Plata
Pareja: Preciusmetalshipping (Por una parte)
Porque de todos los colores que pudieran existir en el mundo a Gold solo le gustaba uno no podía ser más claro ni más oscuro debía ser un color plata…
Era otro día normal en ciudad primavera, si por normal tenemos media ciudad en llamas por culpa de cierto pelinegro todo iba de maravilla.
— No puedo creer que haya gente tan idiota, pero tu Gold superas mis expectativas. — Regaño Crys a Gold quien quería sepultarse varios metros bajo tierra, que iba a saber el que si uno no apagaba una fogata podía ocurrir esto.
— Ya te dije que no sabía. — Se intentó excusar el pelinegro.
— ¡Como que no! Es obvio que si utilizas fuego y no lo apagas algo se quemara. — Riño la castaña al chico quien se miraba avergonzado y no era por los “lindos cumplidos” de Crys si no porque cierta persona se lo advirtió.
— Vale, está bien, si tengo la culpa. — Acepto Gold bajando la cabeza, Crys al ver esto se sintió mal por haber hecho que su amigo se pusiera así, aunque pensándolo bien llevaba varios días así.
— Lo siento, no debí gritarte. — Se disculpó la castaña mientras sus Pokémons tipo agua apagaban el incendio. — ¿Estas bien?
— Claro que estoy bien, es solo que Silver me va a odiar. — Pensó en voz alta Gold sin darse cuenta de sus actos.
— ¿Por qué te odiaría? Eres su mejor amigo. — Razono la chica sentándose en el suelo a la par de Gold.
— Porque él me dijo que apagara el fuego.
— ¿Y de cuando a donde tu muy obediente? — Pregunto con una risa que amenazaba a escapar de sus labios.
— No lo sé, talvez ya me volví loco, sabes que iré a des estresarme por ahí. — Dijo el chico levantándose del suelo y saliendo de la ciudad.
Gold era conocido por dos cosas, ser competitivo y ser un mujeriego, pero últimamente su actitud estaba siendo diferente, aun así no dejaba el único juego que lo mantenía cuerdo en las últimas semanas, El Pool.
Llego a su destino favorito una pequeño restaurant en ciudad Trigal donde él siempre llegaba a coquetear pero ultima mente no podía hacerlo, cada vez que veía a una chica ya no le miraba sus proporciones, ahora por alguna jodida razón no poda, tal vez se juntaba mucho con Crys quien le jalaba las orejas por hacer eso.
Empezó a jugar como siempre lo hacía rompiendo el triángulo y concentrándose en su puntería, justo iba a meter la bola número ocho pero algo lo detuvo, vio a una chica quien se había sentado en la mesa y le sonría coquetamente, Gold la vio debía admitir que estaba bien buena esa chica y tenía unos hermosos ojos plateados, por alguna razón hizo que su interés en ella bajara ese plata era demasiado oscuro.
— ¿Hola guapo, andas solo? — Dijo la chica castaña quien separa sus piernas y al tener un vestido corto dejaba muy poco a la imaginación, aun así Gold la ignoro por dos razones ese color, el color de sus iris se le hacía muy soso.
— Si, ahora quiere dejarme jugar. —Dijo Gold ignorando que la chica se bajó frustrada de la mesa, ni Gold entendía porque hizo eso antes no hubiera desaprovechado esta oportunidad pero simplemente en su mente seguía pensando en el color de unos ojos en particular que lo miraban con enojo, luego de ese pensamiento suspiro.