso colándose bajo la camisa del menor, sus labios estaban urgidos, en ese acto que realizaba se notaba lo necesitado que se sentía de probar una vez más esa boca que ya había probado un par de semanas atrás y que no se había atrevido a buscar de nueva cuenta.

Se gustaban y eso era obvio desde tiempo atrás, no sólo para todos en el equipo, sino para ellos mismos y aún así, ésta era la segunda vez que se besaban de éste modo tan… apasionado.

Takao dio un pequeño salto, impulsándose de los hombros de Midorima y enredando sus piernas en la cadera del más alto. Éste, al sentir ese movimiento, llevó de inmediato sus manos hacia los muslos para sostenerle, comenzando a caminar así con el chico entre sus brazos hasta sentarse en el sillón. Lugar donde el acto continuó.

…Ésta vez fue más allá, Midorima sin camisa, Takao igual, ambos con el pantalón abierto y la mano dentro de la ropa interior contraria masturbándose uno al otro en tanto sus bocas se ocupaban de devorarse entre ellas.

Fue Midorima quien con su mano libre detuvo a Takao de la espalda para inclinarlo hacia atrás sin que cayera, dejando espacio suficiente para que su boca comenzara su camino en descenso, viajando por el cuello y llegando hasta uno de los pezones en donde se detuvo para saborearlo, mordiendo con sus labios para no lastimarlo pero causando el efecto deseado.

Takao apretaba el pene del otro mientras continuaba su vaivén tratando de que éste llegara al clímax, sintiendo que él también le masturbaba en un compás tan rápido que no tardó mucho cuando los labios de Midorima sobre su pecho, sumado a su mano bombeando aquella área le hicieron tener el mejor orgasmo que había experimentado en sus escasos dieciséis años de vida.

Tras calmar su respiración, no tardó en hablar.

—¿A qué se debe tu visita, Shin-chan? —Preguntó apenas recuperando el aliento que éste mismo le robó, cruzándose con esos ojos verdes que parecían felices.

—No necesito una excusa, ¿o sí? —Respondió audaz, dejando ahora sin palabras, al siempre hablador Takao.

Por primera vez fue el turno para el menor de sonrojarse, y aunque poco o nada le importaba que Midorima pudiera o no burlarse por ello, ahora estaba más preocupado en tomar de nueva cuenta esos labios a los que bien podía volverse adicto.

:Fin: 

—¤Žhena HîK¤—

“Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere.”
—Elbert Hubbard

Notas finales:

~Todo para ti, Dra-chan <3 


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