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La princesa es un delincuente por sakura Lee Ho

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Notas del fanfic:

Empezando un nuevo fic, espero que le guste ^^

Nana soltó un suspiro soñador, mientras admiraba la falda color caqui. Su sueño se hizo realidad, bailo alrededor de la sala sosteniendo el uniforme de su hija, era tan jodidamente feliz, que no noto cuando su hijo mayor entro en la casa. Su hijo, le dio una mirada desinteresada, dirigiéndose a las escaleras. Su madre, como siempre perdida en su mundano país de sueños, que le provocaba ganas de vomitar, quería a su madre, y porque la quería prefería que se mantuviera lejos. Aunque no tenía que preocuparse, por eso después de todo, para su madre solo existía su hermana.

Dejo caer su bolso, en el suelo sin ningún cuidado, y se echo en la cama, buscando sus audífonos enredados entre las sabanas. Era un día, como cualquier, con batallas entre el Dragón azul del este, que reclama el territorio del Dragón rojo; y como era de costumbre, lo batió hasta la pulpa. No sabe desde cuándo, empezó ser un jefe de pandillas, lo único que si sabía era que todos lo respetaban, como el jefe del Dragón rojo. Cerró sus ojos y se concentró en la música.

Tsunahime, entro a su casa, cuando miro a su madre sentada en el sofá. Ella con rapidez, se limpió la tierra de su falda, y puso en su rostro la mejor sonrisa que podía dar.

— ¡Estoy en casa!

Nana de un brinco, se puso de pie y junto las manos, miro a su hija. Dándole a Tsunahime, un escalofrío por su espina dorsal, conocía esa sonrisa boba ¡oh que si la conocía! Algo realmente malo le pasaría.

— ¡Mira Tsu-chan! Llego el uniforme de tu nueva escuela ¿No es genial?

Tsunahime mentalmente grito que por supuesto que no era genial, eso era una mierda, porque le arruinaba sus planes.

—Estoy tan feliz mamá, no aguanto las ganas de ir. —dijo forzando su sonrisa, como el Guasón.

Su madre ignoro la clara mueca de su hija, estirando más su sonrisa —Tsu-chan asistirá al mismo colegio de mamá, donde conoció a papá y tuvieron una historia de amor. — junto sus manos, como si estuviera rezando —.Mi Tsu-chan, tendrá una historia de amor también.

Tsunahime, sintió las náuseas llegar a su garganta, su madre era demasiado acaramelada, como una manzana acaramelada.

—Estoy ansiosa también mamá. —tomo el uniforme, como si estuviera tocando alguna clase de peste —Voy a ir donde Tsuna-kun para contarle la maravillosa noticia.

Su madre frunció el ceño, pero no dijo nada. No encontraba razón, compartir tan maravillosa noticia con su hijo delincuente, sonriendo le dio un adiós con la mano y se marchó a la cocina para preparar la cena, haría algo delicioso para festejar.

Era justo y necesario celebrar, después de haber ahorrado casi toda su vida, para poder enviar a su hija al prestigio colegio privado ubicado en las profundidades del busque de Namimori, donde ella asistió cuando era una adolescente, donde conoció a su esposo que se encuentra desaparecido en algún país ártico.

Tsunahime, toco tres veces la puerta de su hermano, al no recibir respuesta, abrió la puerta encontrándose a la vista a Tsunayoshi dormitando. Ella entro, cerrando la puerta tras ella, sonrió con cariño, acercándose ágilmente apretó la nariz de su hermano, y luego esquivo el golpe que iba directo a su cara. Hizo un mohín, como su hermano pudo confundirla con algún bastardo que busca pelea.

—Tsu-chan ¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso? algún día no serás capaz de esquivar mis golpes. —reprendió.

Ignoro su regaño, y dejó caer en el suelo, sentada con la espalda recta —Mira Tsuna-kun.

— ¿Qué mierda es eso?

—Mi nuevo uniforme. —suspiro —Mamá lo logro.

—Oh… así que eso era lo que pasaba, cuando regrese. —comento distraído.

Le arrebato el uniformé de las manos a su hermana, y mirando minuciosamente el dio un bufido — ¿Esto es una falda? Esto es tan corto, que si te agachas se te vera hasta el dios nuestro.

Tsunahime se rio con buen humor, mirando a su hermano mirar con horror la falda del uniforme. Tsuna abrió sus ojos, como si hubiera encontrado la gallina de huevos de oro.

— ¡Mamá uso este trozo de tela! Seguro papá vio algo interesante.

—Tsuna-kun ¡pervertido, pervertido! —dijo despavorida su hermana.

Se quedaron, en silencio por un momento viendo la pequeña falda. Se miraron uno al otro, y las risas estallo en la habitación, fue hilarante imaginar a su madre con algo tan corto.

Ambos gemelos se enjuagaron las lágrimas. Tsunahime, se arrastró hasta donde su hermano y colocando sus manos sobre las rodillas de su hermano, lo miro con sus grandes ojos color caramelos. Tsuna se tensó, su cabeza pateo una voz diciendo que huyera.

—Sea lo que sea, es un no. —dijo Tsuna.

Su hermana hizo un puchero, murmurando algo.

—Tsunayoshi-niisama, sabes que te quiero muchísimo.

—Yo también te quiero, pero aun así es un no.

Tsunahime se arrastró más cerca de su hermano, abrazándolo fuertemente. Oculto su rostro en el estómago de su hermano mayor.

—Bien, bien ¿qué es lo que quieres?

Tsunahime sonrió triunfante, alejándose del cuerpo cálido de su hermano, se puso seria.

— ¿Sabes cuál es mi sueño más grande? —Tsuna asintió —.Mi sueño no se hará realidad, si voy a esa escuela.

—Solo debes decirle a mamá que no quieres ir. —su hermana negó con la cabeza.

—Eso es imposible. —miro a Tsuna a los ojos, quería que su hermano se diera cuenta, que ella estaba siendo sincera —Hace un mes fui hacer un examen en Tokio, para obtener una beca de deporte, unos días atrás me llegaron los resultados. —se quedó callada, esperando que su hermano mayor absorbiera toda la información.

— ¿Y?

— ¡Me aceptaron! ¿No eres feliz por tu hermana? —Tsuna sonrió, por supuesto que era feliz por su hermana —.El problema es… me tengo que ir a la residencia de la escuela si quiero la beca.

Tsuna frunció el ceño, ahí está el detalle. Le dio a su hermana una mirada inquisitiva.

—Tsunayoshi-niisama. —comenzó a decir con tono muy serio —.Necesito que vayas en mi lugar a St Claire. —su hermano abrió los ojos cómicamente, antes que se negara se apresuró a decir —.Te daré algo a cambio, cualquier cosa si te haces pasar por mí.

—Ni hablar, son dos años pasándome pasar como un mujer.

—Antes lo hacíamos. —argumento.

—Teníamos seis y fue para Halloween. —replico.

Tsunahime, se cruzó de brazos, pesando que podía hacer para convencer a su hermano mayor. Sintiendo el cosquilleo de felicidad sonrió ampliamente.

—Todo el ramen y dangos que puedas comer gratis por todo el tiempo que me sustituyas.

Tsuna miro a su hermana de reojo, la oferta era tan tentadora; podría comer todo el ramen y dangos gratis por dos años. Tsuna, sacudió la cabeza violentamente, no podía caer a la tentación, maldita serpiente que le ofrecía tan sabrosa oferta.

Tsunahime miro la lucha interna que tenía su hermano, se apresuró a poner su cara de cachorro, y decir todo el melodrama.

—Tsuna-kun, es mi sueño yo voy a morir si no voy. También hablare con Tomo-san para que te de todo el ramen y los dangos gratis. —ojos caramelos cristalizados por lagrimas miraron a Tsuna.

—Bien. —dijo entre dientes Tsuna.

¡Bam! ¡Gano! Se regocijo Tsunahime en su interior.

—Peeero… tengo una condición.

— ¿Cuál?

Tsuna tomo la falda del uniforme, arrugando la nariz, como si oliera algo en mal estado.

—Si logras encontrar un falda más larga iré, si no lo logras no voy.

— ¡Eh! Pero esos uniformes son exclusivos de ese colegio para niños ricos. —Tsuna se encogió de hombros —Bien, bien voy hacer todo lo posible para encontrar una más larga.

Tsuna seguía aplastando al Dragón azul del este, mientras esperaba que su hermana no fuera capaz de conseguir una falda más larga para él.

Tsunahime, rogó a su madre para que cambiara el largo de su uniforme, algo que su madre no quería, según ella su hija debía mostrar su buena figura. Tsunahime tuvo que abstener a poner los ojos en blanco cada vez, que su madre empezaba con su enfermizo favoritismo para ella.

Una de esas tardes que Tsuna pateaba el culo sucio de algún contrincante, su hermana llego gritando que logro conseguir el cambio de su uniforme, su hermano sintió el escalofrío en su espalda, estaba jodido.

Nana sonrió mirando a su Tsu-chan con el nuevo uniforme, era primavera, la primavera para que florezca su hija. Ignoro a su hijo, que masticaba una goma de mascar, no sabía porque no se había ido a su escuela de delincuentes, decidió que era mejor no prestarle atención a la mancha negra de la familia.

Los hermanos caminaron agarrados de las manos, por unas cuantas calles, hasta encontrarse en la pequeña cafetería de Tomo-san. Ambos gemelos, saludaron a la anciana con cariño, la señora sabía todo el plan, y aunque no le gusto los ayudaría.

Los gemelos salieron, un rato después cambiados. Tsunahime era Tsunayoshi, el delincuente. Tsunayoshi era Tsunahime la princesa de mamá.

— ¿Debería ponerme unos bollos aquí? —señalo, su pecho plano —Naa, Tsunahime es más plana que una tabla de aplanchar.

—Tu idiota. —grito airadamente Tsunahime.

Tomo-san se rio, entre dientes, mirando con los gemelos se divertían.

Se despidieron de la señora, con la promesa de que se portarían bien en sus nuevas escuelas. Tsuna acompaño a su hermano, a la estación esperando el tren que la llevaría a cumplir su sueño.

—Tienes que volverte una jugadora profesional. —Tsuna, comento sosteniendo la mano su hermana.

—Por supuesto, voy a volverme una gran jugadora de fútbol.

— ¡Cuidado con los pervertidos! Tokio está lleno de gente rara.

—Lo sé, lo sé, pero se defenderme gracias a mi hermanito delincuente. —Tsuna puso los ojos en blanco —.Tsuna-kun, lo siento por ser egoísta. —dijo, con un sollozo estrangulado en su garganta.

—Tonta. —apretó la mano de su hermana, para reconfortar —.La única forma de perdonarte, es que seas feliz, convirtiéndote en una famosa jugadora.

El tren llego, separando a los gemelos. Tsunahime se sorbió la nariz, Tsuna le dio unas palmaditas en la espalda a su hermana. Se despidieron con la promesa de hablarse una vez a la semana.

Tsuna, se retoco el uniforme, y se encamino para la parada de buses donde lo recogerían para ir al internado St Claire. Ah su hermana era un dolor de culo a veces, pero aun así la quiere, penso Tsunayoshi.

Mientras esperaba el autobús, se colocó los audífonos y jugueteo con sus pulseras de cuero trenzado. Fue una hora en autobús, para llegar a escuela privada, sumergida en el bosque de Namimori.

Tsuna bostezo ruidosamente, saliendo del autobús, murmuro un «wow» mirando la arquitectura, era como una castillo. Tsuna exploto su goma de mascar, caminando hacia la entrada de la dichosa escuela.

Ojos azul metálico se crisparon, lo que miraba no se lo podía creer. Una estudiante está violando todos los códigos de vestimenta. Si fuera un chico, lo hubiera mordido hasta muerte, pero tenía su orgullo de hombre, jamás lastimaría a una mujer, aunque fuera muy irritante.

Paso junto al profesor, con ceño fruncido ignorando, su mirada de sed de sangre. Estaba familiarizado con esas miradas y eran un dolor de culo.

— ¡Hey! Estas violando el código de vestimenta. —dijo el profesor, de cabello cuervo.

Tsuna, con sus audífonos en los oídos, fingió no oír; haciendo resaltar una vena en la sien de cuervo.

— ¿Acaso no escuchas?

Tsuna, miro al cuervo explotando otra bomba de goma de mascar. Dando una mirada de reojo al brazo que era apresado por el cuervo. No ha empezado y ya tiene un idiota molestando, pensó con una creciente irritación.

—Suéltame idiota. —dijo —.¿Eres una clase de pervertido? Te excitan las chicas de preparatoria.

Un chico con un peina estrambótico, sintió la creciente aura de sed de sangre de su superior.

—Eres una nueva estudiantes— intervino Kurasakabe, mirando un folder —Sawada Tsunahime.

—Esa soy yo —dijo usando la forma masculina —Si soy yo, necesito irme. —se corrigió, zafándose del agarre del cuervo.

Hibari se quedó pasmado, acaso esa chica lo desafió… tuvo las agallas de decir que era un pervertido y de irse sin arreglar su uniforme. Apretó los dientes, hasta casi quebrarlos, esa chica tenía que disciplinarla.

Tsuna camino por los pasillos, siendo observada por la masa estudiantil. Como si fuera un prófugo de una cárcel, resoplo interiormente Tsuna, tenía que soportarlo por su ramen, los dangos y la felicidad de su buena para nada gemela.

Saco el arrugado papel donde estaba la información de su aula. No duro mucho cuando llego, frente el aula rotulada con el 2-A. Tsuna abrió la puerta, de golpe, caminando como si hubiera nadie adentro del aula.

Camino hacia la fila de la ventana, y llego al último escritorio que ya estaba ocupado, por un chico de cabello plateado. Cruzándose de brazos, miro desafiante al chico de ojos verdes jade.

— ¿Qué? —inquirió de mala forma el de ojos jade. Curioso el chico que estaba frente miro, con curiosidad infantil.

—Quiero este lugar. —reto.

— ¡Ja! ¿Y? yo ya estoy aquí.

—Me importa un pepino, quítate.

— ¿Qué te crees perra? —Gokudera, dijo entre dientes.

Tsuna entre cerro los ojos, así que ese hijo de puta no movería su culo, del asiento que reclama.

— ¡He dicho fuera! —mando, pateando el pupitre.

— ¿Qué te pasa perra loca?

Tsuna ya bien cabreado, levanto su pierna hasta golpear el filo del pupitre. Gokudera grito, tapándose con una mano los ojos, con los dedos separados.

Gokudera pensó ver algunas bragas rosas, con encaje pero lo único que vio un chándal negro para nada lindo.

—Je, ¿acaso esperabas ver mis calzones? —dijo con sorna —.Fuera pervertido.

—Me importa carajo que seas una mujer, voy a convertirte en polvo.

La puerta de aula se abrió ruidosamente.

— ¡Tsunahime-chan! —grito un rubio.

Tsuna se volvió como si fuera una muñeca de cuerda. Chasqueando la lengua, hizo como si no hubiera visto nada.

—Mou, eso es cruel. —dijo el rubio.

Tsuna, suspiro exasperado. Piensa en el ramen y los dangos gratis dijo como una mantra en su mente.

Notas finales:

Aviso que este fic sera 1827.

Gracias por leer.


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