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Juntos por KazumiYagami

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Notas del fanfic:

Death Note no me pertenece, son exclusiva propiedad de Tsugumi Obha y Takeshi Obata, sin embargo, el presente one-shot es de mi autoría.
Advertencias: Ooc, AU, Mpreg.

Notas del capitulo:

One-Shot resubido.
Algo de romance quizás, nada propio de mí ;')

CAPÍTULO ÚNICO

Lawliet corría y corría, tratando de apaciguar la emoción que vivía. La noticia que habían escuchado sus oídos era la más importante en su vida tal vez y la sonrisa que surcó de sus labios de pronto, ante la imagen que su mente creó, lo delataba por completo.

“Light… está en el hospital”

Su pecho pareció aglomerarse de fuertes sensaciones producto de la ensoñación que lo envolvía y las vivas palabras que hace escasos segundos habían salido tan preocupadamente de su rubio amigo, se repetían mil y unas veces en su cabeza. Sí, lo podía sentir, esa inexplicable sensación por el simple merito que aquel hombre podía causarle.

Y es que prácticamente, Yagami Light se había convertido en su mundo.

En su más osado y feliz mundo.

No supo cuantos minutos habían transcurrido desde el edificio hasta aquel lugar, pero siendo sincero qué rayos importaba. En una situación así, era cierto que cada uno de sus pensamientos debían direccionar hacía otra parte, pero su vivaz concepción de las cosas parecía seguirlo como secuaz enemigo.

Agitado, hizo ingreso a la clínica, donde de inmediato fue recibido por sus amigos, que con tan sólo sus rostros le daban a atender lo que allí se acontecía.

—¿Dónde… está?— Fue todo lo que se dignó a decir, con lo poco de aire que le permitían sus pulmones.

* * * *

Simplemente no podía más, todo en él dolía.

La candidez de la luz del día, que se colaba por las opacas cortinas de fina tela, dejaba ver su ojeroso rostro y desarreglados cabellos castaños. Su cuerpo -de apariencia frágil- se sentía débil y cansado luego de tan agitado trabajo, pero aun así, la sonrisa que se vislumbraba en sus labios y el llamativo brillo de sus ojos no desaparecían por más segundos que pasaba en aquel blanco cuarto en casi completa soledad.

De pronto, y arrebatándole sin anestesia la oportunidad de perderse quizás en una pequeña siesta, el sonar de la puerta abriéndose lo sacó por completo de su merecido descanso, todo para hallarse frente a frente con el ser que le acompañaría en aquella nueva y maravillosa aventura.

—Light…— Esbozó Elle su nombre, dirigiéndose de inmediato hasta él y ofreciéndole, como nunca, aquella mirada de amor que el menor reconocía tan bien— ¿C-cómo est…?— Atinó a balbucear, no sabiendo del todo qué agregar por tan nuevo y extraño momento.

El ojimiel sonrió.

—Estamos bien— Aseguró, mirando de reojo al bultito que descansaba sobre sus adoloridos brazos— ¿Quieres verle?

Obviamente la respuesta era un sí, pero de manera inexplicable, Lawliet tragó grueso pareciendo titubear. Y es que esta era la experiencia más bizarra a la cual se había enfrentado a lo largo de su vida y era seguro que debía reconocer lo que le sucedía; estaba nervioso en su totalidad.

Y era un hecho, pues no todos los días se era padre por primera vez.

Yagami, sintiendo de sobremanera sus nervios, sólo se dedicó a mirarle con una sutil tranquilidad, dándole a entender que no era el único que vivía aquella sensación de inexperiencia. Ambos tendrían que saber acostumbrarse a lo que era ser padres primerizos y a salir adelante costase lo que costase, eso estaba más que claro.

Y no pasó mucho para que el manto que cubría al recién nacido fuera retirado completamente por el propio Light, quien lleno de dicha le presentó al mundo a quien cambiaría su futuro. Y entonces, fue allí cuando el pelinegro le vio, aquel fulgorcito de vida que hace tantos meses había producido, florecía por completo frente a sus ojos.

Algunos finos cabellos azabaches se divisaban sobre su cabecita, mientras sus grandes y hermosos ojitos se abrían por primera vez, dejándole ver al de ojos negros una inocente miradita color miel.

Sí, ahí estaba, era el fruto de su amor con el castaño.

Lawliet pudo jurar que su corazón pareció detenerse por un segundo ante la emoción. Esa criaturita desprendía un aura de tanta pureza y liviandad que hasta prácticamente le hicieron dejar su nerviosismo de lado. Era increíble lo mucho que podía cambiar su vida con un sentimiento tan rebuscado como el amor, ese que, dichosamente había encontrado en aquel hombre que lo hacía vivir, en ese preciso instante, la enseñanza más importante de todas.

—Cárgalo, no pesa nada.

Temblaba, no podía negarlo, pero de igual manera y por inercia tal vez, Elle alargó sus brazos, tomando entre ellos a su recién nacido hijo y enseguida sintió la conexión. Era suyo, de ellos.

Entonces vio, como esas perlitas mieles que tenía su niño como ojos no tardaron en observarle con curiosidad, como sabiendo frente a quien se encontraba. Casi al acto, el ojeroso se sobresaltó, cuando en un arrebato increíble y maravilloso de su pequeño, sus manitas se acentuaron en pequeños puños que desesperados tomaron de sus delgados dedos, haciéndole imposible el poder escapar de tan ferviente agarre.

Y Elle sólo pudo sonreír. Como nunca antes lo había hecho.

—Eres tan lindo— Susurró contento, meciéndole con paterna añoranza y acercándolo cada vez más hacia su pecho.

Sencillamente era preciosa y única la sensación a la cual se enfrentaban, y es que no había sido fácil, lo sabían bien, pero sin duda todo esfuerzo había valido la pena. Aquella hermosa criaturita que descansaba sobre el pecho del pelinegro era un nuevo camino y la luz de ambos, que sosegados de amor vieron con encanto como el pequeñito sollozaba un ligero bostezo en son de un tranquilo descanso, ese que pronto encontró sobre el regazo de su padre.

Sonrieron sin dejarse de ver, entrelazando sin demora la piel de sus dedos, justo antes de acercar sus labios para unirlos en un beso sincero, rescatando en ambos un contacto puro y lleno de amor, aquel que ahora daban por completo.

Porque para ellos, eso era felicidad, y juntos se encargarían de no perderla jamás.

Notas finales:

¿Cursi? Tal vez, pero qué se puede esperar cuando un ser tan puro nace. Grrrr.
Gracias inmensas por leer, espero les haya gustado apesar de haber sido un escrito neutro.
¡Saludos! ;)


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