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Never knew I needed por Raven Phantomhive

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CAPITULO I

Casualidades & coincidencias

(“Por la forma en la que cambiaste mis planes”)

El viento helado soplaba llevándose sus lágrimas, pero no su dolor. El ruido de los autos ocultaba sus sollozos, pero no la desolación que en ese momento sentía. La luna iluminaba sus apagados ojos  dándole por unos segundos algo de vida. Suspiro mientras veía las luces que brillaban en el firmamento, tan ajenas a todo, sintió envidia de ellas, que podían estar tan alejadas de este asqueroso mundo. Bajo la mirada viendo la nada que se extendía a sus pies, se veía tan tentadora pero aun así en sus ojos se veía el recelo de su decisión, suspiro sacando todo el aire que se había acumulado en sus pulmones, se preguntó si había una razón para seguir en ese mundo, rio débilmente. Estaba a punto de saltar al vacío pero unos brazos rodearon su cuerpo mientras lo atraían hacia atrás alejándolo del acantilado

Estaba atónito, se zafo bruscamente del agarre para ver a su… ¿Salvador?

Era un joven de su edad, cabello de color negro carbón que enmarcaba su seductor rostro, piel blanca, altura promedio y ojos de un inusual carmesí. Parpadeo rápidamente para alejar las lágrimas que se habían aglomerado en sus ojos

El silencio inundo el lugar, él no tenía ganas de hablar y al parecer el joven que lo había ¿salvado? ¿Condenado? Tampoco tenía intenciones de platicar cosa que le agradeció.

Por primera vez se sintió cohibido ante la presencia de alguien, no sabía que hacer o que decir, su cuerpo se había congelado y su voz se había atorado en su garganta. El joven estaba a punto de hablar pero fue callado por un grito lejano

-¡Ciel! ¡Ciel!- el aludido miro hacia un punto en específico y se quedó pálido

-¿pasa algo?- pregunto el joven al ver lo pálido que se había puesto

-no- el aire le empezó a faltar, sintió que se desvanecería

-¿Seguro?- pregunto el joven receloso, no le dio tiempo de contestar ya que se desvaneció, el joven a duras penas logro sostenerlo- ¿Qué tienes… mmm Ciel?- dijo acordándose del nombre que todavía resonaba en el lugar, busco desesperadamente al dueño de la voz que parecía desesperada. Con fuerza, el joven tomo a Ciel en brazos notando que era muy ligero, quizá demasiado para su complexión, cerró los ojos y dio un hondo suspiro

-¡Ciel! ¡Ciel!- la voz se escuchaba más cerca, camino un poco más rápido y a lo lejos miro una gran mansión, abrió la boca pero luego se obligó a cerrarla, camino hacia esa dirección. En el camino se encontró con un hombre 3 años mayor que él, cabello de color negro muy similar al suyo pero sus ojos eran de un ámbar que rozaban al dorado, su mirada al igual que se gesto era frívolo, de golpe el hombre le arrebato al chico de sus brazos- ¡Ciel!- lo movió con brusquedad- ¿Qué le hiciste?

-yo nada- se defendió, no pudo evitar sentirse ofendido, aquel sujeto lo miro con recelo para luego relajar un poco su gesto

-soy Claude Faustus- se presentó cordialmente

-un placer, yo soy Sebastián Michaelis- dijo de la misma forma, Claude lo siguió mirando con recelo

-¿Michaelis?- interrogo, pero el joven simplemente lo fulmino con la mirada- este es Ciel Phantomhive- presento al inconsciente Ciel. Sebastián se tomó el tiempo para observarlo, tenía un precioso cabello color negro azulado y pudo recordar que sus ojos eran del más bello azul que el había visto. Claude al ver la mirada que Sebastián le dedicaba al inconsciente ciel solo pudo decir- tu no encajarías en su vida- esto lo tomo por sorpresa

-ni quiero encajar en ella, ni siquiera lo conozco- dijo fríamente, Claude pareció estar satisfecho con esa respuesta- si me disculpa- dio media vuelta para alejarse de aquella mansión…

Vago por un largo tiempo a las orillas de la playa, su mente divagaba en lo que acaba de pasar. Se preguntó porque ese tal Ciel Phantomhive estuvo a punto de suicidarse, no podía encontrar las razones a simple vista, tenía una hermosa casa y era más que obvio que era hijo de algún magnate, decido dejar pasar aquello y concentrarse en otra cosa, pero el rostro tan angelical de aquel joven se quedó clavado en su mente

-mejor me voy a casa- movió su cabeza para alejar aquella imagen. Pero para su sorpresa esa imagen apareció en sus sueños…

***

El sonido de la alarma lo despertó de su dulce sueño, estiro su mano para apagar el despertador, se volvió a acurrucar en las sabanas

-Joven Michaelis- abrió los ojos pesadamente mientras a regañadientes se levantaba de la cama- es hora de despertar

-voy Rose- grito mientras revolvía su cabello azabache

-el baño está listo- le dijo antes de retirarse 

-si- se quedó mirando un punto de la habitación durante varios minutos, luego su mirada se desvió a unas maletas. Ese día regresaba al internado, tenía 17 años, era su último año en aquel internado y luego se iría a la universidad de Cambridge. Tenía un gran futuro por delante entonces porque se sentía tan seco, tan vacío…

En eso la puerta de su cuarto se abrió dejando ver a Rose, su nana desde que había nacido. Rose era una mujer de quizá 60 años, con un rostro amable y el pelo canoso

-joven pensé que ya se había metido a bañar- le regaño con sutileza- se le hará tarde

-si Rose, ya voy- rápidamente se metió al baño, tardo solo media hora en estar listo. Bajo al comedor donde un espléndido desayuno lo esperaba- Lucy- canturreo haciendo que de la cocina se asomara una preciosa mujer de 30 años cabello color chocolate y ojos color verde pistache

-buenos días Seb- le guiño un ojo. Lucy era su cocinera, pero aun así la quería como si fuera su hermana- espero que te guste el desayuno

-se ve esplendido- la halago mientras se sentaba a comer, de inmediato devoro todo lo que estaba en el plato. Miro el reloj y se atraganto, rápidamente bebió un vaso de jugo para desatorar el pedazo de pan de su garganta- ya me voy- canturreo hacia Lucy

-escríbeme- dijo tristemente, ya que no vería a Sebastián hasta las vacaciones de invierno

-claro que lo hare- le dio un casto beso en la mejilla- ¿Quieres algo de Londres?- le pregunto con cariño

-sorpréndeme- dijo apenada  ya que no quería que pensara que era una interesada

-bien… ¡Daniel!- grito con fuerza, un hombre de también 30 años apareció- ya nos vamos

-iré por sus cosas joven- dijo su chofer, el rápidamente se acomodó la corbata que era parte del uniforme del colegio. Salió de la casa para abordar el auto, Daniel salió de la casa con las maletas que metió en la cajuela del automóvil, entro rápidamente y lo encendió- ¿No se le olvida nada?- pregunto mientras ajustaba el espejo retrovisor

-no nada- dijo distraídamente, el automóvil se empezó a mover primero lentamente y luego rápidamente. Miraba el paisaje con cierta indiferencia hasta que se encontró con una mansión, el dulce rostro de Ciel Phantomhive apareció en su mente pero rápidamente lo ahuyento, justo como le había dicho a ese sujeto en la noche ni siquiera lo conocía. Suspiro mientras cerraba los ojos…

Cuando los abrió para su sorpresa lo primero que vio fue el gran Big Ben, de golpe se acomodó en el asiento mirando a Daniel que ocultaba su sonrisa

-Ya llegamos a Londres- le dijo burlonamente

-gracias por la notica- dijo con sarcasmo, trato de mirar hacia adelante

-ya casi llegamos- dijo con tristeza, él quería mucho a su patrón y lo iba a extrañar el tiempo que estuviera en el internado

-lo sé- contesto de la misma forma, a pesar de que eran sus empleados los consideraba de su familia. Justo como dijo Daniel, en solo unos minutos ya estaban frente a la entrada del imponente internado

-espero que le vaya bien- le dijo cuándo le abrió la puerta

-gracias- espero a que Daniel bajara sus maletas- adiós- se despidió mientras entraba al gran internado. Camino por algunos minutos solo hasta que

-¡Sebastián!- grito alguien, de inmediato puso una mueca de fastidio

-Alois- suspiro con cansancio

-me alegra verte- lo abrazo efusivamente tanto que hizo que callera al piso, Sebastián miro con rabia al rubio de mirada encantadora

-¡Sebas-chan!- ¡Genial! Mascullo mientras se levantaba, aunque en pocos minutos volvió a terminar en el suelo

-Grell- suspiro con cansancio. Grell y Alois eran sus mejores amigos, aunque a veces lo sacaban de quicio los quería mucho, aunque no lo demostrara- ¿Qué tal?- pregunto tratando de ser amable

-las vacaciones me sentaron bien- dijo Grell acariciando de manera seductora su gran melena pelirroja- conocí aun ardiente hombre y…

-no quiero saber los detalles- paro Sebastián con algo de asco- ¿Y tu alois?- le pregunto al rubio, tomo sus maletas mientras empezaba a caminar

-Pues bien, supongo- dijo distraídamente el rubio- Chicos tengo que ir a ver a alguien- hizo una mueca de disgusto

-¡Un ardiente hombre!- pregunto Grell con entusiasmo

-no, es mi primo- volvió a hacer una mueca de disgusto

-¿Es guapo?- pregunto coquetamente Grell

-Tú júzgalo- y así con dos palabras dejaron solo a Sebastián que se dedicó a recoger sus maletas. Camino hasta el edificio donde estaban los dormitorios, en la dirección le dijeron que dormitorio le tocaba, se preguntaba quién sería su compañero. Cuando entro lo primero que hizo fue aventar sus maletas en algún rincón de la habitación que estaba vacía, quizá su compañero todavía no llegaba. Se dedicó a ordenar un poco hasta que sonó la campana que anunciaba el inicio de las clases vespertinas, suspiro mientras salía de la alcoba, en el camino se volvió a topar con Grell y Alois, el primero parecía enamorado mientras que el segundo disgustado

-¡Es un bombón!- exclamo Grell con su chillona voz

-es un presumido- contradijo Alois

-¿De quién hablan?- pregunto Sebastián un poco cansado de la conversación

-de mi primo. Grell se volvió loco por el- dijo con un gesto despectivo

-su mirada orgullosa hizo que se me erizara la piel ¡Kya!- exclamo haciendo que algunos de sus compañeros lo voltearan a ver

-Grell- mascullaron ambos

-Lo siento- sonrió inocentemente- y además va estar en nuestro grupo, ¡Es un sueño hecho realidad!- volvió a emocionarse

-¿Qué bien?- cuestiono Sebastián. El grupo de amigos entro al salón para sentarse en la parte de atrás como todos los años- ¿Y cómo se llama?- pregunto con aire desinteresado

-se llama…- en ese momento entro el profesor calmando el alboroto que había en el salón

-Jóvenes tomen sus asientos y guarden silencio- los jóvenes obedecieron de inmediato- soy el profesor William T. Spears…- su mirada se desvió a Grell, este se sobresaltó al encontrar la mirada de su profesor que era del mismo color que la suya, verde amarillento- seré su tutor este año, espero grandes cosas de este grupo- dijo fríamente- antes de empezar con este nuevo ciclo escolar quiero presentarles al nuevo alumno que cursara este año con ustedes- Alois solo chasqueo la lengua mientras Grell se arreglaba con esmero su cabello, los jóvenes empezaron a murmurar- Pasa por favor- pido el profesor hacia la puerta. En ese momento entro un joven de cabellos negro azulados y ojos de un bello azul zafiro. Todos los jóvenes exclamaron un Oh!

- No puede ser- dijo por lo bajo Sebastián, sumamente sorprendido por volver a ver a aquel joven

-Soy Ciel Phantomhive, estoy encantado de conocerlos- sonrió de manera sarcástica y orgullosa, la reacción del salón no se hizo de esperar. Grell se desmayó, Alois fingió no darle importancia y el resto del salón lo empezó a atacar con preguntas sin embargo la mirada de Ciel estaba clavada en aquel joven de mirada carmesí… 

Pero la mirada que le daba estaba denotada de muy malas intenciones…    

Notas finales:

 Hola!

Como veran este es mi primer Fanfic, soy Raven n.n/ un placer conocerl@s. Espero que les haya gustado, puse todo mi empeño para hacer este fic que esta basado en la cancion de Ne yo: Never knew i needed, es una hermosa cancion que habla de un amor inesperado.

Dejen su review, por cada review dejado recibiran un beso de Sebastian Michaelis

Ciel- No vendas a mi mayordomo 7.7

U-U bueno, por cada review dejado recibiran un beso de Ciel Phantomhive, aprovechen

Ciel- >///<

Trabajare duro para la continuacion, la señorita Raven Phantomhive se despide hasta su siguiente capitulo...

(ATTE. Raven Phantomhive)

 


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