Era una mañana como todas en mi patética vida, apenas tenía 15 años pero llevaba una vida llena de conflictos, me dolía mucho la cabeza no sé si era por la resaca o por el golpe que me dio mi padre, detestaba vivir en la misma casa que él, lo único que hacía era humillarme, lo odiaba tanto. En fin, tenía que ir al colegio con resaca y no quería que mama note que bebí, así que me levante de la cama para ir al baño, al verme al espejo note un moretón en mi mejilla un poco más abajo del ojo, “hijo de perra” pensé, era obvio que lo hizo el mal nacido de mi padre. Me lave la cara esa mierda dolía mucho, mire la hora y había tiempo para bañarme así que me desvestí y entre a la ducha.
Ya cuando estaba dentro deje correr el agua, esto me ayudaba a pensar en cómo me gustaría romperle la cara a mi padre, pero si lo hago golpea a mama, ya quería salir de ahí y llevarme a mama conmigo pero no podía hacerlo todavía necesitaba un trabajo.
Salí de la ducha y me vestí rápido, al salir de mi cuarto vi a mi mama en el pequeño comedor desayunando y con ella estaba ese imbécil.
-Mi amor ven a comer.
-No gracias se me va a hacer tarde, permiso.
Ella sabía que no tenía que hablar del moretón porque el señor se enojaría y era capaz de volver a golpearme o un peor, a ella.
En mi caminata al colegio pensaba en muchas cosas, bueno yo no soy sumiso porque golpearía al que se lo merezca, y las personas siempre ven mal eso “no hable así David no seas grosero”“Mustaine no me gusta que cause alborotos en el colegio” “este joven es una pérdida de tiempo es un malcriado”. Es obvio que soy un malcriado y un grosero si fui creciendo viendo a un imbécil golpear a mi madre, yo nunca golpearía a una mujer, creo que por eso soy así y la verdad me da igual no pienso cambiar.
Bueno ya había entrado al colegio era algo incómodo estar ahí, nadie me hablaba solo los profesores para regañarme “Mustaine su cabello está muy largo” “David un día de estos voy a pensar que es una niña con ese cabello tan abochornado”
Las primeras horas fueron aburridas como siempre presente dos trabajos y me regañaron por mi mejilla roja “en este colegio no debería haber estudiantes que realicen peleas callejeras” ahaha estaba harto de todos ellos.
En el receso todos fueron a tomar su merienda en la cafetería, detestaba comer en el colegio y como no tenía “amigos” nunca lo hacía y así ahorraba el dinero para algo importante.
Iba caminando por el colegio mirando a la nada y pensando en cualquier mierda de la vida cuando de repente choco con alguien, el problema es que no era cualquier persona. Era Lars, quien justamente estaba con su bandeja comida en las manos y se manchó entero, la única palabra que vino a mi mente en esos momentos fue “problemas”
-Oye imbécil que te pasa fíjate por donde caminas, o quieres que te dejen la otra mejilla morada.
Yo no podía pronunciar ninguna palabra, lo único que atine hacer fue tomarlo del cuello de la camisa para darle un golpe con el puño pero mire a su lado ahí estaba mi pesadilla, mi debilidad y me delirio juntos, me quede inmóvil cual si fuera una nenita asustada y lo solté al instante.
-Lo.. lo siento- dije en voz moderadamente alta, me di la vuelta para irme y en ese momento Lars me tomo del brazo y me volteo.
-Crees que te vas a escapar sin recibir tu merecido.
Estaba inmovilizado siempre me pasaba cuando estaba cerca de esa persona que me hace sentirme como el mayor idiota del mundo, pero aun así lo quería, lo necesitaba…
-Basta Lars yo tengo una camiseta en mi casillero no hagas un papelón, ya tiene la cara moreteada- hablo James a su amigo que me tomaba fuerte del brazo, enseguida Lars me soltó y se tranquilizó.
-Está bien pero vámonos antes de que me arrepienta- dijo Lars y se fue junto a James.
Me quede ahí plantado como un imbécil. “Acaso me acababa de ayudar” ahahah mi cabeza me dolía y no me daba cuenta que por el alboroto había mucha gente a mi alrededor salí disparado en dirección al baño.
Al llegar entre y me lave la cara, estaba roja y no solo el morete, me sentía tan ridículo, teniéndolo todo el tiempo hay sin hacer, sin decir nada, era frustrante. Empecé a golpear para pared para desahogarme.
Yo no tenía amigos no por ser un joven solitario sino porque soy muy directo y agresivo, y eso no le agradaba a muchos, es más Lars trato de ser mi “amigo” debido a que los dos teníamos los mismos gustos, nos hubiéramos entendido pero hubieron disputas tontas entre los dos y cuando alguien está conmigo se mete en problemas esa es la razón de mi soledad mi agresividad y que si yo caigo mis amigos también caerían o los demás los involucraran de alguna manera, por eso nadie se mete conmigo.
Lars el me agrada, el tiempo que lo conocí nos llevábamos muy bien pero después como siempre lo espante, simplemente soy muy odioso.
Después cuando él y yo rompimos lazos de amistad llego a la escuela su amigo de la infancia, James, él era diferente, no lo llegue a conocer bien porque ya no me juntaba con Lars, pero nunca me había atraído tanto alguien, ni siquiera por una chica. Al acabar el receso salí del baño y me dirigí al aula correspondiente, pase todo lo que restaba de las clases pensando en él.
A la hora de salida di la vuelta al colegio, siempre me iba por atrás, ya que en esa dirección se encontraba mi casa, iba caminando ya a una cuadra del colegio cuando siento que alguien toma de mi brazo y me mete al oscuro callejón. Me empezó a besar y a acariciar la espalda. Esos labios siempre me enloquecían, cuando se separó de mí, estaba con la respiración agitada y entre cortada.
-Te has vuelto loco… demonios casi me da un ataque cardiaco.
-Tu eres el loco, en primer lugar Lars te hubiera masacrado y en segundo ¿quién mierda te dejo con la cara así?- me dijo James tocando mi mejilla.
-Nadie. De igual- le dije aparando su mano de forma indiferente, detesto tan solo pensarlo, pero no quiere que se dé cuenta de mis sentimientos.
-Bueno y porque el mal humor princesita me extrañaste- me dijo bajando de mi espalda a mi trasero y con sus manos apretándolo, yo me aferre a su pecho reprimiendo un gemido.
-Tu mama no se enoja si vas a mi casa y no llegas a almorzar cierto?- me pregunte en un tono algo lujurioso y sarcástico
-No, no se enoja, hoy no llega a comer a la casa- dijo subiendo la mirada hacia él.
-Entonces aceptas la invitación.- dijo sonriéndome, hijo de puta, si supiera lo que sus sonrisas me causa, cuanto lo odio por hacerme sentir esto.
Su casa no se encontraba tan lejos, el vivía en un departamento solo, se había emancipado a los 15 y su padre pagaba la renta y sus estudios aunque él trabajaba en la noche para no depender tanto de él.
Al llegar al departamento cerró la puerta y empezó a besarme loca y salvajemente, no quería separarme de sus labios nunca, cuando el me besaba y tocaba olvidaba la maldita vida que llevo y quería estar siempre con él por eso.