Y mire por fuera de la ventana...
Los mismos pajaritos se paran en las ramas del árbol que casi chocan contra ella y les doy una gran sonrisa mientras abro mis ojos: -Veh... ¿Como están hoy, señor y señora ave?...- quería alcanzarlos con mi mano, pero estas al instante volaron de nuevo, desapareciendo en la distancia.
Mi mano se extiende y siento el viento... se siente tan bien...
-... ¿Feliciano?-
Solamente miro detrás mio, al marco de la puerta de mi habitación y puedo verlo. El hombre alto de hermoso cabello rubio y ojos serenos del color del mismo cielo en el que habían desaparecido hace un momento aquellas aves.
Bajo mi mano lentamente, mirándola y lo volteo a ver de nuevo con la misma sonrisa en mi rostro: -Ah, Luddy... ¿Que suce-?-
-¿Estas loco? ¡Deberías estar reposando!- dijo antes de que pudiera terminar mientras se acercaba a mi. Odio ver en sus ojos la angustia, preocupación... y miedo. No le queda. No es de el.
Pero ni siquiera abro la boca para decirle mi clásico "estoy bien", a pesar de que mi cuerpo aun duele... solamente asiento bajando la cabeza, dejando que me ayude a regresar a la cama. Tampoco me gusta esa cama, solo me hacen recostarme en ella para hacerme vivir artificialmente.
¿No puedes dejarme desconectarlo? ¿No me puedes dejar andar sin alguno de esos malditos tubos conectados a mi? ¿No puedes... por mi...?
-Ya esta...- dijo el de nuevo con voz suave, sacándome de mis pensamientos. Lentamente me tapo con la sabana y reviso lo demás. Lo escuche lanzar un suspiro antes de sentarse en una de las sillas que estaban junto a mi: -... todo esta en orden...- otro suspiro. Solo para de hacerlo: -Feli... ¿Cuantas veces mas debería decirte que...? Cielos... ya sabes que no debes hacer eso si no estoy aquí, no me perdonaría si algo te pasara mientras no estoy-
-Lo se, Luddy... lo se...-
Pude sentir su robusta mano sacudiendo dulcemente mi cabello (teniendo como siempre cuidado con mi rulo, por supuesto) y me daba un beso en la frente. Su otra mano estaba entre las mías... las mire mientras sentía sus caricias.
Tan grandes, fuertes, llenas de vida... esas manos que desde siempre me han cuidado, me han abrazado. Veo las mías después... de seguro el lo ha notado. Pequeñas como siempre, pero ahora pálidas, frágiles y débiles. Así las ve el, y lo se porque se lo ha dicho tantas veces a Kiku.
Cree que estoy dormido y lo escucho... es normal de el, lo conozco, nunca me diría lo que piensa o que tan triste se siente directamente. Siento sus lagrimas caer por esa mano que me toma en esos momentos...
De hecho... las siento ahora mismo. Otra vez.
-Feliciano... Feli...- le escucho susurrar entre pequeños y suaves sollozos, ahora me tiene en sus brazos, acogido en un cálido abrazo. ¿Cuando lo hizo...? No tengo idea.
Sonrió un poco cerrando mis ojos y poso mi mano en su pecho: -¿Si, Ludwig?...-
-Te amo...- su rostro se oculta en mi cabello: -te amo tanto... prométeme...-
Para, por favor...
-Prométeme que no te iras...-
No, no se si pueda...
-... solo... una vez mas...-
Lo has repetido desde ese día y la respuesta es la misma...
-Sabes que doy lo mejor de mi, capitán... y por eso te lo prometo, te prometo que...-
Que...
-Que lo intentare... porque también te amo, Ludwig...-
Y daré lo mejor de mi para que no sea una dura despedida.
Lo prometo mi amor...