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Aquí y Ahora por EXO12SHINEE5

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Notas del fanfic:

pareja: Kaisoo.

–Ok.  –así se despidió de su padre para irse, en un camión de cerdos. Pero no era un camión de cerdos, sólo que él lo llamaba así, era un bus muy lujoso, grande, cómodo y con buen olor. Uno que sólo lo contenía a él y al conductor. Sin embargo, para él seguía siendo un camión de cerdos al no ser un medio de transporte que lleva el logo de Lamborghini hasta en los tapetes o llantas con rines de oro. Estúpido, pensarían las demás personas, pero para este chico, ya hombre, el lujo y el dinero era lo más importante. A pesar de eso, esta vez el dinero no lo llevaría al aeropuerto para unas vacaciones a Jamaica en un avión enmarcado con Lamborghini, lo llevaría, más bien, a una casa de cerdos en un camión de cerdos, porque así le llamó al lugar al que se dirigía.


 


 


Casa de cerdos


 


 


– ¿Cuánto quieres para que me dejes en algún bar o playa tropical?


–Señor, no aceptaré su dinero. Como dijo su padre, quiero que aprenda a valorar lo que tiene. –El chico lo miró tan despreciable, como si el conductor fuese una rata de alcantarilla. –Bájese ya. Vendré a las 8 de la noche por usted.


Protestó y protestó pero no podía hacer nada, ya tenía que bajarse con su maleta Louis Vuitton con botones de oro y su caro abrigo que tenía un poco de piel por dentro. Se veía ridículamente millonario en un lugar tan sencillo y humilde, era como ver El sueño por Pablo Picasso colgado en una pared callejera llena de grafiti mal hecho y gomas de mascar asquerosas. Sin embargo, el lugar no era feo, ni ‘’pobre’’ ni asqueroso, era normal, limpio y acogedor pero él lo veía como lo primero. Entró a la casa, olía a pintura de pared recién puesta y a pan viejo. Los pisos eran de baldosas brillantes color hueso, las paredes blancas y sin decoración. Tenía pocas ventanas pequeñas, todas eran grandes y estaban entre abiertas. Cuando subió al segundo piso, notó que era de madera y olía a navidad, a esas navidades en familia que nunca tuvo, dónde todos toman chocolate caliente y comen dulces y se dan regalos inesperados y ríen y ven la nieve caer. Él nunca tomó chocolate caliente ni comió dulces, tampoco le dieron ni dio regalos inesperados, y tampoco rió.  Por eso, sintió ganas de llorar y de esconderse en las maderas, sin embargo, bajó a la primera planta para encontrarse con el dueño del lugar.


–La verdad creí que no vendrías –Dijo un hombre alto y delgado. –Te debieron haber regañado muy fuerte como para tenerte aquí.


–Pues ya ves. Estoy aquí. –Miró los alrededores –Bonita… ¿casa?


–Lo sé. ¿Recuerdas el día antes de graduarnos cuando te conté acerca de mi proyecto?


–El día en que nos emborrachamos y lanzamos dinero a un par de chicas y luego besaste a un hombre –Rió –, claro que me acuerdo. 


–Bien, aquí está el inicio.


Se rascó la frente con frustración graciosa y una sonrisa de desaprobación –Oh Sehun. ¿Por qué un proyecto tan… como este? Podías haberte largado a Alemania, haber estudiado más y conseguir una modelo, o un modelo, bien parecido para besar.


–Deja de molestarme. Esto es lo que he soñado desde que escribí en mi cuaderno la definición de célula. Soy un médico, amo ayudar a los demás, no como tú, nunca fuiste uno.


Sintió eso como si se clavase en lo más profundo de su corazón y rompiese todas las válvulas que lo componen. –Igual hago lo que quiero y así vivo feliz.


–Si fumar y follar fueran la felicidad, hasta un vago sería el más afortunado. –Se miraron, fuertemente, pero se querían mucho, eran amigos desde la infancia. –En fin, viniste a aprender acerca de la vida. Vamos al segundo piso, te presentaré a unos amigos.


Y subieron al piso de madera. Había varios niños y chicos, algunos presentaban malformaciones, otros estaban muy enfermos, y otros no tenían alguna extremidad o no podían moverse. Había uno que estaba mirando al suelo y sonriendo, supo que era ciego y otro que no se despegó ni un momento de sus colores a pesar de que Sehun estuviese hablando, era sordo. Este millonario grosero se sentó en una de las camas a jugar Angry Birds en su celular que, claramente, era más grande que la cabeza del propio dueño.


Había varios enfermeros, y muchos niños, empezaron a llegar demasiados y la casa era bastante grande ahora. Sehun era tan amable y caritativo con todos y por eso todos lo amaban.


–Él es Jongin. Trabajará un tiempo con nosotros.


– ¿Por qué está sentado en mi cama, Sehun? –Le preguntó una pequeña niña con ojos grandes y cabello corto, en silla de ruedas –Está dañándola. – y todos se rieron.


Jongin apagó su celular y fingió la sonrisa más falsa del universo. –Hola –Todos, incluyendo a los enfermeros, Sehun y a los más grandes lo observaron sin decir palabra –Soy Kim Jongin. Vengo a… a conocerlos a todos y… es un gusto.


Todos rieron y Jongin intentó de integrarse, se sentía bastante aburrido e incómodo.


A la hora del almuerzo fueron al comedor, era gigante, la casa era gigante y se podía ver la inmensa cantidad de personas que estaban en el centro. A Jongin le dieron leche, jugo de mora, puré de papa, zanahorias, una manzana y una pata de pollo. Su cara fue de desagrado, tanto que Sehun se le acercó.


– ¿Ves a todos? Todos, incluso nosotros y los enfermeros estamos comiendo lo mismo. No hagas esa cara de asco, es comida y está rica.


Jongin se metió a la boca un pedazo de puré de mala gana y diablos, ¡Estaba fantástico! Y el pollo era suave y perfectamente cocido. Las frutas y verduras también sabían fresco y el jugo de mora era maravilloso. Pidió cuatro raciones más y a la quinta, notó que la comida era preparada por un chef, con razón le había gustado tanto. Cuando todos desaparecieron del comedor, él, por fin, iba a dejar su bandeja e irse, sin embargo vio a un chico sentado, con las manos en la cabeza y los ojos mirando el plato. Se quedó observando, notó que caían pequeñas gotas de agua, lágrimas. Tomó el tenedor y lo llevó a la boca pero tuvo que devolverlo, así estaba todo su plato, revuelto de devoluciones de alimentos. Sus ojos volvieron a expulsar algunas lágrimas para luego golpear la mesa.


–Deja de observarme con lástima. –Jongin volteó a su alrededor para saber a quién le hablaba –Te hablo a ti.


– ¿A mí? –levantó su ceja izquierda.


–Sí, deja de observarme. ¿Crees que no te siento? –Jongin volvió a echar un ojo alrededor para sentarse al frente del chico.


– ¿Por qué no comes?


– ¿Por qué debería?


–Para vivir –dudó en su respuesta – ¿no?


– ¿Para qué vivir? –Levantó su rostro. Jongin se asustó al ver a un chico tan bonito. Era blanco enfermizamente pálido, delgado, sus ojos eran grandes y sus labios abultados. Tenía un poco de vitalidad en la mirada a pesar de estar llorando. Era muy lindo para los ojos de Jongin. –Igual me voy a morir, igual que tú, también te vas a morir. Entonces ¿Para qué usas ropas tan costosas?


Se quedó sin argumentos para refutar, ese chico no parecía estar enfermo, sólo triste. –Pues, deberías dejar de estar triste. –y empezó juguetear moviéndose en la silla, sólo para parecer más ‘’Amable’’.


Rió y luego lo miró con franqueza – ¿Cómo se deja de estar triste?


–Pues puedes, no sé, comprar un celular, comprar un perro, comprar un auto, ir de viaje a una is –


–Sin dinero.


–Pues –Jongin lo pensó bastante antes de hablar –, con amigos, o familia, y con risas.


–No tengo nada de eso. ¿Cómo pretendes que deje de estar triste? Nunca rio ni nada de esas cosas.


–Yo no sé, yo sólo p –Y cayó de la silla provocando una carcajada del chico.


– ¡Qué idiota!


Jongin odiaba la palabra ‘’idiota’’ pero dejó pasar el enojo al verlo reír tan libremente, su sonrisa era real. – ¿Ves? ¡Ya te hice reír!


–Suficiente –su sonrisa desapareció en un abrir y cerrar de ojos, se levantó y botó el resto de su comida. No había comido nada y seguía triste, más bien parecía enfadado e incómodo. Jongin se sintió extraño porque quería acercarse al joven, pero no sabía ni su nombre. Y cuando se dignó a preguntarle, ya eran las 8 de la noche, él no estaba y Jongin ya debía irse.


No mencionó ni una palabra en todo el camino a casa, al llegar, las criadas le llevaron la bata, las pantuflas y una tasa de chocolate. Sus padres no estaban, como lo esperaba, y él estaba sintiéndose algo decaído. Era una sensación nueva,  ¿o era tan conocida que ya no la distinguía? En todo caso se sentía miserable y triste porque nunca estaba contento con todo lo que tenía pero a la vez no tenía nada. Nadie lo quería, lo llamaban a invitarlo a fiestas sólo para que él pagara todas las bebidas, comidas, cigarrillos y mujeres, nadie le preguntaba cómo estaba, que quería hacer ese día o cosas por el estilo. Su vida era tristemente fría y superficial.


Al día siguiente y al que le seguía, el chico que Jongin vio llorando lindamente en el comedor sobre su plato revuelto y asqueroso de tanto jugar con la comida, no apareció y Jongin se preocupó pero tuvo que soportarlo cuidando a otros niños.


Jongin quería cuidar de aquel chico, quería conocerlo y preguntarle todo, el no parecía estar enfermo de una ‘’Enfermedad’’ sino del corazón y de la soledad. Estaban en la misma situación. 

Notas finales:

Léanlo :)


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