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Justo a tiempo por Kailehahiah

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfiction publicado. Es un poco estraño pero espero que les guste.

 

Justo a tiempo.

 

Las luces de la habitación estaban apagadas, la iluminaba apenas la bombilla del farol de la calle que entraba por la abertura en medio de las cortinas. El ambiente de la pequeña habitación era caluroso. La cama en medio de ella se estremecía por los agresivos movimientos de quienes sin control alguno gemían. Bañado en sudor un moreno de piel pálida sostenía las mojadas sabanas con fuerza entre sus dedos, mientras dejaba escapar gemidos placenteros de sus labios hinchados. Sobre él, un pelirrojo se aferraba a las caderas del otro, embistiéndolo una y otra vez. Él de abajo alzo las caderas mientras se abría un poco más, sabía cuánto complace ese atrevimiento al otro y cuánto él mismo disfruta de ello. El pelirrojo sintió que estaba llegando al final,  así que lo abrazo dejando descansar su barbilla en el hombro del otro, paseándose por el abdomen del otro hasta encontrar su miembro necesito y acariciarlo. El moreno gemía con fuerza al sentir las manos de su compañero y dejó escapar su nombre entre gemidos.

 

—   Gaara…Gaara... –repetía una y otra vez. Esa voz volvió loco al pelirrojo que lo seguía embistiendo salvajemente. Quince segundos más y el moreno se vino entre la mano de Gaara. Dos estocadas más, un gemido y se vino dentro del moreno.

 

El pelirrojo salió del otro, quedando de rodillas en la cama y retirándose el preservativo de su flácido miembro. Su compañero se dio vuelta en la cama, fijando sus ojos negros en los verdes de Gaara. Retiro sus cabellos negros mojados de la frente y luego de ver como el pelirrojo echó a la basura el preservativo, alzo sus brazos para atraerlo en un abrazo. Gaara se dejo abrazar y besar los cabellos por el moreno. Y de nueva cuenta volvió la culpa a sus entrañas.

 

La culpa de haberlo poseído para olvidarse de otro. Era tan egoísta, no le ofrecía nada pero tampoco lo dejaba partir lejos de él.

 

Luego de unos minutos Sai se levantó dirigiéndose al cuarto de baño, él lo observó caminar, detallando su espalda y la marca de sus dedos en sus caderas. Sonrió. Sai tenía algo que lo volvía loco, lo envolvía en una extraña burbuja que por minutos lo hacia olvidarse de sus sentimientos, de sus pesadillas. El teléfono celular comenzó a sonar y sin saber dónde estaba lo busco por toda la habitación hasta dar con el objeto en una esquina debajo de la cama. El número era desconocido, intrigado de saber quién podía llamarlo a las 2:48 de la madrugada, contesto. 

 

—   Diga…eh, Sasuke? – se extraño al reconocer la voz del otro lado del teléfono. Y poco a poco una angustia comenzó a instalársele en el pecho. Algo había pasado.

—   Él desea verte – susurro el interlocutor. Se le quedaron marcadas esas dos palabras y el sollozo que escucho después de ello le ocasiono un nudo en la garganta.

Escucho la puerta del baño abrirse y debió de tener un espantoso gesto porque Sai corrió hacia él abrazándolo sin preguntar que sucedía.

 

G&S

 

El día 10 de noviembre sobre la ciudad de Konoha caía una fuerte lluvia. Una lluvia que había comenzado dos días antes en forma de llovizna, se acentuó a las 2:00 de la tarde y se arrastraba por las calles como un río. Era un sábado 10 de noviembre y bajo la lluvia dos personas caminaban, una intentando proteger bajo el paraguas a la otra.

 

Gaara caminaba seguido de Sai quien en su mano derecha sostenía el paraguas negro que traía consigo desde el cementerio. No decía nada, Gaara no necesitaba sus palabras en esos momentos. El pelirrojo necesitaba su compañía y nada más. O eso pensaba.

 

Al cruzar la calle el pelirrojo avanzo deprisa internándose en un edificio de cinco pisos. Dentro amainó los pasos e ignoro los reclamos del conserje del edificio por mojar el piso. Le pareció escuchar a Sai pedir disculpas por él pero no podía decir si era cierto o no porque su sentido del oído parecía distorsionado. Avanzo hasta el segundo piso y hasta el último departamento del pasillo. Abrió la puerta y la cerro con fuerza dejando a quien le seguía afuera. Se recostó sobre la puerta de madera y una lluvia más intensa y torrencial se desato en el apartamento 26.

 

Sai intentaba abrir la puerta pero era lógico que la hubiera cerrado con llave. Comenzó a tocar fuertemente. Un nudo se le formo en la garganta cuando escucho los sollozos del pelirrojo. ¿Por qué todo era tan injusto? Sin fuerzas por su propio llanto se dejo caer al suelo, dejando el paraguas abierto. Apoyo su cuerpo en la puerta, imaginándose el calor del otro a través de ella.

 

G&S

 

El viento fresco golpeaba sus mejillas y sus brazos descubiertos. Hacia danzar su cabello rojo despeinándolo más de lo que ya estaba. Se agacho sobre aquel rectángulo de mármol con hermosas letras doradas >>Uzumaki Naruto<<.  Una lágrima se le escapo de sus verdes ojos y de inmediato se la limpio. Dejo el pequeño ramo de margaritas sobre la tumba y se quedo callado, absorto en un sinfín de recuerdos.

 

“Caminaba por los espeluznantes pasillos blancos del hospital. A cada paso parecía que un enorme peso se agregaba a sus piernas. Recordó el número de habitación 1023. Se detuvo frente a ella y dejo escapar un suspiro antes entrar.

—   Permiso…- saludo. Dentro estaban, un rubio acostado en la cama y un moreno que tomaba su mano.

—   Hola, Gaara. –Saludo con una leve sonrisa- Teme…-dijo entonces mirando al moreno.

—   De acuerdo, estaré afuera Dobe. No te altares mucho. Te amo. – dicho esto beso los labios del rubio y luego sus cabellos. Salió de la habitación sin dirigirle una mirada al pelirrojo.

—   ¿Cómo has estado? ¿Cómo esta Sai? – Pregunto el rubio mientras lo invitaba a acercarse.

—   ¿Cómo te sientes tú? – pregunto. No valía decirle que estaba mal, desde hace mucho tiempo. Ni que en ese mismo momento parecía que fuese a morir.

—   Estoy bien. Listo para lo que viene. –

—   Naruto…-pronuncio su nombre con la voz quebrada. – Tienes que prometerme que vas a salir bien de la operación.

—   Sabes que eso no esta en mis manos, ni siquiera en la de los médicos. Cada quien tiene destinado su tiempo en este mundo.

—   No seas absurdo. Aun tienes muchas cosas por vivir. – el rubio sonrió.

—   Sabes, hace unos meses, Sasuke y yo quedamos en adoptar un pequeño. Él no lo sabe pero yo introduje los documentos. Unas semanas atrás llamaron informándome que en dos días podríamos ir a conocerlo. Yo quisiera…

—   No digas nada, tonto. En dos días, estarás aun en el hospital recuperándote, entonces Sasuke lo buscará y podrás conocerlo.

—   Yo no estoy tan seguro de ello.

—   Porque siempre haces todo tan complicado. – dijo el pelirrojo con lagrimas en sus ojos.

—   Pregunte por Sai hace unos minutos.

—   Está afuera.

—   Quisiera pedirte un favor. Y viva o muera te hare cumplirlo, ¿de acuerdo?

—   Eso no suena como un favor. –

—   Tienes que  tomar una decisión. Puedo aparentar ser idiota pero no lo soy. Sai te ama, muchísimo diría yo. Tú no puedes seguir jugando con él de esa manera. O terminas aceptando que te gusta o déjalo partir.

—   ¿De qué estas hablando? Sabes que la única persona que amo eras tú.

—   ¿Y Sai qué es? ¿Dime por que estas con él? Yo no estoy diciendo que no me ames pero debes ser sincero con tus sentimientos. “

 

—   Hola…-saludo alguien a sus espaldas. Volteo, conocía de quien era aquella voz. Se encontró con dos morenos. Sasuke y Sai.

 

Gaara se aparto de la tumba permitiéndole el paso a Sasuke quien se arrodillo frente a ella. Sai también se acerco y luego de dejar un ramo de flores sobre ella se alejo para darle privacidad a Sasuke. Gaara se acomodo a su lado. Ninguno de los dos dijeron nada. Gaara noto a Sai más pálido de lo que ya era. Sai observo a Gaara más delgado y más ojeroso. Trascurrieron unos minutos más y el silencio los comenzó a incomodar.

 

—   ¿Cómo has estado? –preguntaron al unísono. Ambos se miraron a los ojos por unos segundos y luego desviaron su mirada a un lado.

—   Primero tú, por favor – dijo el pelirrojo. Estaban comportándose como idiotas, como si nunca hubiesen hablando. Como si nunca hubiesen compartido besos, caricias y placer.

—   He estado bien – Sai lo había dicho para no remover sus sentimientos. Era obvio que no había estado bien.

—   Yo he estado pensando mucho estos días – dijo Gaara. Desde la última vez que se vieron había trascurrido un mes.

—   ¿Y qué haz estado pensando? – pregunto el moreno mordiéndose el labio.

 

G&S

 

La cama rechinaba por las bruscas y salvajes sacudidas que emitían dos cuerpos que se contoneaban y se rozaban mientras gemían de manera escandalosa. Como era costumbre Gaara apretaba las caderas de Sai hasta dejar las huellas de sus dedos sobre aquella piel. Sai sudaba y abrazaba la almohada con fuerza al sentir como Gaara se adentraba en el mucho más profundo con cada embestida. El pellirrojo abandono las caderas para abrazar al moreno y besar su nuca. El moreno se removió y entendiéndolo, Gaara sin salir de él, le dio media vuelta perdiéndose en sus ojos, como llevaba haciendo desde hace meses.

 

Hace unos seis meses en el cementerio, luego de un mes de la muerte de Naruto, se habían vuelto a encontrar. Sai había preguntado que era aquello en que había estado pensando y sin saber porque sus labios lo traicionaron, pronuncio lo que había estado rondando su mente desde hace días. >> Que te necesito<<. Solo esas simples palabras bastaron para que Sai lo abrazara. Basto tan solo eso para que tuviera a Sai comiendo de la palma de su mano de nuevo, para que se sintiera un miserable.

 

Todo era tan confuso pero su deseo egoísta no le permitía hacerse a un lado, dejar de herir a Sai o aclarar sus sentimientos. Unas noches mientras lo hacia suyo se repetía que era la ultima vez y otras cuando no podía verlo lo ansiaba con locura, sintiendo que lo iba a perder para siempre y entonces lo volvía a besar y se le olvidaban las  exactas palabras de despedida.

 

Sai nunca le había confesado que lo quería. Sin embargo, era un secreto a voces, se le notaba en la mirada, en sus sonrisas sinceras, en su manera de hablarle y entregarse a él. Gaara sabia cuánto lo amaba porque solo por él había hecho cosas que no haría por nadie. Sai daba a entender que no le importaba llevar una relación de esa manera. Pero si Sai no se hacia responsable de ello, Gaara sí. Siempre estuvo consciente del daño que le causaba a Sai. Siempre estuvo consciente que era un bastardo.

 

Salió de sus pensamientos al sentir una caricia en la mejilla. Sai le sonreía tan auténticamente. Sintió su corazón acelerarse.

 

—   ¡Te amo! – susurro el moreno. Sonriendo y derramando algunas lagrimas. 

 

Él no supo que decir, se quedo mudo e ido. Escuchando como un eco ese te amo una y otra vez.

 

G&S

 

Gaara estaba sentado en un banco del parque, el mismo parque que el frecuentaba con cierto rubio de ojos azules cuando eran niños. Sasuke estaba su lado, observándolo.

 

—   Pensé que te lo había contado – le dijo, volviendo la mirada a un moreno de ojos azules que se trepaba en el tobogán. Era Menma el hijo adoptivo de Sasuke y Naruto.

—   Yo no le he visto desde hace una semana. Él salió temprano en la mañana.

—   Escucha, no sé si fue una excusa eso que me dijo la copia barata. Pero se veía muy afligido. Quizá deberías buscarlo…

—   No – dijo interrumpiéndolo. – No, es mejor que todo haya sucedido así.

—   ¡Qué idiotez dices, imbécil!

—    Naruto tenía razón. Yo tengo que tomar una decisión. Y elijo no seguir lastimándolo.

 

Sasuke lo observo, con unas inmensas ganas de golpearlo. Se notaba a simple vista que estaba enamorado de Sai, porque entonces no iba y solucionaba todo. >> Él tiene que darse cuenta tarde o temprano<< esas fueron las palabras de Naruto cuando habían conversado el tema. Pero no estaba seguro si su rubio tenía razón.

 

G&S

 

>> ¡Te amo! <<

 

Abrió los ojos, levantando el rostro del escritorio donde se había quedado dormido. De nuevo había soñado con la última vez que lo había visto. De nuevo recordaba esas dos palabras que lo mortificaban. No podía más, no podía seguir aparentando que no sucedía nada. No podía seguir negando lo que sentía. ¡Maldita sea! Amaba a Sai Shimura con todas sus fuerzas.

 

G&S

 

Estaba a un lado de la mesa donde reposaba los dulces y un pastel de zorro. Sostenía entre sus manos un vaso con jugo de limón. De nuevo el tiempo había hecho de las suyas y habían pasado dos años. Se volvió el tío favorito de Menma y allí estaba, en su sexto cumpleaños. Sasuke no se sentía cómodo y sonrió al verlo con el ceño fruncido pero sabía que por ese niño Sasuke seria capaz de todo. Vio al moreno acercarse hacia él y tomar un poco de limonada.

 

—   Menma se ve contento – le dijo.

—   Créeme que si no lo estuviera, hace mucho hubiese corrido a toda esta gente.

—   No seas aguafiestas. Su maestro planifico todo, ¿no?

—   Y sin mi consentimiento.

—   Pero igual no te negaste cuando lo sugirió. –dijo aquello sonriendo pícaro. Haciendo sonrojar a Sasuke.

—   ¡Cállate! – el berrinche causo en Gaara una carcajada. – Cambiando el tema, tengo una sorpresa para ti.

—   ¿Qué será?

—   Tengo la dirección de cierta persona. Un amigo de Suigetsu la consiguió.

—   ¡oh! – maldita sea era todo lo que podía decir. Recibió el papel que Sasuke le extendía.

—   No cometas una estupidez.

—   No, esta vez hare todo bien. – sonrió nervioso- dale las gracias a tu novio.

—   No es mi novio…-reprocho el moreno sonrojado.

 

G&S

 

Conducía por aquel camino rodeado de arboles. Aquel pequeño pueblo quedaba a un día de la ciudad y los estragos de haber conducido de noche comenzaron a notarse en su cuerpo. Aun así continuo conduciendo hasta que observo una casa amarilla a lo lejos. Volvió a tomar el papel donde estaban sus esperanzas y leyó. Casa amarilla, cerca del rio. Agudizo su oído escuchando perfectamente el agua. Era allí. Apago el auto y salió de el. Lo que seguía de camino debía hacerlo a pie. Inhalo el aire puro del sitio, enfundándose valor, metió sus manos en los bolsillos y camino.

 

El corazón comenzó a palpitar de emoción al visualizar la casa más cerca. Y los nervios se apoderaron de su cuerpo. ¿Qué iba hacer si ya lo había olvidado? ¿Qué iba hacer si no estaba allí?

 

—   Por favor, Naruto. Ayúdame. – susurro mirando el cielo.

 

Diez suaves pasos dio hasta quedar frente a la casa. Lo vio entonces, sentado en la hierba, sin camisa y dibujando. ¿Sai siempre tuvo esa mirada dulce? El moreno sonrió y él se dio cuenta que era una sonrisa rota. Cuánto daría por volver a verlo sonreír como aquella noche cuando le dijo que lo amaba. Sai estaba allí, a tan solo una cerca. Era real.

 

—   Sai…-susurro. Su voz llamo la atención del moreno quien abrió sus ojos negros sorprendido. – Sai…Sai…-susurro de nuevo. Lo vio levantarse y llorar.

 

¡Maldita sea! Lo hizo llorar. Corrió la distancia que los separaba, golpeándose con la cerca y sacándole una leve sonrisa al moreno. Se planto a una distancia prudencial sin dejar de verlo. Sai se mordía el labio mientras las lágrimas bajaban por su rostro. De un momento a otro, se arrojo sobre Gaara, cayendo ambos al suelo.

 

—   ¿Qué haces aquí? –murmuro Sai entre sollozos que ahogaba en el pecho de Gaara. El pelirrojo lo abraza con fuerza y llevo sus labios a su oído.

—   ¡Te amo! Te necesito a mi lado – susurro rompiéndose en llanto también.

 

Como respuesta Sai levanto el rostro y le planto un beso en los labios. Él también lo seguía amando.

 

Esa noche se quedo a dormir en aquella casa amarilla. Con Sai vivía su estricto abuelo, Danzou y su sobre protector hermano mayor, Shin. Luego de una semana Sai volvió a la ciudad. Conoció a Menma y se encariño de inmediato con él. Gaara pensó que quizás ellos también podrían adoptar a un bebe.

 

G&S

 

—       De los dos, siempre fuiste el que nunca se tomaba enserio las cosas. Pero estoy seguro que ese favor que me pediste en el hospital, lo tomaste con seriedad. Fuiste tu quien me abrió los ojos. Gracias, Naruto. – deposito el ramo de flores en la tumba y sonrió al sentir una brisa golpear sus mejillas.

 

FIN

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.


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